El Vínculo afectivo con elbebe durante el embarazo

26.04.2013 02:33

 

7.1.LA VIDA NO EMPIEZA CON EL NACIMIENTO, SÓLO CAMBIA

En los últimos 50 años se han desarrollado multitud de estudios e investigaciones que nos han llevado a constatar que el niño o la niña intrauterino representa una parte activa dentro del proceso de gestación y del momento del parto porque posee capacidades de desarrollo y maduración durante los nueve meses de embarazo.

Hoy sabemos que el niño o la niña vive protegido y cómodo en el útero. Las células se multiplican con rapidez formando las distintas partes de su cuerpo. Los órganos aprovechan cualquier fuente de estimulación ensayando las funciones que precisará realizar en el momento de nacer. En ese momento, el del nacimiento, el niño o la niña dispone de la experiencia de un pasado de nueve meses que, en parte, forma su futura persona y le ayuda para adaptarse a la vida.

 7.1. LA VIDA NO EMPIEZA CON EL NACIMIENTO, SÓLO CAMBIA

El doctor Lester Sontag dirigió una serie de investigaciones hace seis décadas demostrando, a través de los resultados, que las actitudes y los sentimientos maternales dejan una marca permanente en la personalidad del niño o niña no nacido.

Las investigaciones y experiencias contrastadas gracias a los avances en los medios que facilita la tecnología biomédica, confirman las hipótesis formuladas en los años treinta. En la actualidad disponemos de pruebas fisiológicas indiscutibles de que el niño o niña intrauterino es intelectual, emocional y físicamente más desarrollado de lo que pensábamos.

La tecnología pone a nuestra disposición aparatos electrónicos que registran los cambios en el ritmo cardiaco del neonato cuando responde a la voz de su madre o de su padre; pueden medirse las ondas cerebrales constatando los efectos de la estimulación que recibe; es fácil comprobar el efecto que tiene sobre el niño o niña que la madre realice ejercicios físicos violentos; puede obtenerse sangre del feto y conocer como le afectan componentes de la sangre de la madre como las hormonas, el alcohol, la nicotina, etc.; observamos la imagen del niño o niña intrauterino a través de ecógrafos comprobando los movimientos de respuesta a los procesos estimulantes. Estos son sólo algunos de los medios que la ciencia utiliza para conocer cada vez mejor la experiencia de la vida en el útero.

Los estudios y los medios al alcance de los investigadores nos permiten asegurar que cuanta mayor estimulación reciba el niño o la niña en su etapa prenatal, mayor será el nivel de adaptación al nuevo ambiente desde el momento del nacimiento, y las posibilidades de que pueda desarrollar ampliamente su potencial se ven incrementadas.

Del mismo modo que la medicina ha avanzado, difundiendo la necesidad de cuidar la dieta, la ingestión de alcohol y de drogas, así como los beneficios de un ejercicio físico controlado, de una correcta preparación para el parto y el papel que desempeñan las emociones en la enfermedad y en la salud, podemos avanzar una paso más confirmando lo que la inmensa mayoría de mujeres embarazadas intuyen: las emociones, pensamientos y sentimientos de la madre tienen un efecto potencialmente benéfico en el niño o la niña antes de nacer. Del mismo modo deducimos que en el caso de que estas emociones, pensamientos y sentimientos sean negativos, pueden perjudicar seriamente su salud física y emocional.

Hoy sabemos que el niño o niña intrauterino es un ser humano consciente que siente, recuerda y reacciona y, sobre todo a partir del 6º mes, tiene una vida emocional activa.Podemos asegurar que ve, oye, degusta, experimenta e incluso puede aprender “in útero” antes de nacer.

Lo que el niño o niña no nacido siente y percibe comienza a modelar sus actitudes y las expectativas que tiene con respecto a sí mismo y el mundo que le espera.

Muchas investigaciones realizadas nos confirman que lo que sucede en el entorno de la madre durante el embarazo afecta profundamente los estándares comportamentales del bebé antes de nacer. Por eso una parte importante del carácter de la persona y de sus capacidades van tomando forma en el útero al mismo tiempo que se forman las distintas partes del cuerpo.

Las actitudes y los sentimientos maternales dejan una marca permanente en la futura personalidad del niño o la niña. Esto no significa que toda duda, ansiedad o preocupación ocasional repercutan sobre el niño o niña. Le afectarán los sentimientos profundos y constantes. Son muchos los factores que intervienen en la formación del nuevo ser, los sentimientos maternales son uno de los factores que, a diferencia de otros, como la herencia genética, pueden ser controlados y convertidos en una fuerza positiva.

El papel del padre en el embarazo es de vital importancia. Un hombre cariñoso y sensible proporciona un sistema constante de apoyo emocional para la futura madre. También puede ejercer como padre desde el momento de la concepción y establecer un vínculo afectivo y de comunicación con su hijo o hija no nacido.

Un neonato sólo alcanzará su pleno potencial si durante los meses que pasa desarrollándose en el interior del útero recibe estimulación, no percibe grandes influencias negativas y puede gozar de un entorno seguro.

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María del Carmen

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