BASÍLIDES

08.05.2014 22:24
 
Basílides, uno de los maestros gnósticos más antiguos, vivió en Alejandría durante la primera mitad del segundo siglo. 
 
Basílides, con el fin de parecer que había hallado cosas más verdaderas y profundas, extendió su doctrina al infinito. Según él, el Padre ingénito habría engendrado en primer lugar a la Mente; de la Mente al Verbo; del Verbo, la Prudencia; de la Prudencia, la Sabiduría y la Potencia; de la Sabiduría y la Potencia, las Potestades, los Principados y los Ángeles, a los cuales llama «los primeros», y éstos han hecho el primer cielo. Ireneo (180 d.C.) 
 
Su jefe es el Ángel que es el Dios de los judíos. Y como éste quiso someter a las demás naciones a su pueblo, es decir a los judíos, los demás Principados se levantaron contra él y lo atacaron. Por eso también las demás naciones se rebelaron contra la suya. El Padre ingénito e inefable, viendo cómo se perdían, envió a la Mente, su Primogénito, llamado Cristo, para liberar a los que creían en él, del dominio de aquellos que hicieron el mundo. Apareció en la tierra entre los seres humanos e hizo milagros. Por eso, según dicen, no fue él quien padeció, sino un cierto Simón de Cirene, quien fue obligado a cargar la cruz por él. A éste habrían crucificado por error e ignorancia, pues (el Padre) le había cambiado su apariencia para que se pareciese a Jesús. Por su parte, Jesús cambió sus rasgos por los de Simón para reírse de ellos. Ireneo (180 d.C.) 
 
Por eso no debemos creer en el que fue crucificado, sino en aquel que vino a vivir entre los seres humanos bajo forma de hombre, al que imaginaron haber crucificado; es decir, en Jesús, el enviado del Padre para que por medio de este plan destruyese las obras de los que habían hecho el mundo. Si alguien profesa su fe en el crucificado, todavía es esclavo y se mantiene bajo el poder de los que crearon los cuerpos. En cambio, quien lo niega (al crucificado), queda liberado de estos (Ángeles) porque conoce el plan del Padre ingénito. Ireneo (180 d.C.) 
 
Sólo las almas pueden salvarse, porque los cuerpos son por naturaleza corruptibles. Dice que las profecías mismas son hechura de los Principados creadores del mundo; mas la ley proviene del jefe de todos ellos, quien sacó al pueblo de la tierra de Egipto. Se han de menospreciar las carnes inmoladas a los ídolos y tenerlas por sin valor, y por eso pueden comerlas sin preocuparse; así como pueden gozar haciendo indiferentemente todo tipo de acciones, incluso deleitarse con todo tipo de placeres. Ireneo (180 d.C.) 
 
La hipótesis de Basílides sostiene que el alma, que ha pecado anteriormente en otra vida, sufre ahora castigos en esta vida. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 
 
CARPÓCRATES
Carpócrates, un maestro gnóstico del segundo siglo, vivió en Alejandría. 
 
Carpócrates y sus seguidores dicen que el mundo y cuanto contiene fue hecho por ángeles muy inferiores al Padre ingénito. Jesús nació de José, y en todo era semejante al resto de los hombres. Los superaba sólo porque su alma, siendo recta y pura, recordaba todas las cosas que había visto, en el entorno del Dios ingénito; por tal motivo éste le había infundido un poder para que pudiera escapar de los creadores del mundo y para que, pasando a través de todos ellos, una vez liberada volviera a ascender hasta él. Ireneo (180 d.C.) 
 
El alma que, a semejanza de Jesús, puede despreciar las potestades de este mundo, también recibirá el poder para realizar las mismas acciones. Por eso (estos herejes) se alzaron con tan grande soberbia, que algunos presumieron ser Jesús; otros, en ciertos aspectos incluso más poderosos; o se sienten superiores a sus discípulos: Pedro, Pablo y los demás apóstoles… Y si alguno desprecia las cosas de este mundo más que Jesús (dicen ellos), podrá llegar a ser superior a Él. Ireneo (180 d.C.) 
 
Sin embargo, así se encuentra estampado en sus escritos y así lo predican, diciendo que Jesús enseñó a sus discípulos cosas secretas, y les pidió que se las transmitieran sólo a los que fuesen dignos y estuviesen abiertos a acogerlas. Porque somos salvos sólo por la fe y la gracia; todo el resto es indiferente, pues que unas cosas sean buenas y otras se llamen malas, es asunto de la opinión humana, ya que nada es malo por naturaleza. Ireneo (180 d.C.) 
 
Otros, en cambio, han salido de los grupos de Basílides y Carpócrates. Predican el amor libre y la poligamia, se sienten libres para comer lo sacrificado a los ídolos, porque dicen que Dios no se preocupa de tales cosas. Ireneo (180 d.C.) 
 
Y han caído en tan grande locura, que presumen tener la licencia de cometer todas las acciones impías e irreverentes. Porque las cosas buenas y malas no son, dicen ellos, sino opiniones humanas. Ireneo (180 d.C.)
 
 
Carpócrates declara que el mundo y las cosas que hay en él, fueron creados por los ángeles, muy inferiores al Padre ingénito. Él dice que Jesús fue engendrado por José y, aunque habiendo nacido similarmente al resto de los hombres, Él fue más justo que cualquiera de ellos. También afirma que el alma de Jesús, puesto que fue hecha más vigorosa y pura, recordó las cosas que vio en sus conversaciones con el Dios ingénito. Hipólito (225 d.C.) 
 

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