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18.12.2013 14:24
Jolande Jacobi - 
 
Proceso "descendente" del Arquetipo, desde lo Psicoideo Colectivo hasta el psiquismo individual, pasando por el complejo y el simbolo. Síntesis certera de J.Jacobi.
En el fundamento arcaico de lo psíquico, como "puntos nodales" y "núcleos de significación" cargados de energía del entramado psíquico infinita e intemporalmente ramificado, están los arquetipos que constituyen lo inconsciente colectivo, el fundamento universal (humano-general), de toda psique individual. Aquí hemos de distinguir entre el arquetipo en sí, que no es perceptible, y que existe tan sólo como condición estructural y posibilidad potencial, perteneciendo a la esfera psicoide de la psique, y el arquetipo que es ya perceptible, que ha sido "presentado" a la consciencia y que ha de ser considerado casisiempre como símbolo. Está igualmente presente en sanos y enfermos, siendo fundamentalmente de la misma naturaleza en ambos. Al igual que sobre unos mismos cimientos se pueden elevar edificios de diversos estilos y tamañaos, una misma forma arquetípica fundamental puede constituir el fundamento de las más variadas formaciones. Su "valor posicional" dentro de todo el sistema de referencia psíquico está determinado con arreglo al contenido que llena el arquetipo y la carga que reciba. Con ello se ponen también de manifiesto el sentido, la importancia y el papel que le corresponden en cada caso.
El intento de dividir por etapas el curso de sacción podría establecer las siguientes fases:
 
 
 
1. El arquetipo reposa, en cuanto a su condición estructural, en la esfera psicoide (en el inconsciente colectivo), como "elemento nuclear" invisible y "portador potencial de significación".
 
 
2. Mediante una constelación adecuada -que puede hallarse determinada tanto individual como colectivamente- recibe un suplemento de energía, aumentando su carga e iniciándose su efectividad energética. La constelación individual resulta de la correspondiente situación de la consciencia del sujeto individual; la colectiva, de la correspondiente a grupos humanos.
 
 
3. La carga del arquetipo se manifiesta por una especie de fuerza magnética de atracción sobre la consciencia que no es al principio reconocida. Se hace notar primeramente por una actividad emocional determinada, que puede incrementarse hasta una tempestuosa agitación psíquica.
 
 
4. Atraída por la mencionada carga, incide sobre el arquetipo la luz de la consciencia; el arquetipo aparece entonces en el ámbito psíquico proiamente dicho, siendo "percibido".
 
 
5. Al entrar el arquetipo "en sí" en contacto con la consciencia, se manifiesta en el plano biológico "inferior" y asume la forma de "expresión pulsional" o bien de dinámica pulsional; o en el plano "superior" espiritual como imagen o idea. En este último caso se asocian a él materia prima imaginaria y configuración de sentido, suegiendo así el símbolo. El revestimiento simbólico con el que resulta visible varía y se transforma con arreglo a las circunstancias exteriores e interiores del sujeto y de la época. A partir del contacto con la consciencia de una colectividad y su problemática, surgen los símbolos colectivos (como, por ejemplo, un mitologema); y del contacto con una consciencia individual y sus problemas, los símbolos individuales (por ejemplo, la imagen de una bruja con los rasgos de la madre personal).
 
 
6. El símbolo aparece frente a la consciencia dotado de una cierta autonomía.
 
 
7. La "gravidez de significación" de un símbolo obliga en grado mayor o menor a la consciencia a una confrontación con él. Esto puede acontecer de los más diversos modos: por contemplación, descripción, interpretación, etc.; de modo general y espontánea o bien dentro de una labor analítica.
 
 
8) A) El símbolo puede hacerse más consciente mediante comprensión, siendo sentido y reconocido como relativamente perteneciente al yo; mas no es completamente dilucidado y continúa, por tanto "vivo" y efectivo.
 
 
B) Puede ser completamente interpretado y explicado, con lo que aparece integrado plenamente por el ego y asimilado por la consciencia, más perdiendo así su "vida" y eficacia, transformándose en una mera alegoría, en un "signo" o en un contenido de conciencia unívocamente concebido. 
 
 
C) Completamente incomprendido, puede enfrentarse a la consciencia del ego de modo hostil, como expresión de un complejo situado tras la misma (como algo extraño y que se le enfrenta), escindirse de ella y provocar una disociación en la psique. Se convierte así en una psique parcial autónoma que se manifiesta en forma de "espíritus", alucinaciones, etc.; es decir: mediante síntomas neuróticos y psicóticos de toda índole.
 
 
Ya que el complejo, en cuanto a su "elemento nuclear", es considerado como un "punto nodal" dinámico del psiquismo inconsciente colectivo, es equiparable al arquetipo en cuanto a su esencia y su modo de actuar. Mas ya que su "núcleo" se va uniendo durante el curso de la vida de un individuo con asociaciones emocionalmente acentudas, experimentando así una "inflacción" y convirtiéndose en formación psíquica más o menos autónoma, representa un factor psíquico aparte, que puede aparecer en forma manifiesta -por ejemplo, como síntoma-, pero que a fines prácticos es diferenciado tanto del símbolo como del arquetipo. La segunda definifición que aquí hemos dado acerca del complejo es la generalmente habitual, y la psicología profunda utiliza dicho término en ese sentido.
 
 
Ya que se entiende habitualmente como complejo algo no plasmado en forma de imagen, y con el concepto de símbolo algo que adopta generalmente aspecto de imagen, está también indicada en este sentido una clara diferenciación en cuanto a la elección del término correspondiente. De todos modos, las transiciones no siempre se pueden reconocer netamente. Por ello se habla con frecuencia de complejos de carácter simbólico y de símbolos de carácter de complejo, según el correspondiente matiz de su índole. 
 
 
En principio, según Jung, en muchas ocasiones coinciden complejo y símbolo, ya que ambos tienen su raíz en un núcleo significativo arquetípico y proceden de lo inconsciente colectivo. Por ello, y como ha hecho Jung, arquetipo, complejo y símbolo, en cuanto a conceptos, pueden utilizarse indistintamente en cuanto a su significado esencial. Mas si se desea establecer entre ellos una diferencias más fina y líneas divisorias más netas, hay que distinguir entre complejos de lo inconsciente colectivo (que en realidad han de ser incluidos entre los arquetipos y también, en determinados casos, entre los símbolos), y complejos pertenecientes a lo inconsciente personal, en los que tras el modo de aparición individual se oculta una serie mayor o menor de símbolos de lo inconsciente colectivo, y que se pueden extraer de su "envoltura individual". De todos modos, la mayoría de los complejos de lo inconsciente personal se han de considerar como signos, o bien como síntomas.
 
 
 
Texto tomado del libro "Complejo, arquetipo y símbolo", editado por Fondo de Cultura Económica, México, 1983. Libro muy interesante para los junguianos. Lo recomendamos. A él pertenecen los derechos de autor.
 Jolande Jacobi - 
 
Proceso "descendente" del Arquetipo, desde lo Psicoideo Colectivo hasta el psiquismo individual, pasando por el complejo y el simbolo. Síntesis certera de J.Jacobi.
En el fundamento arcaico de lo psíquico, como "puntos nodales" y "núcleos de significación" cargados de energía del entramado psíquico infinita e intemporalmente ramificado, están los arquetipos que constituyen lo inconsciente colectivo, el fundamento universal (humano-general), de toda psique individual. Aquí hemos de distinguir entre el arquetipo en sí, que no es perceptible, y que existe tan sólo como condición estructural y posibilidad potencial, perteneciendo a la esfera psicoide de la psique, y el arquetipo que es ya perceptible, que ha sido "presentado" a la consciencia y que ha de ser considerado casisiempre como símbolo. Está igualmente presente en sanos y enfermos, siendo fundamentalmente de la misma naturaleza en ambos. Al igual que sobre unos mismos cimientos se pueden elevar edificios de diversos estilos y tamañaos, una misma forma arquetípica fundamental puede constituir el fundamento de las más variadas formaciones. Su "valor posicional" dentro de todo el sistema de referencia psíquico está determinado con arreglo al contenido que llena el arquetipo y la carga que reciba. Con ello se ponen también de manifiesto el sentido, la importancia y el papel que le corresponden en cada caso.
El intento de dividir por etapas el curso de sacción podría establecer las siguientes fases:
 
 
 
1. El arquetipo reposa, en cuanto a su condición estructural, en la esfera psicoide (en el inconsciente colectivo), como "elemento nuclear" invisible y "portador potencial de significación".
 
 
2. Mediante una constelación adecuada -que puede hallarse determinada tanto individual como colectivamente- recibe un suplemento de energía, aumentando su carga e iniciándose su efectividad energética. La constelación individual resulta de la correspondiente situación de la consciencia del sujeto individual; la colectiva, de la correspondiente a grupos humanos.
 
 
3. La carga del arquetipo se manifiesta por una especie de fuerza magnética de atracción sobre la consciencia que no es al principio reconocida. Se hace notar primeramente por una actividad emocional determinada, que puede incrementarse hasta una tempestuosa agitación psíquica.
 
 
4. Atraída por la mencionada carga, incide sobre el arquetipo la luz de la consciencia; el arquetipo aparece entonces en el ámbito psíquico proiamente dicho, siendo "percibido".
 
 
5. Al entrar el arquetipo "en sí" en contacto con la consciencia, se manifiesta en el plano biológico "inferior" y asume la forma de "expresión pulsional" o bien de dinámica pulsional; o en el plano "superior" espiritual como imagen o idea. En este último caso se asocian a él materia prima imaginaria y configuración de sentido, suegiendo así el símbolo. El revestimiento simbólico con el que resulta visible varía y se transforma con arreglo a las circunstancias exteriores e interiores del sujeto y de la época. A partir del contacto con la consciencia de una colectividad y su problemática, surgen los símbolos colectivos (como, por ejemplo, un mitologema); y del contacto con una consciencia individual y sus problemas, los símbolos individuales (por ejemplo, la imagen de una bruja con los rasgos de la madre personal).
 
 
6. El símbolo aparece frente a la consciencia dotado de una cierta autonomía.
 
 
7. La "gravidez de significación" de un símbolo obliga en grado mayor o menor a la consciencia a una confrontación con él. Esto puede acontecer de los más diversos modos: por contemplación, descripción, interpretación, etc.; de modo general y espontánea o bien dentro de una labor analítica.
 
 
8) A) El símbolo puede hacerse más consciente mediante comprensión, siendo sentido y reconocido como relativamente perteneciente al yo; mas no es completamente dilucidado y continúa, por tanto "vivo" y efectivo.
 
 
B) Puede ser completamente interpretado y explicado, con lo que aparece integrado plenamente por el ego y asimilado por la consciencia, más perdiendo así su "vida" y eficacia, transformándose en una mera alegoría, en un "signo" o en un contenido de conciencia unívocamente concebido. 
 
 
C) Completamente incomprendido, puede enfrentarse a la consciencia del ego de modo hostil, como expresión de un complejo situado tras la misma (como algo extraño y que se le enfrenta), escindirse de ella y provocar una disociación en la psique. Se convierte así en una psique parcial autónoma que se manifiesta en forma de "espíritus", alucinaciones, etc.; es decir: mediante síntomas neuróticos y psicóticos de toda índole.
 
 
Ya que el complejo, en cuanto a su "elemento nuclear", es considerado como un "punto nodal" dinámico del psiquismo inconsciente colectivo, es equiparable al arquetipo en cuanto a su esencia y su modo de actuar. Mas ya que su "núcleo" se va uniendo durante el curso de la vida de un individuo con asociaciones emocionalmente acentudas, experimentando así una "inflacción" y convirtiéndose en formación psíquica más o menos autónoma, representa un factor psíquico aparte, que puede aparecer en forma manifiesta -por ejemplo, como síntoma-, pero que a fines prácticos es diferenciado tanto del símbolo como del arquetipo. La segunda definifición que aquí hemos dado acerca del complejo es la generalmente habitual, y la psicología profunda utiliza dicho término en ese sentido.
 
 
Ya que se entiende habitualmente como complejo algo no plasmado en forma de imagen, y con el concepto de símbolo algo que adopta generalmente aspecto de imagen, está también indicada en este sentido una clara diferenciación en cuanto a la elección del término correspondiente. De todos modos, las transiciones no siempre se pueden reconocer netamente. Por ello se habla con frecuencia de complejos de carácter simbólico y de símbolos de carácter de complejo, según el correspondiente matiz de su índole. 
 
 
En principio, según Jung, en muchas ocasiones coinciden complejo y símbolo, ya que ambos tienen su raíz en un núcleo significativo arquetípico y proceden de lo inconsciente colectivo. Por ello, y como ha hecho Jung, arquetipo, complejo y símbolo, en cuanto a conceptos, pueden utilizarse indistintamente en cuanto a su significado esencial. Mas si se desea establecer entre ellos una diferencias más fina y líneas divisorias más netas, hay que distinguir entre complejos de lo inconsciente colectivo (que en realidad han de ser incluidos entre los arquetipos y también, en determinados casos, entre los símbolos), y complejos pertenecientes a lo inconsciente personal, en los que tras el modo de aparición individual se oculta una serie mayor o menor de símbolos de lo inconsciente colectivo, y que se pueden extraer de su "envoltura individual". De todos modos, la mayoría de los complejos de lo inconsciente personal se han de considerar como signos, o bien como síntomas.
 
 
 
Texto tomado del libro "Complejo, arquetipo y símbolo", editado por Fondo de Cultura Económica, México, 1983. Libro muy interesante para los junguianos. Lo recomendamos. A él pertenecen los derechos de autor. 
https://www.soriaymas.com/
 
 
 
 
14.12.2013 23:18

 En muchos aspectos, el hombre moderno -el Homo sapiens- es un extraño en la Tierra.

La mitología no es una extravagancia, sino la depositaria de recuerdos ancestrales. La Biblia debe leerse literalmente como un documento histórico-científico. Las antiguas civilizaciones (mucho más antiguas y esplendorosas de lo que suele creerse) fueron elproducto del conocimiento que trajeron a la Tierra los Anunnaki, es decir, «los que descendieron del Cielo a la Tierra». De todas las evidencias que hemos acumulado para apoyar nuestras conclusiones, la prueba número uno es el mismo Hombre. En muchos aspectos, el hombre moderno -el Homo sapiens- es un extraño en la Tierra. Desde que Charles Darwin conmocionó al mundo de los estudiosos y los teólogos de su tiempo con las evidencias de la evolución, la vida en la Tierra se describe a través del Hombre y los primates, mamíferos y vertebrados, remontándonos hasta formas de vida aún más inferiores y llegar, al fin, miles de millones de años atrás, al punto en el que se presume que comenzó la vida. Pero, después de llegar a estos comienzos y de haber empezado a contemplar las probabilidades de vida en cualquier otro lugar de nuestro sistema solar o más allá de él, los científicos han comenzado a sentirse intranquilos con respecto a la vida en la Tierra, puesto que, por algún motivo, no parece ser de aquí.

 

Si la vida comenzó a través de una serie de reacciones químicas espontáneas, ¿por qué la vida en la Tierra no tiene más que un único origen, y no una multitud de orígenes posibles? ¿Y por qué toda la materia viva de la Tierra contiene tan escasos elementos químicos de los que abundan en la Tierra, y tantos que son tan extraños en nuestro planeta? Además, el código genético contiene tanta información que implica un nivel altísimo de un diseño inteligente. El mero hecho que se llame código, es instructivo.

Cuando se comenzó a descifrar el código genético, el Doctor Francis Collins dijo, como director del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano: “Hemos obtenido la primera ojeada de nuestro libro de instrucciones, conocido y escrito previamente por el Dios de la Biblia“. También dijo “Decir y dar testimonio de que somos un accidente en el universo cuando vemos este diseño y esta creación inteligente es 10 a la 320 potencia de probabilidades de que el universo se haya hecho por un hecho accidentado“. Dicho con otras palabras: es como si tirásemos al aire millones de 0 y 1, y al caer se convirtieran en un programa informático. ¿Acaso la vida fue importada a la Tierra desde algún otro lugar?

La posición del Hombre en la escala evolutiva ha exacerbado aún más el desconcierto. Encontrando un cráneo roto aquí y una mandíbula allí, los estudiosos creyeron, al principio, que el Hombre tuvo su origen en Asia hace alrededor de 500.000 años. Pero, a medida que se iban encontrando fósiles aún más antiguos, se hizo evidente que los molinos de la evolución molían muchísimo más despacio. Los antepasados simios del hombre se sitúan ahora a unos sorprendentes 25 millones de años de distancia. Y fue alrededor de 11 millones de años más tarde cuando aparece el primer simio-hombre digno de la clasificación de Homo. El primer ser considerado como verdaderamente humano -el «Australopitecus Avanzado»- vivió en las mismas zonas de África hace unos 2 millones de años. Y aún le llevó otro millón de años producir al Homo erectus.  Por último, después de otros 900.000 años, apareció el primer Hombre primitivo; se le llamó Neanderthal, por el lugar donde aparecieron por vez primera sus restos.

Después, súbita e inexplicablemente, hace unos 35.000 años, una nueva raza de Hombres,  el Homo sapiens (el «Hombre pensante»), aparece como de la nada y barre al hombre de Neanderthal de la faz de la Tierra. Estos Hombres modernos llamados Cro-Magnon- se parecían tanto a nosotros que, si se les hubese vestido con las ropas de nuestros tiempos, hubieran pasado desapercibidos entre las multitudes de cualquier ciudad Europea o Americana. Al principio, se les llamó «hombres de las cavernas» debido al magnífico arte rupestre que dejaron. Pero la verdad es que vagaban por la Tierra libremente, pues sabían cómo construirse refugios y hogares con piedras y pieles de animales dondequiera que fuesen. Durante millones de años, las herramientas del Hombre no habían sido más que piedras con formas útiles. Sin embargo, el Hombre de Cro-Magnon hacía armas y herramientas especializadas de madera y hueso. Sus pinturas rupestres mostraban que no era un «simio desnudo», pues usaba pieles para vestirse. Tenía una sociedad organizada; vivía en clanes, bajo una hegemonía patriarcal.

Sus pinturas rupestres tienen impronta artística y la profundidad del sentimiento; sus pinturas y sus esculturas evidencian cierta forma de «religión», en apariencia, el culto de una Diosa Madre que se representaba a veces con el signo de una Luna creciente. También enterraba a sus muertos y, de ahí, que posiblemente tuviera algún tipo de filosofía en lo referente a la vida, la muerte y, quizás, a una vida después de la vida. Pero, aun con lo misterioso e inexplicable que resulta la aparición del Hombre de Cro-Magnon, el rompecabezas es todavía más complejo, puesto que, con el descubrimiento de otros restos del Hombre moderno (en lugares como Swanscombe, Steinheim y Montmaria), se hace evidente que el Hombre de Cro-Magnon surgió de una rama aún más antigua de Homo sapiens que vivió en Asia occidental y el Norte de África unos 250.000 años antes que él.  La aparición del Hombre moderno sólo 700.000 años después, del Homo erectus y unos 200.000 años antes del Hombre de Neanderthal es absolutamente inverosímil. Es evidente también que la desviación del Homo sapiens con respecto al lento proceso evolutivo es tan pronunciada que muchos de nuestros rasgos, como el de la capacidad de hablar, no tienen conexión alguna con los primates anteriores.

Una autoridad prominente en este tema, el profesor Theodosius Dobzhansky (Mankind Evolving), estaba ciertamente desconcertado por el hecho de que este desarrollo tuviera lugar durante un período en el cual la Tierra estaba atravesando una glaciación, el momento menos propicio para un avance evolutivo. Señalando que el Homo sapiens carecía por completo de algunas de las peculiaridades de los tipos anteriores conocidos, y que tenía algo que nunca antes se había visto, llegó a la conclusión de que «el hombre moderno tiene muchos parientes fósiles colaterales, pero no tiene progenitores; de este modo, la aparición delHomo sapiens se convierte en un enigma».

Entonces, ¿cómo puede ser que los antepasados del Hombre moderno aparecieran hace unos 300.000 años, en lugar de hacerlo dentro de dos o tres millones de años en el futuro, tal como hubiera-sucedido en caso de seguir el desarrollo evolutivo? ¿Fuimos importados a la Tierra desde algún otro lugar o, como afirma el Antiguo Testamento y otras fuentes antiguas, fuimos creados por los dioses? Ahora sabemos dónde comenzó la civilización y cómo se desarrolló, pero la pregunta que sigue sin ser respondida es: ¿Por qué? ¿Por qué apareció la civilización? Pues, como muchos estudiosos admiten hoy con frustración, todos los datos indican que el Hombre debería de estar todavía sin ningún tipo de civilización. No existe ninguna razón obvia por la cual debiéramos estar más civilizados que las tribus primitivas de la selva amazónica o de los lugares más inaccesibles de Nueva Guinea. Pero, se nos dice, si estos indígenas viven aún como en la Edad de Piedra, es porque han estado aislados. Pero, ¿aislados de qué?  Si  ellos han estado viviendo en el mismo planeta que nosotros, ¿por qué  no han adquirido el mismo conocimiento científico y tecnológico que, supuestamente, nosotros hemos desarrollado?

Sin embargo, el verdadero enigma no estriba en el atraso de los hombres de la selva, sino en nuestro avance; pues se reconoce ahora que, en el curso normal de la evolución, el Hombre debería de estar tipificado por los hombres de la selva y no por nosotros. Al Hombre le llevó dos millones de años avanzar en su «industria de la herramienta», desde la utilización de las piedras tal cual las encontraba, hasta el momento en que se percató de que podía desportillarlas y darles forma para adaptarlas mejor a sus propósitos. ¿Por qué no otros dos millones de años para aprender a utilizar otros materiales, y otros diez millones de años más para dominar las matemáticas, la ingeniería y la astronomía? Y, sin embargo, aquí estamos, menos de 50.000 años después del Hombre de Neanderthal, llevando astronautas a la Luna. Por tanto, la pregunta obvia es ésta: ¿Fuimos realmente nosotros y nuestros antepasados mediterráneos los que desarrollamos tan avanzada civilización?

Aunque el Hombre de Cro-Magnon no construyera rascacielos ni utilizara metales, no hay duda de que la suya fue una civilización repentina y revolucionaria. Su movilidad, su capacidad para construirse refugios, su impulso por vestirse, sus herramientas manufacturadas, su arte, todo ello, compuso una repentina civilización que venía a romper un interminable comienzo de cultura humana que venía alargándose durante millones de años y que avanzaba a un paso sumamente lento y doloroso. Aunque nuestros estudiosos no puedan explicar la aparición del Homo sapiens y de la civilización del Hombre de Cro-Magnon, al menos no hay duda, por ahora, en cuanto al lugar de origen de esta civilización: Oriente Próximo.

Las tierras altas y las cordilleras que se extienden en un semiarco desde los Montes Zagros, en el este (donde, en la actualidad, se encuentra la frontera entre Irán e Iraq), pasando por el Monte Ararat y la cadena montañosa del Tauro, en el norte, para bajar, hacia el oeste y el sur, por las colinas de Siria, Líbano e Israel, están repletas de cavernas donde se han conservado las evidencias de un Hombre más moderno que prehistórico. Una de estas cuevas, la de Shanidar, está situada en el nordeste del semiarco de la civilización. En la actualidad, los feroces kurdos buscan refugio en las cuevas de esta zona tanto para sí mismos como para sus rebaños durante los fríos meses de invierno. Así debió de ser también en una noche invernal de hace 44.000 años, cuando una familia de siete miembros (uno de los cuales era un bebé) buscó refugio en la cueva de Shanidar.  Sus restos -todos ellos fueron aplastados por un desprendimiento de rocas- fueron descubiertos en 1957 por un sobrecogido Ralph Solecki, que había ido a la zona en busca de evidencias del hombre primitivo.

Lo que encontró fue mucho más de lo que esperaba. A medida que se iban quitando escombros, se iba haciendo evidente que la cueva había conservado un registro claro de la vida del Hombre en aquella zona entre unos 100.000 y 13.000 años antes. Lo que mostró este registro fue tan sorprendente como el descubrimiento mismo. La cultura humana no mostraba ningún progreso sino, incluso, una evidente regresión. Comenzando desde cierto nivel, las generaciones siguientes no mostraban niveles más avanzados sino niveles inferiores de vida civilizada. Y entre el 27.000 y el 11.000 a.C., la regresión y la disminución de la población llevaron al punto de la casi completa ausencia de habitantes en la zona. Se supone que por motivos climáticos, el Hombre casi desapareció de toda  esta zona durante 16.000 años. Y luego, alrededor del 11.000 a.C, el «Hombre pensante» volvió  a aparecer con un nuevo vigor y con un inexplicablemente alto nivel cultural.

Fue como si un entrenador invisible, viendo el vacilante partido de la humanidad, hubiera hecho entrar en el campo a todo un equipo de refresco, bien entrenado, para sustituir al equipo exhausto. A lo largo de los muchos millones de años de su interminable comienzo, el Hombre fue el hijo de la naturaleza; sobrevivía recolectando alimentos que crecían de forma salvaje, cazando animales salvajes, capturando aves salvajes y peces. Pero justo cuando los asentamientos humanos estaban casi desapareciendo, justo cuando estaban abandonando sus hogares, cuando sus logros materiales y artísticos estaban desapareciendo, justo entonces, de pronto, sin motivo aparente y, que se sepa, sin ningún período previo de preparación gradual, el Hombre se hace agricultor. Haciendo un resumen del trabajo de muchas autoridades eminentes en la materia, R. J. Braidwood y B. Howe {Prehistoric Investigations in Iraqi Kurdistan) llegaron a la conclusión de que los estudios genéticos confirman los descubrimientos arqueológicos, y no dejan lugar a dudas de que la agricultura comenzó exactamente allí donde el Hombre pensante había emergido antes con su primera y tosca civilización: en Oriente Próximo.

Hasta el momento, no existe duda de que la agricultura se extendió a todo el mundo desde el arco de montañas y tierras altas de Oriente Próximo. Empleando métodos sofisticados de datación por radiocarbono y de genética de las plantas, muchos estudiosos de diversos campos científicos concuerdan en que la primera empresa agrícola del Hombre fue el cultivo del trigo y la cebada, probablemente a través de la domesticación de una variedad silvestre de trigo, el Triticum dicoccum. Aceptando que, de algún modo, el Hombre pasara por un proceso gradual de aprendizaje sobre cómo domesticar, hacer crecer y cultivar una planta silvestre, los estudiosos siguen desconcertados por la profusión de otras plantas y cereales básicos para la supervivencia y el progreso humanos que siguieron saliendo de Oriente Próximo. Entre los cereales comestibles, aparecieron en rápida sucesión el mijo, el centeno y la escanda; el lino, que proporcionaba fibras y aceite comestible; y una amplia variedad de arbustos y árboles frutales.

Ciertamente, no podemos hacer otra cosa más que recordar que el Antiguo Testamento se adelantó en varios milenios a nuestros eruditos a la hora de identificar esta misma zona como aquella en la que se estableció el primer huerto del mundo: «Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente… Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer». La localización general del «Edén» era ciertamente conocida para las generaciones bíblicas. Estaba «al oriente» -al este de la Tierra de Israel. Estaba en una tierra regada por cuatro grandes ríos, dos de los cuales eran el Tigris y el Eufrates.

No cabe duda de que el Libro del Génesis sitúa el primer huerto en las tierras altas donde tienen su origen estos ríos, en el nordeste de Mesopotamia. Tanto la Biblia como la ciencia están completamente de acuerdo. En realidad, si leemos el texto original hebreo del Libro del Génesis, no como un texto teológico sino como un texto científico, nos encontraremos con que también describe con precisión el proceso de domesticación de la planta. La ciencia nos dice que el proceso fue desde las hierbas silvestres hasta los cereales silvestres, para luego llegar hasta los cereales cultivados y seguir con los arbustos y árboles frutales. Y éste es exactamente el proceso que se detalla en el primer capítulo del Libro del Génesis.

El Libro del Génesis prosigue diciéndonos que el Hombre, expulsado del jardín del Edén, tuvo que trabajar duro para hacer crecer su comida. «Con el sudor de tu rostro comerás el pan», le dijo el Señor a Adán. Y fue después de eso que «fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador». El Hombre, nos dice la Biblia, se hizo pastor poco después de hacerse agricultor. Los estudiosos están completamente de acuerdo con esta secuencia bíblica de los hechos. Analizando las diversas teorías sobre la domesticación de los animales. F. E. Zeuner (Domesíication of Animáis) remarca la idea de que el Hombre no pudo haber «adquirido el hábito de la domesticación o de la cría animales en cautividad antes de alcanzar el estadio de la vida en unidades sociales de cierto tamaño». Estos asentamientos o comunidades, un requisito previo para la domesticación de animales, siguieron al cambio que supuso la agricultura.

El primer animal en ser domesticado fue el perro, y no necesariamente como mejor amigo del Hombre sino también, probablemente, como alimento. Se cree que esto pudo suceder alrededor del 9500 a.C. Los primeros restos óseos de perro se han encontrado en Irán, Iraq e Israel. La oveja fue domesticada más o menos por la misma época; en la cueva de Shanidar se encontraron restos de ovejas de alrededor de 9000 a.C, que demostraban que gran parte de las ovejas jóvenes de cada año se sacrificaban por su carne y por sus pieles. Las cabras, que también dan leche, no tardaron en seguirlas; y los cerdos, y el ganado con cuernos y sin ellos fueron los siguientes en ser domesticados. En todos estos casos, la domesticación se inició en Oriente Próximo.

Este abrupto cambio en el devenir de los asuntos humanos, ocurrido alrededor del 11000 a.C. en Oriente Próximo (y alrededor de 2.000 años después en Europa) ha llevado a los estudiosos a marcar esta época como la del fin de la Edad de Piedra Antigua (el Paleolítico) y el comienzo de una nueva era cultural, la Edad de Piedra Media (el Mesolítico). El nombre sólo es apropiado si se considera la principal materia prima del Hombre, que sigue siendo la piedra. Sus moradas en las zonas montañosas seguían siendo de piedra, sus comunidades se protegían con muros de piedra y su primera herramienta agrícola -la hoz- estaba hecha de piedra. Honraba y protegía a sus muertos cubriendo y adornando sus tumbas con piedras, y utilizaba la piedra para hacer imágenes de los seres supremos, o «dioses», cuya benigna intervención buscaban. Una de tales imágenes, encontrada en el norte de Israel y datada en el noveno milenio a.C, muestra la cabeza tallada de un «dios» cubierta por un casco rayado y portando una especie de «gafas».

Sin embargo, observando las cosas en su conjunto, sería más adecuado denominar a esta era que comienza en los alrededores del11000 a.C. como la Edad de la Domesticación, más que como la Edad de Piedra Media. En el lapso de no más de 3.600 años -una noche, para los lapsos temporales de ese comienzo interminable-, el Hombre se hizo agricultor, y se domesticó a las plantas y a los animales salvajes. Después, no podía ser de otro modo, vino una nueva era. Los eruditos la llaman la Edad de Piedra Nueva (Neolítico), pero el término es completamente inadecuado, pues el cambio principal que tuvo lugar alrededor del 7500 a.C. fue el de la aparición de la cerámica. Por razones que todavía eluden nuestros eruditos -pero que se aclararán a medida que expongamos nuestro relato sobre sucesos prehistóricos-, la marcha del Hombre hacia la civilización se confinó, durante los primeros milenios a partir del 11000 a.C, a las tierras altas de Oriente Próximo.

El descubrimiento de los múltiples usos que se le podía dar a la arcilla tuvo lugar al mismo tiempo que el Hombre dejó sus moradas en las montañas para instalarse en los fangosos valles. Sobre el séptimo milenio a.C, el arco de civilización de Oriente Próximo estaba inundado de culturas de la arcilla o la cerámica, que elaboraban un gran número de utensilios, ornamentos y estatuillas. Hacia el 5.000 a.C, en Oriente Próximo se estaban realizando objetos de arcilla y cerámica de excelente calidad y diseño. Pero, una vez más, el progreso se ralentizó y, hacia el 4500 a.C, según indican las evidencias arqueológicas, hubo una nueva regresión. La cerámica se hizo más simple, y los utensilios de piedra -una reliquia de la Edad de Piedra- volvieron a predominar. Los lugares habitados revelan escasos restos. Algunos de los lugares que habían sido centros de la industria de la cerámica y la arcilla comenzaron a abandonarse, y la manufactura de la arcilla desapareció.

«Hubo un empobrecimiento generalizado de la cultura», según James Melaart (Earliest Civilizations of the Near East), y algunos lugares llevan claramente la impronta de «una nueva época de necesidades». El Hombre y su cultura estaban, claramente, en declive. Después, súbita, inesperada e inexplicablemente, el Oriente Próximo presenció el florecimiento de la mayor civilización imaginable, una civilización en la cual estamos firmemente enraizados.

Una mano misteriosa sacó, una vez más, al Hombre de su declive, y lo elevó hasta un nivel de cultura, conocimientos y civilización aún mayor. Durante mucho tiempo, el hombre occidental ha creído que su civilización era el legado de Roma y Grecia, pero los mismos filósofos griegos dijeron en repetidas ocasiones que su saber lo habían extraído de fuentes aún más antiguas. Más tarde, los viajeros que volvían a Europa después de pasar por Egipto hablaban de imponentes pirámides y de ciudades-templo medio enterradas en la arena, custodiadas por extrañas bestias de piedra llamadas esfinges. Cuando Napoleón llegó a Egipto en 1799, hizo venir a algunos de sus eruditos para que estudiaran y explicaran aquellos antiguos monumentos. Uno de sus oficiales encontró cerca de Rosetta una losa de piedra en la que había inscrito un edicto de 196 a.C. escrito en la antigua escritura pictográfica egipcia (jeroglíficos) así como en otros dos alfabetos diferentes.

El desciframiento de la escritura y la lengua del antiguo Egipto, junto con los esfuerzos arqueológicos que siguieron, desvelaron al hombre occidental que había existido una gran civilización en aquel lugar mucho antes del advenimiento de la civilización griega. Las anotaciones egipcias hablaban de dinastías reales que comenzaban alrededor del 3100 a.C, dos milenios antes del inicio de una civilización helénica que, alcanzando su madurez entre los siglos v y iv a.C, era más una advenediza de última hora que una engendradora de civilizaciones. ¿Acaso el origen de nuestra civilización se encontraba en Egipto? Por lógica que pudiera parecer esta conclusión, los hechos militaban en contra. Los eruditos griegos hablaban de visitas a Egipto, pero las antiguas fuentes de conocimiento de las que hablaban se encontraban en algún otro lugar.

Las culturas pre-helénicas del Egeo -la cultura minoica de la isla de Creta y la micénica de la Grecia continental- ofrecían evidencias de que había sido una cultura de Oriente Próximo, y no la egipcia, la cultura de donde habían bebido los griegos. Siria y Anatolia, y no Egipto, eran las principales avenidas a través de las cuales había llegado hasta los griegos una civilización aún más antigua.  Al darse cuenta de que la invasión dórica de Grecia y la invasión israelita de Canaán, que siguió al éxodo de Egipto, tuvieron lugar casi al mismo tiempo (alrededor del siglo XIII a.C), los estudiosos comenzaron a descubrir cada vez más similitudes entre las civilizaciones semitas y helénica. El profesor Cyrus H. Gordon (Forgotten Scripts; Evidence for the Minoan Language) abrió nuevos horizontes a la investigación al demostrar que una primitiva escritura minoica, llamada Lineal A, parecía pertenecer a una lengua semita.

Gordon llegó a la conclusión de que «el diseño (a diferencia del contenido) de las civilizaciones hebrea y minoica es, en gran medida, el mismo», y señaló que el nombre de la isla, Creta, deletreado en minoico como Ke-re-ta, era muy similar al de la palabra hebrea Ke-re-et («ciudad amurallada»), y tenía su homólogo en un relato semita de un rey de Keret. Incluso el alfabeto griego, del cual derivan el alfabeto latino y el nuestro, proviene de Oriente Próximo. Los mismos historiadores griegos de la antigüedad escribieron que un fenicio llamado Cadmo («antiguo») trajo el alfabeto, que constaba del mismo número de letras, y en el mismo orden, que el alfabeto hebreo; aquel era el alfabeto griego que existía cuando tuvo lugar la Guerra de Troya. Más tarde, ya en el siglo V a.C, el poeta Simónides de Ceos elevó el número de letras a 26. Se puede demostrar fácilmente que la escritura griega y la latina, y, por ende, los cimientos de la cultura occidental, provienen de Oriente Próximo sólo con que comparemos el orden, los nombres, los signos e, incluso, los valores numéricos del alfabeto original de Oriente Próximo con los muy posteriores griego y latino.

Los estudiosos sabían, cómo no, de los contactos que tuvieron los griegos con Oriente Próximo en el primer milenio a.C, contactos que culminaron con la victoria de Alejandro Magno sobre los persas en 331 a.C. Las crónicas griegas contenían mucha información acerca de aquellos persas y de sus tierras (que más o menos se correspondían con las del Irán de hoy en día). A juzgar por los nombres de sus reyes -Ciro, Darío, Jerjes- y los nombres de sus deidades, que parecen pertenecer a la rama lingüística indoeuropea, los estudiosos llegaron a la conclusión de que formaban parte del pueblo ario («señorial»), que apareció en algún lugar cercano al Mar Caspio a finales del segundo milenio a.C, y que se expandió por el oeste hasta Asia Menor, por el este hasta la India y por el sur hasta lo que el Antiguo Testamento llamó las «tierras de los medos y parsis». Sin embargo, no todo era tan sencillo. A pesar del supuesto origen foráneo de los invasores, el Antiguo Testamento los trata como parte integrante de los sucesos bíblicos. Ciro, por ejemplo, estaba considerado como un «Ungido de Yahveh» -una relación bastante inusual entre el Dios hebreo y alguien no hebreo. Según el bíblico Libro de Ezra, Ciro era consciente de su misión en la reconstrucción del Templo de Jerusalén, y afirmaba que actuaba por orden de Yahveh, al cual llamaba «Dios del Cielo».

Ciro y el resto de reyes de su dinastía se llamaban a sí mismos aqueménidas, por el título adoptado por el fundador de la dinastía, Aquemenes (Hakham-Anish). Y éste no era, precisamente, un título ario, sino uno completamente semita que significaba «hombre sabio». Por lo general, los estudiosos no han investigado los muchos lazos que podrían apuntar a similitudes entre el Dios hebreo Yahveh y la deidad de los aqueménidas llamada «Señor Sabio», al cual representaban cerniéndose en los cielos dentro de un Globo Alado, como se muestra en el sello real de Darío. Se tiene por demostrado que las raíces culturales, religiosas e históricas de los antiguos persas se remontan a los primitivos imperios de Babilonia y Asiria, cuyo auge y caída están registrados en el Antiguo Testamento. Al principio, se tuvo por dibujos decorativos los símbolos que constituyen la escritura grabada en los monumentos y sellos aqueménidas. Engelbert Kampfer, que visitó Persépolis, la antigua capital persa, en 1686, describió los signos como «cuneados», o impresiones con forma de cuña. Desde entonces, se conoció a esta escritura como cuneiforme.

A medida que se fueron descifrando las inscripciones aqueménidas, se fue haciendo evidente que estaban escritas de la misma manera que las inscripciones encontradas en las antiguas obras y tablillas de Mesopotamia, las llanuras y las tierras altas que se extienden entre los ríos Tigris y Eufrates. Intrigado por tan dispersos descubrimientos, Paul Emile Botta se puso en camino en 1843 para dirigir la primera excavación arqueológica, tal como se entiende en nuestros días. Seleccionó un lugar en el norte de Mesopotamia, cerca de la actual Mosul, llamada ahora Jorsabad. Botta no tardó en establecer que las inscripciones cuneiformes nombraban a aquel lugar como Dur Sharru Kin. Eran inscripciones semitas, en una lengua hermana de la hebrea, y el nombre significaba «ciudad amurallada del rey justo». Nuestros libros de texto llaman a este rey Sargón II.

Esta ciudad, la capital del rey asirio, tenía como centro un magnífico palacio real cuyos muros estaban decorados con bajorrelieves; unos bajorrelieves que, si se hubieran puesto uno detrás de otro, se habrían extendido a lo largo de casi dos kilómetros. Dominando la ciudad y el recinto real, había una pirámide escalonada llamada zigurat, que servía como «escalera hacia el Cielo» para los dioses.  El diseño de la ciudad y de las esculturas retrataba una forma de vida de grandes magnitudes. Los palacios, los templos, las casas, los establos, los almacenes, las murallas, los pórticos, las columnas, los adornos, las estatuas, las obras de arte, las torres, las rampas, las terrazas, los jardines, todo, se terminó en solo cinco años. Según Georges Contenau (La Vie Quotidienne á Babylone et en Assyrié), «la imaginación se tambalea ante la fuerza potencial de un imperio que pudo hacer tanto en tan breve lapso de tiempo», hace unos 3.000 años.

Para no ser menos que los franceses, los ingleses aparecieron en escena en la persona de Sir Austin Henry Layard, que estableció su lugar de trabajo Tigris abajo, a unos dieciséis kilómetros de Jorsabad. Los habitantes de la zona lo llamaban Kuyunjik; y resultó ser la capital asiria de Nínive. Los nombres y los sucesos bíblicos comenzaban a recobrar vida. Nínive fue la capital real de Asiria bajo el mandato de sus tres últimos grandes soberanos: Senaquerib, Asaradón y Assurbanipal.  «En el año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá», dice el Antiguo Testamento (II Reyes, 18:13), y cuando el Ángel del Señor acabó con su ejército, «Senaquerib partió y, volviéndose, se quedó en Nínive». En los montículos en los que Senaquerib y Assurbanipal construyeron Nínive, se descubrieron palacios, templos y obras de arte que sobrepasaban a los de Sargón. Pero no se ha podido excavar la zona en la que se cree que se encuentran las ruinas de los palacios de Asaradón, dado que, en la actualidad, se erige allí una mezquita musulmana donde se supone que está enterrado el profeta Jonás, aquel que fuera tragado por una ballena por negarse a llevar el mensaje de Yahveh a Nínive.

En las antiguas crónicas griegas, Layard había leído que un oficial del ejército de Alejandro había visto un «lugar de pirámides y ruinas de una antigua ciudad» -¡una ciudad que ya estaba enterrada en tiempos de Alejandro! Layard la desenterró también, y resultó ser Nimrud, el centro militar de Asiria. Fue allí donde Salmanasar II levantó un obelisco en memoria de sus expediciones y conquistas militares. En este obelisco, exhibido ahora en el Museo Británico, hay una lista de los reyes que fueron obligados a pagar tributo, entre los cuales figura «Jehú, hijo de Omri, rey de Israel». !Una vez más, las inscripciones mesopotámicas y los textos bíblicos se confirmaban entre sí! Asombrados por las cada vez más frecuentes corroboraciones arqueológicas de los relatos bíblicos, los asiriólogos, que es como se acabó llamando a estos investigadores, se fijaron en el capítulo décimo del Libro del Génesis.

En él, Nemrod, «un bravo cazador delante de Yahveh», es descrito como el fundador de todos los reinos de Mesopotamia. Los comienzos de su reino fueron: Babel, Erek y Acad, ciudades todas ellas en tierra de Senaar. De aquella tierra procedía Assur, que edificó Nínive, una ciudad de amplias calles, Kálaj y Resen, la gran ciudad, que está entre Nínive y Kálaj. Y lo cierto es que había montículos entre Nínive y Nimrud a los que los lugareños llamaban Calah. Entre 1903 y 1914, varios equipos dirigidos por W. Andrae excavaron la zona y descubrieron las ruinas de Assur, el centro religioso de los asirios, además de su capital más antigua. De todas las ciudades asirias mencionadas en la Biblia, sólo queda por ser descubierta Resen, cuyo nombre significa «brida de caballo»; quizás fuera el lugar donde se encontraban los establos reales de Asiria. Más o menos por la misma época en la que estaba siendo excavada Assur, los equipos dirigidos por R. Koldewey estaban completando la excavación de Babilonia, la bíblica Babel, una vasta extensión de palacios, templos y jardines colgantes, con su inevitable zigurat.

Y no pasó mucho tiempo antes de que algunos objetos e inscripciones desvelaran la historia de los dos imperios que habían competido por el control de Mesopotamia: Babilonia y Asiria, uno en el sur y otro en el norte. Con sus ascensos y caídas, con sus luchas y su coexistencia, ambas conformaron lo más elevado de la civilización a lo largo de unos 1.500 años, surgiendo las dos a la luz alrededor del 1900 a.C. Assur y Nínive fueron finalmente capturadas y destruidas por los babilonios en 614 y 612 a.C. respectivamente. Y, tal como habían predicho los profetas, la misma Babilonia tuvo un infame final cuando Ciro el Aqueménida la conquistó en 539 a.C. Aunque fueron rivales a lo largo de toda su historia, sería difícil destacar diferencias significativas entre Asiria y Babilonia, tanto en cuestiones culturales como materiales. Aun cuando Asiria llamaba a su dios supremo Assur, y Babilonia aclamaba a Marduk, los panteones eran, por lo demás, virtualmente iguales. Muchos museos en el mundo tienen entre sus piezas más valiosas los pórticos ceremoniales, los toros alados, los bajorrelieves, las cuadrigas, herramientas, utensilios, joyas, estatuas y otros objetos hechos de todos los materiales imaginables que se han ido extrayendo de los montículos de Asiria y Babilonia.

Pero los verdaderos tesoros de estos reinos fueron sus registros escritos: miles y miles de inscripciones en escritura cuneiforme entre las que hay cuentos cosmológicos, poemas épicos, historias de reyes, anotaciones de templos, contratos comerciales, registros de matrimonios y divorcios, tablas astronómicas, predicciones astrológicas, fórmulas matemática-s, listas geográficas, textos escolares de gramática y vocabulario, y los no menos importantes textos donde se habla de los nombres, la genealogía, los epítetos, las obras, poderes y deberes de los dioses. El lenguaje común que formó el lazo cultural, histórico y religioso entre Asiria y Babilonia era el acadIo, la primera lengua semita conocida; semejante, aunque anterior, al hebreo, el arameo, el fenicio y el cananeo. Pero los asirios y los babilonios nunca afirmaron haber inventado su lengua o escritura; de hecho, en muchas de sus tablillas hay una nota final en la que se dice que ese texto es una copia de un original más antiguo. Entonces, ¿quién inventó la escritura cuneiforme y desarrolló aquella lengua, con su precisa gramática y su rico vocabulario? ¿Quién escribió esos «originales más antiguos»? ¿Y por qué tanto asirios como babilonios llamaban a su idioma acadio?

La atención se concentró una vez más en el Libro del Génesis. «Los comienzos de su reino fueron Babel, Erek y Acad». ¡Acad! ¿De veras existió una capital real anterior a Babilonia y a Nínive? Las ruinas de Mesopotamia han aportado evidencias concluyen-tes de que, realmente, hubo una vez un reino llamado Acad, establecido por un soberano mucho más antiguo que se llamaba a sí mismosharrukin («soberano justo»). En sus inscripciones, decía que su imperio se extendía, por la gracia de su dios Enlil desde el Mar Inferior (el Golfo Pérsico) hasta el Mar Superior (se cree que se trata del Mediterráneo). Y alardeaba de que «en los muelles de Acad amarraban naves» de distantes tierras. Los estudiosos se quedaron petrificados. ¡Se habían encontrado con un imperio mesopotámico en el tercer milenio a.C. Aquello significaba un salto -hacia atrás- de unos 2.000 años, desde el Sargón asirio de Dur Sharrukin al Sargón de Acad.

Y, encima, los montículos que fueron excavados sacaron a la luz literatura y arte, ciencia y política, comercio y comunicaciones -toda una civilización- mucho antes de la aparición de Babilonia y Asiría. Obviamente, aquella era la civilización predecesora y origen de las posteriores civilizaciones mesopotámicas; Asiría y Babilonia no eran más que ramas del tronco acadio. Pero el misterio de una civilización mesopotámica tan antigua se hizo aún más profundo cuando se encontraron unas inscripciones en las que se hablaba de los logros y la genealogía de Sargón de Acad. En ellas se decía que su título completo era «Rey de Acad, Rey de Kis», y se expresaba que, antes de ascender al trono, había sido consejero de los «soberanos de Kis». ¿Acaso hubo, pues -se preguntaron los estudiosos-, un reino, el de Kis, aún más antiguo que el de Acad? Y, una vez más, los versículos bíblicos fueron significativos.

  • Kus engendró a Nemrod,
  • que fue el primero que se hizo prepotente en la tierra…
  • Los comienzos de su reino fueron
  • Babel, Erek y Acad.

Muchos investigadores han especulado con la posibilidad de que Sargón de Acad fuera el bíblico Nimrod. Si, en los versículos de arriba, uno lee «Kis» en vez de «Kus», daría la impresión de que Nimrod habría sido precedido por Kis, que es lo que se dice de Sargón.

Los estudiosos comenzaron entonces a aceptar literalmente el resto de las inscripciones: «Él derrotó a Uruk y echó abajo sus murallas… venció en la batalla con los habitantes de Ur… conquistó todo el territorio, desde Lagash hasta el mar». ¿No sería la bíblica Erek idéntica a la Uruk de las inscripciones de Sargón? Y, cuando se excavó un lugar llamado Warka en la actualidad, ése resultó ser el caso; y la Ur relacionada con Sargón, no era otra que la bíblica Ur, el mesopotámico lugar de nacimiento de Abraham. Los descubrimientos arqueológicos no sólo reivindicaban las crónicas bíblicas, sino que también parecían asegurar que tenía que haber habido reinos, ciudades y civilizaciones en Mesopotamia aun antes del tercer milenio a.C. La única cuestión era la siguiente: ¿Hasta dónde tendría que remontarse uno para encontrar el primer reino civilizado? La llave que abriría la puerta para la comprensión del enigma sería todavía otra lengua. Los estudiosos se dieron cuenta de inmediato de que los nombres tenían un significado, no sólo en hebreo y en el Antiguo Testamento, sino en toda la zona de Oriente Próximo de la antigüedad.

Todos los nombres acadios, babilonios y asirios de personas y de lugares tenían un significado. Pero los nombres de los soberanos que precedieron a Sargón de Acad no tenían ningún sentido: el rey en cuya corte Sargón fue consejero se llamaba Urzababa; el rey que gobernaba Erek se llamaba Lugalzagesi, etc. En una conferencia ante la Royal Asiatic Society en 1853, Sir Henry Rawlinson señaló que estos nombres no eran ni semitas ni indoeuropeos; lo cierto es que, «parecían pertenecer a un grupo desconocido de lenguas o pueblos». Pero, si los nombres tenían un significado, ¿cuál era la misteriosa lengua en la cual tenían sentido? Los investigadores le echaron otro vistazo a las inscripciones acadias. Básicamente, la escritura cuneiforme acadia era silábica: cada signo representaba una sílaba completa (ab, ba, bat, etc.). Sin embargo, la escritura hacía un uso más amplio de signos que no eran sílabas fonéticas, sino que transmitían los significados de «dios», «ciudad», «campo» o «vida», «elevado», etc.

La única explicación posible para este fenómeno era que esos signos fueran los remanentes de un sistema de escritura anterior que utilizara ideogramas. Así pues, el acadio debía de haber sido precedido por otra lengua que utilizaba un método de escritura similar al de los jeroglíficos egipcios. No tardó en hacerse obvio que una lengua más antigua, y no sólo una forma de escritura más antigua, se hallaba implicada en todo aquello. Los estudiosos se encontraron con que las inscripciones y los textos acadios hacían amplio uso de palabras prestadas, palabras que habían tomado intactas de otra lengua (del mismo modo que otros idiomas modernos han tomado prestada la palabra inglesa stress). Y esto se hacía especialmente evidente en aquellos aspectos en los que había involucrada algún tipo de terminología científica o técnica, así como en asuntos relacionados con los dioses y con los cielos.

Uno de los mayores descubrimientos de textos acadios tuvo lugar en las ruinas de una biblioteca reunida por Assurbanipal en Nínive. Layard y sus colegas sacaron de aquel lugar más de 25.000 tablillas, muchas de las cuales eran descritas por los antiguos escribas como copias de «textos de antaño». Un grupo de 23 tablillas terminaba con la frase: «tablilla 23a: lengua de Shumer sin cambiar». Otro texto llevaba una enigmática frase del mismo Assurbanipal:

  • El dios de los escribas me ha concedido el don de conocer su arte.
  • He sido iniciado en los secretos de la escritura.
  • Puedo incluso leer las intrincadas tablillas en shumerio;
  • comprendo las enigmáticas palabras talladas en la piedra
  • de los días anteriores al Diluvio.

La afirmación de Assurbanipal de que podía leer las intrincadas tablillas en «shumerio» y comprender las palabras escritas en tablillas de «los días anteriores al Diluvio» sólo consiguió agudizar aún más el misterio.

Pero en Enero de 1869, Jules Oppert sugirió ante la Sociedad Francesa de Numismática y Arqueología que había que reconocer la existencia de una lengua y un pueblo preacadio. Apuntando que los primeros soberanos de Mesopotamia proclamaban su legitimidad tomando el título de «Rey de Sumer y Acad», Oppert sugirió que se llamara a aquel pueblo «sumerios» y a su tierra «Sumer». Excepto por la mala pronunciación del nombre -debería de haber sido Shumer, y no Sumer-, Oppert tenía razón. Sumer no era una tierra misteriosa y distante, sino el nombre primitivo de las tierras del sur de Mesopotamia, tal como se establecía en el Libro del Génesis: Las ciudades reales de Babilonia, Acad y Erek estaban en «tierra de .Senaar» (Senaar, o.Shin’ar, era el nombre bíblico de Shumer). En el momento en el que los estudiosos aceptaron estas conclusiones, se abrió paso a lo que tenía que suceder. Las referencias acadias a los «textos de antaño» tomaron pleno significado, y los estudiosos no tardaron en darse cuenta de que las tablillas con largas columnas de palabras no eran más que vocabularios y diccionarios acadio-sumerio preparados en Asiría y Babilonia para su propio estudio de la primera lengua escrita, el sumerio.

Sin estos antiquísimos diccionarios, aún estaríamos lejos de poder leer el sumerio.  Y, con su auxilio, se abrió un vasto tesoro literario y cultural. También quedó claro que a la escritura sumeria, originalmente pictográfica y tallada en la piedra en columnas verticales, se le dio un trazado horizontal para, más tarde, estilizarla para escribirla con cuñas sobre suaves tablillas de arcilla, hasta convertirla en la escritura cuneiforme que adoptaron acadios, babilonios, asirios y otras naciones del Oriente Próximo de la antigüedad. Al descifrarse la lengua y la escritura sumerias, y al darse cuenta de que los sumerios y su cultura eran el origen de los logros acadio-babilonio-asirios, se le dio un gran impulso a las investigaciones arqueológicas en el sur de Mesopotamia. Todas las evidencias indicaban ahora que el comienzo se encontraba allí. La primera excavación significativa de un lugar sumerio la comenzaron algunos arqueólogos franceses en 1877; y los descubrimientos en este lugar singular fueron tan ingentes que otros arqueólogos continuaron excavando allí hasta 1933 sin poder acabar el trabajo. Aquel lugar, llamado por los lugareños Telloh («montículo»), resultó ser una primitiva ciudad sumeria, la auténtica Lagash de cuya conquista se jactaba Sargón de Acad. Ciertamente, era una ciudad real cuyos soberanos llevaban el mismo título que Sargón había adoptado, excepto por el hecho de que era en lengua sumeria: EN.SI («soberano justo»). Esta dinastía había tenido sus inicios alrededor del 2900 a.C. y había durado casi 650 años.

Durante este tiempo, 43 ensi’s reinaron ininterrumpidamente en Lagash. Sus nombres, sus genealogías y la duración de sus reinados estaban pulcramente anotados. Las inscripciones proporcionaron gran cantidad de información. Súplicas a los dioses «para que brote el grano y crezca la cosecha-para que la planta regada dé grano», atestiguan la existencia de la agricultura y la irrigación. Una copa inscrita en honor a una diosa por «el supervisor del granero» indicaba también que se almacenaba, se medía y se comerciaba con el grano. Un ensi llamado Eanatum dejó una inscripción en un ladrillo de arcilla que dice claramente que estos soberanos sumerios sólo podían asumir el trono con la aprobación de los dioses. También anotó la conquista de otra ciudad, revelándonos la existencia de otras ciudades estado en Sumer a comienzos del tercer milenio a.C. El sucesor de Eanatum, Entemena, escribió acerca de la construcción de un templo y de haberlo adornado con oro y plata, de haber plantado jardines y de haber ampliado los pozos de ladrillo. Alardeaba de haber construido una fortaleza con torres de vigilancia e instalaciones donde atracar las naves.

Uno de los soberanos mejor conocidos de Lagash fue Gudea. Se encontró una gran cantidad de estatuillas de él, mostrándole en todas ellas con una postura votiva, orando a sus dioses. Esta postura no era simulada: Gudea se había consagrado a la adoración de Ningirsu, su principal deidad, y a la construcción y la reconstrucción de templos. Sus muchas inscripciones revelan que, en la búsqueda de exquisitos materiales de construcción, trajo oro de África y de Anatolia, plata de los Montes Taurus, cedros del Líbano, otras maderas poco comunes del Ararat, cobre de la cordillera de los Zagros, diorita de Egipto, cornalina de Etiopía, y otros materiales de tierras que los estudiosos no han conseguido identificar todavía. Cuando Moisés construyó una «Residencia» para el Señor Dios en el desierto, lo hizo según unas instrucciones muy detalladas que le había dado éste. Cuando el rey Salomón construyó el primer Templo de Jerusalén, lo hizo después de que el Señor le hubiera «dado su sabiduría». Al profeta Ezequiel se le mostraron unos planos muy detallados para el Segundo Templo «en una visión divina». Se los mostró «un hombre de aspecto semejante al del bronce», que «tenía en la mano una cuerda de lino y una vara de medir». Nammu, soberano de Ur, relató un milenio antes que su dios, al ordenarle que construyera para él un templo y al darle las instrucciones pertinentes, le había entregado una vara de medir y un rollo de cuerda para el trabajo.

Mil doscientos años antes que Moisés, Gudea contó lo mismo. Las instrucciones, que plasmó en una larguísima inscripción, le fueron dadas en una visión. «Un hombre que brillaba como el cielo», y a cuyo lado había «un pájaro divino», «me ordenó construir su templo». Este «hombre», que «desde la corona de su cabeza era, obviamente, un dios», fue identificado posteriormente como el dios Ningirsu. Con él había una diosa que «sujetaba en una mano la tablilla de su estrella favorable de los cielos»; en la otra mano, «sujetaba un estilo sagrado», con el cual le indicaba a Gudea «el planeta favorable». Un tercer hombre, dios también, sujetaba en sus manos una tablilla de piedra preciosa; «contenía el plano de un templo». Una de las estatuas de Gudea le muestra sentado, con esta tablilla sobre las rodillas; sobre la tablilla se puede observar con claridad el dibujo divino. Aun siendo sabio, Gudea estaba desconcertado con aquellas instrucciones arquitectónicas, y solicitó el consejo de una diosa que pudiera interpretar los mensajes divinos. Ella le explicó el significado de las instrucciones, las medidas del plano, así como el tamaño y la forma de los ladrillos que había que utilizar. Después, Gudea empleó a un hombre «adivino, tomador de decisiones» y a una mujer «buscadora de secretos» para localizar el sitio, en las afueras de la ciudad, donde el dios deseaba que se construyera su templo. Después, reclutó a 216.000 personas para el trabajo de construcción. El desconcierto de Gudea es fácilmente comprensible, pues se supone que el aparentemente sencillo «plano de planta» le tenía que dar la información necesaria para la construcción de un complejo zigurat que se tendría que elevar en siete fases.

En 1900, en su libro Der Alte Orient, A. Billerbeck fue capaz de descifrar al menos una parte de las divinas instrucciones arquitectónicas. El antiguo dibujo, aun en la parcialmente deteriorada estatua, viene acompañado en la parte superior por grupos de líneas verticales cuyo número disminuye a medida que aumenta el espacio entre ellas. Parecería que los arquitectos divinos eran capaces de dar las instrucciones completas para la construcción de un templo con siete elevaciones a partir de un sencillo plano de planta acompañado por siete escalas variables. Se dice que la guerra espolea al Hombre para que avance tanto en lo científico como en lo material, pero parece que en el antiguo Sumer fue la construcción de un templo lo que espoleó a la gente y a sus soberanos a alcanzar un mayor desarrollo tecnológico, comercial, de transportes, arquitectónico y organizativo.

La capacidad para llevar a cabo tan importante obra de construcción de acuerdo con unos planes arquitectónicos preparados, para organizar y alimentar a una ingente masa de trabajadores, para allanar la tierra y elevar montículos para hacer ladrillos y transportar piedras, para traer metales extraños y otros materiales desde tan lejos, para fundir metales y dar forma a utensilios y ornamentos, nos habla de una importante civilización, ya en pleno esplendor en el tercer milenio a.C. Aun con la maestría que implica la construcción de hasta los más antiguos templos sumerios, éstos no eran más que la punta del iceberg de las posibilidades y la riqueza de los logros materiales de la primera gran civilización que se conoce del Hombre. Además de la invención y el desarrollo de la escritura, sin la cual una gran civilización no podría llegar a ser, a los sumerios también se les atribuye la invención de la imprenta.

Milenios antes que Johann Gutenberg «inventara» la imprenta a través de tipos movibles, los escribas sumerios utilizaban «tipos» pre-fabricados de los diferentes signos pictográficos, que utilizaban del mismo modo que nosotros utilizamos ahora un tampón de goma, imprimiendo la secuencia deseada de signos en la arcilla húmeda. También inventaron al precursor de nuestras rotativas: el sello cilíndrico. Hecho de una piedra sumamente dura, era un pequeño cilindro en el cual se grababa el mensaje o el dibujo al revés; cuando se hacía rodar el cilindro sobre la arcilla húmeda, se creaba una impresión «en positivo». El sello también le permitía a uno certificar la autenticidad de los documentos; siempre se podía hacer una nueva impresión para compararla con la del documento en cuestión. Muchos registros escritos sumerios y mesopotámicos no necesariamente estaban relacionados con lo divino o lo espiritual, sino con cosas tan cotidianas como el registro de las cosechas, la medida de campos y el cálculo de precios.

Ciertamente, no es posible alcanzar determinados grados de civilización sin un avance paralelo de las matemáticas. El sistema sumerio, llamado sexagesimal, combinaba el mundano 10 con el «celestial» 6 para obtener la cifra base de 60. En algunos aspectos, este sistema es superior al nuestro actual; en cualquier caso, es incuestionablemente superior a los sistemas posteriores de los griegos y de los romanos. A los sumerios les permitía dividir en fracciones y multiplicar millones, calcular las raíces o elevar los números a varias potencias. Este sistema no sólo fue el primer sistema matemático conocido, sino también el que nos dio el concepto de «posición numérica»; del mismo modo que, en el sistema decimal, 2 puede ser 2 o 20 o 200, dependiendo de la posición del dígito, también en el sistema sumerio el 2 significa 2 o 120 (2 x 60), y así sucesivamente, dependiendo de la «posición». Los 360 grados del círculo, el pie y sus 12 pulgadas, y la «docena» como unidad no son más que unos cuantos ejemplos de los vestigios de las matemáticas sumerias que todavía podemos ver en nuestra vida cotidiana. Sus logros paralelos en astronomía, en el establecimiento del calendario y en otras hazañas matemático-celestiales de similar calibre recibirán un estudio mucho más preciso en capítulos posteriores.

Del mismo modo que todo nuestro sistema económico y social -libros, registros legales y económicos, contratos comerciales, certificados matrimoniales, etc.- dependen del papel, la vida sumeria/ mesopotámica dependía de la arcilla. Templos, tribunales y casas de comercio disponían de sus propios escribas, con sus tablillas de arcilla húmeda dispuestas para anotar decisiones, acuerdos o cartas, o para calcular precios, salarios, el área de un campo o el número de ladrillos necesarios en una construcción. La arcilla también era la materia prima básica en la manufactura de utensilios de uso cotidiano y de recipientes para el almacenamiento y el transporte de bienes. También se utilizó para hacer ladrillos -otra cosa en la que los sumerios fueron los «primeros», algo que hizo posible la construcción de casas para el pueblo, de palacios para los reyes y de templos imponentes para los dioses. A los sumerios se les atribuyen dos avances tecnológicos que hicieron posible combinar la ligereza con una fuerte resistencia en todos los objetos de arcilla: la armazón y la cocción.

Los arquitectos modernos han descubierto que se puede hacer hormigón armado, un material de construcción sumamente fuerte, echando cemento en moldes con un entramado interior de varillas de hierro; pero hace mucho que los sumerios fueron capaces de dar a sus ladrillos una gran fortaleza mezclando la arcilla húmeda con trozos de carrizo o paja. También sabían que a los objetos de arcilla se les podía dar resistencia y durabilidad cociéndolos en el horno. Fue gracias a estos avances tecnológicos que se hizo posible la construcción de los primeros edificios y arcadas del mundo, así como la elaboración de la primera cerámica duradera. La invención del horno -un lugar donde conseguir unas temperaturas intensas pero controladas, sin correr el riesgo de que los productos se llenen de polvo o cenizas- hizo posible un avance tecnológico aún mayor: la Edad de los Metales. Se da por cierto que el hombre descubrió que podía dar formas útiles o agradables a algunas «piedras blandas» -pepitas de oro naturales, así como compuestos de cobre y de plata- en algún momento de los alrededores del 6000 a.C.

Los primeros objetos de metal moldeado se encontraron en las tierras altas de los Montes Zagros y del Taurus. Sin embargo, como señalaba R. J. Forbes (The Birthplace of Oíd World Metallurgy), «en el Oriente Próximo de la antigüedad, el suministro de cobre natural se agotaba con rapidez, y el minero tenía que recurrir a las minas». Esto precisaba del conocimiento y de la capacidad para encontrar y extraer el mineral metalífero, triturarlo, fundirlo y refinarlo, procesos que no se podrían haber llevado a cabo sin el horno y sin una tecnología mínimamente avanzada. El arte de la metalurgia no tardó en abarcar también la habilidad para alear el cobre con otros metales, obteniendo como resultado un metal fundible, duro, pero maleable, al que llamamos bronce. La Edad del Bronce, nuestra primera época metalúrgica, fue también una contribución mesopotámica a la civilización moderna. En la antigüedad, gran parte del comercio se dedicaba al comercio de metales, y también se formó a partir de aquí la base para el desarrollo en Mesopotamia de la banca y de la primera moneda -el shekel («lingote pesado») de plata.

Del nivel que alcanzó la metalurgia en la antigua Mesopotamia nos hablan las muchas variedades de metales y aleaciones para los cuales se han encontrado nombres sumerios y acadios, así como su amplia terminología tecnológica. Esto desconcertó durante cierto tiempo a los estudiosos, ya que Sumer, en su territorio, carecía de minerales metalíferos; y, sin embargo, la mayor parte de la metalurgia comenzó indudablemente aquí. La respuesta se encuentra en la energía. No se puede fundir, refinar y alear sin un abundante suministro de combustibles para alimentar hornos y crisoles.

En Mesopotamia no había minas, pero había combustible en abundancia, de modo que el mineral metalífero fue llevado hasta los combustibles, lo cual explicaría muchas de las más antiguas inscripciones en las que se describe el transporte del mineral desde muy lejos. Los combustibles que le dieron a Sumer la supremacía tecnológica fueron betunes y asfaltos, productos del petróleo que se filtraban de forma natural hasta la superficie en muchos lugares de Mesopotamia. R. J. Forbes (Bitumen and Petroleum in Antiquity)demuestra que los depósitos de superficie de Mesopotamia fueron las principales fuentes de combustible del mundo antiguo, desde los tiempos más primitivos hasta la época de Roma, y concluye que el uso tecnológico de estos productos del petróleo comenzó en Sumer alrededor del 3500 a.C. de hecho, dice que la utilización y el conocimiento de los combustibles y de sus propiedades fueron mayores en tiempos de los sumerios que en las civilizaciones que les siguieron.

Tan amplio fue el uso de los productos del petróleo entre los sumerios -no sólo como combustibles, sino, también, como materiales para la construcción de caminos, para impermeabilizar, calafatear, pintar, cimentar, moldear-, que cuando los arqueólogos buscaban a la antigua Ur, la encontraron enterrada en un montículo que los árabes de la zona daban en llamar el «Montículo del Betún». Forbes demuestra que la lengua sumeria tiene términos para cada género y variante de las sustancias bituminosas encontradas en Mesopotamia. De hecho, los nombres de los materiales bituminosos y petrolíferos en otras lenguas -acadio, hebreo, egipcio, copto, griego, latín y sánscrito- remontan su origen hasta el sumerio; por ejemplo, el nombre más común del petróleo -naphta, nafta- se deriva de napatu («piedras que arden»). La utilización de los productos del petróleo por parte de los sumerios fue también fundamental para el desarrollo de la química.

No sólo podemos valorar el alto nivel de los conocimientos de los sumerios por la variedad de pinturas y pigmentos, y por procesos  tales como el vidriado, sino también por la notoria producción artificial de piedras semipreciosas, entre las que se incluye un sustitutivo del lapislázuli. También se utilizaron betunes en la medicina sumeria, otro campo donde los niveles también fueron impresionantemente altos. En centenares de textos acadios encontrados se emplean en gran medida frases y términos médicos sumerios, indicando con ello el origen sumerio de toda la medicina mesopotámica. La biblioteca de Assurbanipal en Nínive disponía de una sección de medicina. Los textos se dividían en tres grupos: bultitu («terapia»), shipir bel imti («cirugía») y urti mashmashshe(«órdenes y conjuros»). En los antiguos códigos legales había secciones que trataban de los honorarios que había que pagar a los cirujanos por las operaciones exitosas, y de las penas que se les imponían en caso de fracaso: como, por ejemplo, que, si al abrir la sien de un paciente con una lanceta, el cirujano destruía accidentalmente el ojo de aquél, se le condenaba a perder la mano.

Se han encontrado marcas inconfundibles de cirugía cerebral en algunos esqueletos encontrados en, tumbas de Mesopotamia, y un texto médico parcialmente roto habla de la extirpación quirúrgica de una «sombra que cubría el ojo de un hombre», probablemente un problema de cataratas; otro texto menciona el uso de un instrumento cortante, diciendo que «si la enfermedad ha alcanzado el interior del hueso, tendrás que rasparlo y quitarlo». Los enfermos de los tiempos sumerios podían elegir entre un A.ZU («médico de agua») y un IA.ZU («médico de aceite»).

Una tablilla encontrada en Ur, de cerca de 5.000 años de antigüedad, nombra a un practicante de la medicina como «Lulu, el médico». También había veterinarios, conocidos como «médicos de bueyes» o bien como «médicos de asnos». En un sello cilindrico muy antiguo encontrado en Lagash se representa un par de tenazas quirúrgicas que pertenecieron a «Urlu-galedina, el médico». El sello muestra también a la serpiente en el árbol, símbolo de la medicina hasta nuestros días. También se representaba con frecuencia un instrumento que utilizaban las comadronas para cortar el cordón umbilical. Los textos médicos sumerios tratan del diagnóstico y de las recetas. No dejan lugar a dudas de que los médicos sumerios no recurrían a la magia o a la brujería.

Recomendaban la higiene y la limpieza, los baños de agua caliente y disolventes minerales, la aplicación de derivados vegetales y las fricciones con compuestos del petróleo. Se hacían medicinas de plantas y compuestos minerales, y se mezclaban con líquidos o disolventes según el método de aplicación. Si era por vía oral, se mezclaban los polvos con vino, cerveza o miel; si «se vertían a través del recto» -si se administraban como enema-, se mezclaban con aceites vegetales. El alcohol, que jugaba un papel muy importante en la desinfección quirúrgica y como base de muchas medicinas, llegó hasta nuestros idiomas a través del árabe kohl, del acadio kuhlu. Los modelos de hígado encontrados nos indican que se enseñaba medicina en algún tipo de escuelas médicas, con la ayuda de modelos de arcilla de los órganos humanos. Debieron de estar bastante avanzados en anatomía, pues los rituales religiosos nos hablan de elaboradas disecciones de los animales sacrificiales, sólo un escalón por debajo de un conocimiento comparable en anatomía humana. En diversas representaciones sobre sellos cilindricos o tablillas de arcilla se muestra a personas yaciendo sobre algún tipo de mesa quirúrgica, rodeadas por equipos de dioses o personas. Sabemos por la épica y por otros textos heroicos que los sumerios y sus sucesores en Mesopotamia estaban muy interesados en temas como la vida, la enfermedad y la muerte. Hombres como Gilgamesh, un rey de Erek, buscaban el «Árbol de la Vida» o algún mineral (una «piedra») que pudiera darles la eterna juventud.

También existen referencias a esfuerzos por resucitar a los muertos, en especial si resultaban ser dioses: ¿Se conocerían y utilizarían en estos intentos de resurrección algunos métodos ultramodernos de los que sólo podemos especular? El conocimiento y la utilización de materiales radiactivos en el tratamiento de determinadas dolencias queda, ciertamente, sugerido en una escena médica representada en un sello cilindrico que data de los comienzos de la civilización sumeria. En él, se muestra, sin ningún tipo de dudas, a un hombre yaciendo sobre una cama especial, con el rostro protegido con un máscara y recibiendo algún tipo de radiación. Una de las consecuciones materiales más antiguas de Sumer fue el desarrollo de la industria textil y de la ropa. Se considera que nuestra revolución industrial comenzó con la introducción de máquinas hiladoras y tejedoras en Inglaterra en la década de 1760, y la mayoría de las naciones en vías de desarrollo han venido aspirando desde entonces al despliegue de la industria textil como paso previo hacia la industrialización. Las evidencias muestran que éste ha sido el proceso seguido, no sólo desde el siglo XVIII hasta aquí, sino desde la primera gran civilización del ser humano.

El Hombre no pudo hacer tejidos antes de la aparición de la agricultura, que fue la que le proporcionó el lino, y de la domesticación de los animales, que le proveyeron de lana. Grace M. Crowfoot (Textiles, Basketry and Mats in Antiquity) expresaba el consenso académico al afirmar que el arte de tejer apareció en Mesopotamia alrededor del 3800 a.C.  Además, Sumer era famosa en la antigüedad no sólo por sus tejidos, sino también por su ropa. En el Libro de Josué (7:21) se dice que, durante el asalto a Jericó, cierta persona no pudo resistir la tentación de guardarse «un hermoso manto de Senaar» que había encontrado en la ciudad, aun cuando el castigo era la muerte. Tan apreciadas eran las prendas de Senaar (Sumer), que la gente estaba dispuesta a arriesgar su vida con tal de hacerse con ellas. Una rica terminología existía ya en tiempos sumerios para describir tanto a las prendas de vestir como a sus elaboradores. La prenda básica recibía el nombre de TUG -sin duda alguna, la precursora, tanto en estilo como en nombre, de la toga romana. Estas prendas eran TUG.TU.SHE, que en sumerio quiere decir «prenda que se lleva envuelta alrededor». Las antiguas representaciones no sólo revelan una sorprendente variedad y opulencia en cuestión de ropa, sino también de elegancia, donde prevalecían el buen gusto y la combinación de prendas, peinados, tocados y joyas.

Otra importante consecución sumeria fue la agricultura. En una tierra en la que sólo se dan lluvias estacionales, los ríos eran los que proporcionaban el agua para hacer crecer cosechas a lo largo de todo el año por medio de un vasto sistema de canales de irrigación. Mesopotamia -la Tierra Entre los Ríos- era, ciertamente, una cesta de alimentos en la antigüedad.  El albaricoquero, que en español se llama damasco («árbol de Damasco»), lleva el nombre latino de armeniaca, una palabra prestada del acadio, armanu.La cereza -kerasos en griego, kirsche en alemán- proviene de la acadia karshu.  Todas las evidencias sugieren que éstas y otras frutas y verduras llegaron a Europa desde Mesopotamia, al igual que muchas semillas y especias. Nuestra palabra azafrán viene del acadio azupiranu; croco, una variedad de azafrán, viene de kurkanu (a través de krokos, en griego), comino viene de kamanu, hisopo de zupu, mirra de murru. La lista es larga; y, en muchos casos, fue Grecia la que proporcionó el puente físico y etimológico a través del cual estos productos de la tierra llegaron a Europa. Cebollas, lentejas, judías, pepinos, coles y lechuga eran ingredientes habituales en la dieta sumeria.

Pero también impresiona mucho la amplitud y la variedad de los métodos de preparación de los alimentos en la antigua Mesopotamia, es decir, su cocina. Textos y representaciones confirman que los sumerios sabían convertir los cereales que cultivaban en harina, de la que hacían gran variedad de panes, gachas, pastas, pasteles y bollos, con y sin levadura. También se fermentaba la cebada para hacer cerveza, y se han encontrado entre sus textos «manuales técnicos» para la producción de cerveza. Obtenían vino de la uva y de los dátiles, y leche de ovejas, cabras y vacas, que utilizaban para beber, cocinar y transformar en yogurt, mantequilla, nata y queso. El pescado también era habitual en la dieta. También disponían de carneros, y la carne de cerdo, animal que pastoreaban en grandes piaras, estaba considerada como un bocado exquisito. Gansos y patos pudieron estar reservados para las mesas de los dioses. Los antiguos textos no dejan lugar a dudas sobre la alta cocina que desarrolló la antigua Mesopotamia en los templos y en el servicio de los dioses.

Uno de estos textos prescribe la ofrenda a los dioses de «hogazas de pan de cebada… hogazas de pan de trigo silvestre; una pasta de miel y nata; dátiles, pastas… cerveza, vino, leche… savia de cedro, nata». También se ofrecía carne asada con libaciones de las «primicias de cerveza, vino y leche». Una parte concreta de toro se preparaba según una estricta receta en la que se precisaba de «harina fina… amasada con agua y con las primicias de la cerveza y el vino», y mezclada con grasas animales, «ingredientes aromáticos elaborados con el corazón de las plantas», nueces, malta y especias. Las instrucciones para «el sacrificio diario a los dioses de la ciudad de Uruk» precisaban que había que servir cinco bebidas diferentes con las comidas, y especificaban lo que debían hacer «los molenderos en la cocina» y «el chef trabajando en la tabla de amasar». Nuestra admiración por el arte culinario sumerio no puede dejar de crecer a la vista de los poemas que entonan sus alabanzas a los buenos alimentos. Y la verdad es que, ¿qué puede uno decir cuando lee una milenaria receta de «coq au vin»?

Una economía próspera, una sociedad con tan extensas empresas materiales, no se podría haber desarrollado sin un eficaz sistema de transportes. Los sumerios utilizaban sus dos grandes ríos y la red artificial de canales para el transporte por agua de personas, bienes y ganado. Algunas de las representaciones más antiguas que se tienen muestran lo que, sin ninguna duda, fueron las primeras embarcaciones del mundo. Sabemos por muchos textos primitivos que los sumerios también se metieron en aventuras marineras de aguas profundas, usando diversos tipos de barcos para llegar a tierras lejanas en busca de metales, maderas y piedras preciosas y otros materiales que no podían conseguir en la propia Sumer. En un diccionario acadio de la lengua sumeria se encontró una sección sobre navegación en la que había una lista de 105 términos sumerios sobre diferentes barcos en función de su tamaño, destino o propósito (de carga, de pasajeros o para el uso exclusivo de ciertos dioses). Otros 69 términos sumerios, relacionados con el manejo y la construcción de barcos, fueron traducidos al acadio. Sólo una larga tradición marinera podría haber generado unas naves tan especializadas y una terminología tan técnica. Para el transporte por tierra, fue en Sumer donde se utilizó por primera vez la rueda.

Su invención y su introducción en la vida diaria hicieron posible la aparición de una amplia variedad de vehículos, desde los carros de transporte hasta los de guerra, y no cabe duda de que también le concedió a Sumer la distinción de ser la primera en emplear la «energía bovina», así como la «energía caballar», en la locomoción. En 1956, el profesor Samuel N. Kramer, uno de los grandes sumerólogos de nuestro tiempo, hizo una revisión del legado litera-rio encontrado bajo los montículos de Sumer. Sólo el índice deFrom the Tablets of Sumer es ya, en sí, una joya, por cada uno de los 25 capítulos en los que se describe alguna de esas cosas en las que los sumerios fueron «los primeros», como en ser los que hicieron las primeras escuelas, el primer congreso bicameral, el primer historiador, la primera farmacopea, el primer «almanaque del agricultor», las primeras cosmogonía y cosmología, el primer «Job», los primeros proverbios y refranes, los primeros debates literarios, el primer «Noé», el primer catálogo de biblioteca, la primera Época Heroica del Hombre, su primer código legal y sus primeras reformas sociales, su primera medicina, su primera agricultura y su primera búsqueda de la paz y la armonía mundial.

Y esto no es una exageración. Las primeras escuelas se crearon en Sumer como consecuencia directa de la invención y la introducción de la escritura. Las evidencias, tanto arqueológicas -se han encontrado edificios donde se ubicaban las escuelas- como escritas -se han encontrado tablillas con ejercicios-, indican la existencia de un sistema educativo formal hacia comienzos del tercer milenio a.C. Literalmente, había miles de escribas en Sumer, que iban desde los escribas subalternos hasta los altos escribas, escribas reales, escribas de los templos y escribas que asumían altos cargos del estado. Algunos hacían de maestros en las escuelas, y aún podemos leer sus ensayos sobre las escuelas, sus objetivos y metas, su currículo y sus métodos de enseñanza. En las escuelas, no sólo se enseñaba la lengua y la escritura, sino también las ciencias de la época -botánica, zoología, geografía, matemáticas y teología. Se estudiaban y se copiaban las obras literarias del pasado, y se creaban obras nuevas. Las escuelas estaban dirigidas por elummia («profesor experto»), y entre el profesorado se incluía, invariablemente, no sólo un «hombre encargado del dibujo» y un «hombre encargado del sumerio», sino también un «hombre encargado del azote». Parece ser que la disciplina era estricta; un alumno escribió en una tablilla de arcilla que había sido azotado por no asistir a clase, por falta de higiene, por vago, por no guardar silencio, por mala conducta e, incluso, por su mala caligrafía.

Un poema épico que trata de la historia de Erek habla de la rivalidad entre Erek y la ciudad-estado de Kis. El texto épico narra cómo los enviados de Kis se acercan hasta Erek para ofrecer un acuerdo pacífico en su disputa. Pero el soberano de Erek en aquel momento, Gilgamesh, prefería luchar en vez de negociar. Lo que resulta interesante es que Gilgamesh tuvo que poner el asunto a votación en el Consejo de Ancianos, el «Senado» de Erek: Sin embargo, el Consejo de Ancianos estaba por las negociaciones. Impertérrito, Gilgamesh expuso el caso ante gente más joven, el Consejo de los Luchadores, que votaron por la guerra. Lo significativo de este cuento estriba en la revelación de que un soberano sume-no tenía que someter la pregunta de guerra o paz ante el primer congreso bicameral, hace unos 5.000 años. El título de Primer Historiador se lo otorgó Kramer a Entemena, rey de Lagash, que registró en cilindros de arcilla su guerra contra la vecina Umma. Otros textos eran obras literarias o poemas épicos cuyos temas eran sucesos históricos, las inscripciones de Entemena eran de una prosa directa, escritas únicamente como un registro fáctico de la historia.

Debido a que las inscripciones asirías y babilonias fueron descifradas bastante antes que los textos sumerios, se creyó durante mucho tiempo que el primer código legal fue compilado y decretado por el rey babilonio Hammurabi, alrededor del 1900 a.C. Pero, a medida que se fue descubriendo la civilización de Sumer, fue quedando claro que «los primeros» en un sistema legal, en concep-tos de orden social y en la administración de justicia fueron los sumenos. Bastante antes que Hammurabi, un soberano sumerio de la ciudad-estado de Eshnunna (al noreste de Babilonia) hizo un código de leyes que establecía los precios máximos de los comestibles y del alquiler de carros y barcas, con el fin de que los pobres no fueran oprimidos.También hizo leyes que trataban de los agravios contra la persona y la propiedad, y regulaciones relativas a temas familiares y a las relaciones entre amo y sirviente.

Aún antes, Lipit-Ishtar, un soberano de Isin, promulgó un código del que sólo quedan legibles en la tablilla parcialmente preservada (copia de un original que fue grabado sobre una estela de piedra) 38 leyes, que tratan de las propiedades inmobiliarias, de esclavos y sirvientes, del matrimonio y la herencia, del contrato de embarcaciones, del alquiler de bueyes y de las penas por no pagar los impuestos. Tal como hizo Hammurabi tiempo después, Lipit-Ishtar explicaba en el prólogo de este código que actuaba por mandato de «los grandes dioses», que le habían ordenado «llevar el bienestar a los sumerios y los acadios». Aún así, ni siquiera Lipit-Ishtar fue el primer sumerio en hacer un código legal. Se han encontrado fragmentos de tablillas en los que aparecen copias de un código promulgado por Urnammu, soberano de Ur en los alrededores del 2350 a.C. -más de medio milenio antes que Hammurabi. Las leyes, promulgadas por mandato del dios Nan-nar, pretendían detener y castigar «a los que arrebatan los bueyes, las ovejas y los asnos a los ciudadanos», para que «los huérfanos no sean víctimas de los ricos, las viudas no sean víctimas de los poderosos, el hombre de un shekel no sea víctima del hombre de 60 shekels».

Urnammu decretó también «pesos y medidas honestos e invariables». Pero el sistema legal sumerio y la aplicación de justicia se remontan aún más allá en el tiempo. Hacia el 2600 a.C. ya tenían que haber sucedido demasiadas cosas en Sumer para que el ensi Urukagina tuviera que instituir reformas. Los estudiosos citan una larga inscripción suya como un testimonio precioso de la primera reforma social del hombre basada en el sentido de la libertad, la igualdad y la justicia -una «Revolución Francesa» impuesta por un rey 4.400 años antes del 14 de Julio de 1789. El reformador decreto de Urukagina hacía, en primer lugar, una lista de los males de su época para, después, hacer una relación de las reformas. Los males consistían principalmente en el uso indebido de los poderes asignados a los supervisores, poderes que utilizaban en beneficio propio; el abuso de la condición de funcionario; la extorsión que suponían los altos precios marcados por grupos monopolizadores. Todas estas injusticias, y muchas más, fueron prohibidas por el reformador decreto de Urukagina. Un funcionario ya no podía poner el precio que le viniera en gana «por un buen asno o una casa». Un «hombre grande» ya no podría coaccionar a un ciudadano común. Se restablecieron los derechos de los ciegos, los pobres, las viudas y los huérfanos, y a cualquier mujer divorciada se le concedía la protección de la ley -hace casi 5.000 años.

¿Durante cuánto tiempo venía existiendo ya la civilización sumeria para requerir tan importante reforma? Está claro que durante mucho tiempo, pues Urukagina afirmaba que había sido su dios Ningirsu el que le había convocado para «restablecer los decretos de los primeros días», una llamada implícita para volver a unos sistemas aún más antiguos y a unas leyes aún más lejanas en el tiempo. Las leyes sumerias se apoyaban en un sistema judicial en el que los procedimientos y los juicios, así como los contratos, eran meticulosamente registrados y preservados. Los magistrados actuaban más como jurados que como jueces; el tribunal estaba compuesto normalmente por tres o cuatro jueces, uno de los cuales era un «juez real» profesional, mientras los demás eran extraídos de un grupo de 36 hombres. Mientras que los babilonios se dedicaron a hacer reglas y regulaciones, los sumerios estaban más interesados en la justicia, pues creían que los dioses señalaban a los reyes, principalmente, para asegurar la justicia en la tierra. Se puede establecer más de un paralelismo entre los conceptos de justicia y de moralidad que aparecen aquí y los del Antiguo Testamento.

Aun antes de que los hebreos tuvieran reyes, fueron gobernados por jueces; los reyes no eran juzgados por sus conquistas o sus riquezas, sino por la medida en la cual «hacían lo que era justo». En la religión judía, el Año Nuevo marca un período de diez días durante el cual los hechos de los hombres se pesan y evalúan para determinar su destino en el año que comienza. Probablemente sea algo más que una coincidencia el hecho de que los sumerios creyeran en una deidad llamada Nanshe, que juzgaba a la Humanidad una vez al año del mismo modo; después de todo, el primer patriarca hebreo, Abraham, vino de la ciudad sumeria de Ur, la ciudad de Ur-Nammu y su código. La preocupación sumeria por la justicia, o por la ausencia de ésta, encuentra expresión también en lo que Kramer llamó «el primer ‘Job’ «. Emparejando fragmentos de tablillas de arcilla en el Museo de Antigüedades de Estambul, Kramer pudo leer buena parte de un poema sumerio que, como el bíblico Libro de Job, habla de los males de un hombre justo que, en vez de ser bendecido por los dioses, sufrió todo tipo de pérdidas y de ignominias. «Mi justa palabra se ha convertido en mentira», gritaba en su angustia.

En la segunda parte, el anónimo padecedor suplica a su dios de un modo muy similar a como se expresan algunos versos de los Salmos hebreos. Después, viene un final feliz. «Las palabras justas, las palabras puras que pronunció, fueron aceptadas por su dios; …su dios retiró la mano de la declaración del mal». Precediendo en dos milenios al bíblico Libro de Eclesiastés, los proverbios sumerios expresaban muchos de los mismos conceptos e ideas. Los logros materiales y espirituales de la civilización sumeria vinieron acompañados también por un amplio desarrollo de las artes interpretativas. Un equipo de expertos de la Universidad de California en Berkeley se convirtió en noticia en Marzo de 1974, cuando anunciaron que habían descifrado la canción más antigua del mundo. Lo que consiguieron los profesores Richard L. Crocker, Anne D. Kilmer y Robert R. Brown fue leer e interpretar las notas musicales escritas en una tablilla cuneiforme de los alrededores del 1800 a.C. encontrada en Ugarit, en la costa mediterránea (actualmente en Siria). «Sabíamos ya», explicó el equipo de Berkeley, «que hubo música en la primitiva civilización asirio-babilonia, pero hasta que desciframos esta canción no hemos sabido que aquella música utilizaba la misma escala heptatónica-diatónica característica de la música occidental contemporánea y de la música griega del primer milenio a.C.».  Hasta entonces se creía que la música occidental se había originado en Grecia; a partir de ahí, quedó demostrado que nuestra música, así como cualquier otra música de la civilización occidental, tuvo su origen en Mesopotamia.

14.12.2013 00:34

Cuando me pongo a conocer y a reflexionar, estoy usando el Episteme, utilizando el análisis y aún cometiendo, en algunos casos el pecado de Hybris, al cual los lacanianos llamarían arrogarse el lugar del saber, pero Quién sabe algo, alguna pequeña cosa sobre algo en especial inherente a su Psiqué?
Al conocer, estoy constatando que la realidad no es como antes se presentaba ante mis ojos, nuevamente el tema de los ojos, y aquí cabría la frase bíblica:

-... Si tus ojos te ofenden
Arráncalos y tíralos lejos de ti... -

Hace unos momentos un alumno relacionó el tema que desarrollo con el Mito de Adán y Eva.
Lo dicho puede ser absolutamente correcto, este es el pecado de Adán y Eva, ellos comen del fruto de la sabiduría, del Árbol del Bien y del Mal, del Axis Mundi, entonces ya automáticamente debían abandonar la posición ingenua que permitía la no diferenciación con los animales, con el medio ambiente, con el hábitat psicológico, con esa Armonía Transpersonal.

Pero se llega al conocimiento, se comete el pecado de Hybris mediante el saber, y ahí son expulsados del Paraíso. Mas que anatematizados, es que sencillamente no podían vivir mas en él.

Se podía haber tomado tanto un Mito como otro, que en ultima instancia ni si- quiera constituyen Mitos Cosmogónicos, pero la confrontación es la vieja confrontación. Voy a repetir una frase de Jung:

"Freud descubrió el Arquetipo de Edipo y, en realidad fue el único que descubrió."

Ni siquiera es correcto que este Mito sea un Mito Fundante, la Mitología de todas las culturas, de todas las edades, las pasadas conocidas o no, y las por venir, están plagadas de Mitos, muchos de los cuales son Fundantes. El mundo, el "Piccollo mondo" que nos rodea es un calidoscopio de símbolos que están siempre allí y son vistos solo por aquel que los quiere ver, pero no con los ojos, sino con la interioridad de su propia Psiqué.
Llevaremos el concepto del Mito de Edipo a la actualidad.
Acá lo sexual en si no está ausente de ninguna manera pero no veo porqué tenemos que hiper valorarlo.
Si consideramos por ejemplo la Esfinge y Yocasta y la llevamos a la actualidad, fíjense ustedes a la cotidianeidad de nuestra Capital Federal, porque esto en provincia o en otras latitudes del universo es distinto, lo que hace dudar acerca de la pretendida universalidad del Edipo, como apuntaba certeramente a mi modo de ver, Malinowsky, Mead y la Antropología Cultural. Pero esta actualidad, la de Capital Federal podemos manejarla todos los que estamos aquí y nos guste o no somos sus emergentes, pues el Ser Humano es emergente de un medio social determinado y al que a la vez determina. Vamos a encontrar acá el estereotipo de lo que llamamos el macho porteño y el de las mujeres porteñas, entonces no nos va a costar absolutamente nada ubicar dentro de esta nueva simbología a la Esfinge la personalidad histérica, esa que seduce con su enigma, con su encanto secreto que la gran mayoría de los casos fascina al hombre por eso y después se queda en la seducción porque no hay detrás ningún secreto. El único encanto secreto que tiene es la búsqueda del mismo, pero después, uno constata que aquella forma está vacía. Y estuvo, fascinado, encantado, que es la misma etimología que embrujado.-Esto está muy bien descrito por Jung en el reportaje que le hiciera la BBC de Londres, me refiero a "Face to Face" -Por el otro lado vamos a encontrar también nuestra figura de hembra porteña que es la esposa-madre, madre-esposa o madre-abuela, nuestra propia Yocasta, como desexualizada porque culturalmente hablando parecería que las madres no han procreado, que los hijos vienen por partenogénesis, que las hermanas por ejemplo son todas vírgenes. Obsérvese como tenemos ,en el lenguaje popular incluso, esquizotomizada, el concepto delÁnima. De ahí que la palabra sea arquetipal, recuérdese que el Golem es movilizado por la Palabra.

Qué pasa con Edipo?

Edipo comete también por un lado lo que sería el pecado de Hybris, es decir se da cuenta de lo que pasa, pero su solución es la de digitar no solo su destino sino el de los demás. Eso no vale. Es atributo de Dios.

No se puede ir a ver una película sabiendo el final, porque uno no se mete en la película, está siempre afuera de ella, y la película, buena o mala, es la propia vida, que a menudo no recibe ningún Oscar de la Academia de Hollywood; pero a la cual hay que darle la oportunidad que Edipo niega.

Por uno de los dos motivos o por los dos que describí. Ya sea para resolver, cumplir lo Oracular, o realizar el destino del Arquetipo, Edipo que es un Héroe que tiene orígenes difusos, cuya genealogía divina habría que remontarla a los tatarabuelos, que es rengo, tiene que cumplir el papel que le es encomendado y cómo lo cumple?, Mediante la Episteme extrema, o sea dándose cuenta, y acá viene lo más triste del Mito que es la esencia de lo que yo considero que el Drama está diciendo.

Este mito indica que no es bueno darse cuenta, que no es saludable darse cuenta, que muchas veces es preferible vivir en el mundo Heideggeriano del "se", porque si uno se da cuenta de la totalidad ,se psicotiza.

La psicotización acá se traslada a un repliegue interno, como en las Psicosis, con una manifestación francamente autista la realidad interior. Eso es el quedar ciego, cegarse-enloquecerse-morirse para evitar contactarse con ese medio externo el cual es exascreable y conocido, o sea que es una elección de vida negativa.
Frente a este medio externo que ya es conocido, me repliego a mí mismo, esta es una castración, si se quiere, pero simbólica, no debemos dejar de tener en cuenta que si verdaderamente en el Mito se hubiera buscado hacer referencia a la castración real, sin duda Edipo en lugar de quitarse la vista, hubiera cometido una autocastración, como se comentó en su momento de Víctor Tausk, o como el hijo Zeus, castró a su padre Chronos con una guadaña, para detentar el máximo poder y evitar ser engullido por él.
Así pues, la Castración Simbólica deja resquicios, que podemos interpretar, tomando al símbolo de enceguecerse, como indica Jung, en su forma expresa.
La vista es aquello que contacta con el medio exterior, el desagradable medio exterior del cual el individuo espera trascender, y de esta manera, como expliqué, alcanzar la visión interior, la vida interior.
La otra acepción podría ser por ejemplo, que frente a lo que se representa como el Anima y se atomiza, la única posibilidad que tiene Edipo, de subsistir, ya no digamos vivir pues siempre estará partido, o sea ciego, va ha ser la de deambular metafóricamente hablando a la búsqueda de su propio Selbst que estaría indicando la raíz de lo masculino, o sea de su Animus.

Elaboraré esta otra posible interpretación, la cual, de ser correcta indicará otra significación del Símbolo.

El conocimiento en la vida lleva a Edipo, Héroe Trágico, al repliegue, pero lo lleva también a la vida interior, a la búsqueda de lo que es uno mismo y por supuesto conduce al Ascetismo, es decir a polarizar el Arquetipo del Eremita. Se va a estar solo y se va a ser considerado loco, el Eremita, contracara del Anciano Sabio lleva a apartarse del común de la gente. Esto no pretende ser exhaustivo pero no por deprimente deja de ser cierto, simplemente intenta darles una acepción distinta y creo yo que con tanta o más lógica que ,la que puede arrojar el mismo problema planteado desde el famoso punto de vista del tabú del incesto, o el Afán de poder.
El problema que planteo en este análisis es el del conocimiento. Esto es un cuestionamiento acerca de la trascendencia es decir, Edipo se enfrenta a saber para qué está él en la vida?
Y descubre, porque así lo considera, porque ha sido tocado por el Vaticinio Arquetipal y está capturado, que vive para cumplir un fin trágico, y él lo conoce, o lo que es peor aún..., lo sabe.
Hablando en términos Junguianos, el conocimiento que Edipo posee es un conocimiento arquetipal, derivante de la actuación de determinados Arquetipos y va a ser él a su vez poseído, o sea su Complejo del Yo, su Persona, que es desplazada por, la emergencia de un Arquetipo que en este caso era un Arquetipo de búsqueda de la verdad extrema por darle un nombre.
Sin embargo, en la misma leyenda también se dice que lo que hace él en última instancia es bucear dentro de sí mismo para tratar de encontrar su Selbst, su vida interior, lo cual nos lleva al mayor conocimiento y al emerger del cual, Edipo termina como adivino, cierto, como vidente cosa que es sumamente común en la Mitología Griega, me refiero a tema del vidente ciego, como ya expliqué.
El camino del Héroe, está teñido en un comienzo de Hybris y esta es la prueba que debe ser trascendida. Tomemos por ejemplo a Tiresías, otro gran adivino de la Mitología Griega.

También éste había cometido otro pecado de Hybris puesto que había alternado a lo largo de distintas vidas, su sexo, había sido mujer y hombre alternadamente.

PREGUNTA:"- En cuanto el Oráculo se cumple, no? Y el oráculo se cumple, no lleva implícito el acceder a otro tipo de conocimiento a partir de que se llega a la visión interior, digamos a partir de ello?

RESPUESTA: Si, el Oráculo se cumple indefectiblemente, porque Edipo pervivirá acá sin la Esfinge enigmática y seductora, la Doxa, y sin la Yocasta conservadora y negadora de la realidad, Doxa también, lo cual no es otra cosa más que frente a la pérdida de esa realidad buscará en sus fuentes interiores, desde su Animus, lo que es su propia Ánima, y ahí encontrará la vida interior. No se olvide Ud. que Dante, para llegar al Cielo, o sea al Selbst, debe tener un ideal femenino, Beatriz, su Anima pero actuar como su guía masculino, Virgilio.
Esta raíz del Mitologema, de la Divina Comedia, por ejemplo, lo vamos a encontrar en la Mitología Griega en infinitos motivos, a cual más bello, porque hay toda una Psicología de la Mujer interior, toda una simbología de la vida interior, justamente por carencias de la vida externa.

PREGUNTA: ¿ Es una visión un poco amarga, porque siguiendo este razona- miento, la búsqueda del conocimiento termina con la especie?

RESPUESTA: Depende de qué conocimiento. No creo que sea solo amarga, es deprimente!, Ojalá fuera solo el incesto, pero recuerde Ud . Que estamos tomando un Mito en el que reflejamos la posición del Héroe Trágico frente a la vida porque si hicieran todos los Héroes lo mismo, y todos lo somos en nuestras vidas, desaparecería la especie humana.

Es muy lógico, cada generación tiene, no sé cuántas personas que son consideradas dementes hasta que se mueren y , después de dos o tres generaciones pasan a la categoría de genios, siempre ha sido así. Desgraciadamente para él, y muchas veces para quiénes lo rodean, el Héroe Trágico nos es absolutamente necesario. El Ser Humano no conocería sentimientos como el idealismo, la entrega total, la convivencia con la incomprensión, si no fuera mediante este Arquetipo. Pero recuerde y lo vamos a desarrollar, que existen otros tipos de Héroes y no necesariamente encarnan lo trágico. No todos son Lohengrins, o Edipos, gracias a Dios.

PREGUNTA:"-Es este mito un proceso de individuación?-"

RESPUESTA: Sin duda. El cumplimiento del Oráculo conlleva en sí un proceso de Individuación, realizada por Edipo, que ya no es Edipo, sino es el ser humano.

Es un proceso de Individuación, sin la menor duda, y que no tiene porque ser el proceso de Individuación de cada individuo, de hecho no tiene por qué ser así, lo que ocurre, y ahí está también el pesimismo freudiano con respecto al Ser Humano, pesimismo justificado en gran parte por su experiencia personal. Fue él quien hiperdimensionó a este Arquetipo por sobre los innumerables otros existentes. Sabía Ud. que enfrente del su escritorio, Freud tenía una imagen de la Esfinge? 
Cada uno tiene su propio proceso de individuación, Edipo, contemplado desde esta óptica desconocida para muchos, es una variante, Jung justamente decía en su entrevista de 1957 a la BBC de Londres, cuando tenía 82 años, acerca de la visión pesimista del Ser humano por parte del Psicoanálisis y se refería a Edipo como el único Arquetipo que Freud encontró el primero y el único, como mencioné anteriormente, pero no es esto así, existen innumerables arquetipos y todos ellos están representados en las leyendas ,los cuentos de hadas y los mitos. Esto ya lo había dicho anteriormente. Quedaría una reflexión que puede resultar interesante como cuestionamiento, pero de la cuál no tendremos respuesta.
Edipo se ciega por ver la realidad, o por saber que en su proceso de individuación ha matado a Layo, culpable, si, pero también a las inocentes Esfinge y Yocasta, cuyo único pecado fue el haberse puesto en el camino de el?

PREGUNTA:"-Pero son trágicos todos, los personajes...Todo Proceso de individuación debe ser así?-"

RESPUESTA: No necesariamente. El Proceso de Individuación no puede ser siempre trágico, si doloroso, sin duda, pero no tiene por qué ser necesariamente trágico a no ser que uno sea dominado por el Arquetipo del Héroe Trágico, que como dije, también es necesario.
Si yo hablo de Odiseo o Ulises, por seguir en la Mitología Griega, vamos a ver otro Proceso de Individuación con un final bastante feliz en la Aventura del Héroe, claro que de distinto tipo de héroe.
Ulises es apartado y llevado hacia una guerra que el no quiso, donde no desea participar. En este momento vamos a hablar el porqué se negaba.
Ulises u Odiseo es forzado justamente porque se había vaticinado, y aquí se vuelve a observar lo arquetipal expresado en la terminología de la Mitológica Griega.

El Oráculo es inexorable. Como decía, si este no participaba, los Argivos no obtendrían la victoria sobre Troya, Y Ulises, que por algo era el hombre más inteligente del mundo, sabía que algo había oculto en tanta insistencia, en especial por un tema que no le correspondía. Al fin y al cabo Helena era la esposa de Agamenón, él tenía a Penélope, y su casa no había sido violada ni sus mores hospitalarias, y sin embargo es forzado a participar a punto tal que Ulises que está representando en este caso la Episteme pero desde otra posibilidad, la posibilidad de la buena utilización de la misma y que se había constituido en un conocimiento destructivo en Edipo mientras que, en Odiseo creativo.
Cuando uno habla de Ulises, está hablando de un individuo sumamente sagaz. Era tan astuto que sabiendo que lo iban a venir a buscar para participar en la Guerra de Troya, se unció a un arado en lugar de los habituales bueyes y se puso a arar en líneas sinuosas, pero Palámedes, quien era más inteligente y por ello fue destruido por el propio Ulises posteriormente, a raíz de este episodio, para demostrar la falsa locura de Odiseo puso en el camino del arado que tiraba Ulises haciéndose pasar por demente, al propio hijo del Héroe , Telémaco. Frente a la posibilidad de asesinar a alguien de su propia sangre, Ulises deja de fingir, sabiendo que con ello, se realizaba el Arquetipo del Cruce.

Aquí la encrucijada eran las líneas del arado y el niño, simbolizaba las aguas, conjuntamente con el reinado de Ulises, la rocosa isla de Itaca, rodeada por el celeste Mar Griego. Al cesar de arar para evitar partir a su propio hijo Palámedes reconoció la falacia del otro y construyó su propia posterior desgracia.
Ulises debió combatir en una guerra que no era la suya, como tantos y tantos hombres fueron y serán enviados a luchar guerras ajenas. Va, participa. En el combate sucede un cúmulo de avatares que están muy bien descritos en la Ilíada primeramente y con posterioridad en la Odisea, pues Ulises era también un Héroe que no debía envidiar nada ni a Aquiles, Ayax, Eneas, Héctor o Menelao.
De la Odisea, o sea la travesía de Ulises hacia Itaca, es decir el tránsito del Héroe hacia su ser interior deviene posteriormente la palabra Odisea y que ha quedado para expresar algo como la gran hazaña producto de las peripecias y vicisitudes, que no son otra cosa que la vida misma.
Los pasos que tiene que realizar el Héroe.

Con Hércules también se puede hablar también de Odisea. Todos los obstáculos que encontró, la Isla de los Lotófagos, el Cíclope, Escila y Caribdis, el ganado de Helios, los hechizos de Circe, etc...Todos los tránsitos que realiza el Héroe. Son para llegar de nuevo a su esencia, para reencontrarse con su ánima que está simbolizada en Penélope, para volver a Itaca, a su Selbst, e incluso reencontrarse con el único que lo reconoció, metamorfoseado por su Diosa amiga, Atenea: su perro, es decir su yo interior.

Y no es casual que Atenea fuese la guía espiritual de Ulises, pues estamos aquí con la Diosa de la Inteligencia.

PREGUNTA: Yo no se tanto como para poner en los Mitos lo que yo pensé, y es que cuando uno se entera que no se es sino o que ha sido por el deseo de los padres, un poco mas desde la vertiente psicoanalítica, se cumpliría la misma inexorabilidad...

RESPUESTA: Considero que esto es mucho más arcaico que va mucho más allá ,y por ende es menos simplista, porque yo diría que entonces los padres son el deseo de los abuelos.

ALUMNO:"-si, por la ley vital embriológica, claro, pero bueno, es trágico, porque en realidad uno ya viene, como determinado"..

RESPUESTA: Pero sin embargo no es esa la idea.

ALUMNO:"-Yo pensaba en el sentido de Trágico porque la Individuación implicaría, como una descentración de uno, o uno sabe qué es y qué sabe, para darse cuenta de que saber es no saber, o, saber que uno no sabe. Entonces uno puede empezar a aprender de esta forma.
En ese sentido considero que es tan trágico como el Mito de Edipo porque a uno lo descentra absolutamente de su Yo alienado en todas esas cosas que veíamos, de la ilusión. El sujeto es vivido teleológicamente a través de una libido preexistente.

RESPUESTA: Yo comprendo la posición pero considero que lo verdaderamente trágico es vivir y no saber que se ha vivido, porque esta vida es como granos de arena que se escapan de los dedos.

ALUMNO:"-Pero el que no se hace la pregunta vive más feliz..."-

RESPUESTA: Si probablemente Edipo hubiera sabido todo esto tal vez hubiera respondido que el ser que caminaba en cuatro patas de mañana, en dos de tarde y en tres de noche era otro y no el Ser Humano, yo lo invito a que no lo viva como trágico. No es ese mi deseo, véalo como un signo de Individuación ,por otra parte no se llega a obtener siquiera un intento de Individuación si no se sufre y se confronta desde adentro y con uno mismo. Eso siempre duele y constituye la base de la experiencia psicoterapéutica, pero también se corrobora con el proceso Alquímico de la mortificatio, sin embargo la mortificación es necesaria para lograr posteriormente la albedo es decir el blanqueamiento de la substancia, la purificación y para llegar a eso es necesario un sufrimiento, porque la experiencia, en la vida, como en la Psicoterapia o en las situaciones límites es sufrible, y dolorosa porque es también intransmisible. Pero la cosa sería verdaderamente trágica si luego de sufrir uno no emerge, entonces si, sería digno rasgarse las vestiduras como los hebreos por la pérdida en inutilidad de la vida. Pero en cambio si uno emerge se cumplirá un Arquetipo, que está simbolizado en el Selbst y no es otra cosa que el Sentido de Nuestra Propia Existencia, y este sentido a menudo ,se nos escapa a nosotros mismos, es algo que Jung define con los conceptos de Sincronismo y Sincronicidad y a menudo excede a la Lógica causal hipotética deductiva, para acceder a la lógica de Dios.
El resurgimiento será distinto con mas fuerza y con una novedosa recombinación fruto de la confrontación de San Jorge y el Dragón, es decir del Héroe y la Sombra que llevamos dentro, y la que no necesariamente es mala, sino vivida en forma desatendida.

La posición depresiva es inherente al intelectual, esto está comprobado, pero le pido que vea la Trascendencia y el Sentido de la Vida porque si no va a comprender nunca a Jung.

La Psicología junguiana es una respuesta al reduccionismo pesimista existencial y si Edipo le parece, trágico es porque lo es, pero no es mas que uno de los tantos Arquetipos de nuestra Psiqué humana. Jung habla a- cerca de la Trascendencia y la Completud de la vida y eso no puede ser pesimista de ningún modo.

PREGUNTA:¿Qué hubiera pasado si Edipo...desde una visión diferente, no se hubiera comportado como se comportó..?

RESPUESTA: Si Edipo no hubiera sido Edipo no tendríamos Mito de Edipo.. El Arquetipo, es determinista y acá está actuando y no es compensado. Es como si como si se pusiera un disquette en la computadora y en el disquette está impreso ese programa. La computadora leerá ese programa y no otro, que se puede hacer frente a ello? Hay técnicas que se utilizan en Análisis Junguiano, es decir en Psicología Analítica por ejemplo, decatectizar al Arquetipo sobrecatexiado, darle energía si le hiciera falta, hacer emerger la polaridad contraria del mismo Arquetipo, pero si se da ese Arquetipo, no puede ser cambiado externamente.
No olvide usted, que para Jung el concepto de la Neurosis es un intento, fallido sí, pero un intento al fin de restaurar el equilibrio psíquico, por eso hay que ser sumamente cuidadoso con los tratamientos y no caer en el pecado de Hybris pretendiendo curar absolutamente todo. Decididamente el terapeuta no es Dios.

PREGUNTA: "- Layo.. Intenta eludir digamos, a la muerte regalando o matando a su hijo y Edipo se va de la casa de sus padres adoptivos por no matar a sus padres, claro pero con un entendimiento literal del mensaje. Trató de eludir el Mandato, pero no lo logró.

PREGUNTA:"- Ahora en ese pasado esto fue lo que ocurrió.

De haber sido tratado quizá se hubiera decatectizado... ese Arquetipo, del Héroe y se hubiera transformado en uno no trágico, en lo terapéutico que le digo al Edipo contemporáneo?

RESPUESTA:.. Frente a eso la Psicología Analítica da opciones, yo las mencioné pero digamos que se decatectiza, es decir lograr quitar la carga. que moviliza al Arquetipo o la Constelación de Arquetipos Dominantes, para lo cual se debe llegar previamente mediante el Complejo y para esto es necesario trabajar en terapia técnicas que ya iremos viendo, o alterar la modalidad del arquetipo puesto que un arquetipo tiene dos polaridades opuestas y complementarias siempre a veces, por un equilibrio, yo diría homeostático, al decatectizar uno aparece la libido vital cargando a otro Arquetipo o a otros Arquetipos que harán, una Constelación Arquetipal, pues aquí también como en Física la Energía no se crea ni se destruye, se transforma, esto está muy bien desarrollado por Jung en Símbolos y Transformaciones de la Libido. O sea que esto en terapia, por supuesto que es tratable, existen otras técnicas como el Juego, el Sand Play, la Espera Receptiva, la Imaginación activa, etc., pero ello conlleva la elección de una Carrera y dentro de ella la profundización de una Escuela que no es nada sencilla y a menudo resulta mas cómoda negarla, aunque no por ello deja de existir. Ud. sabrá que me estoy refiriendo al ostracismo que sufre Jung en nuestro medio.
Pero retomando su pregunta, Edipo es un drama griego, aquí el Mito es cerrado...se trata de un Mitologema y por lo tanto es simbólico, es decir que sirve para saber lo que puede pasar si determinadas cosas no se solucionan a tiempo. El Mito es ilustrativo, como dice Jung, acerca de las cosas que se debe o no hacer en determinadas circunstancias, lo que ocurre es que el individuo no logra realizarlas cuando se encuentra poseído por ese Arquetipo, que puede comportarse como un Demonio al cual se debe exorcizar.

PREGUNTA:"-Entonces si lo llevamos a la Mitología también en el caso de Ulises u Odiseo, que estábamos hablando, Odiseo pudo haberse quedado con las Sirenas que serían el equivalente de la Esfinge. Pero no lo hizo porque conociéndose a sí mismo y sabiendo que se iba a quedar, buscó los recursos, como para poder llegar al final del viaje. Esto está bien?

RESPUESTA: Eso está perfecto. El viaje de Odiseo, sería el viaje Analítico, con un camino diferente, porque todos son caminos diferentes, y tomado desde otro punto de vista, incluso pasa por Circe pasa por Calipso o sea, por las distintas posiciones de lo femenino hasta llegar a la concreción del Ánima que sería Penélope. Pudo encauzar las energías arquetipales que emanaban de él.
Pero me gustaría ampliar la respuesta por uno de mis autores favoritos, Fran Kafka. Tendrá la oportunidad de apreciar la inteligencia de Odiseo, que no en vano era el favorito de Atenea.
Kafka con su peculiar talento para las situaciones kafkianas propone lo siguiente:

Piensa que Odiseo se taponó con cera los oídos, como sus compañeros, y que las Sirenas en aquella ocasión se abstuvieron de cantar, tal vez por pensar que a semejante adversario, solo podría afectarle el silencio, o tal vez porque el aspecto de felicidad del rostro de Ulises les hiciera olvidar todo canto.

Ulises con los oídos tapados creé que ellas cantan y que él es capaz de soportar el mismo gracias a que tenía el tapón de cera . Las sirenas por así decirlo le dejan pasar engañándole con la ilusión de una victoria ficticia para tentar su soberbia.

Pero Kafka remata su breve meditación sobre el tema sugiriendo que probablemente Ulises sabía que ellas no estaban cantando y que dejó arteramente que, creyeran que él creía que cantaban con lo cual se prueba la sabiduría vertiginosa de este Héroe la cual le protegía de los hombres y de los dioses. O sea, la solución de Ulises evidentemente es distinta porque sabiendo el engaño al cual va ha ser sometido a su vez engaña dejándose engañar ,con lo cual vuelve a engañar. Esta sería la solución para enfrentarse con la Doxa, con las Sirenas, la Esfinge, con lo femenino en este sentido. Diría la utilización correcta del Episteme.

El hacer ver que se vive el mundo del Dasseinn, pero en el fondo no."-

PREGUNTA:" - Hay otra cosa, esta Palas Atenea no sería la figura del analista, que lo va protegiendo, que lo va guiando, que le va encausando la energía?

RESPUESTA: Bueno yo diría que es una posibilidad de interpretación simbólica muy lógica si, podría considerarse, siempre que Ud. acepte a su Analista como su Alter Ego, su Psicopompos o su Chamán. Recuerde que la palabra terapeuta proviene de la Secta judía Esenia y literalmente significa " Curadores del Alma ".

PREGUNTA:"-Yo, no sé nada de Psicología de vida, no soy Psicólogo pero lo veo de una manera más literaria, todo lo que se dijo sobre Edipo me enseña que buscar el conocimiento , desviado de toda sensación, solo por el lado del conocimiento lleva a una situación trágica."...

RESPUESTA:-Una postura mas realista sería el aceptar las cosas como son aún conociéndolas siguiendo el juego como uno hace. Como la vuelta de Ulises, en donde él sabe que es una mentira y la acepta como tal y no se saca los ojos...

Fíjense como difieren de un mismo Mitologema, de un Mitologema concreto distintos oyentes, esto es porque, como dije el Mito es la posibilidad de comprender nuestros dramas personales abreviados, con principio, desarrollo y fin y obviamente la forma de vivenciar cada ser humano lo mitológico hace referencia al propio componente arquetipal.

Hoy les he planteado una versión que, yo no diría es diametralmente opuesta a las clásicas mas conocidas, sino que toma otros elementos, que tiene una lógica.

Podrán coincidir o no pero el planteo es coherente y lleva en sí una metáfora distinta, conclusión diferente, que desde mi óptica personal es mucho más abarcativa, que reducir este tremendo problema, que es un problema del Ser en Sí, la Esencia del Ser Humano. El Problema del Conocimiento, y la forma de vivenciar y aceptar el mismo. Que es un problema de Doxa y Episteme, al plano sexual del incesto, el que también está tomado en el Mito, pero considero que hiper dimensionar este solo aspecto, es tomar un símbolo y utilizarlo como signo, entonces obsérvese lo que pasa cuando se toman verdaderamente los símbolos como tales y se los amplifica.

La riqueza de la Amplificación se extiende muchísimo más, sigue y sigue...Por ejemplo: ¿dónde están las esfinges?
Aparecen como guardianas del conocimiento hermético, esa es la Esfinge Gnóstica.
Entonces si se observa detenidamente toda la sincretización que ha sufrido la imagen de la Esfinge se encontrará que no está apuntando al plano sexual, sino que está simbolizando la necesidad de preservar secretos que deben ser rigurosamente ocultos, a la Esfinge se la llama también la Arcana, en el sentido de que guarda los arcanos ocultos.
En las Bibliotecas, por ejemplo, se va a encontrar que en muchos de los adornos que hay sus muebles por ejemplo, o rematando capiteles se encuentra la imagen de la Esfinge.
La Esfinge fría e intelectual, una Episteme que oculta la verdadera Doxa ,pero también hay otras acepciones...
En muchas Catedrales, templos funerarios, y bajo forma de gárgolas, qué está frente a la tumba?:
-La imagen de la Esfinge-
Si alguien piensa que las Pirámides son casualidades o accidentes geográficos, entonces no comprenderá mas que el signo, y una de las connotaciones de la Esfinge, tomada como Símbolo en sí, es el de ser la "guardiana del misterio", y no la represora del sexo, ni cosa que se le parezca. Pero si vamos a buscar esta connotación la vamos a encontrar, sin la menor duda. En este último caso, el misterio a guardar es el de la Muerte.
Sin duda que es factible encontrar connotaciones sexuales, de hecho las tenemos claramente en las Esfinges - Lamias o, yendo a otro exponente de la galería de monstruos de forma femenina, los súcubos, pero estamos hablando de otra cosa, si se significa un símbolo, no cabe la menor duda de eso, estamos ya frente a un signo, donde lo connotante agota lo denotado, y no estamos hablando de un signo, estamos hablando de la Esfinge.

PREGUNTA: Entonces Freud no se pinchó los ojos?..

RESPUESTA: Yo creo que si, Porque todo esto ha surgido, gracias a la Historia que inició Freud, conjuntamente con Jung, Adler y muchos otros...Lo que pasa es que a veces alguien llega a determinado punto del conocimiento y se queda con eso, que no fue el caso de Freud porque el evolucionó. Y lo hizo mucho, a pesar de problemáticas personales, en el sentido Junguiano, fíjese Ud. en especial en sus últimos escritos.
En ese sentido en cuanto a dicotomizar, desvalorizar otras Escuelas etc. le endilgo mucho de la culpa a ciertos discípulos Psicoanalistas Freudianos y a los malos continuadores.
Pero yo diría que en última instancia sería importante ver porqué a Freud le preocupó tanto el Arquetipo de Edipo?
Esto es válido si se acepta la frase de que uno trata de entender sus carencias-. Creo que Freud fue una especie de Héroe Trágico-

PREGUNTA: Hay bastante más en Freud de lo que a uno le enseñan, cuando se pone a leer realmente la obra sin prejuicios, hay bastante más de lo que uno ve.

RESPUESTA: Es muy posible, porque si nos vamos a encerrar en una explicación, no vamos a encontrar nunca la nuestra.
Yo diría que ésta explicación es válida y que puede coexistir con la otra, lo que pasa es que son dos planos interpretativos distintos de un mismo hecho simbólico, que como son dos planos distintos, no tienen porque coincidir, de hecho no lo hacen.
El problema es que cada grupo piensa que el único planteo válido es el que ellos sustentan y esto justamente es lo errado, lo que Jung condenaba: el Dogma.

PREGUNTA: Cuáles serían los continuadores Freud que de alguna manera taponaron el conocimiento?

RESPUESTA: Yo tengo un autor que no me gusta nada porque ha tergiversado deliberadamente las posiciones de Jung...

ALUMNO: Quién... Jones?

RESPUESTA: Si Ernst Jones, y también le citaría a Glover, pero hay otros autores que se acercan mucho a la posición del Símbolo Junguiano, como es el caso de Lacan. Winnicott también hace aportaciones descriptas previamente por Jung. Podría citarle muchos más.

PREGUNTA: "-Y en el caso de Adler, el problema del Poder, no tendría que ver justamente con la Hybris, entonces no sería del desarrollo del tema de afán de poder...?

RESPUESTA: Coincido, el hubiera planteado el problema por la Compensación, en este caso sería un Sentimiento de inseguridad, acompañado de un Complejo de Inferioridad y una Minusvalía Orgánica...Su defecto físico.
Adler hubiera planteado el problema por la Sobrecompensación.

En este caso sería una doble compensación y un sentimiento de inseguridad Edipo no era nada, ni siquiera tenía descendencia divina cercana y encima era bastardo y rengo sobre compensado con la voluntad o Afán de Poder un término tomado específicamente de Nietzsche... y ahí se cometería el pecado de Hybris, absolutamente.
Frente a eso el se hubiera visto obligado a apartarse de lo que hubiera llamado Adler el Sentido Social y hubiéramos tenido, de hecho la tenemos, una tercera explicación igualmente traducible sobre un mismo Mitologema, porque Adler hubiera tomado otra acepción del Símbolo.
Nosotros como Junguianos lo único que estamos diciendo es que no es que una interpretación sea válida y las otras no lo sean, invitamos a evitar el egoísmo monopolizador del pretendido saber, no pensemos que esto es lineal porque entonces estaremos reduciendo el Símbolo a un Signo y esto lo van a ver ustedes en su experiencia analítica.
Yo traté de mostrarlo en otra clase en los sueños por ejemplo, si vamos a pensar que todo Símbolo es fálico entonces decodificaremos mecánicamente. Desgraciadamente no hay en Psicología fórmulas hechas, el encuadre teórico es sumamente relativo.
Volviendo a Adler, quedaría sin explicar el porqué un disminuido orgánico que basa todo su Estilo de vida en sobrecompensar está falla orgánica, con posterioridad a haber triunfado, pues de hecho obtuvo lo que quiso, se mutila quedando aún mas inferiorizado.
Creo que el diría que le faltó el Sentimiento Social...

Lo que hoy he tratado de mostrarles es como en un Mitologema que es sumamente caro al Psicoanálisis ortodoxo, también se puede cambiar de vereda y no es conveniente asustarse si del otro lado se ven distintas y mas cosas, todas son enriquecedoras.

ALUMNA:"En ese sentido me refería yo a la ceguera de Freud".

RESPUESTA:" Bueno en ese sentido si, pero deberíamos también tener en cuenta el contexto histórico en que se manejo Freud y las dificultades que tuvo. Pero si yo digo que esta es la única verdad estoy también cometiendo el pecado de Hybris.
La semana pasada demostré la aplicabilidad de la utilización del símbolo bajo el concepto Junguiano. Lo que hice acá, hoy, fue aplicación de Metodología.
Primeramente tomé un Mitologema completo, el de Edipo, al cual luego le añadí o contrapese, para evitar una confusión pesimista acerca del papel del Arquetipo del Héroe, el Mito de Ulises.
El Mitologema es complejo y completo, parcializarlo es tomar lo que mas conviene para sustentar apriorísticamente una teoría, sin embargo no he podido referirme a la segunda parte de la tragedia de Edipo, es decir, a Edipo en Colonna, en donde ya alcanzada su visión interior, pasa a comportarse como el Arquetipo del Anciano Sabio y su contrapartida, el eremita o Senex.

Con posterioridad se extraen los símbolos ... podríamos haber tomado otros símbolos, haber tomado dejando a Yocasta, la ciudad de TEBAS, íbamos a terminar en lo mismo, porque la madre y aquí la connotación latina: oppidum-i,es clarísima,es neutra.
Si se toma cualquier Símbolo y éste es captado bien, el camino llevará al mismo sentido.

Con posterioridad se utilizó la técnica de Amplificación de donde se espera llegar al o a los Arquetipos actuantes, los cuales nos plantearán el Drama, o mejor aún el Mito que vive el paciente.
De aquí se pueden esbozar conclusiones, con toda seguridad, lo hará cualquiera de ustedes que se ponga a pensar estas.

El Mito tomado, nos obvió por un lado buscar en exceso la Simbología, pero por ser tan conocido, a muchos puede haberlos confundido y sin duda van a encontrar cosas que se nos escaparon y más de una. Podrán pensar que los hechos son distintos, si bien tenderán a indicar lo mismo.
Esta es la riqueza del Mito.
Por ello el Mito es vivo y omnipresente.

Volviendo a Edipo ... todas las mujeres son madres .y todos los niños son hijos. Esta es solo una de las acepciones. Esto no es solo el niño, el padre y la madre, esto es una coyuntura, un ser humano frente a su opuesto complementario, exterior e interior o el ser humano frente al problema del conocimiento. Pero también la mujer frente al hombre porque a la mujer le pasa exactamente lo mismo, lo que ocurre es que se habla del Mito de Edipo porque el Psicoanálisis, según mi modo de ver sustenta una posición machista.

Sin embargo a la mujer le pasa exactamente lo mismo, el hombre seductor, todo poderoso y el hombre que evidencia con pocas característica masculinas porque es más aferrado a ser una especie de Yocasta en masculino, una Doxa toda problemática que se de triangularmente lleva a conclusiones similares.

PREGUNTA:"-No vi. tan claro esto último?"

RESPUESTA: Estaba diciendo que el problema edípico, si no fuera que es edípico y que está referido a lo masculino en su confrontación con lo femenino podría ser tomado en la forma inversa, como lo femenino en su confrontación con lo masculino, lo que pasa es que el Mito que tomamos es el de Edipo específicamente , entonces está haciendo referencia a la primera problemática.
Mientras tanto estaba pensando en Antígona. En el podemos explicar lo que sería el problema inverso pero simétrico con Edipo, y entonces ahí surge otra crítica más que desgraciadamente hay que hacer:- la no consideración del punto de vista de lo femenino en el Psicoanálisis.
Jung lo hizo cuando definió y explicó el Complejo de Electra, En Psicoanálisis caemos en un reduccionismo machista, por ejemplo:
¿Por qué solo se considera la fase fálica, u otros conceptos como la castración o la envidia del pene?
Sin embargo tiene un efecto mas que casual el hecho de que la mayoría de las acérrimas defensoras del Psicoanálisis ortodoxo sean mujeres. Es muy curioso esto y habría que analizarlo en algún momento, es un problema muy serio sobre todo ahora que esta floreciente una etapa de cambios económico-socio - culturales pero creo que la mujer tendría que repensar un poco más cuales van a ser las fuentes de formación del pensamiento, fuentes alternativas Una de las críticas al respecto realizada en las famosas reuniones de los Miércoles a las que los primeros miembros seguidores del Psicoanálisis asistían fue de Alfred Adler, quien dijo que:

"La Humanidad no podría darse el lujo durante mucho tiempo, de tener su- bordinada a la mitad de su población"...

En ese momento no tuvo éxito.

Hizo falta que vinieran después figuras como M. Klein o H. Deutsch para compaginar y mas o menos poner legible. algo que era la estructura teórica y que carenciaba a la mujer. pero las compaginaciones a mí por lo menos me suenan a remiendos porque ... entonces aceptamos el problema de la castración, pero le anteponemos el de la vagina dentada, o la envidia del embarazo a la del pene.
Creo que la mujer, como ser humano tendría que tener mas claro cuál es la Psicología niveladora y al mismo tiempo reconocedora de las diferencias pero no sometedora.

El Psicoanálisis por lo menos con lo que nos presentó en sus primeros tiempos, es una Psicología que carencia a la mujer, hay una frase muy interesante del mismo Freud acerca de la inescrutabilidad de la Psicología femenina, por lo cual la ponía fuera del objeto de sus estudios.

PREGUNTA -" ¿Hay un libro de una Psicóloga argentina, que se llama los hijos de Yocasta, que es un poco la respuesta a Freud y no lo leí?, pero vi. que es algo así como la respuesta femenina a Freud . Hablaba algo de la impronta de la madre o la marca de la madre en vez de la marca del padre. Lo concreto en el Psicoanálisis es la del Padre, el problema del padre ..."

RESPUESTA. Eso es lo concreto. El Psicoanálisis habla del rol del padre, Freud incluso, reconoce que la psicología de la mujer es sumamente compleja, como decía.

PREGUNTA: Ahora tomando la Psicología junguiana, Hay diferencias entre el hombre y la mujer?

RESPUESTA:"Por supuesto... Básicas diferencias, pero también hay que ver las diferencias dentro de una sola y complementaria unidad. Tanto es uno imprescindible y necesario para dar finalidad al otro , no es posible diferenciar y entender el Ying sin el Yang, o el día sin la noche, tampoco el Animus sin el Ánima y viceversa. Por esto no se debe priorizar un aspecto por sobre el otro, los dos son una íntima mónada, para utilizar un termino de Leibnitz.
En rasgos generales el Animus actúa mientras que el Anima siente, y pretender privilegiar alguno de estos aspectos por sobre el otro es sencillamente absurdo.
Para terminar quiero reiterarles mi agradecimiento por haberse quedado hasta esta hora a escucharme.
No quiero despedirme sin mencionar que esta es la primera vez que en la Universidad de Buenos Aires , en la Carrera de Psicología se dedica por completo un espacio al Pensamiento Junguiano y ello sin duda es una señal.

Indica que están en el aire los vientos de cambio...

 

Nota de la Redacción:

"Cuadernos de Pensamiento Junguiano" es una publicación semestral de la Fundación C. G. Jung de Psicología Analítica. Los trabajos se encuentran protegidos bajo las leyes de Propiedad Intelectual de la Nación y pueden ser mencionados, respetando su autoría y origen. 
La Fundación no se responsabiliza por el contenido u opiniones de los mismos.

 fuente: fundación jung.com.ar

14.12.2013 00:31

Hoy he querido referirme al Simbolismo en los Mitologemas Clásicos y, para elegir alguno conocido por todos ustedes, quiénes tienen en su gran mayoría formación freudolacaniana, consideré conveniente tomar el mito de Edipo.

Así como El Simbolismo y su Hermenéutica, es aplicada desde la óptica junguiana a los sueños por ejemplo, lo vemos también en la parte artística, sin embargo, como mencioné, hoy tomaré otro tema.

En algún momento, durante 1992, si Dios quiere, tendré oportunidad de leerles algunos cuentos y poemas de pacientes de diversas patologías.
Hoy , quería hablar de la Hermenéutica del Símbolo Aplicada.
Por Mitologema se entiende a la raíz del Mito, y vamos a tomar a modo de ejemplo, aunque podríamos haber utilizado otro, el Mito de Edipo, pero no, obviamente, desde la conceptualización freudiana.
Sería entonces interesante que puedan hacer este ejercicio previo, que es el de recordar el mito como ustedes lo conocen pero quitarle toda presunción sobre interpretación, por lo menos por ahora, después se quedarán ustedes con lo que más juzguen conveniente, para tratar de evitar toda presunción interpretativa, porque evidentemente va a estar influida por la forma de pensar nuestra y aquello que nos ha sido inculcado.
Encontré en esta modalidad, la forma más desprejuiciada posible de iniciar el Mito edípico.
Primeramente es conveniente reveer un tanto el argumento del cual Freud tomara el famoso Complejo. Si pregunto: ¿ Quién es Edipo, Yocasta, o Layo ? Podremos observar, que, si bien muchos de ustedes conocen los nombres, pocos los pueden vertebrar. Ahora vamos a aproximarnos lentamente...
Si pregunto: ¿ Cuál es el origen del Mito? Estoy apuntando al Mitologema, o por ejemplo: Porqué surge la Esfinge? Alguien puede responderlo?. No interpretativamente, sino a nivel epistemológico: ¿Porqué surge este ser monstruoso en el mito?
Tal vez, estos cuestionamientos se realizan pocas veces. Existe aún una cierta tendencia en nosotros a considerar que lo escrito está comprobado y por ende es certero, sin embargo este hecho nos tiene que hacer pensar una cosa, que justamente es una de las críticas que Jung realiza al Psicoanálisis, me refiero al hecho de tomar parcialmente un tema y desarrollarlo, de esta forma. Esta observación no solo es hecha por Jung, sino que responde a otros autores como Erich Fromm, por citar solo uno mas, y se trata de una crítica que concretamente se realiza hacia la obra de Freud.

He observado en otros autores también, el hecho de tomar un tema y parcializarlo, entonces constituye una crítica válida, y vamos a tratar de no incurrir en el error que la experiencia señala. Tomaremos al Mito de Edipo en su completud, es decir el Inicio, el Desarrollo, aunque por lógica el Fin, correspondería más a otra parte del Drama, es decir: Edipo en Colomna.

Tenemos que tomar en consideración todo el Mito, y todos los elementos derivantes de el, es decir los símbolos. Después pondremos énfasis en alguna parte o en otra, pero el Mito, sabemos, todo el Mito es en sí importante.

Les he traído un libro que es muy interesante, me pareció muy curioso, y vamos a hacer una lectura de una o dos hojas de el. Lo particular que tiene este libro es que está hecho por una española,Pilar Pedraza, que no tiene que ver con la Psicología. La autora es Historiadora del Arte. Su libro es apasionante, observen la tapa que en si es interesante, La Arpía y la Virgen, este libro se llama:"La Bella, la Esfinge, Medusa, Pantera ... Enigma y Pesadilla", pero aparten toda visión Psicoanalítica o de Psicología Profunda, porque no la tiene, los temas están contemplados desde la Historia del Arte, que sí tiene que ver con la Psiqué humana.

Vamos a empezar con este tema , y después a tratar de aplicar la Hermenéutica Junguiana al Mitologema edípico.

Básicamente vamos a encontrar, en ésta estructura de Mitologema, la forma de analizar, de donde se rescatan, en primera instancia a cuatro símbolos. Cuáles son éstos? primeramente, Edipo, la figura del Héroe, y después vamos a encontrar otro personaje: La Esfinge, y un tercero que es Yocasta, concluyendo por Layo.

En Psicología Analítica, no nos es necesario inventariar la totalidad de la simbología presente, mas aún, esto es prácticamente imposible, por otra parte si la acepción que obtenemos de la cadena de símbolos elegido es correcta, los demás encajarán en la hermenéutica explicativa.

Volviendo a Layo, él es el personaje, que es bastante preocupante, quien inicia el problema y en cierta medida lo termina, Entonces, si retomo la pregunta de: ¿Por qué surge la Esfinge?, Estaremos nuevamente sumidos en la niebla.

¿Para qué surge la Esfinge?.
Acá si ya tenemos una idea, esta sería que para castigar a todo aquel que ose penetrar en la ciudad de Tebas.

Si pregunto cuál es la Genealogía de Edipo?, Muchos la sabrán y muchos no, y con respecto a Yocasta muchos más, no sabrán nada y algunos conocerán algo, en fin en cuanto a la Génesis del Mito estamos bastante en ignorancia. Con seguridad vamos a reconocer las implicaciones psicológicas desde el plano psicoanalítico, pero eso les pediría ahora que lo tengan en Epojé. Por supuesto que no se lo pueden olvidar y apartar, pero ténganlo en espera receptiva.

Vamos a comenzar por la Esfinge y antes les quiero explicar la metodología que estoy aplicando. Tomé un tema mitológico, posteriormente extraje, se me ocurrió sacar cuatro símbolos, podría haber sacado mas, que es lo que había dicho la semana pasada, como para comenzar por algún lado, entonces quiero hacer una breve lectura como para irnos sumergiendo en el tema. Dice acá:

"Los estragos causados por la Esfinge consistían en arrebatar a lo más florido de la juventud antes de tiempo, puede pensarse que su azote metaforiza una generalizada esterilidad, una falta desangre nueva."

Vamos a detenernos un tanto en esto: la Esfinge se dirigía básicamente al ser humano masculino. Jamás se supo acerca del Mitologema edípico, que ésta haya planteado su famoso enigma a una mujer. Se dirigía al individuo masculino, entonces esto de que su azote metaforiza una generalizada esterilidad, una falta de sangre nueva, podría generar la contemplación de esta posibilidad.

Por otra parte el Pecado Primigenio y por el cual es enviada la Esfinge por los Dioses, es, psicoanalítica mente hablando, desconocido. Veremos cual fue.

Este episodio, fundante del Drama, actuó como la punta del iceberg de un temperamento torcido y violento, como el del Rey Layo, y acabó en el episodio del Cruce de Caminos, simbolismo arquetipal del Cambio Inexorable, provocando su propia muerte a manos de otra víctima de sus atropellos, el joven Edipo.

Tomemos otro símbolo paralelamente:

Edipo es hijo de Layo y es también de Yocasta. Algo comete Layo a priori de la existencia de Edipo, que posibilita la irrupción de la Esfinge, es decir del castigo divino, vamos a ver ahora cuál fue la génesis diacrónica - histórica del Pecado Primigenio cometido por Layo.
Este, en sus tiempos de juventud, era huésped de una casa que en su tradición, es nefasta, porque se trata del Reino de la dinastía de los Tantálidas, que viene de Tántalo, quien fue condenado al suplicio eterno de sed y hambre y al cual se le impedía saciarse eternamente, porque estaba rodeado de líquido, el que disminuía cada vez que el sediento Tántalo inclinaba su barbilla para beber, de forma tal que nunca llegaba, y tener un hambre horrendo que creía saciar al levantar su cabeza y tratar de tomar las frutas colgantes de los árboles del Hades que siempre se elevaban cada vez más simétricamente conjuntamente con la desesperación de la víctima. Tántalo, que había pretendido engañar a los Dioses, hirviendo a su propio hijo, lo había servido en un Banquete de agasajo (Ágape), a todos los Dioses del Olimpo, porque él se comunicaba con ellos y quiso ser más astuto que los propios Dioses. Es esto es lo que llamamos nosotros el pecado de "Hybris", que es la Soberbia. Aquella que hiper dimensiona el sentido del Ser Humano haciéndole creer que es semejante a los Dioses.

Como quiera que fuese , el hijo de Tántalo, al cual él sirve en el banquete hervido y trozado y, que después los Dioses devuelven a la vida, excepción hecha de la paleta izquierda, comida por Tetis, la Diosa del Océano y posteriormente reemplazada por una de marfil, es justamente Pélope, el anfitrión del Rey Layo.

Pélope hijo de Tántalo, recibe a Layo en su casa, en su Castillo, en su Reino, y le entrega todo lo que podría entregar en Hospitalidad, que es entre los antiguos griegos importantísimo.

El deber de la hospitalidad era tremendo, esto téngalo muy claro, no se le podía negar a un forastero la hospitalidad, era un mandato divino, y resulta que Layo joven y poseído por la Hybris, se encuentra al hijo, a uno de los hijos de Pélope, Prísipo y mantiene relaciones íntimas con él.

Layo, cuando encuentra al hijo de Pélope, Prísipo lo rapta y lo sodomiza, ahora observen ustedes, que esto es una cosa que tendríamos que ponerlo dentro del contexto de una situación histórica, me refiero al tema de la Homosexualidad, y ya veremos porqué. Volviendo al Mito, Pélope se entera de esto, el Padre, se notifica de que su hijo había sido violado justamente por su huésped: El Rey de Tebas, secuestrado y violado, pero no condena, no maldice, a Layo por haber cometido homosexualidad, la cual es tan clásica, como lo fue en la Roma imperial, y más antiguamente también en el Egipto faraónico, Pélope veía con otros ojos de los que podíamos haber visto este hecho por ejemplo en la época Victoriana, o actualmente en nuestra Cultura Occidental, me refiero al fenómeno de la homosexualidad. Y es por esto que Pélope, el anfitrión dice:

"- si hubieras querido amar a mi hijo, gustosamente te lo habría entregado, Layo, te condeno porque traicionaste las reglas de hospitalidad de mi reino, que es en última instancia, traicionar a Zeus -"

Exactamente...
Ahora vamos a explicar esto, que no es otra cosa que traicionar lo Sagrado. Es una especie de Mandamiento, en que el huésped, situémoslo en el contexto, es actuante como un emergente del Dios, de Zeus, y como tal debe ser considerado; por eso el Mandato de la Hospitalidad, y esto, tengo entendido, en Grecia sigue funcionando actualmente, en especial fuera de las contaminadas capitales transculturantes. - Es el mismo problema de Elena -, porque en realidad el tema no fue raptar a Elena sino que Paris quebrantara la Ley, el Mandato de la Hospitalidad de la casa de Agamenón.
Acá, ya se está empezando a desexualizar el tema, porque uno podría pensar, que Pélope maldice y condena a Layo porque roba a su hijo y lo viola, y sin embargo no, porque lo dice él mismo Pélope, éste es el origen que en el Mitologema normalmente, no se conoce y no se sorprendan si no lo sabían, porque generalmente está excluido, de donde ya habría que pensar el porqué de ello.
En la raíz de esta invocación que hace Pélope, de ésta condena, que él realiza tomando a los Dioses como testigos, quien escucha el lamento del desventurado padre y anfitrión es específicamente la Diosa Hera, quien es justamente la Guardiana del Hogar, y a ella se le adhiere también Apolo.

Esta Diosa era la hermana y esposa de Zeus. Vemos aquí el motivo del incesto tan caro al Psicoanálisis, expresado dentro de la Mitología Griega y sin necesidad de ser cubierto por ningún ropaje pretendidamente simbólico.
Una de las atribuciones que tiene esta Diosa, como mencioné anteriormente, es la de ser Guardiana del Hogar, justamente la Hospitalidad, esto es lo que había sido violado, no solo Crísipo, quien lo fue materialmente, y aparentemente gustoso de ello, sino la Hospitalidad. -Remarco este punto.-

PREGUNTA : -" no entiendo porque Layo violó el mandamiento de la hospitalidad, en que sentido?

RESPUESTA: "el huésped secuestra al hijo de quien le da hospedaje, sin comunicarle nada a nadie,

mantiene relaciones sexuales con éste hijo, lo viola, está violando a través de Crísipo este Mandato, cometiendo el pecado de Hybris, al dejar de lado el Mandato Divino, para probar el mandato de su instinto, de su deseo, - eso independientemente de la sexualidad -Es el deseo o yo diría el convencimiento de ser mas que Dios. En esta posición, lo sexual sería un medio para y no un fin en sí.
Si se lo llevo a otros términos, le resultará más claro, se está cumpliendo el Principio del Placer, dejando de lado, no considerando el Principio de Realidad, se está realizando el Deseo, y dejando, al mismo tiempo, absolutamente el Deber, Layo podría haber violado a cualquier otro individuo de los que no faltarían en la Corte, pero fue el Acto, y la connotación del mismo lo importante y de acuerdo a la respuesta que da el dueño de casa, que es Pélope, la Ira, hubiera sido exactamente la misma:

"Te condeno y maldigo, no por mi hijo a quién gustosamente te habría entregado..".

Lo que ocurre es que Pélope tenía en sí, una especial animadversión, al problema de Padre e Hijo, no se olviden que había sido hervido y servido a los dioses por su propio padre, Este hecho sumamente traumático sensibilizaba mucho en Pélope el que justamente el que hubiera sido secuestrado, raptado y violado fuera su propio hijo.

Considero personalmente que no se está condenando de ninguna manera la Homosexualidad, o en todo caso, la bisexualidad de Layo, se está juzgando su pecado de Hybris.

Se condena a Layo en primera instancia, por haber pasado por alto las Reglas Fundamentales de Hospedaje, en segunda por haber desobedecido el Mandato Divino y en tercera instancia por el pecado de Hybris. Y en la maldición, Pélope invoca a los Dioses y la que lo escucha es justamente Hera, la Patrona, la Guardiana del Hogar, las Costumbres, la esposa y la hermana de Zeus, y esta accede al pedido de Pélope y envía como castigo a Layo a la Esfinge, que va a estar en las afueras, de Tebas, simbolizando la falta de Hospitalidad de la Ciudad, y aquí casi se inscribe lo que acabo de leer, lo voy a repetir para que esté un tanto más claro:

"Su azote metaforiza una generalizada esterilidad, una falta de sangre nueva"

Ahora les va a quedar a significar más esto:

"Por su parte, el pecado de Layo, no fue un mero error juvenil, sino la punta de un iceberg de su temperamento torcido y que acabó en el episodio de la violación de las normas".

( Pilar Pedraza.op.cita ).

Aquí nos volvemos a detener, creo que no tuve oportunidad de detallar demasiado lo que es el Arquetipo del Vado o del Cruce.
Se trata de una forma arquetipal que está simbolizando, aquellas decisiones trascendentales en la vida, aquellas grandes Crisis Fundantes durante y luego de las cuales ya no nos es posible dar marcha atrás.
Normalmente, este Arquetipo aparece simbolizado ya en un cruce de aguas, como el Rubicón de César, desde donde lanza su famosa frase: "Allea jacta est", ya en una encrucijada de caminos.
Una vez que somos alcanzados por este Arquetipo, no podemos caer en la dubitación o el volver hacia atrás.
El Cruce, que es parte importante en este Mito, es el lugar de la elección entre el Mal o el Bien, es el ámbito en donde equivocarse, pero también en donde acertar, las invocaciones a los Dioses, y también a los Demonios, tienen lugar en cruces de caminos o en donde se halle presente el elemento acuático, esto no es casual, ya lo hacían los romanos, y antes que ellos los Griegos y los Chinos.
La encrucijada generalmente tiene una connotación simbólica muy fuerte porque se refiere no solamente al cruce de caminos, sino también a la forma de la Cruz, lo cruciforme. Hay todo un simbolismo en la Cruz, que ahora no voy a detallar pero que viene muy a cuento, en el sentido de que si se da una cosa semejante, lo que describiríamos como vivencia numinosa, podremos posteriormente llegar a una síntesis de esa actitud, pero ya nos será imposible hacer como si nada de esto hubiera pasado.
Acá no hay un punto de retorno, o se continúa o se muere, espero que comprendan.
Esto simboliza el Arquetipo del Cruce, y es justamente en el Cruce, la encrucijada de caminos en donde va a pasar la escena que cataliza, en el sentido literal de hacer que se produzca todo este Mitologema, que es el siguiente:

Por un lado del camino viene la carroza tirada por los caballos, que simbolizan no solo lo instintivo sino mas que nada lo TANATIKOS, lo horrendo, la Muerte. Desde una de las infinitas acepciones que posee el símbolo.

Recuerden que en Inglés la palabra -Pesadilla - se escribe en Inglés " Nightmare ", que, literalmente significa " la Yegua de la noche ", y dentro del carruaje viene Layo.

Del otro lado va Edipo cabalgando,... acá hay dos versiones distintas pero compatibles del mismo episodio, una de ellas es la de que Polifonte, que es uno escoltas del Cortejo del Rey Layo, mata en un descuido al caballo de Edipo.

La otra versión es que la rueda del carro, pisa los pies de Edipo. Como quien no quiere se arma una discusión, que hubiera sido una pelea peatonal, como la que nos puede pasar en la calle, sino hubiera traído aparejado que Edipo, en un raptus mata a Layo, que también estaba bastante irascible.

Yo creo que la versión acerca del caballo es la más acertada, porque si este animal nos está simbolizando las energías impulsivas, la cosa instintiva, es más lógico pensar esto, que por otra parte está descrito admirablemente en un sueño analizado por el propio C.G.Jung, a considerar que otra vez vuelve Layo a lastimar los pies de Edipo, que por algo se llama Edipo, es decir, pié hinchado.
Por lo demás, esto ya había sido realizado anteriormente.

Cuando Edipo nace, Layo lo había traspasado con un gancho de oro por los tobillos, entonces ya sería como muy redundante, y creo que la Mitología también , al igual que el Inconsciente colectivo, del cual se nutre, posee lo que Freud, en su definición de Inconsciente definió como sentido económico.

Considero que la primera versión es más coherente, sin embargo, les entrego también la otra, que estaría conjugada con la rueda o el Eterno Retorno, que también veremos se da en este Mito.

En el Cruce de Camino se encuentra lo Viejo, y lo Nuevo, lo que ha sido lastimado por lo Viejo, y que a su vez pasa a de víctima a victimario, es una especie de uroboros trágico, que es una de las características del Mito del Héroe precisamente llamado por esto trágico, de ahí de- viene la muerte de Layo, pero no el fin de la Maldición, porque:

"Los pecados de los padres recaerán sobre los hijos", como dice la frase bíblica.
La desaparición física de Layo es una muerte que no es más que una parte de todo el Mitologema.
Layo había cometido el pecado de Hybris, y ya había tenido una condena que fue la aparición de la Esfinge, y encima había tratado de borrar las huellas del hijo, haciendo caso del Vaticinio recibido.

Cuando nace Edipo advertido su padre, acerca del desenlace en el que el final se iba a producir ineludiblemente, porque esta es una característica del Arquetipo, que consiste en ser un sistema cerrado que tiene principio, desarrollo y fin, entonces se da el Vaticinio, y en la leyenda que genera ese Oráculo, que no es otra que el Mito de Edipo, Layo iba a ser muerto a manos de su propio hijo. Frente a ello como les decía, Layo atraviesa al hijo con un gancho, marca a Edipo, y quiero enfatizar esto, porque este aspecto constituye una parte del Mitologema a la cual se debería prestar más atención de la que normalmente se le da.

El Héroe de este Mito tiene un nombre: Edipo, esto significa, literalmente, - pies hinchados, -como ya dije y por ello Edipo era rengo, a causa de lo que su padre había hecho con él.

El tema de los pies, al igual que el de la ceguera está relacionado con la imagen arquetípica del Arquetipo del Anciano Sabio, Ciego y Rengo, como Apolonio de Tiana, o Melampó, " aquel que sabía el idioma de las aves." Y Melampó, significa: pies negros, pues se los había quemado en una hoguera , a raíz de lo cual le sobrevino ese don divino.
El porqué surge la Esfinge creo que ya está bastante claro en el verdadero Mito y en lo que se dijo en este punto en particular.

Vamos a analizar un tanto la figura arquetipal de Edipo.

Estamos frente a un Arquetipo del Héroe, pero un Arquetipo de Héroe, Trágico, en Psicología Junguiana hay varias diferenciaciones a cerca de los distintos tipos de héroes, yo se las menciono simplemente, está el Héroe llamado Trickster, que podríamos ejemplificar en el Lazarillo de Tormes, de la Picaresca brillante española de su Siglo de Oro, el Trickster, o tramposo, se refiere a aquel que es héroe sin pretenderlo, y lo que es mas, sin tener las características para ello. También está el Héroe Trágico, que podríamos ejemplificar en Hércules o en " Rick ", el inolvidable personaje de Humphrey Bogart en " Casablanca ", para actualizar el Símbolo un poco. En otro nivel o categoría podríamos hablar de los twins o Mellizos, como Cástor y Pólux, Gilgamesch y Enkidu o Rómulo y Remo. Hay distintas tipologías, y un autor junguiano, Joseph Henderson escribe acerca de ellas en "El Hombre y sus Símbolos ".

Edipo corresponde al Héroe Trágico, éste en sí en sí tiene que tener determinadas características, que son las siguientes:

Primero debe que tener origen oscuro, ignoto, desconocido, jamás un héroe que se precie de serlo debe presentar un origen claro, es decir saber quien es el padre, o la madre, podrá haber venido en una canasta, como Moisés, o como el Rey Arturo, o haber sido hijo adoptivo con padres de etiología muy difusa, pero siempre divina y en Edipo, si nos vamos a introducir en su genealogía, el origen divino tenemos que remontarlo lejanamente, no es una descendencia divina inmediata y sobre esto nos encontramos frente a un Héroe rengo .

Esto es muy curioso si tenemos en cuenta el concepto de " Belleza Helénica ", cosa que con ver cualquier efigie u estatua, estoy pensando en Praxíteles por ejemplo, llama la atención, porque el Griego antiguo era un individuo que amaba lo bello y acá tenemos un Héroe que es rengo, evidentemente no es casual, el Griego en general odia, abomina la fealdad, tomemos el caso de Esparta, por ejemplo, y no olvidemos las pesadas bromas que debió soportar el Dios rengo Hefaistos a manos de los otros Dioses, en especial Afrodita y Ares. Esta es una cosa curiosa que no podemos dejar pasar por alto. Por otro lado Edipo, pies hinchados, bípedo, trípode, tienen estas palabras, todas, las mismas raíces etimológicas, y entonces viene la gran sorpresa de esta lectura: La pregunta que va a hacer la Esfinge justamente será acerca de deambulación y locomoción y es, sin duda alguna referida a los pies, las extremidades inferiores.

Nadie es mejor que un rengo como para saber acerca de las extremidades inferiores, porque, qué tiene el rengo que no tiene el individuo paralítico ni el individuo que deambula bien?

Esta en la mitad del camino, es decir, apoya un pié, le duele y lo tiene que levantar para volverlo a apoyar otra vez y siempre en ello hay una pérdida de estabilidad que trae aparejada una disminución de visión óptica, y obviamente de equilibrio, si entendemos esto simbólicamente vamos a tener el Organ Jargon, como diría Alfred Adler en su tesis doctoral acerca de las implicancias psicológicas de las inferioridades orgánicas, tesis que por otra parte nunca le fue aprobada. En el caso que nos compete, se encuentra la simbolización de un individuo que le duele el estar en la realidad, busca volar y nuevamente tiene que caer en la cotidianeidad, sería una ciclotimia ambulatoria si se me permite la utilización del término, pero obsérvese que hay tres elementos interesantes en esto que no se tienen tampoco normalmente en cuenta: El nombre del Héroe.
El problema de la inferioridad física y, justamente, la pregunta que va ha hacer la Esfinge, que está apuntando en forma concreta a las extremidades inferiores.
Siguiendo con el Mito, Edipo mata a Layo, del cual no tenía la menor idea en ese momento de que era su padre, por lo cual la edificación freudiana se difumina, pues al no conocerse el pecado no existe ni la culpa ni el deseo de cometerlo, pasa a ser Rey de Tebas, y se casa con Yocasta, la cual es adjudicada como un premio accesorio al Reinado y no constituye de ninguna manera el móvil principal del desconocido parricidio.
Quiero recalcar lo antedicho, Edipo, no busca poseer a la madre ni matar al padre, simplemente porque no sabía quiénes eran, no se puede hablar de culpa previa ni de deseos incestuosos, si no existen esos deseos, al menos en el Mito real.
Después ve la verdad... Hay una versión, creo que es la más coherente y lógica, en la cual toma el prendedor ,se vacía las cuencas de los ojos y se dedica a deambular mendicantemente, el resto del Mito es bastante conocido.

Vamos a hacer algunas inferencias más antes de entrar a los detalles. No fue seguramente la Homosexualidad de Layo lo castigado por Hera y Apolo al enviar a la Esfinge a Tebas, sino como dice Pedraza:

"El arrebato insensato que cegó a aquel e hizo que abusara de Pélope y de Crísipo, violentando las buenas costumbres"...

Esto ya lo hemos visto. De todos modos existe un paralelismo evidente entre la homosexualidad de Layo y el origen homosexual de la Esfinge de Eurípides, porque la Esfinge es hija de la serpiente Equidna y de Gea la Tierra, o sea de dos elementos femeninos por excelencia, es decir que la Esfinge sería femenino -femenino, es decir, absolutamente femenino, este dato es importante y será revisto.

Por otra parte, el castigo de Hera, Diosa protectora de la Familia puede concebirse como una advertencia de las nefastas consecuencias que podría acarrear a la demografía tebana la generalización de este tipo de amor que el Príncipe parecía institucionalizar con su conducta.

No hay que descartar esta hipótesis a priori, para no cometer el pecado de parcialización del mito al que hacía referencia al principio, pero frente a ello, el mismo Pélope aclara que este no era el motivo de su ciega ira, pues si, en definitiva los estragos causados por la Esfinge consistían en arrebatar a lo más florido de la juventud antes de tiempo, también puede pensarse que su azote metaforiza una generalizada esterilidad, una falta de sangre nueva.

Por otra parte el pecado de Layo no fue un mero error juvenil sino, como dice Pilar Pedraza :

"La punta del iceberg de un temperamento torcido y violento que acabó en el episodio del cruce de caminos provocando su propia muerte a manos de otra víctima de sus atropellos el joven Edipo."

Cabe pensar también que la Esfinge era la manifestación visible de las consecuencias de un mal reinado, esta es otra teoría, desde la Sociología Económica, digámoslo así.

El personaje de Layo, o del Dark father, ( Padre oscuro ) como en algunos cuentos populares, deviene el "chivo expiatorio", de carácter activo y violento, pero finalmente sacrificado por el Héroe que salva a la comunidad tebana de sus vicios. Esta sería la confrontación del Héroe con su lado oscuro, su propia Sombra simbolizada en el Pater Terribilis.

Sin embargo, todas estas conjeturas suponen a la Esfinge sobrevenida antes de la muerte de Layo. Lo cual no es cierto y por ello las invalida.

Tal vez la más sugestiva finalmente de las posibilidades de este abanico sea la prefiguración del incesto desconocido y al mismo tiempo la personificación del motivo del doble, perverso de la propia Yocasta.

Yocasta, la mujer - ánima en cualquier circunstancia familiar, la esposa la madre y la madre - esposa y madre - abuela, tiene como contrafigura a la Esfinge la doncella cantora que no solo es estéril sino también destructora de los jóvenes de los que abusa hasta consumirlos acarreándoles una muerte prematura. Pero en el fondo, se trata de las dos caras de la misma moneda de la femineidad temida y deseada cuya angustia oprime al varón pues se nutre de ella para penetrar en el mundo del afuera.

Pienso que aquí hay otro panorama nuevo, una dicotomía, una visión esquizoide, partida entre la supuesta mujer buena: Yocasta, la madre, y la pretendida mujer mala, la seductora, la enigmática, la devoradora de hombres, una dicotomía que se ve tremendamente bien en Medusa, la más bella de las doncellas pero paralizadora, aterradora de los hombres. Creo que esto en esencia está expresando el problema que se le plantea a Edipo frente a lo eterno femenino, a la totalidad de lo femenino, al Ánima.
Esfinge-Yocasta ; monstruo-beldad ; vampiresa-virgen ; esposa-amante.
Edipo, aunque logra vencer a una de ellas, la Esfinge, acaba cayendo en las garras de la otra, Yocasta, es decir, se produce la Profecía y consuma su matrimonio con la madre, de lo cual era absolutamente no responsable por desconocer el hecho, y solo halla la paz de sus relaciones con el mundo, me refiero a lo externo, al reflejo , cuando en un arranque de desesperación, pero también de lucidez se da cuenta de la realidad y frente a esta visión exterior vacía sus ojos.

Estos son los principales aparatos propioceptivos en el ser humano adulto, en cuanto a contacto con el medio ambiente , se quita la vista, pero no se castra, si el problema hubiera sido la ofensa realizada en el incesto freudiano, muy probablemente se hubiera castrado. En Mitología y en Religión, tenemos ejemplos de ello, pienso ahora en Atis, Cibeles, la secta de los Coptos y sin ir mas lejos en Abelardo, es decir, no existe necesidad de buscar ropajes simbólicos que en su mayoría son acomodaticios a una teoría tanto como lo pueden ser a otra, sino que lo verdaderamente importante es atenerse al Símbolo en sí y al porqué del surgimiento de éste.

Cegándose Edipo, queda sumido como Tiresias, Homero, Melampó, Mopsos, Apolonio de Tiana y otros en la oscuridad protectora del brillo ilusorio de las apariencias, en la lucidez tenebrosa de quien está en comunicación directa con el Centro de Si Mismo y con las fuentes oraculares y guiadoras de lo masculino, o como dijese Borges, otro ciego :

"...En la claridad de la noche".

Esto sería algo así como apartarse del Samsara para ir a la búsqueda del Selbst.

Edipo, que al develar frívolamente el Enigma de la Esfinge movido por su afán de ascender socialmente y borrar las huellas de su infancia desdichada, demuestra no saber sobre la condición del ser humano masculino, más que el número de sus piernas, debe a través del horror de reconocerse parricida e incestuoso en el curso de un análisis patético aprender a fondo el amargo significado del tema délfico :

" gnosce te meme"

El enfrentamiento de Edipo y la Esfinge y la muerte de ésta, tras el develamiento del enigma, o sea el sistema empleado, puede ponerse en parangón con en enfrentamiento de Edipo y Yocasta, según Sófocles, y el suicidio de ésta después de haber develado Edipo todavía un enigma aún más tremendo que el primero.

Este mecanismo es especular, porque Edipo devela el misterio de la Esfinge y después cae en el enigma de Lo Otro , en el cual vamos a ver que lo femenino en el primer caso, como veremos en el segundo también muere, o sea que se transforma y se introyecta en la sabiduría interior, pero este es un juego de espejos, un tema que está excelentemente incluido en la Literatura, a mi me apasiona como lo trabajan en especial Kafka y Borges, me refiero al repeticionismo.

Este movimiento especular nos remite a las honduras más vertiginosas del Mito en donde yace la verdadera cuestión que es:
Si en tales enfrentamientos en los que el Principio de Realidad vence e incorpora al Principio de Placer, en los cuales el varón filosófico aniquila a la hembra trivial, ¿No se estará simbolizando la trágica confrontación de la Episteme simbolizada en Edipo y la Doxa simbolizada en la forma melliza: Esfinge y Yocasta?

Por Episteme entiendo el conocimiento analítico, de donde surge la cuestionadora Epistemología, la base del conocimiento científico que es de lo que se nutre Edipo cuando razona acerca del enigma. La Doxa es la creencia en sí.
De la confrontación del Episteme-Edipo y de la Doxa- Esfinge/Yocasta- , se encuentra el único camino para salir del estancamiento. En la realidad del Ejercicio del Poder y del disfrute de un objeto determinado cuyo origen y carácter no se cuestiona. Se elige!

Tomaré ahora el cuarto símbolo de esta cuaternidad, es decir Yocasta.
En referencia a esta última, el sentimiento es de Pánico frente al desempeño investigador de Edipo que pone en peligro todo su mundo y que no promete buenos resultados. Este es un excelente ejemplo del funcionamiento de la Doxa.
Un mundo de creencias, un mundo ficticio, ilusorio, puesto que podría llegar a conocerse públicamente la realidad, es decir a hacerse consciente que los fundamentos mismos en que se asienta el hogar de la Familia Real, el Poder Regio, están amasados con la sangre paterna y el sexo materno, y la lógica implacable de la Episteme Edipiana descorre el velo que oculta los efectos mas íntimos del corazón de la casa.
Todo, absolutamente todo, irremediablemente se desmoronará. El conservadorismo femenino, expresado en Yocasta, se manifiesta aquí como un miedo a la verdad y sus consecuencias.
Finalmente, viendo su vida familiar arruinada, Yocasta, la trivial, que solo vive en función de su familia, se cuelga de una viga de la alcoba.
La primera vez en su vida en que levanta los pies del suelo es para bailar al extremo de la soga.
La Esfinge tampoco desea, y este es el paralelismo, que se rebele el Misterio de la Condición Humana es preferible que algunos mueran antes de que se sepa, antes de que se reconozca que el hombre es un animal pero un animal cuya grandeza consiste en despegar dos de sus patas del suelo no como ella, cuadrúpeda hasta la médula de sus huesos y monstruosa cuando insiste en su obsesión de la razón, siendo como es Doxa, la Esfinge es incapaz de deambular por sí misma, no sabe transportarse, no puede hacerlo pues está fija a un lugar que nunca le pertenecerá pues no ha sido, no es y no será el de ella, ha sido enviada a ese lugar y jamás podrá penetrar en Tebas.
La Esfinge cae ante el hombre capaz de reconocer la miseria y la grandeza de la condición humana, ante el joven que pese a sus pocos años sabe que la vida del ser humano en la tierra se desarrolla en los tres grandes ciclos la infancia, la madurez y la vejez 
La Esfinge pierde la ventaja que le confería el Enigma histérico y se suicida anticipando el suicidio de Yocasta, su doble mellizo, al cual indirectamente quería destruir, sin comprender que se destruía a sí misma y reflejando tal vez el altercado del Cruce de Caminos, casi suicida por parte de Layo que es incapaz de reconocer en su hijo a su rival y viceversa.

Las Esfinges se disipan como jirones de niebla ante el sol masculino del alto conocimiento pero esto tiene un elevadísimo costo.

Edipo queda frente a frente consigo mismo entregado para siempre a la ascética profesión de los Filósofos, los Errantes, los Ancianos Sabios, cuya contrapartida es y será siempre su complementariedad: el Arquetipo del Eremita, o el Senex.

El Oráculo vaticina todo esto. No lo he mencionado directamente pero la sabiduría oracular está implícita en todo esto. En lo que a nosotros nos compete, en la irreversibilidad que tiene el Arquetipo una vez que se manifiesta. En lo cerrado que es. Se trata de un vaticinio que indefectiblemente se cumple.

PREGUNTA :-"Qué hubiese sucedido si Edipo hubiese comprendido el mensaje oracular?, No se hubiese podido transformar la historia?

RESPUESTA:"-Probablemente si hubiera descubierto la Simbología de esto, podría haberle contestado cualquier cosa a la Esfinge y haberse hecho matar. Quiero que comprenda que el saber conlleva una especial y a veces insoportable soledad. Piense en Tausk, en Van Gogh, en Cantor en Silbererg , Federn o en Horacio Quiroga, y Silvina Bulrich, piense también en Jacobo Ficzman, la muerte o la locura, ambos actuantes como desconexión de la cotidianeidad de un mundo unidireccionado hacia un sentido tal vez mas enfermo que la patología de los propios personajes citados. Sin duda son casos patológicos, pero sería interesante el saber el porqué?

PREGUNTA :- "No hay un paralelismo entre la Leyenda de Adán y Eva en cuanto a que el Conocimiento Humano tiene que estar ligado al Pecado?

RESPUESTA:- "Sí, esa es una de las teorías que trataremos de demostrar, también sucede en el Mito de Dédalo e Icaro, pero más en la que usted menciona se vislumbra el pecado de Hybris.-"
Vamos a retomar estas líneas de pensamiento.
De acuerdo a esta lectura, se nos está planteando que tanto la Esfinge como Yocasta están conformando, - y se observa que estamos ya bastante apartados de la óptica usual del Complejo de Edipo,- el hecho de que tanto una como otra están conformando las dos polaridades de lo femenino.

Vamos a amplificar eso, porqué dice Pilar Pedraza, que:

"... las dos poseen un enigma que no debe ser descubierto, en este caso el enigma de la Esfinge conocido y que es descubierto, en el otro caso, en el enigma de Yocasta o sea que una vez que se descubre la lleva despegar por primera vez los pies, de la cotidianeidad..."

Se observa que aquí está de nuevo el tema de los pies, de esa realidad ficticia, falsamente sangrienta al ahorcarse de la viga del techo.
Este segundo Enigma únicamente lo puede contestar un individuo de etiología obscura, de origen difuso, que tiene armado o diría heredado el esquema como para ser un Héroe Trágico y que posee esa ciclotimia de volar y bajar posteriormente a la realidad, se trata de alguien que no supo amar, que no pudo hacerlo, que no tuvo mas padres que ficciones idealizadas en su mente, fantasmas contra los que debe, se impone el deber del Héroe Trágico, de luchar, y morir en el intento, pues no se da la oportunidad de vivir. Cómo lo hace?, mediante el Episteme, o yo diría ya la Gnosis, en cuanto a una necesidad de acercarse a su ser interior mediante la comprensión que da el conocimiento por crudo que éste sea.
Entonces, tanto la Esfinge como Yocasta ,están conformando la creencia, algo que debe ser así y que de ninguna manera merece o puede acceder a ser estudiado, analizado ni mucho menos conocido.
Edipo por el contrario, motivado por dos razones, una razón la Profecía, iba a ejecutar un movimiento arquetipal, o mejor dicho iba a ser dominado por éste, y la otra razón, la motivación de ese deseo de escalar posiciones sociales, de ser mas y elevarse de su ignoto origen, a condición de que el final sea su propio fracaso exterior.
Va al encuentro de la Esfinge y después también al encuentro del Altar, del Altar sacrificial, y del altar-madre y lo Sacrificial constituirá su padre simbólico y su sacrificio mientras que el Altar-Reinado de Tebas constituirá su madre como premio anexo, incorporado al Reino.

Esas serían las dos motivaciones básicas que tiene Edipo de lo cual sería muy lógico suponer, como mencioné el Sentimiento de inseguridad por sus obscuros orígenes de paria, sobrecompensados con un desmedido afán de poder, y a Alfred Adler le complacería mucho esta explicación, que también compensaba la inferioridad física. Sin embargo, la lógica deductiva adleriana, es tan acertada como podría ser la freudiana, pues ambas están parcializando el Mito, uno en cuanto al sentimiento de poder, y el otro en cuanto al tema sexual-incestuoso.
Desgraciadamente el Mito es más amplio, porque está constituido de símbolos y no de signos.
Volviendo al Mitologema, Edipo es rengo, esto es un hecho que solo se puede apreciar en ciertas pinturas que rescatan la versión original. Como mencioné nadie mejor que un rengo, para conocer el movimiento de las extremidades inferiores, da la respuesta correcta a la Esfinge, y también descubre el tremendo Enigma que encerraba su matrimonio, o sea que Edipo representa la Episteme, frente a la cual, ya está visto, este individuo tiene que ser necesariamente un Héroe Trágico porque el conocimiento necesariamente tiene que traer aparejada la depresiva soledad, como dije del Senex.
Sin embargo, podría no haber sido tan así.
Vamos a reflexionar más esto.

Si ,se está en un estado ingenuo, primitivo, paradisíaco, no es dado acceder al saber, pero si a la inocencia, esto implica estar en contacto con la naturaleza, con la natura naturanda del Filósofo judío Baruch Spinoza.

No conozco historia en armonía natural con todo lo que lo rodea, que no termine en el deseo de trascender, es decir de conocer mas. Tal vez este sea el destino del Ser Humano. La Hybris.

13.12.2013 17:10

Atención Temporal y Atención Total

El Ser se realizará en mí en la medida, en que yo cese de pretender, por mis actitudes interiores, que lo soy ya, que mi aspecto temporal es divino. Cuando me observo, veo que tiendo sin cesar, con todo lo que soy, a modificar mi situación temporal. Que tienda a ello es perfectamente legítimo, es el juego incesante y normal del principio conciliador natural que suscita todos mis impulsos naturales. Lo que no es normal en mí, que soy hombre y no animal, es tender hacía esta modificación de mi situación temporal con todo lo que yo soy En efecto, tengo en mí, al lado de la tendencia a ser temporalmente, la tendencia a ser nada más, a ser sin límites, de una manera absoluta. La primera tendencia es limitada, la segunda prolonga la primera al infinito. Cuando la tendencia a ser absolutamente se ejerce también en el sentido de la modificación de mi situación temporal, ella se descarría, cae en la trampa de la ilusión de los sentidos, comete el pecado original.

Mi necesidad de ser no puede encontrar su realización, por el contrario, sino en la plena aceptación de mi situación temporal tal como ella es en cada instante. Yo no puedo salir, yo todo entero, mi Ser virtual, de mi prisión temporal, más que aceptando la condición prisionera de mi parte temporal.

Se ve entonces que las dos tendencias que hay en mí deben tener direcciones que, desde el punto de vista temporal, son exactamente opuestas. La tendencia temporal debe ir naturalmente hacia una modificación constante de mi situación temporal. La tendencia hacia el Ser debe ir hacia la aceptación entera de esta situación en cada instante. Es esta dualidad la que debo comprender bien, bajo pena de caer sea en la reivindicación, instinto de vida temporal sin freno, sin limites, sea en la resignación o instinto de muerte temporal.

La tendencia a modificar mi situación temporal y la tendencia a aceptarla serían evidentemente irreconciliables si ellas debieran actuar en el mismo plano, Pero no es así. La tendencia a modificar juega en el plano espontáneo de mi vida pasional, ella es cronológicamente la primera. La tendencia a aceptar juega en el plano de la reflexión consciente donde me veo yo mismo, donde yo soy sujeto para quien mi vida pasional es objeto.

Cuando vivo sin reflexionar, el sujeto es el yo, el Ser duerme (aunque existiendo siempre); mi deseo juega sin observador. Quiere decir entonces que lo acepto? No. El Ser duerme, él deja hacer en su ausencia, esa no es una aceptación.

Pero cuando el Ser despierta, actúa? Es que cada vez tomo consciencia de mi deseo? No. Todo funcionamiento de la consciencia reflexiva no es necesariamente el Ser. Pues la pasión, sí no hago un esfuerzo interior especial, se embraga sobre mi pensamiento y lo hace actuar. Es así, por ejemplo, que si yo condeno uno de estos deseos de los que tomo consciencia, es que un deseo contrario y momentáneamente más fuerte está embragado sobre mi pensamiento. Cuando el Ser actúa, es decir, lo hace la inteligencia independiente sin el embrague de las pasiones, ningún juicio es dirigido sobre mi deseo, mí deseo no es condenado ni aprobado. Lo que caracteriza esencialmente el juego del Ser es la sensación interior de una distinción radical entre mi deseo y yo. Yo veo mi deseo como una cosa con la que mi pensamiento no tiene nada en común. El pensamiento puro no tiene nada que mezcle su naturaleza a la del deseo. Él es enteramente otra cosa, está sobre otro plano, no está ni en pro ni en contra de lo que sea, simplemente es.

Se empieza entonces a ver lo que es la aceptación real. No es una aprobación, es una distinción, una separación. Yo acepto mi deseo cuando me separo de él, cuando yo me afirmo existiendo al lado de él, otro que él.

Vamos a ver más netamente todavía lo que es la verdadera aceptación, precisando lo que ella no es. Cuando tomo conocimiento de mi deseo sin hacer el esfuerzo interior especial que me hace distinto de él, estoy necesariamente vis-a-vis del deseo, ya sea en pro o en contra de él. En este caso, acepto el obstáculo del mundo que todo deseo encuentra virtualmente. En el conflicto donde el mundo y yo somos adversarios, yo acepto el adversario mundo, pero no acepto el adversario yo, porque mi condenación de mi deseo refrena su juego, lo rechaza. Yo acepto el mundo, pero no a mí mismo. No soy imparcial, no acepto todo,

Supongamos ahora que estoy por mi deseo, Yo me acepto. Pero esta vez no acepto el mundo-obstáculo. Yo falseo todavía el sentido del combate y me privo de sus efectos.

En qué consiste en los dos casos la ayuda que aporta a uno de los adversarios mi pensamiento reducido y parcial? Esta ayuda es inmensa, pues el pensamiento lanza en uno de los platillos de la balanza la potencialidad absoluta, infinita, que es su consecuencia. Actuando así, él no se limita a falsear parcialmente el combate, lo vuelve nulo, introduciendo una diferencia cualitativa infinita entre los combatientes.

La verdadera aceptación simultánea de mi deseo y del mundo-obstáculo es mi presencia arbitrando el combate sin intervenir en él. Es una presencia indiferente al resultado; presencia distinta que, aceptando cada uno de los adversarios con su naturaleza propia, rehúsa agregar a la temporalidad del uno o del otro la potencialidad infinita del pensamiento a la cual ellos no tienen ningún derecho. Esta presencia – es necesario comprenderlo – no es una actitud interior. En los dos casos de trampa que hemos visto: trampa de reivindicación o trampa de resignación, había una actitud. El pensamiento subordinado por el ser temporal y precipitado en él, tomaba allí forma descriptible, yo me portaba de cierta manera. En la aceptación total, al contrario, donde el pensamiento es puro, donde no hay más trampa, no hay actitud, no hay forma descriptible. Solamente está la forma principal indescriptible que no se deja seducir a vestir lo temporal con una máscara de absoluto.

No hay, pues, actitud en la plena aceptación. Si quisiera decir cómo soy cuando acepto totalmente, debería decir que mi pensamiento se traduce sobre el plano temporal proyectando allí un sí y un no simultáneos. Es como decir: yo soy otra cosa que
todo esto.

Lo mismo que este pensamiento puro tiene una proyección intelectual en lo temporal, hay allí también una proyección afectiva. Es el sentimiento de que el hecho que exista el combate entre mi yo temporal y el mundo-obstáculo, tal como él pueda ser, está bien. Para el pensamiento puro, para el Ser, poco importa quién gane, lo que importa es que el combate sea sin trampa. En la medida en que el Ser esté presente, él siente que el combate está bien, que está exactamente en el punto en que tendría que estar. Es así como se debe comprender la aceptación del destino, la certidumbre de que lo que me ocurre, sea lo que sea, es exactamente lo que me puede ocurrir para mejor. La aceptación justa del destino no es la aceptación de todo lo que me podrá venir en el porvenir. Eso sería irreconciliable con la aceptación de mis deseos. La aceptación justa del destino es la aceptación en el instante no en la duración (o si no, se recaería en la resignación). Esto no debe sorprender porque el Ser aceptante es intemporal. Él actúa en el instante que es el punto donde se cortan el tiempo y la eternidad.

En todo esto que precede hemos hablado de deseo sin precisar más. Pero es necesario ahora recordar una distinción muy importante entre dos clases de deseo. Para la primera, que llamo impulso temporal, o más simplemente Impulso, tiendo hacia la simple realización de mi aspecto temporal, hacia la satisfacción de mis funciones. Esto es un deseo natural, perfectamente lógico y normal. Para la segunda clase de deseo, la que llamo
aspiración temporal, tiendo a encontrar en lo temporal la prueba de la realización de mi Ser total. Por ejemplo, puedo experimentar un deseo sexual simple, la necesidad de satisfacer mi función sexual. Pero puedo experimentar el deseo del mismo acto con una mujer apasionadamente amada, buscando allí la sensación de mi existencia divina. En el primer caso se trata de un impulso, en el segundo de una aspiración temporal. 0 bien, puedo tener simplemente hambre (y es un impulso), pero puedo también, siendo muy pobre, reivindicar una de esas comidas que yo veo que otros disfrutan (y eso es una aspiración temporal).

El Ser no aprueba más el impulso que la aspiración temporal. No es propio del Ser aprobar o desaprobar lo que sea en lo temporal. Lo que es preciso comprender es que la presencia del impulso es compatible con la presencia del Ser, en tanto que la presencia de la aspiración temporal es incompatible. Pues el impulso es una tendencia limitada que, partiendo en la dirección del absoluto, se detiene antes de haber equivocado su ruta. Al contrario, la aspiración temporal es una tendencia ilimitada que, comenzando en la dirección del absoluto, describe una parábola y cae a cero.

La presencia del Ser – ya lo hemos dicho – es la imparcialidad delante de mi combate contra el mundo. Pero la aspiración temporal supone la parcialidad porque el carácter ilimitado de esta tendencia le viene de la potencialidad infinita que ella roba al pensamiento adormecido. Ella es entonces incompatible con la presencia total imparcial. Cuando yo estoy totalmente presente, acepto por igual mi tendencia y el mundo-obstáculo. Es diferente cuando mi tendencia está constituida precisamente por una negación del obstáculo del mundo.

Pero si la aspiración temporal es incompatible con la presencia total, es, sin embargo, gracias a ella que puedo encontrar esta presencia. Pues el pensamiento puro, adormecido al nacimiento, no puede despertarse más que cuando le ha sido robada su potencialidad absoluta. Es entonces cuando ese robo, suscitando el instinto de muerte, habrá puesto todo mi ser en peligro, y yo lucharé por recuperar mi potencialidad absoluta de la iniciativa usurpadora del mundo. Es trabajando sobre mis aspiraciones temporales, es reduciendo – gracias a mi comprensión – sus manifestaciones a la simplicidad de los impulsos subyacentes, que yo puedo liberar la potencialidad absoluta usurpada y alcanzar mi Ser.

La satisfacción de los impulsos no lleva por sí misma al Ser total, sino solamente si es preferida inteligentemente a las aspiraciones temporales que se fundan en ella. Y la obtención del Ser total tiene tanta más posibilidad de efectuarse si la aspiración temporal abandonada era intensa. La angustia que yo siento cuando renuncio a satisfacer mi aspiración temporal mide el grado de mi necesidad de absoluto y mi posibilidad de colmarla. Yo siento la angustia de la divinidad ausente. Me siento tentado a rechazar el impulso y – si la manifestación positiva de la aspiración temporal es imposible – a permanecer en una angustia que es todavía una manifestación, pero negativa, de esta aspiración temporal. Gozar simplemente de la vida pasional según las modalidades correspondientes a mi naturaleza temporal no es fácil de consentir para quien ha conocido la vibración violenta, el gusto intenso de la aspiración temporal. La vida pasional es más bien insípida y yo no puedo consentir en ella más que gracias a la certidumbre intelectual – si es que actúo así – de llegar a poseer la maravilla que la aspiración me ha hecho entrever. Siempre que esta certidumbre intelectual alcance una fuerza suficiente para engendrar a continuación la esperanza y el amor de lo que me espera en esta vida.

Examinemos un momento la angustia sentida ante el abandono de la satisfacción de la aspiración temporal. Es la que yo experimentaba cuando mi pasión estaba amenazada por cualquier obstáculo, es el terror de perder una ilusión divinizante, de recaer en este mundo sin Dios del que mi pasión me había ilusoriamente sacado. Ella puede ser tan intensa que yo rechace este renunciamiento. Si mi comprensión es tan grande como para hacerme renunciar a ella, esto no impide la angustia. Arriesgo entonces el complacerme en ella, porque ella es todavía una manifestación ilusoriamente divinizante – en modo negativo – de mi aspiración temporal. Por lo tanto, esta manifestación negativa debe ser abandonada tanto como la positiva. Ésta angustia no es directamente utilizable para mi realización; ella me impulsa a rehusar la vida pasional ordinaria. La actitud en la que ella me coloca hace reaparecer el instinto de muerte. Su utilidad desde el punto de vista de mi realización reside solamente, de una manera indirecta, en la advertencia temible y salvadora que ella constituye, en el pavor orgánico que ella provoca en mí y en la apertura que me trae a continuación una comprensión más profunda.

Pero, a la inversa de otra angustia que veremos en seguida, no es directamente utilizable y yo debo esforzarme en liquidarla. Por esto, me es preciso evitar la trampa del enojo, del confinamiento en una angustia que me diviniza al revés. Me es preciso aceptar mi vida pasional simple, abandonando mi complejo de castración, aceptar naturalmente la dicha temporal.

Si yo franqueo esta etapa alcanzo una condición donde me será posible conocer una nueva angustia totalmente diferente de la primera, y que esta vez me introduce en el dominio del Ser. Esta angustia no será ya el terror de perder una ilusión divinizante, sino el sufrimiento de no encontrar mi verdadera esencia divina en la expansión de mi naturaleza temporal. Esta angustia no vendrá por sí misma, provocada automáticamente por tales circunstancias temporales. En efecto, la saciedad de la vida pasional engendra el aburrimiento y aun la desesperación, pero no la angustia realizante, porque el hombre que está en este estado sufre de una ausencia, pero de la ausencia de una cosa de la cual no encara la existencia. No basta que la vida pasional plenamente vivida defraude la necesidad de ser absolutamente que tiene el hombre. Es preciso que esta decepción sea interpretada correctamente. Esta interpretación no es posible sino cuando – en el curso del juego de las pasiones que se satisfacen – yo tiendo al mismo tiempo que hacia mi fin temporal, hacia un fin intemporal consciente que mi impulso no satisface. La angustia realizante no es una angustia automática, sino una angustia que yo debo merecer conscientemente por un trabajo especial. Ella no me es dada, no es el resultado de un problema a resolver, sino el resultado largamente perseguido y difícilmente obtenido de un trabajo persistente. Este trabajo se hace en el curso de la vida, pero, aunque él es sin cesar paralelo a la vida temporal pasional – sin la cual no es imaginable – no está mezclado a ella y permanece siempre interior.

El primer trabajo del cual hemos hablado, aquél por el cual yo autorizo a las pasiones simples por sobre las aspiraciones temporales, se efectúa en el plano temporal: él apunta a una modificación de mi manifestación. Pero este nuevo trabajo del que hablamos ahora no produce una modificación de ningún modo y permanece perfectamente invisible desde el exterior.

El trabajo interior consiste en tender lo más constante e intensamente posible hacia la realidad absoluta que la satisfacción de mis aspiraciones temporales me ha hecho presentir, y de la que he comprendido que sobrepasa infinitamente la realidad de lo temporal. En el curso de las alegrías de la pasión, he sentido muy bien que la realidad que entreveía sobrepasaba infinitamente el objeto temporal de mi pasión.

He sentido que se trataba de una realidad cósmica inmensa que existía independientemente
del objeto temporal particular y vis-a-vis de la cual el objeto temporal no era para mí más que una especie de plataforma contingente de observación. La pasión no me ha conducido a este dominio sobrenatural, pero ella me ha hecho experimentar su existencia, ella me ha dado la certidumbre. Yo debo tener ahora el coraje inteligente de renunciar a la plataforma de observación y al éxtasis ilusorio que encontraba allí. Renunciando a los reflejos exteriores de esta luz, debo volver mi mirada hacia el centro de mí, y allí donde yo no veo todavía sino oscuridad, conjurar por una aspiración ferviente la fuente luminosa misma que yo sé que está virtualmente presente.

Esta aspiración debe hacerse en el curso mismo de la vida pasional ordinaria. Se podría objetar que esto va a desviar mi atención de la vida temporal. Pero no es así, La atención que yo doy a la realidad absoluta no es quitada a la atención temporal. Se trata del despertar de un excedente de atención que dormía, que no estaba en el temporal, y donde este despertar no disminuye en nada la atención temporal. Es importante comprender la relación exacta de estas dos atenciones. La atención temporal es a la atención absoluta lo que el aspecto temporal del hombre es a su Ser total, lo que la necesidad de ser temporalmente es a la necesidad de ser absolutamente. Las dos atenciones no son divergentes. La atención absoluta prolonga infinitamente la atención temporal sin continuarla en su juego. Una comparación bastante trivial ayudará a comprender esto. Si yo recojo flores para ofrecerlas a alguien, la consciencia que tengo al coger las flores del fin al cual las destino, no me hace distraerme de los gestos que estoy efectuando, pongo atención a la vez al tallo que corto y al sentido lejano de la acción que realizo.

La atención que presto a la realidad absoluta no es robada a la atención temporal. Sin embargo, mi estado de atención total va a modificar el juego de mi atención anterior puramente temporal. En efecto, el excedente de atención que no puede emplearse en el objeto temporal inmediato con el cual estoy en contacto en ese instante, se empleará en el temporal de otra manera. Al estar el Ser dormido y, por lo tanto, sin dirigir mi atención, hacía que ella se gastara imaginativamente en los objetos temporales con los cuales no estaba en contacto inmediato en el instante. Ella se evadía de la prisión estrecha del instante y vagabundeaba en la extensión del pasado y del porvenir. Esto nos hace comprender cómo juega la atención total cuando el Ser está despierto. Ella no considera en el plano temporal más que mi situación temporal actualmente presente, y todo el resto, liberado por esta limitación voluntaria, se lanza por su naturaleza misma hacia una percepción absoluta que ella atrae y conjura en la oscuridad. Nosotros decimos: por su naturaleza misma. Y en efecto, sería inútil y aun erróneo querer encontrar un objeto cualquiera sobre el cual pudiera fijarse esta atención absoluta. Este objeto no es definible, concebible por mí hoy día. Si yo tentara de encontrar uno, caería en una disociación puramente temporal e instalaría en mí una idea fija. Basta que limite mi atención al temporal presente en el instante y que libere por eso todo lo que de mi atención no sabría emplearse allí. Este excedente virtualmente infinito, así desprendido de la prisión temporal, encontrará solo su vía. Él utilizará esta vez todavía mi imaginación, pero ésta trabajará entonces según el modo de pura evocación de mi material psíquico acumulado.

Importa entonces – y con esto basta – que yo comprenda y efectúe la modalidad de atención temporal que corresponde al despertar y al juego de la atención total. Esta atención temporal restaurada en su justa modalidad, reintegrada en la atención total, se limita a mi situación temporal actualmente presente. Esto es mucho más que el objeto temporal que esté en ese momento en mi percepción sensorial y mental. Es este objeto, pero considerado en sus conexiones con toda mi vida temporal, es decir, con todos los fines temporales hacia los cuales yo tiendo. La atención ordinaria que doy al mundo cuando no hago ningún esfuerzo especial está como pegada al objeto inmediato. Estoy perdido, identificado con lo que hago sin ser consciente de la razón que determina mi acción. Olvido lo que tengo en vista más allá de mi acción. A menudo tengo consciencia de un fin temporal hacia el cual va dirigida mi acción, pero es un fin muy próximo del cual olvido que es sólo un medio hacia otro fin más alejado. Sin esfuerzo especial, soy como miope, con la mirada fija sobre mi acción. Si vivo en la duración por la imaginación vagabunda, casi no vivo allí en la realidad temporal. Al contrario, si restablezco mi atención temporal según el modo correspondiente al juego de la atención total en el que yo me despego de alguna manera de mi acción – viéndola desde más alto – entonces soy consciente, no sólo del objeto particular próximo, sino del objeto temporal más general y más lejano hacia el cual tiende mi acción actual. En suma, mi atención es tanto mejor, desde el punto de vista del Ser, cuanto más consciente soy de que lo que hago es justo – apropiado a las circunstancias – y de las razones por las cuales estoy en camino de actuar así. He dicho que mi atención temporal debía limitarse a mi condición temporal actual; pero esto no es decir que ella deba detenerse pronto y a la medida de mi pereza. Quiere decir que ella debe impulsarse en mi vida temporal tan lejos como le sea necesario para reencontrar sus límites reales, los que me impone en realidad mi condición temporal. Ella no debe detenerse hasta no haber agotado todo el curso que mi condición temporal le permite y, si esto es necesariamente limitado, está lejos de ser poca cosa.

Es fácil constatar con qué inmensa pereza repugnamos guardar en el campo de nuestra consciencia la extensión tan completa como sea posible de nuestra vida temporal. Cuando se trata de una acción nueva, me siento obligado entonces a considerar en una cierta medida las conexiones que ligan esta acción al resto de mi vida, a mi porvenir temporal. Pero, desde que la acción se repite, ya no estoy obligado a considerar sus razones de existir. Entonces ella se automatiza, es decir, la atención que pongo allí disminuye de más en más hasta tender hacia un mínimum que bien a menudo es cero. Yo hago lo que sea, sin ser del todo consciente de las razones que tengo para hacerlo. El automatismo es un verdadero dormir de la atención real, un dormir en el curso del cual yo sueño en la imaginación vagabunda. El automatismo del que yo hablo no es el automatismo corporal o mental de ejecución, el cual es necesario y bienhechor. Aquel del que hablo es el olvido, la inconsciencia de mis móviles, es decir, la pérdida de vista del plan general de la modificación temporal hacia la cual tiende mi vida pasional. Es un estado donde ceso de abarcar el conjunto de mi vida temporal y donde, por negligencia de ir hasta los limites reales de mi condición temporal, no acepto estos limites y no puedo efectuar la atención total que supone esta aceptación.

Cuando soy consciente de los móviles de esto que hago, cuando estoy consciente de mi acción en tanto que ella está realmente inserta en el conjunto de mi vida temporal, toda aquella parte de mi atención que no está encerrada en los limites de mi situación temporal se lanza hacia una percepción absoluta que ella demanda y suscita. Pero esta percepción absoluta va a tener un aspecto en el plano temporal, ella va a corresponder a ciertas percepciones temporales. Si ejercito la atención voluntaria, me doy cuenta de que no percibo solamente lo que concierne directamente a mis acciones y sus móviles. No percibo sólo lo que debo percibir para llevar a término lo que deseo. Al mismo tiempo percibo en el mundo que me rodea, cosas que no tienen para mi deseo ninguna utilidad, o bien cosas que observo de una manera desinteresada. Estas percepciones que me ligan a objetos de los que soy efectivamente distinto – puesto que están al margen de mis deseos a los cuales soy atento – corresponden a un contacto real, a una participación real con el mundo. Puedo unirme realmente con lo que percibo fuera de los limites de mi vida pasional, y esto es posible porque he llegado , por mi esfuerzo de atención voluntaria, hasta los límites de esta vida afectiva que abarco enteramente en mi consciencia bajo el ángulo de mi acción actual.

Volvamos todavía sobre la modalidad de atención temporal que corresponde a la atención total. He dicho que debía ser consciente no solamente de lo que estoy en vías de hacer, sino además de las razones por las cuales actúo y que – por intermedio de estas razones – debo ser consciente de mi acción en tanto que ella se inserta en la totalidad de mi vida temporal. Pero estas razones – cuando las persigo hasta el fin – veo que ellas terminan siempre en la afirmación de mí en tanto que estoy en el mundo, a la afirmación de mi aspecto temporal. Cada uno de mis impulsos tiende a querer mi vida. En cambio, mis aspiraciones temporales no tienden hacia mi vida temporal. Ellas no la aman, ellas no la aceptan; pero todos mis impulsos aceptan, quieren, aman la vida a través de todos los objetos que yo amo o detesto. Ser consciente de mis impulsos es, pues, estar consciente – bajo la circunstancia particular en que estoy – del amor incondicionado que tengo de mi vida, de la adhesión que le presto con todas las fuerzas que hay en mí. Es percibir – bajo los objetos particulares que me revelan mis sentidos – el objeto total que los contiene todos y les da su justa perspectiva: mi vida.

Tomemos un ejemplo. Estoy privado de la presencia de un ser que amo, y sufro. Si permanezco interiormente dormido, mi atención queda adherida a esta circunstancia particular y mi imaginación teje sin cesar variaciones dolorosas. Un solo objeto está en el campo de mi consciencia, ese ser ausente, y yo no tengo nada donde apoyar mi afirmación de mí. Busco en vano este punto de apoyo, me hundo, tengo miedo, desespero. Pero si interiormente me despierto, entonces mi atención se desplaza de la circunstancia particular. Ella no la pierde de vista, pero, la contempla como a distancia, en otra perspectiva, abarcando la totalidad instantánea de mi vida, de mi situación en el mundo. Ella percibe no solamente el contenido de mi situación sino su continente. Esto es que yo estoy en el mundo en este instante y que estoy aquí por intermedio de mi sufrimiento actual. Entonces mi sufrimiento deja de ser sólo una falta, una ausencia. Saliendo del plano inferior donde él estaba afectado del signo menos, se integra en un volumen donde no reina la bipolaridad, donde todo es afirmación. Cuando lo veo así, me afirmo en él. En tanto que él es la sustancia actual de mi vida, él me es un punto de apoyo legítimo y eficaz.

Se ve que una tal atención no constituye una disociación, más bien al contrario, una síntesis. Es la atención pasiva ordinaria la que es una disociación. Mi presencia está pegada a la circunstancia particular acompañándose, a causa de mi ausencia a mi vida total, de representaciones imaginarias que me niegan al instante presente.

No hay allí entonces disociación de todas mis potencias actuales, sino al contrario, una síntesis de estas potencias. Pero esa síntesis produce en mí una disociación de otro orden. Se trata de la diferencia que existe entre el estado de realización donde estoy actualmente y el estado – que yo concibo más o menos intensamente – donde yo debería estar para cumplir mi verdadero destino infinito. Pues, cuando yo soy consciente de la totalidad instantánea de mi vida temporal, cuando yo ocupo toda su extensión hasta sus límites que yo siento y acepto, el excedente de mi atención, liberado, se lanza, en alas de la imaginación creadora, hacia mi fin absoluto. Supera así mi realización presente, haciéndome sentir la insuficiencia de esta realización. Mientras más voy por esa vía, más estoy adaptado y dichoso en mi vida temporal, y más, al mismo tiempo, siento la desdicha de haber realizado tan poco de mi Ser total. Alejándome de mi angustia de muerte debida a mi no aceptación de mi condición temporal, yo progreso en mi angustia de vida que no puede ser calmada por la conquista de la totalidad de mi vida temporal. Ella no sería suficiente para compensarme. Y esta angustia de una clase totalmente nueva debe profundizarse poco a poco hasta que se produzca la iluminación, lo que el budismo Zen llama el Satori o apertura del tercer ojo.

Hubert Benoit.

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13.12.2013 17:06

Resulta sorprendente, pero no extraño, constatar la poca información disponible en torno a la vida personal del notable budista, escritor, médico, psiquiatra y realizador que es Hubert Benoit. Sorprendente, porque es prácticamente contemporáneo nuestro; nacido en Nancy, Francia, el 21 de Marzo de 1904 y fallecido en París el 28 de Octubre de 1992. No resulta extraño sin embargo, si se aprecia la profundidad de su existir y la total concentración que mantuvo a lo largo de su vida en el mundo interior del hombre y las más elevadas realizaciones espirituales, como puede desprenderse de una atenta lectura de sus obras.

H. Benoit obtuvo el título de médico por el año 1935 luego de culminar sus estudios académicos, los que realizaba conjuntamente con los de violín, en el Conservatorio de Nancy. Se dedicó a la cirugía, que practicó por doce años, y como tal le tocó participar en la Segunda Guerra Mundial, y en particular como miembro de la defensa civil en la Batalla de Normandía, donde fue alcanzado por el bombardeo aliado, en Saint-Lô, en la madrugada del 7 de Junio de 1944, en las postrimerías del conflicto.

La gravedad de sus lesiones lo mantuvo por años postrado en cama, período en el que fue sometido a múltiples operaciones, y a pesar de lo casi milagroso de su recuperación, quedó con secuelas que le impidieron volver a practicar la cirugía y el disfrute de su violín.

En esa época era discípulo directo de Gurdjieff, junto con Luc Dietrich quien estaba con él durante el bombardeo y que falleció a consecuencia de sus heridas un mes después. Fue afortunado al contactarse con D. T. Suzuki, quien lo adoptó como discípulo predilecto y lo ayudó a salir de su invalidez durante seis años.

Aprovechó la larga convalecencia para estudiar psiquiatría, y para adentrarse y profundizar en el budismo, el taoísmo, la metafísica y la meditación. Luego de su convalecencia, practicó la psiquiatría durante treinta y cinco años en París, paralelo a la publicación de sus estudios y los metódicos hallazgos de sus investigaciones en el alma humana. Toda su vida sintió la necesidad de conocer la condición humana y de buscar la vía de la realización intemporal del hombre. Su método de tratamiento lanza un puente entre el caso psicológico particular y las leyes metafísicas generales, necesarias para la interpretación profunda de los síntomas.

La base fundamental de Benoit en cuanto a influencia se encuentra en el budismo Zen, y en particular, en la línea del Chan, un budismo chino temprano, nacido de la fusión entre el Budismo hindú – llevado por el monje Bodhidharma en el siglo VI a la China – y el Taoísmo, que ya existía en ese país desde época remota. Al ser trasplantado al Japón, el Chan es lo que conocemos como Budismo Zen en la actualidad. El ideograma es el mismo, pero se pronuncia diferente en chino y en japonés. Es traducción de la palabra sánscrita Dhyana, que significa meditación.

El Chan fue impulsado principalmente por el Sexto Patriarca, Hui Neng, figura cumbre en esa línea, quien busca ir al centro de la experiencia más que a descripciones o análisis o concepciones teóricas. El budismo Chan no busca la felicidad ni hace referencia a asuntos sociales, existenciales o de relaciones humanas; no postula la existencia de algún Creador o ser superior de ningún tipo ni fuerzas espirituales disponibles a los hombres más que el Chi, energía unificadora de todo lo existente.

Poco más se puede saber sobre la vida personal de Benoit en cuanto a hechos externos o anecdóticos. Se le puede imaginar como un hombre reservado, introspectivo, observador, meticuloso, sensible y profundo. Se evidencia, al leer sus obras, que su verdadera vida sucedía deliberadamente adentro, que su centro de atención, de interés, de observación y aprendizaje no se encontraba en el mundo de los hechos históricos, y que por tanto, cualquier evento de su vida personal quedaba en segundo plano respecto del cauce profundo que absorbía su mirada y su agudo discernimiento.

Se sabe que era discípulo de Gurdjieff en la época de su accidente, por referencias respecto de él de otros alumnos contemporáneos. Se sabe que mantuvo una larga y estrecha relación con D. T. Suzuki, de quien tradujo del inglés y prologó uno de sus libros: “Le Non-Mental selon la Pensée Zen”, (basado en el Sutra de Hui-Neng). Se sabe que en gran medida su difusión al mundo anglo parlante, y con ello al planeta entero, es debida a las traducciones que de sus escritos en francés hiciera Aldous Huxley. Y aunque se le reconoce como budista, es evidente la influencia de las otras líneas espirituales de las que se nutrió, lo que, sumado a sus estudios de psiquiatría tradicional, le permitió hacer una extraordinaria síntesis entre la tradición oriental y el conocimiento occidental, aplicable a un ser único, individual y a la vez universal: el alma humana, tanto en sus trampas y meandros como en todo su potencial de plenitud.

Hablar de Benoit, por tanto, no es hablar de Benoit, sino de los conceptos que expone, de sus descripciones, de sus investigaciones y observaciones acerca de la vivencia interior, de la experiencia subjetiva y lo que subyace a ella. Podemos imaginar que Benoit no querría hablar de Benoit, sino de lo que permanece, de lo que es eterno y común a todos los hombres, de la esencia y realización del Ser. Sin embargo, no hablamos de una suerte de meta-persona, sino de alguien cuyas marcadoras experiencias biográficas están innegablemente ligadas a su desenvolvimiento humano. Una misteriosa mano del destino pareció conducirlo a través de hechos traumáticos hacia la introspección trascendente; su arte fue capitalizar esas oportunidades en una visión paulatina y crecientemente más profunda y penetrante, y en ser capaz de traducir en palabras lo que está más allá de ellas.

Leer a Benoit

Resultaría arrogante dar por visto a Benoit o considerarlo asimilado o digerido, aún después de varias lecturas. Entrar en sus escritos es una literal inmersión en un mundo en el que habitualmente las palabras, o bien sobran, o no resultan suficientes. Y sin embargo, en sus textos, el lector es conducido a través de una coherencia racional de enorme precisión y claridad, paralelamente a una sugerencia implicada que si bien no está explícitamente descrita, se encuentra plenamente allí, entre líneas. La lectura, por tanto, exige múltiples facultades, o grados de atención, por parte de quien lee. Es que este verdadero relojero del alma no deja cabo suelto ni punto por esclarecer, ni da espacio a vaguedades o licencias ambiguas. La exactitud y precisión del lenguaje se desgrana detallada y minuciosamente, línea tras línea, abordando todas las formas posibles para iluminar la comprensión, pero de alguna forma aquello a lo que alude no se encuentra en la forma concreta de las palabras, aunque impregna todo el texto. El lector acostumbrado a los temas psicológicos o metafísicos puede percibir que su mente concreta es capaz de descifrar perfectamente los contenidos expresados en palabras, y que simultáneamente, algo más sutil se va infiltrando en la mente abstracta, en la comprensión más profunda y no verbal.

Porque Benoit no escribe desde el intelecto, sino desde la comprensión, la que logra traducir de una forma intelectualmente nítida para ser transmitida de un modo que se percibe como completamente fiel a su original. Resulta inevitable suponer una transposición de sus técnicas médico-quirúrgicas a la disección metódica del alma, examinando capa tras capa, fibra tras fibra, develando los tejidos vitales hasta la última palpitación. Es semejante a la presencia del propio autor, al que se siente completamente concentrado en la tarea que tiene entre manos, atento a todos los hilos que sostiene y desarrolla, tanto, que tal pareciera que casi no estuviese allí más que como un transmisor de lo que se ha propuesto decir, y no obstante, se encuentra totalmente presente en cada renglón.

Benoit no es un teórico, por más que teorice con gran exactitud. Su discurso emana de su experiencia interior y la reflexión, intelectualizadas y a la vez llenas de humanidad, en su más alta acepción. Su exploración y práctica del Zen lo ha llevado a experiencias y a comprensiones que es capaz de traducir a términos comprensibles para la mente occidental, sin distorsionar los contenidos originales. A menudo habla en primera persona, mostrando que él ha transitado por los territorios internos que describe, y que es posible que aquellos ámbitos que pertenecen al No-Yo puedan quedar atrás, que es posible trascender el ego. Pero tal vez los mayores méritos de los escritos de Benoit no sean los ya mencionados de claridad y profundidad, sino, por una parte, el instar inevitablemente al lector a examinar en su interior los asuntos que expone, y por otra, provocar en él un anhelo profundo de constatar, experiencialmente, cada uno de los temas que aborda, hasta, en algunos casos, la realización total.

La obra más conocida y difundida de Hubert Benoit es La Doctrina Suprema, de la que transcribimos algunos párrafos:

- El ser humano al que generalmente llamamos “desesperado” no está definitivamente desesperado, está lleno de esperanzas que el mundo se niega a satisfacer; por lo tanto es muy desgraciado. El ser humano que ha llegado a una verdadera desesperación, el que ya no espera nada del mundo de los fenómenos, se llena de gozo perfecto al que por fin ha dejado de oponerse.

- En nuestro deseo de escapar de la angustia, buscamos doctrinas de salvación, buscamos un maestro. Pero el maestro no está lejos y ofrece constantemente sus enseñanzas: es la realidad tal cual es, es nuestra vida cotidiana.

- No es la impotencia misma la que causa la humillación, sino el impacto que experimenta mi pretensión de omnipotencia cuando choca contra la realidad de las cosas.

- Recordemos que la naturaleza de las cosas es para nosotros el mejor y más humillante de los maestros y que nos rodea con su ayuda vigilante. La única tarea que nos incumbe es comprender la realidad y permitirnos ser transformados por ella.

- La imposibilidad en que me encuentro hoy de gozar de mi naturaleza propia, de mi naturaleza-de-Buda, como hombre universal y no como individuo distinto, me obliga a fabricar constantemente una representación radicalmente engañosa de mi situación en el Universo. En lugar de verme en igualdad con el mundo exterior, me veo, o bien por encima de él o bien por debajo; sea arriba, sea abajo. Según esta perspectiva, en donde el arriba es Ser y el abajo es la Nada, estoy obligado a esforzarme siempre hacia el Ser. Todos mis esfuerzos tienden, necesariamente, de una manera directa o indirecta
a elevarme, sea de manera grosera, o sutil, o, como suele decirse, espiritualmente. Todos mis automatismos psicológicos naturales, antes del satori, están fundados en el amor propio, la pretensión personal, la reivindicación del subir de un modo o de otro; y esta reivindicación para elevarme individualmente es la que me oculta mi dignidad universal infinita. La pretensión que anima todos mis esfuerzos, todas mis aspiraciones, es a veces difícil de reconocer como tal pretensión. Me es fácil ver a mi pretensión cuando el No-Yo del que deseo distinguirme está representado por otros seres humanos; en este caso, un poco de lealtad interior es suficiente para dar su verdadero nombre a mi tentativa. Pero ya no es lo mismo cuando el No-Yo del que deseo diferenciarme está representado por objetos inanimados o, sobre todo, por esta ilusoria y misteriosa entidad que denomino Destino; sin embargo, en el fondo es absolutamente lo mismo; mi suerte me exalta; mi mala suerte me humillaSi vemos bien las bases profundas de nuestro amor propio, comprenderemos que todos nuestros goces imaginables son satisfacciones de este amor propio y que todos nuestros sufrimientos imaginables son heridas que se le infligen. Comprendemos, pues, que nuestra actitud pretenciosa personal domina la totalidad de nuestros automatismos afectivos, es decir, la totalidad de nuestra vida.

- Si me siento humillado es porque mis automatismos imaginativos consiguen neutralizar la visión de la realidad y hacen fracasar la evidencia Si me sucede una circunstancia humillante, ofreciéndome un maravilloso secreto de iniciación, mi imaginación se apresura a conjurar lo que me parece un peligro; lucha contra el ilusorio desplazamiento hacia abajo; hace todo lo posible para restaurarme en ese estado habitual de arrogancia satisfecha donde encuentro una tregua transitoria, pero también la certeza de nuevas angustias. En resumen: me defiendo constantemente de aquello que se propone salvarme; lucho con tesón por defender la fuente misma de mi desgracia. Todos mis trabajos interiores tienden a impedir el satori, puesto que aspiran a lo alto mientras que el satori me espera abajo. También el Zen tiene razón al decir queel satori cae de improviso sobre nosotros cuando hemos agotado todos los recursos de nuestro ser.

Algunos estudiosos han observado que en La Realización Interior, Benoit corrige algunos de los conceptos desarrollados en La Doctrina Suprema, libro más de 25 años anterior. Como es obvio, el crecimiento progresa y del mismo modo se acrecienta y enriquece la comprensión, de lo que resulta esperable una evolución del pensamiento del autor. Lo extraño sería que dos o tres décadas de reflexión y práctica no hubieran incrementado la comprensión. La naturaleza de Buda es permanente, pero su realización es necesariamente gradual. De forma análoga, pero en otra escala, puede considerarse la lectura de Benoit. El mismo texto, tras sucesivas lecturas, logra comprensiones paulatinamente más profundas. Invitamos a todos aquellos que siguen un camino interior, y que buscan sinceramente la realización personal, a enriquecer su búsqueda, y especialmente a esclarecer sus motivaciones y desbrozar su senda, con los escritos de Benoit. El notable autor no descubrió un camino, pero contribuyó mucho a despejarlo y señalar los desvíos inconducentes, facilitando el tránsito hacia la libertad interior y una verdadera realización.

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11.12.2013 17:52

El punto de unión entre lo psicológico y lo existencial es la actitud, en tanto que ella es influida por la memoria y los aprendizajes pero al mismo tiempo está abierta a la consciencia, a la voluntad y a la creatividad. Los complejos nos poseen, no los podemos cambiar, las actitudes sí se pueden cambiar y desde ellas abrir el torrente de la reflexión creadora. La consciencia como facultad contemplativa, la que permite la reflexión, la que puede hacer que el sujeto se haga una pregunta sobre sí, la que interviene en el paso de la psicoterapia al análisis, se diferencia de aquella otra consciencia como mera capacidad cognitiva, racional o razonadora. No podemos negar que en lo más íntimo del hombre hay una consciencia sutil capaz mostrarnos a nosotros mismos tal y como somos, es un espejo totalmente veraz, que distingue nítidamente entre el bien y el mal, la verdad y la mentira. El cristianismo filosófico lo llama consciencia contemplativa, el budismo la mente muy sutil o mente de diamante, el budismo Zen lo llama “hishiryo”, más allá de la mente o la no mente. Esta consciencia discierne sin necesidad de aprendizaje aunque podemos habituarnos a no escucharla. No es posible describir la vivencia de esta consciencia en términos científicos, debemos acudir a las metáforas, al rico lenguaje de la poesía y del mito. Míticamente la mejor expresión para describir esta consciencia es llamándola “corazón”. Y la palabra es no sólo afortunada sino universal. Esta consciencia no está en el cerebro ni en la cabeza, sino en el palpitar de la vida, en íntima relación con el amor y el dolor, en la corazonada de lo no razonable.
 
   El corazón está hecho a “imagen y semejanza” del Dios Creador, es el corazón de la “poiesis”, del milagro de lo inédito, de lo que ocurre sin que sepamos de dónde ni cómo pero con la total certeza de su carácter numinoso y verdadero. Dios acontece en el milagro de la diacronía o la historia de lo que aparece inevitable, la sensación de sentirse desgraciado, condenado, maldecido, repitiendo conpulsivamente las misma historias, las misma relaciones, el mismo patrón de conducta, y simultáneamente Dios es el Kayrós de la sincronía del aquí y ahora que acontece como oportunidad y novedad cargada de significado, de milagro y esperanza de un rumbo totalmente distinto, de luz transformadora. Esto no se experimenta racionalmente, sino cordialmente, se experimenta en el corazón del hombre.
Podemos suponer que la personalidad humana comprende dos cosas: primero, la conciencia y todo cuanto ésta abarca, y segundo, el amplio fondo indeterminablemente grande que constituye la psique inconsciente.
 
El corazón es la consciencia que Jung cuidó como un tesoro desde su adolescencia hasta la muerte (el sueño de la luz en la tormenta de su adolescencia). Repito, consciencia entendida como corazón y no como mente ni como cerebro.
 
    Lo más objetivo para el hombre es su propia subjetividad, desde ella concibe y organiza el mundo más allá de la razón. El corazón es el centro de la subjetividad y lugar de encuentro con la total objetividad. Cuando logramos avanzar dentro de lo más propio, hondo y subjetivo, cuando meditamos en lo más íntimo del hombre, meditación que puede iniciarse en psicoterapia y profundizarse en el análisis, meditación guiada o iniciada por el encuentro transferencial-contratransferencial, que no se agota allí, y que luego necesita avanzar en la soledad, entonces ocurrirá el milagro del encuentro, el “kayrós” sincrónico del simplemente ocurrir, el encuentro con lo Real, con la verdad, con el gozo y con la libertad, estas cuatro son indisolubles y ellas representan la verdadera experiencia sanadora y la sanación que lleva al encuentro amerita intimidad, valentía para entrar en el sagrario de lo incomunicable y totalmente real. Esta vivencia no es psicológica y se encuentra más allá de toda limitación o condicionamiento psico-social.
 
Pero también el Dr. Vethencourt advierte que es en el plano existencial donde se dan los grandes sufrimientos, las grandes melancolías. El sufrimiento celular no tiene el impacto en el hombre como la ausencia del sentido vital, una tiroiditis o el asma bronquial o la diabetes no se equiparan a la vivencia interna de ruptura en los vaivenes del amor, una epilepsia no llega a generar tanto sufrimiento como la sensación de injusticia, que incluso puede llevar al que sufre a cometer homicidio o suicidio. Los grandes males, los grandes sufrimientos individuales y sociales no se originan ni siquiera en una leucemia o en una parálisis cerebral o en una demencia crónicamente deteriorante.

El hombre ávido de adorar, de reflejarse en una verdad absoluta y trascendente, pero limitado y condicionado por una cultura plagada de errores e ilusiones, de cegueras paradigmáticas, puede terminar adorando a ídolos llenos de muerte y corrupción en quienes sacrifica su libertad y con ella su existencia.

 

  Y ojalá estos ídolos fueran los santos de los santeros o los espíritus de los espiritistas o los muertos de los paleros, en alguna manera estos conducen hacia algún sentido de trascendencia. Los ídolos llenos de muerte, sufrimiento, soledad y cargados de verdadera maldad se refugian y disfrazan en nuestras propias mentes, en nuestras propias ideas alejadas de la verdad aunque altamente cargadas libidinalmente y conducen hacia el laberinto del sinsentido. Hasta ahora, la intuición muy antigua del pueblo judío sigue siendo cierta, el peor pecado y la peor caída del hombre contra sí mismo es la idolatría.

El corazón puede generar actitudes totalmente novedosas, que reorganizan y transforman las vivencias subjetivas más desvastadoras. Es por ello que desde el plano existencial, desde la consciencia contemplativa no existe el trauma ni la limitación sino la posibilidad de lo nuevo y eterno. La psique busca abrirse paso hacia un símbolo trascendente y el trabajo sobre los síntomas y los complejos son el inicio de esa transformación. La vocación del hombre es la comunión, el encuentro con el hermano, con la familia humana, la reconciliación con el cosmos y con Dios, con lo verdaderamente Real y totalmente Otro. Cuando el corazón experimenta libertad, es que está en la verdad, se ha introducido en la Realidad, todo lo cual genera gozo.

   Y desde la psicoterapia la emergencia del “corazón” no es algo de lo cual se habla, sino más bien ocurre. Cuando la actitud del psicoterapeuta es de aceptación y apertura hacia el paciente, cuando el terapeuta es capaz de ser íntimo consigo mismo, cuando en el encuentro regular psicoterapéutico se va gestando algo “especial” entre paciente y terapeuta, una intimidad donde cada uno posee su propio espacio psíquico de libertad y comunión, entonces se abre la posibilidad de que Dios se deje sentir, no como hecho físico taumatúrgico o milagrero sino como experiencia subjetiva que logra dar sentido al sufrimiento.

  Quien guía y suscita los cambios verdaderamente sanadores es lo numinoso, lo sutil. La sincronicidad es un pequeño milagro, cotidiano, casi imperceptible donde Dios permanece anónimo. Dios sólo acontece, busca encontrarse con nosotros para guiarnos a lo nuevo, al mundo de la no-neurosis. Y accedemos a ese mundo desde la intimidad. Desde la intimidad surge una nueva actitud ante la vida y ante los problemas cotidiano.

 Para atravesar los puentes sobre aguas turbulentas y transformar las heridas de rupturas y reparaciones, tema de este Congreso de Psicoterapia, invoco al Dios del amor y la unidad, el único que puede sanar las heridas del alma, iluminar los ojos cegados por los complejos y hacernos levantar de la parálisis de la neurosis y el sufrimiento.

  Espero haber sembrado en ustedes la motivación a tomar en serio al hombre en su totalidad, ahondar en la fenomenología de lo que ocurre en la psique y en lo trans-egoico y trans-psíquico. Dios nos regaló el corazón para que el hombre pudiese contemplar el amor.  El mandamiento ciertamente es amarse unos a otros como Dios nos amó.

 Este mandamiento fue traducido psicoterapéuticamente por J. L. Moreno, pilar de la psicoterapia moderna, en estas palabras: El mandamiento es SE CREADOR. Amor es creatividad así que los invito a ser creadores y dejarse guiar por la luz del corazón, la única que no se apaga en las penumbras y tinieblas del poder y el  sufrimiento mental

 

 

 

11.12.2013 17:43
Ya hemos dicho que el hombre individual experimenta dentro de sí todo un mundo interno lleno de emociones, pensamientos y sensaciones. La vastedad de la mente puede ser vista como un gran libro de mitos que se suceden uno tras otro.
El psiquismo no es psicodimámico sino psicodramático tal y como demostró a su manera Jacob Levy Moreno.
 
 Y aunque la mente esté poseída por mitos, complejos, compulsiones o delirios, es innegable que todos sentimos un llamado muy dentro a una esperanza, a un “algo más”.
El budismo, por ejemplo, es muy claro en sus cuatro nobles verdades: primera el ser humano sufre; segunda el sufrimiento tiene una causa, el ego, sus apegos y la ignorancia del ego; tercera es posible extinguir las causas del sufrimiento y salir de la rueda de mundo condicionado o samsara hacia la iluminación o nirvana; y cuarta hay una vía para extinguir el sufrimiento y liberar a la mente de los condicionamientos, el sendero óctuple.
Toda persona desea lo mejor para sí, hay una especie de constante inconformidad con lo que tenemos y vivimos, anhelamos desde lo más hondo una unicidad, un retorno al paraíso, un pleroma exento de sufrimiento. Desde niños la curiosidad nos lleva a traspasar límites, a desobedecer sin desfallecer. El hombre no está limitado por la vida instintiva sino que desde adentro desea conocer el “más allá”. Y sobre todo es consciente del sufrimiento, de la muerte y no cesa de buscar la plenitud. Podemos afirmar con seguridad que el hombre busca eternidad. Esa búsqueda lo hace propiamente humano y lo distingue del animal quien vive conforme a la naturaleza. El hombre experimenta en sí mismo todas las vicisitudes propias de la naturaleza, pero también busca algo “sobrenatural”. En palabras del Dr. Vethencourt (2009, p. 279):
 
      “La obsesión del alma es no morir. De allí su preocupación y ocupación con la muerte. No porque la ame, o sea, no es macabra, sino porque la teme, la rechaza. El alma se ocupa de la muerte porque su negocio esencial es la vida, no morir. Ella, como ente individual, hereda de la naturaleza impersonal, su voluntad de vida, su deseo de una vida eterna”.
 
    Evitaremos una indagación metafísica y preferimos la ruta de la fenomenología de la espiritualidad cotidiana que acontece en los consultorios: el deseo de algo que nos lleve al “más allá”. Desde el mismo instante que alguien busca ayuda, ya está buscando ese “algo más”. Y si no está conforme con la ayuda recibida seguirá indagando, buscando otras opciones, otros enfoques, consultará a un brujo, irá a darse un masaje, experimentará con las diversas religiones o cambiará de terapeuta. Nuestros pacientes anhelan un más allá, intuyen y desean el no sufrimiento, salir de la inmanencia de lo pasajero y corruptible hacia lo trascendente y eterno, aunque muchas veces no están conscientes de que en la satisfacción a través de lo material también anhelan la eternidad. Buscan, buscan y no encuentran, pero desde adentro algo los lleva a practicar ritos mágicos de manera explícita o rituales obsesivos, es decir intuyen la existencia de lo invisible y quieren unirse a ella, manipularla o adorarla, tal es la función del rito, llevar la realidad anímica hacia ese “más allá”. Todos experimentamos la certeza muy subjetiva de entrar en comunión con una fuerza superior. Lamentablemente la modernidad lleva a la adoración trascendente de la sexualidad, de los objetos físicos, de la fama y el dinero. Los rituales modernos y el sacerdocio como conducta profana se practican ahora en los templos urbanos que son los centros comerciales, los gimnasios o los centros nocturnos. A guisa de ejemplo, un hombre es capaz de derrochar una fortuna millonaria en un Bingo o con una stripper, sólo por vivir unos minutos de éxtasis y exaltación. No sólo podemos interpretar esto como defensa maníaca o control fálico, ciertamente lo es pero no lo podemos reducir exclusivamente a lo psicopatológico. Más allá de la psicodinamia y en la hondura de lo subjetivo también está la necesidad del rito que lleva a la trascendencia aunque su búsqueda sea inmadura, infantil o totalmente errada. Y no sólo los pacientes viven estas cosas, los psicoanalistas también, al punto de convertir el encuadre analítico en un ritual religioso y en un sacerdocio moral psicologicista.
En las espiritualidades animistas como la santería, el palo congo, el espiritismo y el chamanismo, el santo, el muerto o el nahuatl es el mediador o psicopompo para ese otro mundo no fáctico pero indiscutible y necesario.
 
   
 
   Toda religión tiene una práctica ritual. Y aunque el budismo no es una verdadera religión da cuenta de la necesidad del hombre de  conectar, llevar hacia, introducir al practicante en un mundo no visible donde de algún modo aguarda una eternidad. En el espiritismo o en el culto a los muertos el practicante es introducido ritualmente a una triple familia: la familia de los demás practicantes, la familia de los muertos que obran la magia o que los cuidan o que realizan la venganza y la familia de las entidades espirituales o cósmicas, como el espíritu de las aguas, del trueno o de la luz. Las religiones proponen unas cosmovisiones no sólo del origen del mundo o de los fenómenos sino de lo que está más allá de la muerte. El mismo ateísmo marxista también tiene una propuesta de eternidad y trascendencia enfocada en el bienestar social y en el sacrificio del individuo por el bien colectivo. Pero aún los totalmente ateos, no dejan de tener una escala de valores, un discernimiento del bien y el mal y un deseo de algo mejor. Ni siquiera Nietzche abiertamente nihilista pudo contener el flujo dionisíaco que lo poseyó desde lo mas profundo del psiquismo. Y en las meditaciones budistas e hinduistas se busca abandonar los apegos del ego de manera de liberar la mente hacia un más allá profundo e indescriptible. En el budismo Zen se trata de alcanzar la no mente; el budismo tibetano habla de la mente muy sutil.
 
 
 
IV.  La espiritualidad en la práctica clínica
 
 
 
    Y aunque todo esto luzca un tanto “espiritualista”, no es menos cierto que también se presenta con la misma fuerza pero no necesariamente con lenguaje “espiritual”. Son innumerables los casos que van a la consulta psicoterapéutica por dramas y sufrimientos amorosos basados en idealizaciones fuertemente cargadas de fantasías, esperando de ese “amor” vivir el más allá, experimentar la comunión y la fusión perfecta con la otredad. A la actividad sexual se le pide un misticismo que no puede brindar y la tecnología luce como el sustituto de las oraciones, los amuletos, las devociones y las protecciones.
 
El hombre ansía el movimiento y el movimiento es vida. La parálisis es muerte y el suicida que mata su existencia tiene la esperanza de un más allá donde obtendrá redención. Desconozco al menos en mi práctica clínica y en mi experiencia de vida el suicida totalmente racional y sin ningún rastro de deseo de eternidad y trascendencia. Este planteamiento luce estrictamente teórico y abstracto.
 
 El cristianismo por su parte propone el reino de Dios a través de la relación con una persona que vivió en un tiempo histórico concreto: Jesús de Nazaret. El cristianismo va al centro del ansia de lo más hondo de la subjetividad y que dentro de la acá planteado da una respuesta clara: el hombre necesita la comunión amorosa, ser aceptado, querido, amado, ser para otro y ser para Otro, formar parte de la familia humana y de la familia cósmica y trascendente. En lo más profundo de la subjetividad del hombre palpita el deseo de la re-unión amoroso, la re-ligación de algo que internamente se vive perdido
 En otras palabras, la trascendencia es una necesidad vital propiamente humana que surge desde lo más recóndito de la subjetividad. Todo ser humano ansía el nirvana, salir del sufrimiento, algo lo impulsa hacia este anhelo, busca a Dios o busca la eternidad. Dios es quien unifica desde su acontecer, Dios da sentido; la vivencia de la trascendencia, de ir más allá del ego y de la persona relativiza los inmediatismos egoicos que son quienes gustan de escindir y separar. Para Morin (1999, p. 9) el “gran paradigma de Occidente” se caracteriza precisamente por separar, fragmentar, disociar el sujeto del objeto, el alma del cuerpo, el espíritu de la materia, la calidad de la cantidad, la finalidad de la causalidad, el sentimiento de la razón, la libertad del determinismo, la existencia de la esencia. Entonces la causa última de que el hombre caiga en el error, la falsedad y la ilusión sería precisamente en el error o errores en el paradigma mental y socio-cultural. En palabras del Dr. Vethencourt, la ciencia
 no puede seguir cayendo en la trampa de la ignorancia audaz de cerrarle camino a la propia realización del hombre en todas sus facetas y áreas ni en la tentación de desligarse de la ética. El siglo XX ya dio bastantes evidencias de esta disociación que hasta el momento tiene en jaque la convivencia pacífica y planetaria del hombre.
 
 La trascendencia es una necesidad genuina del hombre, tan vital como el agua, la alimentación y el vestido. Y ella ocurre en la persona tan fenoménicamente como las demás necesidades. Si hablamos de fenómenos nos referimos a lo que sencillamente ocurre como experiencia psíquica subjetiva, la verdad psicológica, la vivencia certera de las imágenes, emociones, fantasías y pensamientos. La metodología científica clásica se encuentra limitada para describir la fenomenología psicológica de la subjetividad, afortunadamente no tanto para el psicoanálisis y mucho menos para las artes y por supuesto para la espiritualidad. En el plano existencial surge esta apertura hacia la trascendencia, en el triple juego de libertad-creatividad-subjetividad. El plano existencial se abre a la novedad, como intuición subjetiva universal,  a la certeza de que la experiencia actual puede ser diferente, que desde la individualidad más subjetiva se puede hacer algo distinto.
 
11.12.2013 17:38
El Dr. José Luis Vethencourt en el único libro que publicó en vida titulado “Lo Psicológico y la Enfermedad”, habla sobre la unidad del hombre y expone a su vez “cuatro planos absolutamente trabados entre sí, pero claramente diferenciables y caracterizables” en el ser humano (1977, p. 133). Estos cuatro planos en recíproca dependencia son: 1) el celular, propio de la fisiología intracelular; 2) el inter-celular, propio del agrupamiento celular somato-orgánico visible en los órganos del cuerpo humano; 3) el psicológico, en el que conviven lo instintivo, lo reflejo, lo motivacional, lo afectivo y lo cognitivo, el cual abarca desde la actividad anímica en estrecha relación con lo fisiológico, neuronal y endocrinológico, hasta lo que surge de la vida social característicamente humana, lo que la psicología social llama representaciones sociales y la sociología ideología, y 4) el existencial, que surge del libre albedrío, que le da al hombre la posibilidad característicamente humana de crear, lo cual le permite al hombre ir más allá de las limitaciones o condicionamientos de los planos anteriores. Los tres primeros planos también se dan en el animal, en alguna medida el tercero y exclusivamente el cuarto pertenece al ser humano.
 
      En función de este sencillo y muy didáctico esquema, aunque no exhaustivo, y prácticamente obviando los dos primeros planos, me permitiré hacer algunas ampliaciones y profundizaciones para demostrar que la experiencia de la trascendencia es una experiencia universal y necesaria, que aparece en el material de la consulta psicoterapéutica psicoanalítica y que no necesariamente está ligada al “hablar de Dios” sino que va surgiendo del “encuentro” terapéutico en el que se va profundizando en la vida interior del paciente, tanto en lo diacrónico del análisis de su historia personal hasta en el acontecer sincrónico vivido como inesperado, numinoso y cargado de significado, todo lo cual habla de un Dios de sutil presencia que no es experimentable sino vivible en la intimidad más honda y subjetiva de una consciencia particular, que dada su dificultad para describirla en categorías científicas, y prefiriendo el lenguaje poético o mítico, es mejor describirla como “corazón”.
 
   Debemos atrevernos a reflexionar sobre el hombre en la totalidad de lo que es, de lo que vive y necesita, de lo que anhela y da sentido a su existencia. Nuestra cultura sufre del grave error del reduccionismo al creer que el hombre es sólo cuerpo, o sólo mente, o sólo espíritu, o sólo representaciones sociales, o sólo ideologías, o sólo “chispa divina”. Dios es precisamente esa verdad que unifica, que integra, que acontece diacrónica y sincrónicamente como experiencia interna y externa para darle sentido a las experiencias últimas de sufrimiento. Dios se vive en el misterio de la profunda intimidad incomunicable de cada persona, en el encuentro con la total “otredad” donde no hay palabras ni condicionamientos. Dios es lo verdaderamente real, es la realidad “tal y como es”, lo infinitamente simple y la perfecta unidad, verdad, belleza y bien que toda persona humana desea. Dios es el totalmente Otro. Entendido así, Dios es quien puede sanar de raíz la enfermedad existencial del hombre, enfermedad que se origina en la contemplación narcisista del ego y la consiguiente ruptura de la función de la realidad cuya gravedad oscila entre la neurosis y la ansiedad hasta el atrapamiento urobórico de la psicosis.
 
  Algunas de estas afirmaciones no son de carácter científico, Dios no es una experiencia científica y nunca podrá serlo pero paradójicamente es “vivible”, más no por eso es una abstracción o una ideología aunque debamos de reconocer que la religión (y no sólo la cristiana) ha sido utilizada a lo largo de la historia como ideologización. Dios es un encuentro personal e íntimo, incomunicable, Real y al mismo tiempo imposible de objetivar en el sentido científico, totalmente objetivo en la vivencia subjetiva, que sale al paso y acontece en todos y con independencia de la cultura. Dios es el arcano por excelencia, es el fundante creacional y existencial y el fin último del sentido de la vida. En una reflexión personal el Dr. Vethencourt se hace estas preguntas:
 
 
 
 
 
      “Y si resultase que la necesidad de adorar fuese algo tan vital para el hombre como la necesidad de prestigio o de pertenencia a un grupo o de poseer una identidad definida? ¿Cómo quedaría tanta psicología científica ante tamaño descubrimiento? Hasta el presente la obsesión de la psicología ha sido reducir la pluralidad de necesidades humanas y la obsesión de los historiógrafos la de reducir la variedad de tramas significativas de la historia… ¡Ay del reduccionismo freudiano! ¡Ay del esquematismo conductista el día en que se llegue a aceptar que existe la necesidad de adorar como algo autónomo, inobjetable y definido a su propio objeto! ¡Ay de la antropología cultural cientificante! y ¡ay de la aséptica sociología el día que se descubra que la necesidad del rito constituye un meollo irreductible de lo humano enlazada con su hambre de trascendencia!... Ese día será el crujir de dientes por la sedicientes ciencias de la conducta que en su ignorancia audaz habrían contribuido a corromper la necesidad de adoración por haberle cerrado el camino a fuerza de cientifizazos” (2009, p. 280).
 
   El campo propio de trabajo de la psicoterapia clínica es el sufrimiento mental, pero no cualquiera sino el positivo, el sintomático, el objetivable del trastorno y la enfermedad, el de los signos y síntomas, el psicodinámico y sólo a este nos vamos a referir. El sufrimiento mental es la vivencia de fragmentación de la experiencia interna, la esquizofrenia de la mente dividida o disociada, la autonomía de aquella parte del psiquismo que se impone a la consciencia, a la voluntad y se des-liga de la totalidad de la existencia. En términos somáticos el sufrimiento es la pérdida de la armonía orgánica, la ruptura del orden interno biológico en el cuerpo.
 
   Debemos advertir antes de continuar que Freud no estuvo equivocado al denunciar que lo que mucha gente experimenta y describe como Dios es reflejo de las introyecciones familiares, sea como expresión directa, el padre castigador que sigue punitivamente su castigo dentro de la mente, o compensatoria, ante la madre ausente se genera una idea sobrevalorada de una “Virgen María” que está presente en todas partes dando amor. Lo que muchos pacientes describen como Dios, santos, espíritus, Espíritu Santo, la virgencita, José Gregorio Hernández, la energía cósmica o universal, una voz que me guía, Jesús en mis sueños, el oráculo de los ángeles, las apariciones o posesiones diabólicas, etc., pueden ser en buena medida proyecciones de dramas psicológicos internos, complejos patológicos autónomos que toman la forma de una representación cultural y social, y por tanto son susceptibles de ser analizadas bajo la óptica psicopatológica y científica como auténticas proyecciones patológicas. La autonomía de la psique es un hecho incuestionable. Los pensamientos y las emociones tienden a imponerse compulsivamente en la esfera de la consciencia hasta el punto de la posesión.
 
 
 
 II. Posesión
 
 
 
   La posesión de los complejos autónomos ha sido hartamente descrita por los psicoanalistas. Cuando la voluntad cede ante la fuerza de la autonomía de los complejos, que se comportan como personalidades autónomas internas cargadas de emoción, la función de realidad cede y la neurosis de repetición o la actividad delirante toman la vida anímica del enfermo. A veces la posesión por parte de los complejos no llega a niveles de interferencia patológica. La mente de una persona sana puede generar errores e ilusiones, provenientes de la actividad discursiva y emocional de los complejos, con lo cual su comprensión del mundo externo e interno es igualmente errónea. La posesión surge del plano de lo psicológico, y tiene bases neurofisiológicas y sociales muy claras y definibles. Es en esta mente ordinaria aquella condicionada por los aprendizajes y la larga cadena de reforzamientos, repleta de errores y cegueras paradigmáticas, que se agrupan en lo que la psicología analítica llama los complejos, en donde con claridad se da la posesión, sea esta proveniente de un error ideológico o cultural o de un delirio psicótico. No podemos negar que nuestra psique estructurada verbalmente, con una actividad discursiva constante, en el que bullen automáticamente pensamientos y emociones, es una psique plagada de errores e ilusiones. Morin lo dice claramente:
 
   “Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y la ilusión… El mayor error sería subestimar el problema del error; la mayor ilusión sería subestimar el problema de la ilusión. El reconocimiento del error y la ilusión es tan difícil que el error y la ilusión no se reconocen en absoluto. Error e ilusión parasitan la mente humana desde la aparición del homo sapiens” (1999, p. 5).
 
    El mismo autor le da tanta importancia a la posesión que la presenta como “Noología”, el estudio de la posesión. Dice  Edgar Morin (1999, p. 10):
 
 
“Debemos ser bien conscientes que desde el comienzo de la humanidad nació la noosfera –esfera de las cosas del espíritu- con el despliegue de los mitos, de los dioses; la formidable sublevación de estos seres espirituales impulsó y arrastró al homo sapiens hacia delirios, masacres, crueldades, adoraciones, éxtasis, sublimidades desconocidas en el mundo animal. Desde entonces, vivimos en medio de una selva de mitos que enriquecen las culturas”.                         
 
 
 
     Podemos dar mucha evidencia de la constante actividad de los complejos armando una trama mítico-narrativa en la mente humana. La psique distorsiona la percepción tanto de la realidad externa como del mundo interno y la percepción de uno mismo. Los complejos psicológicos tienden a afirmarse, a imponerse y a poseer la experiencia real del aquí y ahora. La mente condicionada tiende a la pulsión, al automatismo y a la repetición neurótica. No corresponde ahora profundizar en este punto, por ahora vamos a dar como hecho comprobado la fuerza de la mente inconsciente que genera imágenes, fantasías, pensamientos y emociones al punto de hacerse omnipresentes, haciéndonos creer en sus errores e ilusiones. En definitiva la mente posee una estructura narrativa que deriva en una  complejidad  mítica que continuamente interpreta o distorsiona la experiencia sensible. Es decir que la mente interpreta todo lo que es ser humano vive.
 
  Pero cuidado, la psicología no puede ni debe pretender comprender ni mucho menos patologizar reductivamente la compleja variedad de realidades humanas que no son propiamente psicológicas. En otras palabras la psicología no es una antropología ni mucho menos un sistema de trascendencia; debemos advertir con seriedad que ella corre el peligro de ser considerada como tal. El Dr. Vethencourt advirtió sobre este peligro (1977, p. 141): una antropología fundamentada en el paradigma psicológico conllevaría a la tentación de un pan-psiquismo donde todo es justificable psicológicamente y entonces el libre albedrío, el compromiso social del hombre, la justicia, el amor o el respeto quedarían totalmente anulados.
 
    Por otro lado también demostró claramente que tarde o temprano un paciente enfrentado a conflictos propiamente existenciales, en relación con los valores, con lo transpersonal y lo trascendente, pero que sólo cuenta con una aproximación psicológica colapsa y termina reforzándose más aún el complejo patológico, se cierra en sí mismo y el sufrimiento se vuelve intolerable al punto de la auto o hetero-destrucción. Digámoslo con algunos ejemplos: un intenso sufrimiento que se deriva de una experiencia infantil terriblemente traumática cuando se analiza desde lo estrictamente psicológico en alguna medida se hace imposible su elaboración, sería el de una paciente que quiere ajustar cuentas con su madre maltratadora o el de un hombre que auto-condena su identidad ante la ausencia paterna, o el de una niña violada por su propio padre quien le marcó de por vida su sexualidad y que sólo expresando su ira o poniéndola en palabras puede hacer catarsis o sanar. Todas estas experiencias son transformables desde la apertura hacia lo existencial, hacia los valores, y desde aquí hacia la trascendencia, hacia el misterio y la profundidad de lo totalmente Otro, en la gama de opciones del vacío e impermanencia de la que habla el budismo.
 
   El Dr. Vethencourt no pretendió desarrollar una filosofía y estaba plenamente consciente de lo ambiguo del término “existencial”, más bien buscaba describir aquella instancia no psicológica que parte del libre albedrío, de la autoconsciencia y que luego llevaría al paciente al terreno de los valores e incluso más allá, a lo trans-individual o lo supraindividual, a lo espiritual (1977, p. 142). Lo psicológico no abarca toda la vivencia íntima en el hombre. La consciencia, la mismidad, la intimidad, los valores, la belleza y el discernimiento ético, entre otros, no son instancias psicológicas aunque se describan desde la mente. Aquello que se viven en lo más íntimo de lo subjetivo no es comunicable por tanto no es una experiencia objeto de la ciencia, pero es universalmente vivida.
 
       Me he ubicado en un plano netamente humanista y por los momentos prefiero evitar toda digresión sociológica, jurídica o filosófica. Digo esto porque también es un hecho indiscutible que al hombre también debemos entenderlo como ser social cuya conducta tiene un impacto en los demás y que por tanto la sociedad tiene todo el derecho de regir el comportamiento individual anómalo. A pesar de esta limitación la casuística psicoterapéutica da evidencias de lo aquí expresado, gracias a ella puedo dar fe de la complejidad de los dramas y sufrimientos en el ser humano que en muchos casos no son comprensibles ni juzgables por la lógica y la razón. Mucho más difícil sería captar el acontecimiento de la transformación del hombre, sólo se que ocurre, se que acontece, se que algo misterioso sale al paso de la persona enferma y despierta en él un potencial creador justo cuando todo parecía perdido. Sería inflado creer que es sólo el análisis quien lleva al enfermo al puerto de la sanación, aunque ciertamente la actitud reflexiva y analítica pone en alerta hacia lo sobrenatural. La clínica psicoterapéutica puede referirse sólo a remisión o mejoría en los síntomas. Para describir una fenomenología de la sanación, curación y transformación debemos echar manos de otras áreas de las humanidades como la literatura, la poesía, las artes, la filosofía y la teología.
 
11.12.2013 17:01

Durante todo este tiempo los cambios sociales han influido determinantemente en la formación del carácter de las nuevas generaciones. Por ejemplo, algunas reivindicaciones que ya Reich y su movimiento “sexpol” demandaban, como el derecho al divorcio, al aborto, a las parejas de hecho, o a la libre elección de género forman hoy parte de nuestra realidad. Las relaciones familiares, en general, son menos represivas y autoritarias, la mujer ha roto con el rol de ama de casa sometida por el “patriarca” y ha vivido una auténtica revolución, y vivimos en sociedades más tolerantes. Pero al mismo tiempo observamos una serie de realidades preocupantes: el hombre está viviendo una fuerte crisis de identidad; los padres han reducido mucho el contacto con sus hijos (sobre todo las madres con sus hijos hasta los dos años, ya que sus compromisos laborales las obligan a dejarlos en guarderías o con personas sustitutas); los partos son cada vez más técnicos y menos humanos; la lactancia, olvidando su función esencial afectiva y sexual, se sustituye por biberones con leches artificiales; y se sigue ejercitando con los niños hábitos compulsivos de la limpieza, el orden de día y de noche, es decir la “calma emocional” y la adaptación al medio [11]. Quizás sin ser conscientes, de que se esta ejerciendo la represión sustituyendo ahora unas acciones mas directas y “castrantes” por otras, más sutiles e indirectas.

Sin entrar a analizar ese estado de cosas, sí puedo afirmar que han cambiado algunos rasgos de carácter y se han ido manifestando Estructuras muy poco visibles en otras épocas, como es el caso de la denominada “nuclear o fronteriza”, tema en el que profundizaremos más adelante.Para afrontar el trabajo clínico asumiendo estos cambios había que modificar algunos aspectos técnicos, sin perder la coherencia de la praxis clínica.

Como ya escribió Reich, debemos de tener un método de trabajo que nos permita aplicar nuestra praxis clínica a los nuevos tiempos. Por ello la práctica actual es diferente de la que se realizaba en la Europa de 1940, o de la del psicoanálisis de Freud, en la Viena victoriana de principios del siglo XX.

El método actualizado al que Reich se refería, lo hemos ido desarrollando a lo largo de estos años, contribuyendo personalmente en cierta medida gracias a que he continuado adquiriendo conocimientos a través del intercambio con profesionales de otros modelos clínicos que me han permitido enriquecer mi trabajo tanto en la sanidad pública como en la consulta privada ; he podido compartir mi vida profesional con un estupendo equipo de colegas ; he tratado pacientes de muchos lugares de España que han acudido a mi consulta en Valencia; y he supervisado y participado en la formación de psicoterapeutas de distintos países de Europa y Latinoamérica, siendo actualmente colega y amigo de muchos de ellos. Todo esto ha ido modulando mi forma de trabajo y me ha impulsado a realizar aportaciones que he compartido con mi equipo y que junto a las suyas se han ido incorporando a la dinámica de la ES.TE.R creando una identidad Institucional propia.

Quizás una de las cosas más importantes que he aprendido durante todos estos años es que para poder llevar una dinámica profesional coherente, satisfactoria y deontológica, debemos cultivar con mucho mimo todo lo que crece en nuestro campo familiar y social (pareja, hijos, familiares, amigos, naturaleza).Hemos de nutrirnos con sus frutos para sentirnos satisfechos en nuestra vida cotidiana. De esta forma también podremos realizar nuestro trabajo de forma satisfactoria, ejerciendo realmente nuestra función en lugar de utilizarlo para cubrir nuestras necesidades o intereses personales. Esto cuesta mantenerlo porque estamos sometidos permanentemente a fuertes presiones sociales de todo tipo.

En este sentido hay algunas cosas que, desde mi experiencia, pueden favorecerlo: realizar revisiones psicoterapéuticas personales periódicamente, mantener un cuidado personal psicosomático (una dieta equilibrada, deporte, contacto con la naturaleza) y sumergirse cada día en la fuente de la Vida intentando beber de ella a través de sus caños, a los cuales Reich les puso nombre: “Amor ,Trabajo Creativo y Conocimiento”.

           

1.8.Aportaciones al movimiento postreichiano

           

1.8.1 La Vegetoterapia postreichiana y la sistemática de F.Navarro

  

Vemos pues, como a lo largo de estos años el movimiento postreichiano ha evolucionado considerablemente tanto en el plano de la intervención preventiva en el sistema familiar y escolar como en su praxis clínica.

En este sentido cabe mencionar, entre otros:

- El trabajo con adolescentes desarrollado por G.Guasch ( creador del “Análisis Reichiano”) en México y de Clorinda Lubrano en Grecia, así como sus aportaciones a la Vegetoterapia caracteroanalíca.

- La aplicación de la vegetoterapia al mundo artístico de M.Valimaki en Finlandia.

- La labor divulgativa de H.Volpi y las aportaciones al tema de la Relación Terapéutica en al vegetoterapia de C.Melo, ambos brasileños.

- Las aportaciones clínicas que han realizado B.Blomenthal en Noruega, y G.Ferri en Italia (dentro del “Análisis Reichiano”).

- Asimismo debo destacar las importantes aportaciones de Federico Navarro , especialmente la sistemática clínica que desarrolló , para poder utilizar de forma ordenada y funcionalmente, las distintas técnicas de intervención muscular que Reich empleaba en su praxis clínica con la Vegetoterapia y a las que Navarró denominaría “acting”:“intervenciones musculares específicas que provocan reacciones neurovegetativas emocionales capaces de reestructurar la sana psicoafectividad que ha sido puesta en conflicto a lo largo de la historia del individuo, dentro de un setting y de una relación terapéutica” (Navarro, 1990)

De hecho muchos de estos movimientos, durante ciertos periodos de nuestra vida, los hemos realizado de forma espontánea, siendo "señales" de maduración y de integración funcional psicosomática. Es por ello que a través del acting podemos acceder a recuerdos y experiencias vividas en ese tiempo. Por ejemplo, entre otros, practicamos el “acting” de mirar un punto en el techo y después la punta de la nariz, acción que realizamos de forma espontánea a los seis meses de vida aproximadamente y que R. Spitz describe como una señal madurativa del pasaje del “no yo” al “yo”, es decir del proceso de diferenciación y de identidad. También utilizamos un acting que es similar al ”reflejo de succión” y otro que consiste en mover los ojos de un extremo al otro siguiendo el movimiento pendular de algún objeto , y que ponen al sujeto en contacto con vivencias históricas bañadas por el miedo y la amenaza,base de dinámicas paranoides, al mismo tiempo que las va neutralizando.Este movimiento se ha “hecho famoso” porque casualmente es similar a uno que es utilizado por F. Shapiro (1995) en su terapia “antitrauma” denominada “Eye movement Desensitization and Repprocessing “(EMDR).

Para que el estímulo neuromuscular sea el adecuado ,su tiempo de reproducción es de 15-20 minutos repitiéndose durante varias sesiones. Al mismo tiempo que cumple su función abreactoria, también la forma de hacer el paciente este movimiento es material de análisis, ya que se trata de una conducta más, condicionada por su carácter.

Esta sistemática se aplica tanto en el encuadre ( “setting”) profundo,- acompañado del análisis del carácter y de la relación terapéutica-, como en el encuadre breve, e incluso en la atención en crisis,como veremos más adelante. Pero realmente su función abreactoria y de reblandecimiento de la coraza la cumple durante la Vegetoterapia ya que es en el encuadre profundo donde se dan las condiciones más adecuadas para ello.

   

 

1.8.2.El diagnostico inicial diferencial estructural (DIDE)

 

Por otra parte, dentro del colectivo de la ES.TE.R ,siguiendo la perspectiva diferencial de F.Navarro ,[12] he desarrollado un sistema de evaluación inicial Estructural que denominé D.I.D.E (Serrano, 1990 c,2007) mediante el cual podemos adelantar un cierto pronóstico que nos orienta para aplicar nuestro método de forma diferencial (en función de la Estructura del paciente) y elegir el tipo de encuadre más adecuado para cada paciente, bien sea el profundo (Vegetoterapia Caracteroanalítica) o el breve (Psicoterapia Breve Caracteroanalítica).

Entendemos por Estructura,"la corporeización de un patrón de organización" (Prigogine), siguiendo el concepto de W. Reich de "estructura organísmica". Con este concepto me refiero, pues, no a un rasgo de carácter, o a las particularidades psíquicas de la persona ni a la nosología psicopatológica, sino a la realidad global de la persona, a la forma en que se comunican los distintos sistemas (psíquico, respiratorio, circulatorio, hormonal...) entre sí, a su forma de percibir, de sentir, de pensar, de expresar sus afectos, sus instintos, sus pulsiones, y también de la lógica que tienen sus síntomas psicosomáticos.

Es evidente que, influidos por los roles sociales y la educación recibida, las diferencias de género se plasman de forma significativa en nuestra forma de sentir, percibir la realidad, actuar, etc.

De ahí el éxito del libro:”los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”. Pero más allá de los géneros y de otras variables diferenciales, como la clase social o el nivel cultural, hay una diferencia Estructural individual, establecida fundamentalmente por el tipo de relación que la persona ha vivido desde su vida intrauterina hasta el final de la adolescencia y que condicionan el desarrollo de todos sus procesos vitales.

Desde nuestra experiencia (Serrano,1990c) observamos que las personas que viven en la sociedad occidental en este período de tiempo desarrollan tres tipos de “Estructura “ con características no sólo psíquicas ( como describe la escuela analítica francesa de Bergeret) sino también somáticas, emocionales, perceptivas y existenciales:

- “Estructura de Carácter Adaptativa o Neurótica” fundamentalmente condicionados por la dinámica triangular edípica patógena y con una coraza organizada

- “Estructura Nuclear o Fronteriza” :fundamentalmente condicionada por la dinámica oral ambivalente patógena , con un núcleo depresivo o depresivo-psicótico y con una cobertura caracterial cuya función es mantener una "normalidad" social evitando la explosión con ese núcleo patógeno, pudiendo desarrollar una mínima coraza organizada

- “Estructura Mimética o Psicótica” :fundamentalmente condicionada por una dinámica oral primitiva patógena que provoca una ausencia de contacto y una incapacidad de relación con el otro limitando casi totalmente la formación de una coraza organizada, lo que le lleva a desarrollar una caracterialidad mimética para sobrevivir.

  

Esta perspectiva no deja de ser una referencia didáctica que permite comprender distintas formas de organización en función de la manera fluida o alterada en que han ido desarrollándose los distintos planos de los sistemas madurativos humanos, biológico, psíquico, afectivo sexual, social, espiritual…

Así podemos observar como se construyen diferentes recursos para mantener una homeostasis lo mas funcional posible en relación al contexto personal.

Por eso la Estructura es lo que configura la particularidad de cada ser. Cada una tiene unas características favorecedoras en unos aspectos y para algunas experiencias y limitantes en otras. Por ejemplo las personas con una “Estructura Mimética” tienen una gran facilidad para sentir la naturaleza y sentirse integrado, cómodo en ella, teniendo predisposición para vivir experiencias “espirituales”, energéticas. Cosa que a una persona con una “Estructura Adaptativa” le puede ocurrir contadas veces y las personas con una Estructura Nuclear sólo lo pueden imaginar.

 

La batería de pruebas que permitiría diferenciarlas constituye dicho “diagnóstico Inicial diferencial Estructural” (D.I.D.E) el cual por lo que ya he manifestado es, esencialmente “epistemológico”. Para ello utilizamos pruebas que nos permiten recibir información de los siguientes factores:

 a) La predisposición constitucional.

 b) El metabolismo bioenergético

 c) Relaciones objetales y rasgos de carácter.

 d) Bloqueos y tensiones musculares.

 e) Funcionamiento neurovegetativo .perceptivo y somático.

 f) Realidad actual, familiar, laboral, afectivo-sexual, síntomas clínicos...

 

Desde la experiencia clínica que hemos adquirido con el uso del DIDE hemos ido aplicando la sistemática de la Vegetoterapia de F. Navarro en función de la Estructura de cada paciente, definiéndola como “Vegetoterapia Caracteroanalítica Estructural” (Serrano, 2004 b, d). También ocurre así en la “Psicoterapia Breve Caracteroanalítica”. Lo que implica que tanto la realización de los actings como el resto de herramientas psicoterapéuticas se emplearán teniendo en cuenta, no solo el setting sino también las características propias de cada Estructura.

             

1.8.3.El grupo y la vegetoterapia estructural

  

También hay que hacer mención de la incorporación del trabajo en grupo como una herramienta convergente que facilita la consecución de los objetivos psicosociales de esta psicoterapia profunda, y que he sistematizado(Serrano,1990,d) dentro de la actividad clínica de la Es.Te.R Finalmente no hay que olvidar los avances obtenidos en el abordaje de las Biopatías o enfermedades funcionales degenerativas y sistémicas, al combinar la Vegetoterapia con otras técnicas energéticas como los oligoelementos, la homeopatía, la acupuntura, la dieta, la audiopsicofonología, el acumulador de orgón, etc. En este sentido, junto a las aportaciones de algunos orgonterapeutas del ACO (Baker, Dew,Konia...), hay que destacar, de nuevo, la labor de F. Navarro, así como la desarrollada por colegas de nuestro equipo clínico, como M. Redón o M. Montero-Ríos.

  

En síntesis podemos afirmar que en nuestro modelo psicoterapéutico, teniendo siempre presente la Estructura del paciente, a partir del diagnóstico estructural, comenzaremos nuestra praxis clínica focalizando el objetivo clínico: asistencia individual, grupal, en pareja o familia, y determinando el tipo de setting o encuadre clínico: Vegetoterapia Caracteroanalítica Estructural (proceso profundo) o Psicoterapia Breve Caracteroanalítica ,encuadre breve ,que voy a exponer con más detalle en las próximas páginas

 

 

 


[1]   Definición de la F.E.A.P.-Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas, 1992, citado por  Garrido en Garrido-García, 1994

[2]  Para conocer de forma genérica e introductoria  estos modelos se pueden consultar los manuales:Kriz,J (1990) ; Garrido -Martinez ( 1994) y Oblitas,L ( 1993) ; “Psicoterapia:modelos contemporáneos y aplicaciones”. ;Garrido y J.García ,com.( 1994) “Manual de técnicas de psicoterapia”.A.Avila y J.poch,recop. (1994) y “¿Como realizar una psicoterapia con éxito?Los 16 enfoques más importantes en la práctica psicoterapéutica contemporánea y de vanguardia”.L.Oblitas ( Comp.) méxico 2003 Edit: www.psicologiacientifica.com

[3] Ver ,por ejemplo el  vol.8,número 7 (Julio  2005) de la versión española de la mencionada revista,donde aparecen varios artículo reflejando esta confusión:”Tres psicoterapias para la anorexia nerviosa”;”psicoterapia para la depresión en los ancianos”

[4] www.feap.es

[5] Para más información ver los artículos :” Datos históricos del movimiento reichiano” de J.Ferrando( 1990) y “Bibliografía de orgonterapia después de W.Reich, de M.Redón( 1990).También se puede consultar mi libro “El diván Reichiano”(2007)

[6] Su presidente actual es Courtenay Young, y uno de sus promotores y fundadores D.Boadella.Su pagina web es : www.eabp.org

[7] Actualmente forman parte de la Ifoc, escuelas de  Finlandia, Italia, Noruega, México, Grecia ,Francia , Brasil. y España. Más información en la página web de la ESTER.

[8]  www.esternet.org

[9] Federico Navarro (1924-2002). Neurosiquiatra italiano, lider del vanguardista movimiento de la antisiquiatría junto con G.jervis y otros; psicoanalista  de la A.P.I. durante años (analizado por Lewi Bianchini))  con formación junguiana (se analizó con  Aldo Carottenuto) realizó a una edad ya madura  la  formación en vegetoterapia  caracteroanalítica (orgonterapia)  con Ola Raknes,ex-psicoanalista Noruego, discípulo y fiel colaborador de   W.Reich, siendo uno de los pioneros del movimiento postreichiano en Europa y Latinoamerica.

[10]Compuesto entre otras personas por ,M.Sánchez Pinuaga, M. Redón, Mª Montero-Ríos, E.Gosalvez   J.Bellido, J.Ferrando, y J.Alemany.

[11] En este sentido me resulta asombroso las pocas protestas y  el nivel de audiencia que tienen programas como “la supernani”, que es un ejemplo de maltrato infantil temático o de libros como “duérmete niño” ,donde se describen estrategias reflejadas ya en los manuales de la Alemania de Hitler o de la España franquista.

[12] Esta visión estructural  la tienen algunas escuelas psicoanalíticas, reflejadas en textos de autores como Bergeret y Kernberg.Dedico un amplio capítulo a este tema en mi libro “El diván Reichiano”( 2007)

  

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