Declaración sobre el llanto de los bebés

20.05.2013 10:06

Las madres y los padres, aunque nos han educado en la creencia de que 'es normal que los niños lloren' y que 'hay que dejarles llorar para que se acostumbren', y por ello estamos especialmente insensibilizadas para que su llanto no nos afecte, a veces no somos capaces de tolerarlo.
 

Cuando un recién nacido aprende en una sala de nido que es inútil gritar...
está sufriendo su primera experiencia  de sumisión. (Michel Odent)

Hombres y mujeres, científicas y profesionales que trabajamos en distintos campos de la vida y del conocimiento, madres y padres preocupados por el mundo en el que nuestros hijos e hijas van a crecer, hemos creído necesario hacer la siguiente declaración:

Es cierto que es frecuente que los bebés de nuestra sociedad Occidental lloren, pero no es cierto que 'sea normal'. Los bebés lloran siempre por algo que les produce malestar: sueño, miedo, hambre, o el más frecuente, y que suele ser causa de los anteriores, la falta del contacto físico con su madre u otras personas del entorno afectivo.

El llanto es el único mecanismo que los bebés tienen para hacernos llegar su sensación de malestar, sea cual sea la razón del mismo; en sus expectativas, en su continuum filogenético no está previsto que ese llanto no sea atendido, pues no tienen otro medio de avisar sobre el malestar que sienten ni pueden por sí mismos tomar las medidas para solventarlo.

El cuerpo del bebé recién nacido está diseñado para tener en el regazo materno todo cuanto necesita, para sobrevivir y para sentirse bien: alimento, calor, apego; por esta razón no tiene noción de la espera, ya que estando en el lugar que le corresponde, tiene a su alcance todo cuanto necesita; el bebé criado en el cuerpo a cuerpo con la madre desconoce la sensación de necesidad, de hambre, de frío, de soledad, y no llora nunca. Como dice la norteamericana Jean Liedloff, en su obra The Continuum Concept, el lugar del bebé no es la cuna ni la sillita ni el cochecito, sino el regazo humano. Esto es cierto durante el primer año de vida; y los dos primeros meses de forma casi exclusiva (por eso la antigua famosa 'cuarentena' de las recién paridas); luego, los regazos de otros cuerpos del entorno pueden ser sustitutivos algunos ratos. El propio desarrollo del bebé indica el fin del periodo simbiótico: cuando se termina la osificación y el bebé empieza a andar: entonces empieza poco a poco a hacerse autónomo y a deshacerse el estado simbiótico.

La verdad es obvia, sencilla y evidente.

El bebé lactante toma la leche idónea para su sistema digestivo y además puede regular su composición con la duración de las tetadas, con lo cual el bebé criado en el regazo de la madre no suele tener problemas digestivos.

Cuando la criatura llora y no se le atiende, llora con más y más desesperación porque está sufriendo. Hay psicólogos que aseguran que cuando se deja sin atender el llanto de un bebé más de tres minutos, algo profundo se quiebra en la integridad de la criatura, así como la confianza en su entorno.

Las madres y los padres, aunque nos han educado en la creencia de que 'es normal que los niños lloren' y que 'hay que dejarles llorar para que se acostumbren', y por ello estamos especialmente insensibilizadas para que su llanto no nos afecte, a veces no somos capaces de tolerarlo. Como es natural si estamos un poco cerca de ellos, sentimos su sufrimiento y lo sentimos como un sufrimiento propio. Se nos revuelven las entrañas y no podemos consentir su dolor. No estamos del todo deshumanizadas. Por eso los métodos conductistas proponen ir poco a poco, para cada día aguantar un poquito más ese sufrimiento mutuo. Esto tiene un nombre común, que es la ‘administración de la tortura', pues es una verdadera tortura la que infligimos a los bebés cuando hacemos ésto, y nos infligimos a nosotras mismas, por mucho que se disfrace de norma pedagógica o pediátrica.

Varios científicos estadounidenses y canadiense (biólogos, neurólogos, psiquiatras, etc.), en la década de los noventa, realizaron diferentes investigaciones de gran importancia en relación a la etapa primal de la vida humana; demostraron que el roce piel con piel, cuerpo a cuerpo, del bebé con su madre y demás allegados, produce unos moduladores químicos necesarios para la formación de las neuronas y del sistema inmunológico; en fin, que la carencia de afecto corporal trastorna el desarrollo normal de las criaturas humanas. Por eso los bebés, cuando se les deja dormir sol@s en sus cunas, lloran reclamando lo que su naturaleza sabe que les pertenece.

En Occidente se ha creado en los últimos 50 años una cultura y unos hábitos, impulsados por las multinacionales del sector, que elimina este cuerpo a cuerpo de la madre con la criatura y deshumaniza la crianza: al sustituir la piel por el plástico y la leche humana por la leche artificial, se separa más y más a la criatura de su madre. Incluso se han fabricado modelos de walkyes talkys especiales para escuchar al bebé desde habitaciones alejadas de la suya. El desarrollo industrial y tecnológico no se ha puesto al servicio de las pequeñas criaturas humanas, llegando la robotización de las funciones maternas a extremos insospechados.

Simultáneamente a esta cultura de la crianza de los bebés, se medicaliza cada vez más la maternidad de las mujeres; lo que tendría que ser una etapa gozosa de nuestra vida sexual, se convierte en una penosa enfermedad. Entregadas a los protocolos médicos, las mujeres adormecemos la sensibilidad y el contacto con nuestros cuerpos, y nos perdemos una parte de nuestra sexualidad: el placer de la gestación, del parto y de la exterogestación, lactancia incluida. Paralelamente las mujeres hemos accedido a un mundo laboral y profesional masculino, hecho por los hombres y para los hombres, y que por tanto excluye la maternidad; por eso la maternidad en la sociedad industrializada ha quedado encerrada en el ámbito privado y doméstico. Sin embargo, durante milenios la mujer ha realizado sus tareas y sus actividades con sus criaturas colgadas de sus cuerpos, como todavía sucede en las sociedades no occidentalizadas. La imagen de la mujer con su criatura tiene que volver a los escenarios públicos, laborales y profesionales, so pena de destruir el futuro del desarrollo humano.

A corto plazo parece que el modelo de crianza robotizado no es dañino, que no pasa nada, que las criaturas sobreviven; pero científicos como Michel Odent (1999 y www.primal-health.org), apoyándose en diversos estudios epidemiológicos, han demostrado la relación directa entre diferentes aspectos de esta robotización y enfermedades que sobrevienen en la edad adulta. Por otro lado, la violencia creciente en todos los ámbitos tanto públicos como privados, como han demostrado los estudios de la psicóloga suizo-alemana Alice Miller (1980) y del neurofisiólogo estadounidense James W. Prescott (1975), por citar sólo dos nombres, también procede del mal trato y de la falta de placer corporal en la etapa primera de la vida humana. También hay estudios que demuestran la correlación entre la adicción a las drogas y los trastornos mentales, con agresiones y abandonos sufridos en la etapa primal. Por eso los bebés lloran cuando les falta lo que se les quita ; ell@s saben lo que necesitan, lo que les correspondería en ese momento de sus vidas.

Deberíamos sentir un profundo respeto y reconocimiento hacia el llanto de los bebés, y pensar humildemente que no lloran porque sí, o mucho menos, porque son malos. Ellas y ellos nos enseñan lo que estamos haciendo mal.

También deberíamos reconocer lo que sentimos en nuestras entrañas cuando un bebé llora; porque pueden confundir la mente, pero es más difícil confundir la percepción visceral. El sitio del bebé es nuestro regazo: en esta cuestión, el bebé y nuestras entrañas están de acuerdo, y ambos tienen sus razones.

No es cierto que el co-lecho (la práctica de que los bebés duerman con sus padres) sea un factor de riesgo para el fenómeno conocido como ‘muerte súbita'. Según The Foundation for the Study of Infant Deaths, la mayoría de los fallecimientos por ‘muerte súbita' se producen en la cuna. Estadísticamente, p or lo tanto, es más seguro para el bebé dormir en la cama con su madre y su padre que dormir solo, excepto si éstos son alcohólicos o drogadictos o excesivamente obesos. ( Angel Alvarez, primal.es) .

Por todo lo que hemos expuesto, queremos expresar nuestra gran preocupación ante la difusión del método propuesto por el neurólogo E. Estivill en su libro Duérmete Niño (basado a su vez en el método Ferber divulgado en Estados Unidos), para fomentar y ejercitar la tolerancia de las madres y los padres al llanto de sus bebés; se trata de un conductismo especialmente radical y especialmente nocivo teniendo en cuenta que el bebé está aún en una etapa de formación. No es un método para tratar los trastornos del sueño, como a veces se presenta, sino para someter la vida humana en su más temprana edad. Las gravísimas consecuencias de este método, han empezado ya a ponerse de manifiesto.

Necesitamos una cultura y una ciencia para una crianza acorde con nuestra naturaleza humana, porque no somos robots, sino seres humanos que sentimos y nos estremecemos cuando nos falta el cuerpo a cuerpo con nuestros mayores. Para contribuir a ello, para que tu hijo o tu hija deje de sufrir YA, y si te sientes mal cuando escuchas llorar a tu bebé, hazte caso, cógele en brazos para sentirle y sentir lo que está pidiendo; posiblemente sólo sea eso lo que quiere y necesita, el contacto con tu cuerpo. No se lo niegues. www.suenoinfantil.org

Las consecuencias de dejar llorar a los bebés
Las consecuencias de dejar llorar a los bebés

Una experta en salud mental advierte que los consejos populares de ignorar las lágrimas de tu hijo pueden causar daño al bebé.



La Nanny ya no es la que sabe lo mejor, el "Libro del Pequeño Bebé Contento" puede dañar el desarrollo de un niño y el consejo del Dr. Spock de que un niño debe dejarse llorar pueden causar daño psicológico.

Cuando se trata del calurosamente debatido mundo de como criar a tu bebé, hay una nueva teoría que usa escaneos del cerebro que argumenta que el llanto controlado (el entrenar para dormir) no solamente daña el cerebro de los bebés, sino que produce adultos enojados y ansiosos.

[Nota: El psicólogo de Cape Town, Abraham le Roux, señala que los resultados de forzar a los bebés a "auto consolarse" (necesario para entrenarlos a dormir) causan serias preocupaciones, también. Mas tarde cuando son adultos, estas personas es común que necesiten continuar auto consolarse, y los consoladores usados pueden incluir alcohol, drogas, comer compulsivamente, sexo obsesivo, etc.]

"Si tu ignoras un niño que llora, les dices que se callen o los pones en su cuarto solos, les puedes causar serio daño a sus cerebros a un nivel que puede resultar en una neurosis severa y desórdenes emocionales mas tarde en su vida", dijo la Profesora Margot Sunderland.

Sunderland es la experta que lidera en el desarrollo de los cerebros de los niños y es una autora ganadora de premios de la Asociación Medica Británica, que ya ha escrito mas de 20 libros acerca de la salud mental de los niños.

Basada en su estudio de cuatro años de escaneos del cerebro e investigación científica, Sunderland exhorta a los padres a rechazar las teorías modernas de expertos de bebés como Gina Ford y la Supernanny, Jo Frost, del canal 4, que predican la estricta disciplina, rutina y "llanto controlado".

El libro de Sunderland, "El libro definitivo de como criar a un niño", que se publicará el siguiente mes, provee una guía paso a paso de como reaccionar ante cada cambio en el humor de un niño, hasta como abrazar a un bebé que llora.

'La Verdad cruda, es que el llanto no consolado, puede causar daño al cerebro en desarrollo de un niño, dijo la Profesora Sunderland, quien es la Directra de Educación y Entrenamiento del Centro de Salud Mental Infantil en Londres. Ella cree que los padres a menudo no reconocen adecuadamente el sufrimiento de sus niños.

Mientras que la imporatncia del contacto, del abrazar y físicamente consolar a sus hijos es fundamental, ella también habla a los padres de los daños de minimizar la ira de sus niños, asi como la angustia emocional.

"Los padres nunca deberían tratar de disuadir a sus hijos de no sentir ciertas emociones, ella dijo." Aunque tu hijo esté interpretando una situación de una manera completamente diferente a ti, es importante el probarles que tienes empatía hacia ellos, a través del tiempo que les das y el lenguaje y las expresiones faciales que muestras.

"Si tu hijo está enojado, tu incrementas su sentimiento de stress en lugar de reducirlo, si no tomas su enojo tan seriamente como tu desearías que alguien tomara tu enojo", ella agregó.

"El intentar contentarlos fuera de su humor resultará que ellos internalicen su stress, lo cual tomará una cuota en sus cuerpos y su cerebro, como si los dejaras llorar sin calmarlos" Sunderland también cree que los padres a menudo sin percatarse, disciplinan a sus hijos a través de la vergüenza y el miedo.

"Puede ser que obtengan resultados rápidos, y los padres a menudo no se dan cuenta de que lo están haciendo" ella dijo. Pero el precio en el desarrollo del cerebro de un niño puede ser muy alto, y dejar un legado de ansiedad y fobial social de por vida.

Es demasiado sencillo domar a un niño, en cambio, Sunderland alienta a los padres a ser muy emocionales cuando su niño se comporta muy bien, y muy parcos cuando ellos se comportan mal.

Sunderland cree que los padres que usan palabras de lucha o frases que demandan obediencia inmediata y absoluta, crearán un niño desafiante mientras que las palabras para pensar, que activan sus cerebros al darles una opción, pueden acabar con intensos estados de excitación emocional.

A menudo, sin embargo, Sunderland aconseja que las palabras no siempre son necesarias, y que calmadamente abrazar a un niño que se rehusa a escuchar, es suficiente, " A veces el cerebro de un niño está hiperestimulado para responder al lenguaje y un abrazo amoroso y cálido es la única cosa que puede calmarlos sin conflicto."

Sunderland ofrece los siguientes consejos a los padres:

  • No trates de persuadir a tu hijo a que no sienta sus emociones, no importa que tan extremas o irracionales tu puedas sentir que son esas emociones.  
  • No minimices sus emociones, muestrales a traves del contacto, el tono y las expresiones faciales, que entiendes la intensidad y calidad de lo que les está sucediento.
  • Se su roca emocional, se bueno y calmado.
  • Abrázalos - el contacto es vital para calmar y consolar a un niño.

Traducido por Ana Charfén

Lecturas recomendadas:

Gerhardt, Sue. (2004) "Why Love Matters: How Affection Shapes Your Baby's Brain", Brunner Routledge, New York and Hove

En español: La ciencia de Ser Padres. Ed. Grijalbo
a Asociación El Parto es Nuestro lanza la campaña ¡Que no os separen!

La Asociación El Parto es Nuestro lanza la campaña ¡Que no os separen!

La Asociación El Parto es Nuestro ha emprendido durante el presente año la campaña informativa: "Que no os separen” para llamar la atención sobre la separación de rutina entre la madre y el recién nacido, hecho que incumple las recomendaciones de la Organizaciónn Mundial de la Salud.



1) La Organización Mundial de la Salud recomienda que todos los recién nacidos, nada más nacer, sean prematuros o no, permanezcan en contacto ininterrumpido piel con piel con sus madres (el denominado método madre  canguro).

 

-                       La realidad es que en la práctica totalidad de los hospitales tanto públicos como privados, los niños son separados de sus madres al nacer para realizarles una serie de pruebas pediátricas tales como pesarles, inyectarles vitamina K o comprobar el estado de su ano y orificios nasales, además de aplicarles un colirio ocular. Estas prácticas deben ser abandonadas como rutinarias según reconoce y detalla explícitamente el Ministerio de Sanidad en su Estrategia de atención al Parto Normal de 2007 en el Sistema Nacional de Salud .

https://www.msc.es/novedades/docs/estrategiaAtencionPartoNormal.PDF

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