¿Decíamos arquetipos?

03.04.2013 10:43

 

La teoría de Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se identifica con la mente consciente. Relacionado estrechamente se encuentra el inconsciente personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo.
 
 
 

El inconsciente personal sería como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye ambas memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. La diferencia estriba en que no contiene a los instintos, como Freud incluía.
 
Después de describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará que su teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo. Podríamos llamarle sencillamente nuestra “herencia psíquica”. Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aun así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo estas influencias.
 
Los contenidos del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos. Jung también les llamó dominantes, imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera.
 
 
Arquetipo materno
El arquetipo de madre es una habilidad propia constituida evolutivamente y dirigida a reconocer una cierta relación, la de la “maternidad”. Jung establece esto como algo abstracto, y todos nosotros proyectamos el arquetipo a la generalidad del mundo y a personas particulares, usualmente nuestras propias madres. Incluso cuando un arquetipo no encuentra una persona real disponible, tendemos a personificarlo; esto es, lo convertimos en un personaje mitológico “de cuentos de hadas”, por ejemplo. Este personaje simboliza el arquetipo.
 
 
Maná
 
Es llamativo que en sociedades primitivas, los símbolos fálicos usualmente no se refieran en absoluto al sexo. Usualmente simbolizan el maná, o poder espiritual. Esto símbolos se exhiben cuando es necesario implorar a los espíritus para lograr un mejor cosecha del maíz, o aumentar la pesca o para ayudar a alguien. La relación entre el pene y la fuerza, entre el semen y la semilla, entre la fertilidad y la fertilización son parte de la mayoría de las culturas.
 
 
La sombra
 
Por supuesto que en la teoría junguiana también hay espacio para el sexo y los instintos. Éstos forman parte de un arquetipo llamado la sombra. Deriva de un pasado pre-humano y animal

, cuando nuestras preocupaciones se limitaban a sobrevivir y a la reproducción, y cuando no éramos conscientes de nosotros como sujetos. 
 

Los símbolos de la sombra incluyen la serpiente (como en el Jardín del Edén), el dragón, los monstruos y demonios. Usualmente guarda la entrada a una cueva o a una piscina de agua, que representarían el inconsciente colectivo.

 
La persona
 
La persona representa nuestra imagen pública. La palabra, obviamente, está relacionada con el término persona y personalidad y proviene del latín que significa máscara. Por tanto, la persona es la máscara que nos ponemos antes de salir al mundo externo. Aunque se inicia siendo un arquetipo, con el tiempo vamos asumiéndola, llegando a ser la parte de nosotros más distante del inconsciente colectivo.

 
Anima y Animus
 
El ánima y el animus son los arquetipos a través de los cuales nos comunicamos con el inconsciente colectivo en general y es importante llegar a contactar con él. Es también el arquetipo responsable de nuestra vida amorosa: como sugiere un mito griego, estamos siempre buscando nuestra otra mitad; esa otra mitad que los Dioses nos quitaron, en los miembros del sexo opuesto. Cuando nos enamoramos a primera vista, nos hemos topado con algo que ha llenado nuestro arquetipo ánima o animus.
 
Jung decía que no existía un número fijo de arquetipos que pudiésemos listar o memorizar. Se superponen y se combinan entre ellos según la necesidad y su lógica no responde a los estándares lógicos que entendemos. Jung, sin embargo, definió algunos otros:
 
 
Además de la madre, existen otros arquetipos familiares. 

Obviamente, existe un padre que con frecuencia está simbolizado por una guía o una figura de autoridad.Existe también el arquetipo de familia que representa la idea de la hermandad de sangre, así como unos lazos más profundos que aquellos basados en razones conscientes.

 
También tenemos el de niño, representado en la mitología y en el arte por los niños, en particular los infantes, así como por otras pequeñas criaturas. La celebración del niño Jesús en las Navidades es una manifestación del arquetipo niño y representa el futuro, la evolución, el renacimiento y la salvación. Curiosamente, la Navidad acontece durante el solsticio de invierno, el cual representa el futuro y el renacimiento en las culturas primitivas nórdicas. Estas personas encienden hogueras y realizan ceremonias alrededor del fuego implorando la vuelta del sol. El arquetipo niño también con frecuencia se mezcla con otros, formando el niño-dios o el niño-héroe.
 

Y luego está el ilusionista, usualmente representado por un payaso o un mago. El papel de éste es el de hacer las cosas más difíciles al héroe y crearle problemas. En la mitología escandinava, muchas de las aventuras de los dioses se originaban en algún truco demostrado a sus majestades por el medio-Dios Loki.
 

Existen otros arquetipos que son un poco más complicados de mencionar. 


Uno es el hombre original, representado en las culturas occidentales por Adán. Otro es el arquetipo Dios, el cual representa nuestra necesidad de comprender el Universo; que nos provee de significado a todo lo que ocurre y que todo tiene un propósito y dirección.

 
El hermafrodita, tanto hombre como mujer, es una de las ideas más importantes de la teoría junguiana y representa la unión de los opuestos. En algunos cuadros religiosos, Jesucristo está representado más bien como un hombre afeminado. Así mismo, en China, el carácter de Kuan Yin es de hecho un santo masculino (el bodhisattva Avalokiteshwara), ¡pero está pintado de una forma tan femenina que usualmente se le considera más como la diosa de la compasión!.

 
El arquetipo más importante es el de self (mantendremos aquí el término “self” que “sí mismo”, por su aceptación literal en psicología de habla hispana. N.T.). El self es la unidad última de la personalidad y está simbolizado por el círculo, la cruz y las figuras mándalas que Jung hallara en las pinturas. Un mándala es un dibujo que se usa en meditación y se utiliza para desplazar el foco de atención hacia el centro de la imagen. Puede ser un trazo tan simple como una figura geométrica o tan complicada como un vitral. Lapersonificación que mejor representa el self es Cristo y Buda; dos personas, por cierto, que representan según muchos, el logro de la perfección.
 
 
 
Pero Jung creía que la perfección de la personalidad
solamente se alcanza con la muerte.
 
 
 
Sin embargo, los nuevos tiempos cósmico-planetarios universales que algunos creemos estar viviendo en lo que se refiere a la evolución en los planos de consciencia del Ser Humano, contribuyen a la materialización de la muerte en vida, a través de la elevación de las frecuencias en las que ahora nuestro SER es capaz de vibrar y relacionarse con el universo. Una de las frecuencias que facilita el acceso a niveles elevados de vibración es el Amor Incondicional. Son tiempos en los que ahora se nos brinda la posibilidad de ascender y tener acceso a niveles de comprensión elevada a cerca de lo que SOMOS, QUIENES SOMOS, y para qué NACIMOS y porqué ESTAMOS AQUI. 
 
 
En el momento en el que se recuperan las profundas conexiones con el alma olvidada, es nuestro espíritu el que nos guía hacia el recuerdo más allá de todas nuestras muertes.  Ahora es posible, subir un peldaño más en la evolución del ser humano, sin agotar otra vida...Morir en Vida, es para Vivir ahora...Antes de Empezar a penas a Recordar...lo VI con CLARIDAD...Vinimos a aprender Amor...para enseñarlo y esparcirlo entre los seres humanos...El nacimiento segundo, es entonces necesario...y debemos hacerlo desde el espíritu...el cuerpo, como elemento denso...no participa sino a través de su cooperación en coherencia con todo lo que ES. Yo Soy Eso...y para ello habré de regresar al Ser Primordial, la mónada original...el Andrógino Virginal dónde la individuación es el camino que en la ilusión no existe...
 
 
De las dos energías juntas: LA NADA, la nada que todo lo contiene. El principio y el Fin, Muerte y Resurrección, Amor, Com-pasión, y Perdón, Redención....Infiníto Círculo Eterno de A-mor sin Muerte cuando llegas...y ahora en estos tiempos...lo imposible sólo tarda un poco más...Lo importante es que podemos llegar...y SER, lo que vinimos a SER, juntos y separados...en unidad cuando la dualidad sea integrada en un inconsciente colectivo que erige en su plegaria el mismo sueño.
 
 
De este modo el espíritu me guía y abre más puertas...puertas que lejos a agotarse, me agotan a mi ......sobre mis pasos, cansados y mojados, que en algún punto del centro...encuentran las alas. Pasos alados, bañados de muerte y vida...A-MOR..."O"
 

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María del Carmen

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