ANTE LOS CONFLICTOS DE PAREJA

13.06.2013 18:46

ebemos darnos cuenta de que estamos desgarrados por una profunda ambivalencia; Por una parte deseamos, anhelamos el amor. Por la otra, lo repudiamos porque lo tenemos, y nos refugiamos en relaciones cotidianas chatas y banales". (A. Carotenuto)

 

”LA PSICOTERAPIA DE PAREJA BREVE CARACTEROANALÍTICA”

Los cambios sociales experimentados en las últimas décadas han repercutido claramente en las dinámicas clínicas,siendo una de las más manifiestas las demandas de las parejas .”Los conflictos de pareja son en la actualidad una de las principales causas que motivan a la persona a pedir ayuda a un centro especializado de asistencia psicológica...ya en 1989 Sholevar afirmaba que el 50 % de los pacientes que comienzan una psicoterapia lo hacen por problemas de pareja.”(Bobé, A y Testor, C,1994).Esa realidad social evidente hace algunas décadas en paises como Suecia o Estados Unidos es algo manifiesto actualmente en nuestro país.

 

En nuestra experiencia , al trabajar con tratamientos individuales hemos ido tomando conciencia de ello porque los trastornos de pareja se manifestaban durante dichos tratamientos siendo el foco de atención principal de atención del paciente.Foco ante el cual el terapeuta poco puede hacer porque solo tiene acceso a una parte de la realidad, la manifiesta por el paciente.

 

Este fue el motivo principal,junto a la demanda creciente que de forma directa recibíamos de parejas en conflicto, que nos motivó a trabajar en equipo ,animando a esos pacientes a realizar terapia con sus parejas con un terapeuta especializado sin dejar la terapia individual.Pero la experiencia nos demostró que al ser colegas que trabajaban con otros modelos clínicos era muy complicado el trabajo en equipo por lo que fuí investigando,con otros colegas especializados en terapia sistémica, la posibilidad de aplicar el marco clínico de la psicoterapia caracteroanalítica al campo de la terapia de pareja, teniendo presente la teoría del “funcionalismo orgonómico” desarrollada por W.Reich y que es “precursora de la Teoría de Sistemas”( Capra, 1982) así como las aportaciones realizadas en este terreno por otros colegas de distintos modelos psicoterapéuticos.

 

Desde hace unos años esta práctica se ha convertido en una realidad habitual dentro de nuestros equipos clínicos, colaborando distintos especialistas para abordar los conflictos de pareja y algunos de familias, dentro de la “ praxis ecológica de los sistemas humanos “ ( Serrano 2004 e), y donde la asistencia preventiva, la mediación y la psicoterapia estan presentes y se aplican de la forma que creeemos más adecuada en cada caso.

Es a este tema a lo que voy a dedicar el último capítulo de este libro, dejando claro que solo pretende reflejar una somera aproximación a nuestra praxis clínica( “Psicoterapia de pareja breve caracteroanalíca”), dejando para otra ocasión el desarrollo más amplio del tema con casos ilustrativos que aumenten su comprensión y fundamentación.

 

8.1 LA PAREJA Y SUS CRISIS.OBJETIVOS CLINICOS.

Estamos de acuerdo con la afirmación de Alvarez y otros autores de que “el objetivo del tratamiento es la relación.El paciente, en este caso , no son las personas que tenemos delante en sus aspectos individuales, sino la relación que establecen entre ellas”...”la relación modifica a cada uno de sus miembros y esta modificación influye ,a su vez, en la interacción y en la relación misma.Es así que surge constantemente una nueva organización que crea nuevas modalidades” ( Bobé A. Y Testor, C.1994) Pero desde mi perspectiva esta forma de relación estará mediatizada por los rasgos de carácter y la Estructura de los miembros de la pareja y que condicionan la conducta y por tanto la forma de relacionarse , lo que predispone a la articulación de una Estructura propia de pareja ,y por tanto con sus propias leyes de funcionamiento, siendo foco de atención de la terapia de pareja.

 

Entendiendo por pareja el espacio vital que se constituye cuando dos personas que llevan un tiempo de relación, (preferentemente de coexistencia, cohabitación y convivencia) mantienen un lazo amoroso y un proyecto común.

 

Estas personas, independientemente de la opción sexual (homo-hetero) que hayan elegido, van a ir creando una dinámica propia como sistema humano constituyendo una identidad común que compartirán con la identidad individual, teniendo en cuenta las diferencias que se establecen en función de las distintas Estructuras.

 

A su vez la pareja es un sistema que se constituye dentro de un sistema social y que va a condicionar en cierta medida su dinámica interna.En este sentido hay que diferenciar entre lo que se espera y se desea en un principio y lo que puede ser y se produce a lo largo de la convivencia.

 

La línea entre lo que se espera que suceda y lo que realmente sucede la marcan dos factores que ya conocemos, y que también se deben aplicar en este caso:

 

1.-Las condiciones histórico-biográficas de las personas que la constituyen , en particular sus experiencias con su primera pareja (su madre o sustituto-a vincular) dentro de un sistema familiar concreto.

 

2.-Las condiciones coyunturales, actuales, en las que se desarrolla dicho sistema.

 

Partiendo del principio funcional de que todo fenómeno se produce para cubrir unos objetivos, en el caso de la pareja humana el fundamental sería establecer un espacio donde poder desarrollar la capacidad amorosa, con todas sus consecuencias, entre ellas, la posibilidad potencial que no necesaria de gestación ,crianza y educación de un nuevo ser humano.

 

Pero sabemos que tanto el desarrollo de esa función es una tarea compleja que forma parte más del deseo que de la realidad. Son muchos los factores que limitan el cumplimiento de esos objetivos: los condicionamientos de las historias individuales, los modelos de relación introyectados por la influencia social, las presiones competitivas y de consumo… Por todo ello no es extraño que existan conflictos y crisis en la pareja.

 

Precisamente será en los momentos en que el sistema de pareja empiece a a no resultar válido para el desarrollo personal de cualquiera de sus miembros cuando deba realizarse un análisis de la convivencia.Asumiendo los posibles conflictos que se estén viviendo,investiando sus causas y afrontándolos desde la complicidad de dos personas que están sufriendo las consecuencias de un pasado que han heredado, y de un monto de presiones sociales ,lo cual se convierte en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento tanto personal, como para el propio sistema de pareja.

No se debe,por tanto, vivir la crisis como una señal de fracaso, sino como una realidad que forma parte de la configuración de todo sistema humano condicionado por los factores antes descritos.El sistema irá madurando conforme vaya superando esos momentos de crisis intentando superarlos teniendo siempre como referencia el placer y el bienestar que se puede recuperar y potenciar , en cuanto que la pareja debe ser un espacio fundamentalmente placentero y por tanto fuente de satisfacciones.Son nuestros rasgos de carácter masoquistas, sádicos, compulsivos...los que distorsionan esta realidad y la contaminan.

 

De hecho el bienestar y el grado de satisfacción que se puede vivir en la pareja, el cual deben propiciar ambos miembros, pasa a ser el varemo principal para evaluar la funcionalidad del sistema .Por ello la insatisfacción, la irritabilidad, la decepción, la desidia pasan a ser señales de crisis .En ocasiones pueden ser resueltas por la propia pareja, pero en otras es necesaria la ayuda del especialista a través de la psicoterapia de pareja. Siendo el espacio adecuado para recuperar la funcionalidad del sistema o para que la separación sea fruto de una decisión asumida libremente de forma consciente y responsable por ambos miembros , compartiendo y elaborando las emociones que provoque en cada caso, y ayudando a gestionar los recursos individuales para afrontar la nueva realidad . De esta forma, lo que generalmente se vive como un fracaso, se puede llegar a experimentar como un último acto de amor compartido y necesario para poder seguir caminando por la senda de la vida.

 

Debo recalcar lo importante que es en estos casos recurrir a una psicoterapia,porque puede evitar auténticas tragedias personales y familiares, enfermedades psicosomáticas , procesos judiciales e incluso desfalcos económicos, siendo siempre, en mayor o menor medida un pérdida , del tipo que sea, para todos los implicados.Por ello debemos superar nuestros temores y resistencias narcisistas, y mirarnos al espejo (espacio terapéutico) para poder ver la realidad ,asumirla y poner los medios adecuados para transformarla de la forma más funcional y saludable posible para todos los implicados.

 

Recordemos que la pareja es un sistema vivo, donde nadie puede garantizar qué va a ocurrir mañana porque tampoco nadie nos puede garantizar qué nos va a ocurrir individualmente.

 

Los conflictos que se viven en la relación de pareja puede venir motivados por un cambio individual de valores , modificaciones laborales, presiones de las familias de cualquiera de los miembros de la pareja, la entrada de una tercera persona dentro del marco sexual, el nacimiento de un hijo, el fallecimiento de un familiar , o por cualquier otra circunstancia cotidiana.

 

Cuando surge la crisis, debemos tomar en consideración estos aspectos para intentar entender lo que está ocurriendo:

 

A) El cognitivo, es decir, cómo nos comunicamos, qué niveles de transmisión de valores, ideas, aficiones y proyectos existe con nuestra pareja.

 

B) El emocional, evaluando el nivel que existe de afectos, cariño, tristeza, anhelos, frustraciones.

 

C) La capacidad de placer , de goce, y de abandono sexual que se tiene con la otra persona.

 

De hecho se puede mantener una evaluación permanente del sistema de pareja analizando cuál de estos aspectos va debilitándose. Habrá momentos de la vida en que se dará más importancia a esa empatía sexual y momentos en que será más importante la afectiva, la cognitiva o la identificación laboral y social. La valoración que se haga de cada uno de ellos depende de momentos vitales, de edades y de nuestras circunstancias, pero de alguna manera siempre tienen que estar presentes, reflejando así la vivencia global de la relación. Si no es así se está llevando una relación de pareja parcial ,que a la corta o a la larga va a generar insatisfacción y como consecuencia desidia, aburrimiento y ausencia.

 

Una de las situaciones que puede formar parte del proceso de maduración de algunas parejas es la transformación del sistema de pareja en sistema familiar, pero también puede ser motivo de crisis, porque se corre el riesgo de que se diluya su identidad como pareja. Cuando se crea un sistema familiar deberían seguir existiendo tres identidades: la individual, la de pareja y la de familia. Cada uno de estos elementos tiene su “tempus” y su ritmo y en la mayoría de los casos ante las presiones sociales o del inconsciente individual se verán por la interacción de los ritmos individuales, de pareja y de familia produciendo conflictos y crisis a cualquiera de esos tres niveles.Lo cual debemos intentar evitar.

 

Así vemos como es frecuente que los conflictos de pareja comiencen o aumenten con el embarazo y/o la llegada del primer hijo (en todo tipo de parejas e incluyendo los procesos adoptivos) porque la atención deja de estar focalizada en el “otro”, cambiando el ritmo de la pareja ante las nuevas necesidades del sistema, sin ser conscientes la mayoría de las veces . Lo cual genera dinámicas inconscientes en los miembros de la pareja condicionadas por algunas de sus experiencias infantiles. En muchos casos la carencia afectiva que ha podido vivir alguno de ellos se intenta compensar con la relación de pareja. Esta dinámica se ve alterada al entrar un “tercero” en escena. La madre puede ver satisfecha esta carencia con su experiencia de embarazo y de crianza y el padre se puede sentir desplazado y “rechazado”,sintiendo celos, irritabilidad y deseos de pasar más tiempo con otras personas, con lo cual la madre empieza a sentirse sola y a suponer que el compañero ya no la quiere, confirmando la sensación del marido ya descrita, desarrollándose un círculo vicioso que se concreta en una disminución de la comunicación y de las relaciones sexuales, generándose una atmósfera tensa y nociva.

 

También podemos encontrarnos parejas que, viviendo conflictos importantes, se apaciguan durante el primer período de la crianza porque están “distraídas”, al ser su foco de atención la crianza, y porque al estar realizando una actividad común aumenta su sensación de complicidad. Pero con el tiempo los conflictos pueden volver con más virulencia al disminuir el foco de atención principal. Ya no hay que cambiar pañales, dar el pecho, estar pendiente de si se cae o no se cae, y de pronto las dos personas se miran de frente una a la otra y se dan cuenta que están juntos todavía, de que el otro está ahí, durmiendo a su lado, pero que no se “sienten”, que , no se reconocen, más allá de ser el “papá” o la “mamá”.

 

Vemos pues como la pareja es un sistema humano que va creando su propia configuración estructural peculiar en base al tipo de relación que se va desarrollando entre sus miembros. La cual a su vez depende de la Estructura y de las particularidades caracteriales individuales. Una vez organizada la Estructura del sistema de pareja, como todo sistema, tenderá a mantener un equilibrio que puede alterarse, con la consiguiente crisis del sistema, por diversos motivos, pero siempre en función de la peculiar forma de respuesta que tiene cada uno de los miembros, condicionado a su vez por su propia Estructura individual.

 

Esta alteración, como ya he dicho, se debe a factores que superan nuestro deseo, nuestra voluntad. Y esto es así porque provienen de fuera (presiones sociales y laborales) y también del condicionamiento inconsciente de cada uno de sus miembros. Por ello lo extraño es que no se produzcan crisis en una pareja o en un sistema familiar. Es más, si no se dieran estaría indicando una forma peculiar de relación que se suele ver reflejada en las parejas con Estructura disociada, como luego veremos. Otra cosa es la mayor o menor capacidad para gestionar y resolver las crisis, lo que puede suponer una vía de evolución y maduración de dichos sistemas, y por tanto de mayor bienestar para sus miembros. Y, en gran medida, eso está relacionado con el tipo o modelo de sistema que la pareja va articulando.

 

Hay muchas modalidades en el momento social actual, nuevas formas de relación que no sabemos que consecuencias pueden tener porque es muy poco el tiempo de existencia: parejas homosexuales, familias monoparentales, etc. La pareja clásica, la familia patriarcal que predominaba siglos atrás es actualmente un modelo más. Es el modelo más estudiado y del que se conocen más los conflictos que genera a su miembros y las consecuencias que tiene la convivencia en esos sistemas para los futuros adultos. Gran parte de la teoría psicopatológica psicodinámica lo ha tomado como referencia para el desarrollo de sus postulados teóricos. Es demasiado pronto para poder saber empíricamente las consecuencias que pueden tener los nuevos modelos. Pero sí sabemos ya algunas cosas y lo que observamos es que que están generando cambios no solo formales sino también estructurales .Cambios que también se deben reflejar en nuestra práctica preventiva y clínica, para poder sintonizar con la realidad actual.

 

De hecho sabemos que el sistema familiar (en nuestra sociedad occidental) es el espacio donde se ponen las bases para que el desarrollo estructural del ser humano sea más o menos saludable, junto con el sistema educativo y el social. Por eso hablamos de “ecosistemas”, porque son moduladores de nuestro desarrollo personal a todos los niveles.

 

En ese sentido, retomando las referencias psicopatológicas podemos hipotetizar sobre un modelo de pareja y de familia “ecológica”, es decir un sistema armónico donde se satisfacen las necesidades (fisiológicas, económicas, afectivas, culturales, educativas ,lúdicas...) de todos sus miembros sin dañar ni alterar las de los sistemas circundantes.

 

Esto recuerda lo que O.Kernberg define como “Amor sexual maduro, donde se expande el deseo erótico y lo convierte en una relación con una persona específica, en la cual la activación de las relaciones inconscientes del pasado y las expectativas conscientes de una vida futura como pareja se combinan con la puesta en marcha de un ideal del yo conjunto.El amor sexual maduro implica un compromiso en los ámbitos del sexo, las emociones y los valores”( Kernberg, 1995)

 

Nos referiríamos, por tanto ,a un eco-sistema, con un funcionamiento amoroso, expansivo y creativo, donde la pareja vive el deseo, manifiesta las pulsiones y tienen un proyecto común:

 

- Se reconocen las necesidades y responsabilidades de cada miembro de la pareja/familia , ocupando el espacio que les corresponde por su edad y experiencia

 

-Existe una comunicación abierta y directa, donde se manifiestan las pulsiones y los deseos sin inhibiciones pero con respeto y tolerancia,dentro de un ambiente de relajación y expansión y goce.

 

- Hay una dependencia funcional que permite la independencia de cada miembro ,que se articula en función de sus necesidades y que va cambiando con el tiempo ( no es lo mismo cuando se tienen 25 años a cuando se tienen 65, y el foco de atención es muy diferente cuando hay un bebe de 6 meses alcanza los 18 años)

 

-Se va creando un espacio de desarrollo sostenible donde se puede ir creciendo y madurando juntos, sabiendo vivir la realidad de la pareja, ejerciendo de núcleo vivo y activo de la familia. Sin olvidar que la familia existirá mientras exista la vida, pero que la pareja puede cambiar.

 

Este tipo de relación es muy difícil que pueda darse de forma permanente, debido a las características del sistema social y cultural en el que vivimos. Esto no significa que sea imposible mantener una relación de pareja estable. Pero para ello debemos partir del conocimiento y aceptación de nuestra realidad limitada (y en muchos casos patologizada) para desde ahí cambiarla. Evitando idealizar a las personas o al funcionamiento de los sistemas, lo cual siempre implica riesgos innecesarios.

 

Por ello, al mismo tiempo que desarrollamos nuestra función clínica, trabajamos en la prevención y desarrollo ecosistemas familiares donde los hijos, que son los que ocupan el primer lugar en la periferia del sistema familiar, tengan sus necesidades vitales suficientemente satisfechas para que el día de mañana, cuando articulen su propia pareja, tengan capacidades para establecer relaciones comprometida, responsables, libres, creativas , expansivas y amorosas .

 

Teniendo en cuenta ese objetivo voy a centrarme en el análisis de la relaciones de pareja que observamos en este sistema social occidental, con sus particularidades , potencialidades y sus límites.

 

8.2. DIAGNÓSTICO SISTEMICO-ESTRUCTURAL

Como ya hemos visto, la pareja , condicionada en su existencia por las presiones del sistema social, familiar y de las propias Estructuras de sus miembros es vulnerable y ,por tanto, tendente a vivir situaciones críticas. Una forma de hacerse fuerte, consiste en seguir modelos de comportamiento, y, en este sentido, cuanto más fuerte sea el modelo, más “fuerte” puede sentirse dicho sistema, en cuanto introyecta una “identidad social” y posiblemente unos beneficios indirectos. Y como consecuencia , si pasa a ser un sistema familiar, como ya mostrara W. Reich, se convertirá en una “célula de transmisión del sistema social,” (Reich, 1934).

 

La forma de relación que establecen, la amplían a la relación con los hijos sintiéndose seguros y apoyados en sus comportamientos y en sus formas educativas. Esto ha sido muy evidente en los sistemas sociales autoritarios y dictatoriales, donde claramente no han sido ecosistemas sociales, sino satélites siguiendo la órbita del sistema social dominante.

 

En los sistemas sociales occidentales actuales esos modelos no son tan claros ni manifiestos, lo que facilita el desarrollo de la diversidad pero con una tendencia a la confusión y a la vulnerabilidad porque la realidad estructural de sus miembros, en muchas ocasiones débiles, no se puede ocultar tras la impronta del modelo imperante.

 

En realidad los espacios donde se organiza la relación humana, entre ellos, la pareja y la familia, siendo ecosistemas, deberían tomar conciencia de la importancia que tiene su praxis cotidiana en el funcionamiento social, porque son una referencia y un modelo para los que dependen de ellos o están a su alrededor. De hecho si nuestro comportamiento cotidiano pudiera ser ecológico, es decir, empático, afectivo, estructurado, responsable, solidario, sostenible y basado en la “ética del amor” como suele decir mi colega B. de Paula, empezaríamos a realizar cambios en función de nuestra capacidad de modulación con los ritmos y necesidades naturales de nuestros hijos, alumnos, compañeros y de las nuestras propias. Pero ese contacto esencial, esa capacidad de modulación con los ritmos de lo Vivo la tenemos atrofiada y olvidada porque durante siglos los sistemas dominantes se han ocupado de sustituirla por valores basados en intereses individuales, el poder y las pulsiones secundarias. Eso es lo que realmente hace vulnerables a los sistemas humanos.

 

Por ello uno de nuestros objetivos es el de participar en la recuperación de la “memoria esencial”, de nuestro “contacto vegetativo”( Reich,1935), atrapado bajo los muros de nuestras fortalezas somatopsíquicas, de nuestra coraza caracterial. Para poder debilitar esa muralla... ”tráiganme todas las manos...” recitaban los cantantes del grupo Chileno “Quilapayún”. Es decir, establezcamos espacios de complicidad, de análisis y reconocimiento de las variables que organizan la realidad del sistemas para desde ahí , ver como cambiarla.

 

Considero que en el caso de la pareja las variables sistémicas que reflejarán el carácter social ( miedo, dominio, poder, perversión...) facilitando un patrón de organización , y por tanto una estructura , siendo, por tanto, los focos de atención de nuestra intervención , son los siguientes:

 

a) COMUNICACIÓN: abarca las particularidades y mecanismos que sus miembros utilizan para relacionarse entre sí a cualquier nivel

 

b) MANEJO DE LAS PULSIONES: con esto hago referencia a las formas que se emplean para gestionar y vehiculizar la agresividad, los anhelos, los temores, las inseguridades, etc.

 

c) SEXUALIDAD: Incluyo las distintas forma de canalizar y trasmitir los afectos, la influencia del género y de los roles sexuales, las fantasías veladas y las formas de seducir así como las dinámicas de goce tanto a nivel individual como entre los miembros de la pareja.

 

d) GESTIÓN DE LO COTIDIANO Y PROYECTO: El reparto de funciones, de tareas (la compra, la limpieza, los ingresos económicos, el mando de la TV...) de roles, así como las perspectivas futuras para realizar algo en común . Hemos de recordar que todo sistema vive el aquí y ahora en función del futuro a diferencia de la Estructura individual en la que lo concreto está condicionado por el pasado.

 

Tomando como referencia estas variables, siguiendo los criterios del DIDE, podemos realizar una evaluación, para poder planificar una intervención diferencial en función de las diferentes Estructuras sistémicas.

 

Teniendo siempre presente que es una forma de aproximarnos a la comprensión de este fenómeno humano y que , como en cualquier otro, no podremos generalizar. Hemos de aproximarnos a esta tipología, ejerciendo una epistemología de la pareja y teniendo por tanto muy presente la forma de percibir la relación afectiva, las necesidades cotidianas, los anhelos, y las expectativas .

 

Así pues, en base a las combinaciones que se van a producir al interrelacionarse la Estructura de cada uno de los miembros de un sistema de pareja, la propia Estructura de la pareja y las circunstancias externas podemos modular unas referencias epistemológicas que nos permitan una actuación clínica y preventiva más eficaz.

 

“Este es, por tanto, el punto de partida de la aplicación de la P.B.C. al terreno de la pareja en crisis, el diagnóstico diferencial estructural, en este caso, individual y del sistema. Lo que nos vas a permitir comprender la lógica de la crisis y la forma de actuar de ese sistema, factor muy importante a la hora de planificar un abordaje terapéutico, sea cual fuera el problema por el que aparecen en consulta, así como a comprender la forma específica de relación de la pareja.

 

Y desde ese punto de partida ir investigando y elaborando los cuatro aspectos que caracterizan a toda pareja: la comunicación, el manejo de las pulsiones en la cotidianidad, la sexualidad y los proyectos comunes.” (Serrano. 2003)

 

Estos aspectos se abordarán siempre dentro de un marco caracteroanalítico focal, a partir del cual se comprende mejor la forma de percibir y de actuar del otro, y lo que provoca la forma de actuar de uno mismo .Y donde se irán encontrando muchos paralelismos entre estas, las biografías individuales, y el tipo de relación que establecieron con sus propias familias históricas.

 

 

Teniendo en cuenta que el foco problemático que presenta la pareja en crisis suele ser diferente de la variable que va ligada al síntoma tomando formas diversas en función de la Estructura de pareja en la que se desarrolla dicha variable.Siguiendo con el ejemplo anterior ,el síntoma (las ausencias y las borracheras) tiene que ver con la variable que denominamos “gestión de los cotidiano” pero el foco problemático que ha desestabilizado a la pareja ha sido la forma de comunicación que mantiene determinada por su Estructura Fusional.

 

Veamos un ejemplo para entenderlo mejor.Muere la hermana de la mujer en una pareja heterosexual, lo cual vive con mucho dolor, tristeza y sufrimiento .Si su sistema de pareja es Fusional tendrá una repercusión muy grande en el otro miembro de la pareja ,que también lo vivirá con mucho dolor y tristeza,sin saber si es por la muerte de la cuñada o por el sufrimiento de su compañera.Se vive un “contagio” emocional. Si su sistema de pareja fuera Adaptativo , el hombre se vería afectado por el dolor de su compañera y se encontraría afectado unos días intentando animarla para que pase la situación cuanto antes. Mientras que si su sistema de pareja fuera el Disociado, el compañero no tendría ninguna reacción emocional, aunque actuaría de la forma más adecuada tal como indica el protocolo,asistiría con seriedad e incluso con tristeza al velatorio, al entierro, a la misa…

 

Desde nuestra práctica clínica observamos en la realidad social actual tres tipos de Estructuras en la pareja : la pareja Fusional, la Disociada y la Adaptativa.

 

8.2.1. PAREJA FUSIONAL

 

Utilizo este término para definir al sistema de pareja cuya relación se caracteriza por la necesidad visceral que tienen sus miembros de permanecer juntos estableciendo unos lazos de dependencia muy fuerte, buscando en gran medida compensar carencias y vacíos afectivos acontecidos en la historia infantil de uno o de sus dos miembros, en particular durante el período primitivo (neonatal).

 

De hecho suele observarse en sus miembros una mayor carencia amorosa respecto del objeto primitivo (madre o sustituta). En esta unión y convivencia las dos Estructuras individuales se van fagocitando de manera que se pierde la identidad individual, existiendo y permaneciendo solamente la del sistema. Hay una gran dependencia de una persona con la otra por la búsqueda de compensación afectiva.

 

En casos extremos todo lo que hace uno tiene que pasar por el beneplácito del otro y viceversa. La sensación de soledad es insoportable, no se toleran espacios vacíos, y la responsabilidad ante cualquier tema es compartida de tal forma que da la impresión de que son una sola persona.

 

Estas parejas pueden estar siempre juntos hasta la muerte de uno de sus miembros . No pudiendo soportar la pérdida porque el proceso simbiótico hace que prácticamente el alma sea compartida. Metafóricamente diríamos que es un sistema con dos cuerpos pero sólo un alma . Pero ,por la misma lógica, nos podemos encontrar con una reacción muy diferente,donde un miembro de la pareja de forma sorpresiva, sin avisar ,desaparece .Comportamiento que se refleja muy bien en ese dicho “se fue a por tabaco y no volvió.Al no tener arraigo ni identidad, la historia puede olvidarse con mucha facilidad si alguna circunstancia les secuestra su atención: un trabajo muy prometedor, otra persona...Es importante que tomemos conciencia de que esta conducta sólo pueden tenerla personas con una Estructura concreta , y que comportamientos antagónicos pueden responder a un principio funcional común, lo cual constituye uno de los principios teóricos del “funcionalismo Orgonómico” ( Reich,1949e,1952).

 

En este caso concreto ,más allá de la estructura del sistema, la persona que desaparece solo puede tener una Estructura Mimética-psicótica. Es incapaz de transmitir la realidad a la otra persona,y de esta forma no sufre ,porque rompe el vínculo con la misma facilidad con la que lo había establecido, y porque ha creado uno nuevo con otra persona o con una nueva situación vital.

 

Evidentemente,en función de la Estructura que tenga la persona que sufre ese abandono,el sufrimiento puede variar , pudiendo “in extremis” ser insoportable hasta el punto de provocar una reacción suicida .

 

Pero esta reacción de fuga es poco habitual, siendo lo más frecuente la dinámica permanente de dependencia-vincular. Suelen llegar a consulta en situaciones de duelo o en crisis generalmente causada por factores externos, por los satélites que forman el sistema familiar, como puede ser algún problema de los hijos ,crisis laborales muy fuertes,etc.

 

De hecho tienen más conflictos de familia que de pareja, porque al existir un núcleo tan simbiótico les cuesta ver sus propios conflictos, cuando existen, situando en un segundo plano todo lo que hay a su alrededor incluyendo los hijos con los que no crea un vínculo al establecerlo, y no tienen energía o disposición para romper esta dinámica.

 

Veamos como articulan las variables relacionales:

 

Comunicación: Se caracterizará por una comunicación emocional basada en interpretaciones, más que en referencias cognitivas. Son frecuentes los chantajes afectivos expresados de forma analógica con un código de comunicación fundamentado en el imaginario que nunca se desvela.

 

Por ejemplo, dentro de una relación Fusional uno de los miembros de la pareja periódicamente se va de casa y se emborracha, pero el otro miembro de la pareja no lo comenta, no dice nada, no pregunta, y eso se convierte en una tendencia estableciéndose uno códigos de comunicación incluso con los hijos “no molestes a tu padre que está mal”.

 

Se llega a asumir que eso es así, uno no explica por qué se ha emborrachado y el otro no lo cuestiona y se intenta mantener la estabilidad de ese comportamiento. Si un día el borracho no viene a casa se produce la desestabilización porque lo que se hacía ya no se hace, se ha roto la rutina, el ritual y se empieza a vivir el desamor “ya no me quieres” y es entonces cuando se le cuestiona el comportamiento y el otro se defiende porque no está acostumbrado a que se le pregunte.

 

Por otro lado pueden darse en las parejas Fusionales una tendencia a las contradicciones en los mensajes, por ejemplo, uno se queja de que el otro no muestra que le quiere pero cuando éste se acerca se le rechaza. Como no hay comunicación no se dice cómo quiere que le quieran. Este doble mensaje bloquea al otro que empieza a moverse en el mundo del imaginario.

 

Pulsiones: Se manejan de forma comedida y aunque se den las exaltaciones puntuales, por lo general se evitan.

 

Proyectos y gestión de lo cotidiano: Se organizan los proyectos de forma compartida, se dan elementos de apoyo que marca la dependencia.

 

Sexualidad: La sexualidad es importante para este tipo de parejas pero desde la vivencia afectiva (búsqueda del contacto, del piel a piel, la proximidad). En términos técnicos diríamos que la sexualidad está condicionada por sus demandas orales, siendo más importante el contacto epidérmico que el genital.

 

8.2.2. PAREJA DISOCIADA

 

Es un sistema basado en una relación disociada puesto que cada uno lleva una dinámica particular, bien con los hijos, bien con actividades sociales diversas.

 

Suelen ser parejas con ciclos maníaco-depresivos muy marcados, compuestas por personas que están constantemente refugiándose en la hiperactividad (laboral, sexual...) para no parar, para no encontrarse con ellos mismos, con su núcleo depresivo o su vacío, y por tanto con el vacío que sienten en la relación de pareja. Están permanentemente en una huida hacia delante impidiéndose la posibilidad del encuentro .

 

Es la pareja que cohabita pero en la que no hay contacto ,complicidad ni enamoramiento. Cada uno lleva vidas paralelas conviviendo dentro del sistema con conflictos en todas las áreas que intentan ocultar, porque tienen mucho empeño en dar la imagen de que todo va bien.

 

Entrar en contacto con su disociación les llevaría a la crisis inmediata, por lo que intentan mantener el sistema familiar a toda costa apoyándose en él y convirtiéndolo en un objetivo de logro: la educación de los hijos, los objetivos sociales y económicos, el bienestar, etc. Para cubrir las necesidades del sistema y al tiempo las de sus Estructuras individuales, mantienen esas dobles vidas. Siendo proclives a establecer lazos de “amante” con otras personas, con quien se distraen y establecen proyectos puntuales.

 

De esta forma se convive sin que desarrollen un núcleo, creándose pequeños subsistemas dentro del sistema familiar, con preferencias y alianzas entre alguno de los padres con alguno de los hijos.

 

Comunicación: Se basará en la verbalización cortical, gran uso del imaginario. Comunicación fría, vacía, desde lo cognitivo.

 

Pulsiones: Las pulsiones estarán muy veladas y si salen a la luz se racionalizan. Suelen surgir problemas cuando llegan los hijos porque se les desplazaran los conflictos. En estas parejas nucleares son frecuentes las alianzas de uno de los progenitores con los hijos. Esas complicidades dividirán más a la estructura, la disocian y cuando acontecen las separaciones se vivirá a los hijos como una posesión más que se quiere tener, llegándose a procesos de guarda y custodia muy complicados.

 

Proyectos y gestión de lo cotidiano: Estructura con un patrón de organización muy práctico y funcional porque intentan funcionar a nivel social y se pretende alcanzar una buena economía del sistema a todos los niveles, no solo el económico (“ahora toca comprar la casa, ahora toca tener el segundo hijo”). Todo está planificado, por pasos y este funcionamiento depende de la imagen y las dinámicas externas más que de las necesidades personales porque no entran a contactar con ellas.

 

Sexualidad: En ocasiones no saben ni que existe la sexualidad, la ejercen a veces bajo el efecto de la ingesta de drogas. La espontaneidad en la sexualidad es desconocida para este tipo de Estructuras de pareja. Generalmente se da una falta de deseo sexual.

 

Los roles de género en esta pareja se van a vivir muy vinculados a la imagen, recordemos que se trata de un tipo de Estructura de pareja que vive muy pendiente de la imagen que proyecta.

 

8.2.3. PAREJA ADAPTATIVA

 

La defino así porque su relación suele ser el resultado de la síntesis entre el principio del placer y el de realidad, entre la razón y los afectos y pulsiones. Se sienten unidos pero sin perder la identidad individual, teniendo en cuenta las necesidades propias y las del sistema. Su principio es el de la adaptación a las situaciones cotidianas, siendo una de ellas la separación, la cual abordan como una situación extrema pero posible. Teniendo en cuenta que todo esto se vivirá bajo las influencias de los rasgos de carácter propios de sus miembros.

 

Compuesta por personas que están condicionadas por la dependencia edípica y menos por la primitiva. Esto significa que el miembro predominante de la pareja o ambos han vivido su asentamiento caracterial en el momento de acceder a la realidad triangular familiar desarrollándose una fuerte competitividad. O bien con el padre para conseguir a la madre o viceversa, produciéndose una auténtica problemática con la autoridad condicionada por el miedo a la castración .

 

Estas parejas son más conscientes de las crisis, porque tienen una identidad individual y conciencia de sí mismos, pero también desean una identidad de pareja. Sienten necesidad de compartir la vida cotidiana, eligen desde el enamoramiento y la pasión. Lo cual se va transformando generalmente en desamor y una aburrida rutina. Como son las que más entran en contacto con el conflicto, también entran más en crisis, y son también las que más demandan la terapia.

 

Comunicación: Van a reproducir las dinámicas familiares que han vivido, con un predominio de lo edípico y de los elementos narcisistas y fálicos, con todo esto no es extraño que exista conflicto permanentemente. La insatisfacción se presenta de forma manifiesta rodeando al sistema, no se trata de un insatisfacción velada como en la Estructura Disociada, ni está compensada por el elemento nutritivo como en la Estructura Fusional.

 

El problema fundamental de comunicación es la falta de escucha y la manipulación del discurso, se da una instrumentalización de la información usando las trampas y las ambigüedades. Escuchar supondría entrar en contacto y en esta Estructura sabemos que se da una dificultad de contacto.

 

Estamos ante una Estructura de pareja muy reactiva, los problemas sociales y laborales se descargan con la pareja y según los rasgos caracteriales de las Estructuras individuales de los miembros de la pareja los matices del conflicto serán el histrionismo o la compulsividad.

 

Se van a dar con frecuencia los dobles mensajes digitales, por ejemplo, él se queja de que ella nunca hace la cena y el día que la hace él dice “qué asco, esto está horrible”.

 

Pulsiones: La rabia, los temores, la tristeza, la insatisfacción se muestran de forma muy irracional lo que supone un desgaste importante pudiéndose llegar a dar fugas o mecanismos en los que se instrumentalizan elementos externos para paliar el nivel de tensión, la separación se vive como fracaso porque es una herida narcisista por ello la evitan y porque se suele estar enganchado a una dinámica sado-masoquista. Las pulsiones no se contienen, están a flor de piel, lo que les lleva al conflicto constante. A los hijos les salpica todo esto.

 

Estas parejas también presentan cierta tendencia a la dispersión con otras parejas, con otros grupos.

 

Proyectos y gestión de lo cotidiano: Es recurrente discutir por los roles y el reparto de tareas. Lo doméstico también se instrumentaliza mucho.

 

Sexualidad: Va y viene, pueden pasar de la tranquilidad absoluta a mucho movimiento. También se instrumentaliza esta variable para agradar, para fastidiar… Es frecuente en estas parejas que vivan la venganza a través de la sexualidad.

 

8.3. CONFLICTOS Y RIESGOS EN BASE A LAS ESTRUCTURAS DE PAREJA

8.3.1. EN LA PAREJA FUSIONAL

 

Junto a la aparente ventaja que tiene la situación simbiótica fagocitante, donde el uno lo es todo para el otro y hay una sensación de gran contacto y comunicación, el gran riesgo es que esa simbiosis esté basada en el dominio. Es la relación de tipo sadomasoquista que se da en algunas parejas en las que se llegan a producir los malos tratos, la violencia doméstica, la sensación de completa nulidad de uno de los dos miembros. La relación amorosa se convierte en una relación de poder donde, sobretodo la mujer, vive un alto nivel de sufrimiento, soledad y dependencia, sometida por el hombre. Sin embargo constantemente lo justifica y mantiene la estabilidad de esa situación. Es decir, se hace cómplice porque es mayor la necesidad que tiene de su contacto y de la permanencia con él, que todo el daño que sufre. Oculta la realidad porque ha perdido o le han secuestrado el alma.

 

Generalmente uno de los dos, que suele ser el hombre, niega que haya un conflicto y piensa que todo se debe al estrés, al trabajo, o a la presión. Además tiene el arte de convencer, de calmar automáticamente la ansiedad y apaciguar la sensación de cuestionamiento que experimenta la mujer. Por eso es tan difícil que ella salga de ese secuestro, porque se crea el síndrome de Estocolmo, es decir, participa, avala y defiende al secuestrador, se hace cómplice de él porque ha creado una situación simbiótica, ha perdido su identidad y la ha transformado en identidad de la pareja. No es nada si no está con él, no hay nadie más en el mundo que él. Eso significa que ha habido un proceso de alteración perceptiva, cognitiva, emocional e individual previo pero que curiosamente se produce a partir de la creación del sistema de pareja. Algo les ocurre a esas personas que dentro del sistema de pareja, “enloquecen” y entran en la sensación de ceguera y dependencia mutua completa.

 

Recordemos que en la pareja se reproducen roles, dinámicas pulsionales, de comunicación, que están condicionadas por el sistema familiar vivido con antelación, incluso, no ya sólo por el sistema familiar, sino por algo más irracional, inconsciente y arcaico, que son los condicionantes vinculados al primer sistema de pareja: la díada con la madre, pareja funcional simbiótica muy fuerte. Lo acontecido con esta relación influye en la forma de sentir después a las parejas posteriores; de hecho, podemos partir de la base de que precisamente las parejas simbióticas no perciben al otro o la otra como alguien real, sino que viven la imagen idealizada de la madre.

 

A quien buscan, con quien quieren estar, con quien sienten que están, con quien viven la compensación cotidiana de aquello que no han tenido, es con esa madre, y experimentan el anhelo, la nostalgia de ese pecho perdido, de ese contacto no tenido, de ese calor, de esa sensación de afecto, de fusión, de piel. A partir de ahí, la persona que refleja la imagen de esa figura automáticamente es secuestrada por ese atrapamiento reproduciéndose la díada madre-bebé dentro de la pareja. Es una reacción inconsciente, que rebasa nuestra conciencia.

 

8.3.2. EN LA PAREJA DISOCIADA

 

La relación de convivencia se convierte en una relación de intercambio de intereses, se rutiniza la vida, los años van pasando alrededor de alguien a quien no se deja por intereses vinculados a ideología, economía, pulsiones. A veces son pactos verbalizados, no necesariamente es una dinámica hipócrita o cínica. Hay pulsiones muy particulares que les mantienen pero donde no hay contacto, comunicación ni proyecto; hay soledad, rutina, monotonía y vacío compartido que es lo que caracteriza a este tipo de pareja. Otro riesgo es que va creando existencialmente una sensación de descenso fuerte de autoestima y va corroyendo la identidad individual; aparte de eso, pasan los años y esos intereses que estaban manteniendo la dinámica del sistema empiezan a no ser tan palpables ni tan necesarios, o empiezan a ser más necesarios otros porque la edad también modifica la percepción y va creando cambios existenciales, por lo que las necesidades van cambiando.

 

Llegan a la consulta con la sensación de no saber qué pasa, no estar a gusto, pelear mucho, no estar juntos, discursos que constantemente estamos escuchando. Sin embargo, cuando entran en contacto con la realidad del tiempo se dan cuenta de que el conflicto viene de veinte o quince años atrás y que ya no tienen las posibilidades que hubieran tenido de crear un nuevo sistema. El pánico consigue que vuelvan a cerrarse y a seguir su vida intentando que no pase nada, es decir, no solo no quieren plantearse el cambio, sino que ni siquiera aceptan que se les nombre el fantasma de la separación. Para no enfrentarse a ese miedo no cambian el estado de cosas, porque eso significaría mirar al otro, la realidad de la pareja y del sistema, y si lo miran muy de cerca puede pasar que esa realidad sea irreversible, porque con esa vivencia rutinaria y vacía, repetida durante años llega a perderse (si lo hubo alguna vez) el elemento inicial que vincula a dos personas, que es el impulso amoroso. Con lo cual el supuesto enamoramiento pasa a ser otra fantasía, pues ha desaparecido completamente.Máxime ,cuando por el camino, han podido existir encuentros con otras personas donde fugazmente se han sentido enamorados. .

 

A pesar de todo, los miembros de estas parejas permanecen, y cada vez es más difícil plantearse la crisis y el contacto con la realidad. Para mantener esa situación de vacío, de convivencia en la rutinización, es necesario que las Estructuras individuales tiendan a la evitación del contacto con la realidad, pues si no fuera así, sería imposible mantener esta situación. Su foco de atención se centra en actividades sociales olvidando sus necesidades internas, vitales y emocionales. Esto se contagia , y lo que en principio pudo ser el funcionamiento de uno de sus miembros pasa a ser el de pareja. Con el tiempo esa dinámica va organizando un sistema muy rígido donde la crisis es cada vez mayor y más complicado asumirla.

 

8.3.3. EN LA PAREJA ADAPTATIVA

 

Son parejas que basan su relación en la atracción y el enamoramiento, pero cuya convivencia está dominada por los conflictos. En mayor o menor medida están presentes todos los elementos que dan identidad a un sistema de pareja : un cierto nivel de comunicación , capacidad para manifestar sus pulsiones, atracción mútua y deseo sexual así como una coincidencia en los proyectos .Pero con el tiempo los rasgos de carácter de cada miembro de la pareja se van manifestando de forma más neurótica y los conflictos va enturbiando la relación y mermando la fuerza de los elementos antes manifiestos.Se permanece en el conflicto, se acostumbran a ello y van perdiendo la perspectiva lúdica y placentera que predominaba al principio de la relación.

 

De esta forma el sistema se convierte en un “espacio basura”,donde ,bajo esa aparente “permisividad” conflictiva,sus miembros, en mayor o menor medida, descargan las tensiones y las frustaciones que viven en otros espacios sociales donde esa “permisividad” no existe,como el trabajo o la familia histórica.Siendo un disparador que arrastra también otras frustaciones personales, sexuales, económicas,etc y que se manifiestan a través de la irritabilidad, la susceptibilidad, la inhibición del deseo o el mutismo.Como vemos ,todos ellos, mecanismos típicamente neuróticos.

 

La trampa es evidente.Se va destruyendo día a día aquello que más se quiere y que puede ser la fuente de nuestra vitalidad y de nuesta alegría:el espacio de pareja y, cuando existen los hijos, de familia. Lo que ocurre es que inconscientemente, se está reproduciendo la dinámica neurótica que se ha vivido en la infancia dentro de el espacio familiar histórico, a través de las manifestaciones conductuales caracteriales.

 

Por otra parte, las parejas con esta estructura tienen un pronóstico clínico más favorable que el resto. El problema es que generalmente piensan que pueden resolver este tipo de problemas sin ayuda, y se va agravando la situación al no acudir a la consulta en las primeras crisis.

 

La canalización de pulsiones y frustraciones de lo cotidiano se suma al estrés consecuencia del elemento inconsciente histórico, que se descarga sobre la persona con la que se vive . La pareja pasa a ser el lugar donde se reproducen muchos de los aspectos de los roles históricos, familiares, y como consecuencia de esto, pasan cosas que no entendemos si no es desde la lógica del inconsciente,caracterológica, que sólo podemos entender en un espacio terapéutico, donde se maneje esa dinámica y se enseñe a traducir ese lenguaje. Lo cual permite que se se empiecen a conocer más el uno al otro, tanto en lo cotidiano, como en aquellos aspectos que ni siquiera ellos mismos eran conscientes, pero que al otro no le son del todo ajenos, porque, sabemos que es mucho más fácil ver la conducta y el conflicto del otro que verse a uno mismo. Precisamente el espacio terapéutico ejerce ,entre otras, esa función de espejo, donde pueden ver aquellas dinámicas que bloquean el camino y paralizan la relación.

 

En algunos casos, aún cuando se haya perdido el deseo, puede seguir habiendo bienestar, comunicación, complicidad, desarrollo y crecimiento común, y es ahí cuando se plantea si ese deseo perdido se debe a algún aspecto que no se controla. De hecho, muchas veces la pareja recupera el deseo perdido, porque puede tener que ver con un problema de comunicación o de inhibición de pulsiones y que repercute en la relación sexual directa o indirectamente.

 

La separación es el último recurso, aunque afortunadamente tenemos siempre la posibilidad de “morir”. Antes de eso es importante aprender a permanecer mientras sea funcional, no por masoquismo sino porque comprender la crisis, aprender de ella y neutralizar las causas que la han puesto en marcha lleva su tiempo, y es un tiempo de la pareja, no de uno de sus miembros, aunque pueda tener más responsabilidad alguno de ellos en un momento dado.Es cierto que, en última instancia, puede ocurrir que esos conflictos que se ven más claros en el espacio terapéutico sean irresolubles, porque realmente se haya creado ya tal distancia entre ambos o tal grado de insatisfacción que el sistema deja de ser funcional y beneficioso para sus miembros. Es algo que las parejas con esta estructura,con los medios adecuados, pueden asumir y vivir como una experiencia conjunta y de cambio ,sin destructividad ni agravios.Lo cual es muy beneficioso tanto para ellos como para los hijos en caso de que existan. con todas las consecuencias que pueda tener para los hijos y las hijas.

 

Por ello ,también en estos casos, la asistencia clinica es también un espacio de prevención y de cuidado de todos los miembros del sistema.

 

8.4 ENCUADRE Y TIPOS DE INTERVENCION CLINICO-PREVENTIVA

Dentro de las problemáticas que surgen en el sistema familiar o de pareja podemos realizar tres abordajes:

 

a.- Asistencia preventiva: Se trata de abordar y neutralizar los problemas que surgen en un sistema familiar o de pareja con el objetivo de que no se creen conflictos más profundos.

 

b.- Atención en crisis: Se trata de atender a las personas que forman parte del sistema y acuden porque están en crisis (violencia doméstica, intentos de suicidio…) debido a comportamientos que suceden en la pareja.

 

c.-Mediación : Desde hace unos años se está introduciendo la figura del “mediador” que intervienen ante la decisión de separación o divorcio . Suelen ser personas que tienen conocimientos jurídicos ,psicológicos y pedagógicos o equipos que aglutinan estas funciones , y que ,a partir de un contrato escrito,y utilizando el diálogo y estategias no-violentas ,intentan que los implicados tomen los acuerdos más apropiados y beneficiosos para todos.Es una medida de intervención social “ecosistémica que se diferencia de la terapia familia en que es es esencialmente interdisciplinario ,careciendo de objetivos terapéuticos. ”(Parkinson, L,2005) .Actualmente, en el Estado Español hay unos acuerdos reguladores entre centros de mediación y comunidades autónomas .Dentro de nuestros equipos clínicos hay centros que trabajan con mediación,siendo en muchos casos un paso previo, y a veces paralelo, a una atención psicoterapéutica

 

c.- Asistencia clínica: Generalmente una de las dos personas toma conciencia de la situación de riesgo que está viviendo el sistema y convence al otro para buscar ayuda terapéutica .Si después de la evaluación del sistema se ve necesaria empezar una psicoterapia de pareja, se marcará el encuadre y el proyecto terapéutico, commenzando la “psicoterapia de pareja breve caracteroanalítica” .El objetivo es aprovechar la crisis para comprender las causas que la provocan ,tomando más conciencia de la realidad y poder gestionarla mejor.Indirectamente se está haciendo un trabajo preventivo, también se están pueden tomar acuerdos como se pretende en la mediación, pero el encuadre es clínico y el enfoque psicoterapéutico, esto implica que el objetivo está en investigar los hechos( en este caso la relación de pareja) aprender de ellos y aplicar esas enseñanzas,teniendo siempre presente la correlación entre lo personal y lo social que constituyen el sistema de pareja.

 

Por eso, en algunos casos puede ser interesante llevar a la par una mediación y una psicoterapia de pareja,lo cual se puede decidir en la evaluación previa.

 

En algunas ocasiones la necesidad de comenzar la “psicoterapia de pareja breve caracteroanalítica” (Serrano, 2004, c) puede surgir durante el tratamiento individual de uno de los miembros. En cuyo caso, el abordaje de la pareja lo llevará a cabo otro especialista para facilitar la objetividad al desarrollarse el proceso en un espacio nuevo para todos los participantes. Pero también puede producirse ante la demanda directa de una pareja donde ninguno de sus miembros esté realizando una psicoterapia.

 

El tratamiento es de una duración similar o incluso menor al de una P.B.C. individual. Esto es, de 8 a 20 sesiones de una hora de duración y con una frecuencia preferiblemente semanal. Considero que realizar tratamientos de pareja con una duración mayor (conozco colegas que pueden estar más de un año con sesiones semanales) ocasiona una dependencia excesiva del terapeuta que va en detrimento del sistema de pareja al menoscabar su capacidad para afrontar decisiones responsablemente y su autonomía como sistema propio, con la consiguiente yatrogenización clínica. Si la pareja no resuelve una crisis en ese lapso de tiempo es porque las particularidades estructurales de alguno de sus miembros, o de ambos, lo impiden, siendo necesario el abordaje individual dentro de un encuadre de psicoterapia breve o profunda.

 

Hay varios tipos de tratamiento en función de la realidad que presenta el sistema y de los objetivos clínicos:

 

Tratamiento de cada miembro de la pareja: Cada miembro de la pareja ve a un terapeuta distinto ,si bien los terapeutas mantienen intercambios de lo que ocurre en los espacios individuales .P.Martin la denominó “técnica esteroscópica”(Martin,1976).

 

Considero que en la actualidad, este encuadre sigue siendo recomendable en conflictos donde la agresividad es muy alta y hay una fuerte dificultad de comunicación que ha ocasionado un deterioro personal suficiente,que si no se afornta no es posible abordar sesiones de pareja. Tras una primera sesión de evaluación de la pareja se aconseja que cada uno tenga un espacio donde poder ordenar sus conflictos, para después volver al espacio de pareja. Lo cual debe acontecer después de ese tiempo de terapia individual.En mi experiencia este encuadre se puede aconsejar no solo en la entrevista de diagnóstico sino en la primera fase del tratamiento porque dichas dificultades se manifiesten en sesiones posteriores, pero siempre se debe de detectar al principio del tratamiento.

 

”Foursome” o tratamiento a cuatro “consiste en que la pareja en conflicto es tratada por una pareja de terapeutas”(A.Bobé y C.Testor,1994). Algunos modelos señalan la conveniencia de que esos terapeutas sean pareja realmente, otros, en cambio, no están para nada de acuerdo con esto. Este encuadre foursome,lo considero útil para abordar conflictos sexuales y conflictos de violencia doméstica donde es importante poder cubrir las necesidades de identificación de género. La mujer necesita una mujer para sentirse escuchada y el hombre necesita un hombre, pero lo hacemos todos juntos. Históricamente (terapia sexual americana de los años 70) este tipo de encuadre lo utilizaban lo utilizaban los sexólogo en el tratamiendo de los trastornos sexuales ya que partían de la base de que un terapeuta masculino escuchando la sexualidad de una mujer facilitaba poco la empatía, que aumentaba cuando la terapeuta era mujer. Este encuadre se ha aplicado con posterioridad a la violencia doméstica, así creamos una mediación bajo el standard de la identificación de géneros.

 

Tratamiento individual y tratamiento de la pareja: Los dos pacientes hacen terapia individual focal con terapeutas individuales, distintos y paralelamente hacen terapia de pareja con un terapeuta de parejas. Los terapeutas serán los convenientes a ese tipo de conflicto, generalmente el que terapeuta y paciente sean del mismo sexo es importante al interior de la identificación y de las características de un proceso focal. El sexo del terapeuta de pareja es indistinto, en principio.

 

Este modelo sería el que recoge, en su encuadre, las respuestas individuales ante las crisis que se dan a partir de un conflicto de pareja.

 

Cada paciente tendrá una sesión semanal o cada 10 días de terapia individual y una sesión quincenal de terapia de pareja. Los dos pacientes han de saber y consentir que el secreto profesional se abrirá a tres terapeutas. Podemos variar esta modalidad cuando uno de los miembros de la pareja hace terapia individual y el otro no. La funcionalidad de esta actuación vendría dada porque la crisis de pareja se ha producido por un conflicto serio de uno de los miembros de la pareja debido a que se han disparado aspectos del propio sujeto, que corresponden a su Estructura y que necesitan ser abordados en un espacio individual para contenerlos y se tome conciencia de cómo están afectando a la relación de pareja.

 

También en estos casos la colaboración ha de ser grande entre los terapeutas ya que los planteamientos han de ser globales , los objetivos generales y el tiempo ha de estar coordinado, de manera que las sesiones individuales acaben antes que el tratamiento de pareja.

 

Modelo clásico de psicoterapia de pareja: También llamada por Jackson “terapia conjunta”( ver Martin, 1976) donde un terapeuta atiende a la pareja. “Es un método operativo,basado en el postulado de que las relaciones interpersonales involucran dos niveles de comunicación que a su vez permiten la existencia de relaciones de doble vínculo”(Martin, 1976)

 

8.5. MEDIDAS CLINICAS DE INTERVENCION

Durante las sesiones se irán analizando situaciones cotidianas repartidas en los cuatro aspectos antes descritos:

 

a.- COMUNICACIÓN ,donde debemos tener presentes las aportaciones del modelo sistémico, en concreto las aportaciones de Haley ( ver Martin,1976) al aplicar “las inferencias de la teoría del doble vínculo,al demostrar de qué modo la comunicación puede funcionar como una información y una orden al mismo tiempo.En cuanto orden ,cada comunicación redefine la naturaleza de la relación que mantenemos con la otra persona.De ahí que el centro de atención sea el tipo de relación que establecen insistiendo en que “ el paciente es la pareja y no los miembros que la integran “ ( Martin, 1976).Y también las aportaciones de Reich y de otros autores psicocorporales como S.Keleman(1978) que nos facilitan la comprensión de aquellas manifestaciones analógicas que se transmiten a través de los gestos , tono de voz, y otras reacciones corporales espontáneas que tienen los miembros de la pareja durante las sesiones y que es importante desvelar.Siendo también muy válidas algunas técnicas de la terapia gestalt como la “silla caliente” ( ver Peñarrubia, 1998)

 

b.- MANEJO DE LAS PULSIONES ,teniendo en cuenta las aportaciones de algunos autores psicoanalíticos, en particular las de Kernberg(1995) y las propias de la Vegetoterapia y la PBC.

 

c.- SEXUALIDAD ,teniendo presente las aportaciones de la sexología clínica y las de W.Reich( 1927,1949) quien a diferencia de otros autores identifica la libido como manifestación del instinto sexual y no de la pulsión sexual, en cuanto que la sexualidad para Reich es un instinto regulado a través de la función del orgasmo, que las restricciones de este sistema social han convertido en pulsiones parciales condicionadas por las fijaciones libidinales en las distintas etapas sexuales y ,por tanto , incapaces de satisfacer plenamente.Esta diferencia será fundamental en el abordaje de la terapia de pareaja, en particular cuando la sintomatología presentada esté más vinculada a las disfunciones sexuales ( ver Serrano 1989 a,2004,c)

 

d.- GESTIÓN DE LO COTIDIANO Y PROYECTOS COMUNES,donde tendremos en cuenta algunas estrategias facilitadas por el modelo constructivista y el cognitivo conductual, así como la logoterapia y la gestalt

 

Teniendo en cuenta las aportaciones descritas, en nuestra forma de abordar la terapia de pareja seguimos las referencias de la intervención clínica individual con la PBC, teniendo en cuenta que al ser aplicadas a un sistema sufren variaciones manifiestas pero dentro de un encuadre similar. Por ejemplo, el tiempo de la sesión que el paciente está en el diván, lo utilizamos para que la pareja realice una serie de técnicas (no sólo cognitivas, sino también psicocorporales, psicodramáticas, etc.) entre ellos mismos, siendo observados por el terapeuta. A través de las cuales emerge el factor real de la crisis, más allá de los motivos o síntomas que manifiestan como demanda clínica. Al mismo tiempo se dinamizan aspectos de la relación que se pueden luego aplicar a la vida cotidiana. Esas técnicas provienen de las mismas fuentes que las utilizadas en el abordaje individual o en el trabajo de grupo.

 

8.5.1. RELACIÓN TERAPÉUTICA.

 

Una vez realizada la evaluación de la pareja y el encuadre (foursome, terapia de pareja, tratamiento individual…) iniciaremos el tratamiento.

 

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que las referencias deontologicas son las mismas que las utilizadas en la psicoterapia individual, porque la pareja constituye un paciente.

 

Como en el resto de los abordajes psicoterapéuticos la empatía entre terapeuta y paciente ( en este caso la pareja) es fundamental y necesaria para establecer una relación específica y funcional, pero en este caso “en el transcurso del tratamiento puede producirse una “folie à deux “transitoria, placentera para ambos ( el terapeuta y uno de los dos miembros de la pareja).Esta gran vulnerabilidad de la empatía frente a la distorsión nos obliga a controlarla cuidadosamente.Además es preciso establecer una clara distinción entre la empatía y la contratransferencia”(Martin,1976)

 

Esto supone caer en complicidad con uno de los miembros de la pareja que implica una colusión que puede bloquear el proceso terapéutico. Lo cual puede ocurrir porque el terapeuta se identifique inconscientemente con uno de los dos pacientes,o porque “ el conflicto que se está abordando repercuta sobre el terapeuta porque aludan inevitablemente a su propia problemática matrimonial y familiar”(Bobé A y Testor,C,1994) perdiendo la objetividad y neutralidad necesaria para que el tratamiento sea eficaz. La prevención de este aspecto pasa por tener muy en cuenta la contratransferencia,y mantener sesiones personales ,supervisiones y/o reuniones clínicas,para palíar posibles puntos ciegos.

 

Debemos asumir que ,sea cual fuera el conflicto,el paciente es el sistema, no es uno de los miembros de la pareja.Por ello nuestra foco de atención debe de ser en todo momento el sistema, dentro del cual están sus miembros con sus particularidades y con su propia historia que tenemos también que mirar para comprender mejor lo que le ocurre al sistema.

 

En este proceso es cuando podemos ver la necesidad de aconsejar terapia individual a uno o a los dos miembros de la pareja , y donde el foco de atención será distinto.

 

Otro peligro estriba en que el psicoterapeuta se deje condicionar por perjuicios sociales adoptando una posición más cercana a la del juez que a a a la de psicoterapeuta . En el fondo las personas quieren ser juzgadas y constantemente te llevan a que te posiciones y dictes sentencia. Nuestra actuación debe ir encaminada a devolverles el cuestionamiento a ellos, por ejemplo:

 

Paciente (dirigiéndose al terapeuta): ¿a que ella actuó mal?

 

Terapeuta (dirigiéndose a los dos): ¿qué os parece esa pregunta?

 

De esta forma favorecemos “ alianza de trabajo” que debe reforzarse permanentemente por nuestra propia postura. Acompañamos a la pareja en su proceso facilitando la toma de conciencia de los hechos pero la responsabilidad en la toma de decisiones es de la pareja,evitando que el terapeuta sea el foco de atención.En este sentido nuestra postura es similar a la que adoptamos en la terapia de grupo donde los cuestionamientos se devuelven al grupo para que tengan mayor presencia en el proceso.

 

8.5.2. FOCO Y FASES DEL PROCESO DE TERAPIA DE PAREJA

 

La psicoterapia de pareja caracteroanalítica es un abordaje clínico breve por lo que hemos de tener en cuenta el FOCO como aspecto principal y eje de tratamiento para evitar la dispersión y el alargamiento del proceso. El factor tiempo se torna importante en el tratamiento de parejas porque nosotros intervenimos en un espacio de un sistema de pareja introduciendo nuestro propio espacio clínico,donde estamos invitados temporalmente ,es por ello que debemos ser muy respetuosos. No tiene sentido, siguiendo esta lógica, tener a una pareja uno o dos años en terapia.

 

El foco estará en función de la crisis con la que llega la pareja, que está reflejando un exacerbamiento de un aspecto de su relación, lo que implica siempre una alteración del equilibrio caracterial del sistema, teniendo en cuenta que junto al carácter individual existen actitudes caracteriales sociales que no siempre coinciden con éstas.Así observaremos como el sistema exacerba actitudes o bien, sadomasoquistas(violentas, victimistas, despreciativas), compulsivas( obsesivas,ritualísticas,rigidas), histriónicas ( dispersión y dramatismo) o fálicas ( fríaldad, distancia y competitividad), siendo ese nuestro Foco de actuación principal.

 

Nuestra intervención clínica consistirá en :

 

Evaluación y DIDE,

 

Fase inicial,

 

Fase intermedia y

 

Fase final.

 

Evaluación y DIDE (sesiones 0-2ª). Escucha, recogida de información, acogida de los pacientes en la crisis, planteamiento del encuadre. Recordemos que el proceso clínico consiste en realizar 3-4 sesiones al mes. La duración media de un trabajo de psicoterapia de pareja es de unos 6 meses (lo que supone de 18 a 24 sesiones).

 

Fase inicial (sesiones 3ª-6ª). Esta fase es siempre posterior a la evaluación. Aparecerán aspectos de la historia de la pareja, se hablaran de los referentes familiares de cada uno, siempre vinculándolo a lo que estén diciendo en ese momento.

 

Facilitaremos la descarga de elementos de tensión, para que haya mayor receptividad y serenidad para la posterior escucha y progreso del proceso. Las descargas iniciales permiten la escucha y la calma posterior.

 

También realizaremos una investigación del sistema observado la historia de cada uno, cómo la cuenta, las respuestas del otro, el feedback que hay, este trabajo es una continuación del trabajo de evaluación inicial.

 

A partir de ahí utilizaremos los señalamientos para que los pacientes investiguen sobre su propio sistema y reflexionen con una cierta estrategia o foco de atención. Seleccionamos los señalamientos que estén vinculados al foco.

 

Por último se pondrán en evidencia los objetivos del proceso, los cuales en una entrevista inicial no se pueden contemplar porque la pareja al venir en plena crisis tiene un planteamiento que después de 3 ó 4 sesiones puede cambiar, por ello no tiene sentido crear un contrato en la segunda sesión de evaluación. Lo que sí haremos será hablarles del encuadre, tiempo, precio, con quién van a trabajar… Los objetivos serán consensuados después de que se ha dado una atmósfera para la receptividad y se ha tomado conciencia de la historia del sistema.

 

Posteriormente plantearemos a la pareja una serie de tareas entre sesión y sesión con el fin de reforzar la posición activa de reflexión e investigación que tienen que ir adoptando y para facilitar el insight.

 

Por ejemplo, se les pide que escriban sus fantasías sexuales. Será siempre tan importante lo que traigan como la forma en la que se ha producido la tarea (si uno ha fisgoneado en los papeles del otro, si el otro no ha traído nada escrito…) lo cual nos irá mostrando sus rasgos caracteriales ya que cada uno actuará de una forma diferente.

 

La función de aprendizaje y modificación de conducta que conlleva la indicación de realizar la tarea queda relegada a un segundo plano, siendo lo importante que tomen conciencia de las conductas adoptadas utilizándolas como elementos sobre los que utilizar la libre asociación y el análsisis del carácter.

 

Fase intermedia (sesiones 7ª-12ª). Esta fase se alarga en el tiempo más que las anteriores. Nos dedicaremos a la elaboración de conflictos y al uso de técnicas integradoras.

 

Iremos insistiendo de distinta forma sobre los conflictos que hemos seleccionado como foco de actuación terapéutica. Las técnicas integradoras agrupan distintos elementos del conflicto. Se trata, en definitiva, del uso de una estrategia caracteroanalítica aplicada al sistema para entender la lógica que subyace al aparente caos. Todo esto ligándolo siempre al foco clínico principal. Las elaboraciones se llevarán a cabo antes de la fase final. El grueso del trabajo terapéutico con parejas se desarrolla en la fase intermedia.

 

Fase final (sesiones 13ª-final). Se lleva a cabo la translaboración. Asimismo se desarrollan técnicas para observar y evidenciar los cambios. Se aplican las conclusiones en la vida cotidiana de la pareja como consecuencia de toda la fase de trabajo anterior para evidenciar si realmente se ha dado una introyección de lo experimentado en el espacio clínico o es algo aparente.

 

Cuando la decisión concluyente sea la de separación, se plantea una dinámica consensuada para abordar dicho proceso, bien dentro del marco de la psicoterapia ,de la mediación, o de ambos.

 

8.5.3. ALGUNAS TÉCNICAS PROPIAS

 

En nuestra sistemática combinamos algunas técnicas de otros modelos clínicos -como el sistémico, el psicodrama, la gestalt, la sexología clínica y la psicoterapia existencial ,-con las caracteroanalíticas, donde introducimos dinámicas corporales que combinamos con el análisis de la forma y los contenidos verbales.

 

Desde nuestro modelo, aplicamos algunos “actings” siguiendo la praxis clínica postreichiana de la P.BC , pero adaptados ,para poder ser utilizados adecuadamente al marco de la pareja.

 

La función principal de estas tecnicas o “actings”,será facilitar la dinamización tanto de la conciencia corporal como de la conciencia cognitiva. Estimulando la emergencia de material o “insight” cuyo contenido será básicamente de la historia actual de la pareja pero que, en ocasiones, también puede hacer referencia al pasado histórico individual. Conduciéndose, en cualquier caso hacia el foco clínico del sistema.

 

Al presentar a los pacientes estas técnicas hay que tener en cuenta y respetar las particularidades de la pareja.Por ejemplo, si obervamos que un miembro de la pareja no puede hacer un acting por su propia particularidad caracterial se suspende o no se les propone, buscando uno alternativa.Asimismo hay que tener en cuenta que se deben señalar como actitud defensiva las formas mecánicas, frías o histriónicas que se adoptan a la hora de hacer cualquiera de ellas.

 

Veamos algunas de las técnicas y / o actings empleados:

 

Percepción y contacto.

 

Inicialmente las dos personas se colocan de pie, frente a frente, mirándose, manifestando como sienten al otro, como lo perciben en estos momentos de su relación.Se continúa, poniéndose de espaldas en contacto con sus cuerpos, en silencio, tomando contacto con sus sensaciones e impresiones corporales .Se les coloca una venda en los ojos y se van dando la vuelta,aproximando los cuerpos y explorándose utilizando el olfato y el tacto.Puede cada uno hacer lo que quiera, lo que sienta, pero sin hablar y sin ver.

 

A través de esta técnica, la pareja toma conciencia de forma tan diferente que pueden tener de percibir al otro, utilizando otros los canales de comunicación , diferentes a los habituales, es decir, cognitivos y corticales.Lo cual puede abrir una puerta que les descubra aspectos inexplorados de la relación entendiendo y relativizando algunos de sus conflictos .En el fondo , se les está ayudando a tomar conciencia del proceso de “embrutecimiento” sensitivo, emocional que se va sufriendo consecuencia de la presión social, de la rutina frente a las tareas cotidianas,lo que provoca el afianzamiento del rol y el olvido de la función, el predominio del “debo” sobre el “quiero”,etc. Permite por tanto profundizar en la comunicación, la sexualidad y la forma de gestionar la vida cotidiana ,recuperando aspectos vitales de la relación ,en aquellos casos en que eso todavía sea posible.

 

El yo y el otro.

 

.

 

-Cada miembro de la pareja se sitúa uno frente al otro, respirando tomando conciencia del cuerpo, mirándose a los ojos. A partir de esa postura ,en función de los objetivos clínicos se pueden hacer las siguientes variaciones:

 

-En esa misma posición se cogen de las manos.

 

-Cada uno coge el extremo de una toalla y mirándose van diciendo la palabra “mío”, con el tono de voz que vayan sintiéndose.Si a partir de ahí surge la rabia, se puede utilizar un quita polvos para que golpeen una silla diciendo la misma palabra,”mío” mientras se miran.

 

El tiempo estará en función del grado de intensidad con el que vivan la acción y según se vaya desarrollando,teniendo como referencia 15 -20minutos.

 

Al finalizar, las dos personas se quedan dos o tres minutos en silencio, sentados, con los ojos cerrados en contacto con lo que sienten y con las ideas o imágenes que les surgen por la mente.Al finalizar el terapeuta procederá a elaborar la experiencia como cualquier otro acting: preguntando sobre las sensaciones vividas, emociones, imágenes, sobre lo que representaba la toalla, lo que les sugiere su forma de reaccionar y la de su partner,si consideran que es un respuesta conocida ,frecuente que se repite en otros ámbitos de la realidad de la pareja...Vinculando todo ese material con el foco caracterial y con las dinámicas conflictivas de su relación de pareja.

 

Esta experiencia permite comprobar lo que se esconde detrás de una expresión emocional que también puede ser una máscara.Por ejemplo se puede estar gritando muy irritado pero en el fondo estar triste.En estos caso,vemos como una vez más el carácter se mete en una trampa porque al resultarle más fácil agredir que llorar cada vez se aleja más de la posibilidad de relacionarse con el otro desde la vulnerabilidad, porque su agresividad provoca en el otro miedo y distancia o cólera y enfrentamiento.

 

También se puede emplear para dinamizar momentos dentro del proceso clínjico, en que la pareja bloquea su agresividad o surge de una forma cínica, hiriente o provocadora. Asimismo se puede asociar con la mayor o menor dependencia que vive cada miembro de la pareja respecto al otro, la falta de espacios y de tiempos propios, el conflicto entre la identidad individual y la de pareja, incluso puede facilitar que se hable de temas económicos ,herencias, conflictos con las familias históricas,etc.

 

En el Regazo

 

Utilizado por B. Blomenthal en algunas dinámicas grupales tiene también mucha utilidad en este encuadre.

 

Una de las personas se sienta en el suelo apoyada en la pared y la otra se coloca cerca de ella, apoyando la parte derecha de su rostro, en particular su oído , en su cuerpo, concretamente en la zona del corazón, dejando el resto del cuerpo en posición fetal.Es una posición que recuerda la posición de un bebé en el regazo de su madre. Con los ojos cerrados ,escuchando una de ellas el corazón del otro.Los dos en contacto con la respiración propia de su partner,durante unos 10-15 minutos,para posteriormene repetirlo pero cambiando de posición.

 

El objetivo es ver cómo se sienten en esa posición tan íntima, de tanta ternura. Junto a las emociones y sensaciones que puede producir esta experiencia, será muy importante las asociaciones que puede producir .Porque coloca a la pareja en contacto con sus afectos en una situación donde el ahora pierde importancia, y por tanto permite recordar e investigar estados afectivos de la pareja ya pasados ,compararlos con los actuales y desde ahí elaborar todas las asociaciones y vivencias que se dinamicen.

 

Eleccion

 

Es similar a la técnica que empleamos en el grupo .Las dos personas se colocan de pie a una distancia de un par metros una de otra. Después de mirarse y tomar contacto con sus propias sensaciones se dirigen a la otra persona verbalizando la palabra “ven” , “vete “ o “fuera”, en función de lo que quieran o sientan hacia la otra persona.Conforme van reaccionando pueden cambiar de palabra.

 

Es muy útil para tomar conciencia corporal, no solo cognitiva de los sentimientos que tienen hacia la otra persona, de los que les piden y lo que rechazan ,de lo que les gusta y lo que no... Son muchas asociaciones las que pueden surgir y que se irán elaborando posteriormente.Se puede repetir en las distintas fases del proceso , estimulando dinámicas diferentes según el momento.

 

Estas técnicas son aplicadas siempre dentro de un espacio clínico caracteroanalítico focal, donde el terapeuta a través de señalamientos y cuestionamientos implica permanentemente a los miembros de la pareja para que sean ellos mismos los que vayan percibiendo la realidad y vayan asumiendo posiciones comunes que beneficien a ambos. De esta forma podrán reconocer sus particularidades e idiosincrasias al tiempo que se van desvelando las dinámicas de poder y la “máscara social” de cada cual.

 

Al llegar al final concertado del tratamiento,si se ve necesario se puede prolongar unas cuantas sesiones más, pero es importante cumplir lo acordado porque el final es una variable existencial muy importante en el sistema de pareja con una gran utilidad clínica porque inevitablemente los pone en contacto con decisiones que tienen que adoptar si todavía no lo han hecho ,en particular con el posible final de la relación, la ruptura, la separación,o el cambio y el reencuentro .

 

Según nuestra experiencia clínica,- teniendo en cuenta que la mayoría de los casos llega a la consulta en situaciones de crisis ya avanzadas y complejas-, el 20 % de los casos decide (o confirma) separarse al finalizar el tratamiento, y el 80 % restante decide permanecer asumiendo los cambios y las decisiones adoptadas a partir de lo experimentado en la terapia de pareja.

 

En los casos que se plantea la separación,en cuanto que es una decisión que termina con el sistema ,la psicoterapia de pareja termina ,aconsejando abordar este proceso con un colega especializado en mediación para llegar a acuerdos de mútuo acuerdo que sean lo más favorables posible para ambos y para los hijos en caso de que los haya. En este caso se aconseja que tengan unas sesiones con un espacialista en asistencia preventiva con el fin de evaluar la situación del sistema familiar y poner los medios para que ese pasaje sea lo menos traumático posible para los hijos, pudiendo realizar sesiones con todos los miembros de la familia, solo con los hijos o con alguno de los miembros por separado.

 

8.6. LA SEPARACIÓN. INTERVENCIÓN CLÍNICA Y PREVENTIVA

Si la decisión de separarse se produce en la fase final de la psicoterapia de pareja ,como ya hemos visto, es conveniente que ese proceso lo continuen dentro de un espacio de mediación y de atencíon preventiva familiar. En el caso de que un miembro de la pareja llege a la consulta con el deseo de separarse,se le debe recomendar acudir a las sesión con su partner para evaluar la situación y decidir lo que hacer.

 

Si la pareja se encuentra suficientemene estable y tienen clara la decisión ( a pesar de que siempre hay alternancia y altibajos ) se le aconsejará un espacio de mediación,pero generalmente como el sistema estará viviendo una dinámica de fuerte caos, emergencia incontrolada de pulsiones, alteración emocional de sus miembros, con el consiguiente impacto en los hijos( si los hay) creando una atmósfera de distrés y de riesgo para todos los miembros del sistema suele ser recomendable establecer un espacio clínico de “atención en crisis” combinado con un espacio de asistencia preventiva familiar para posteriormente derivar a un espacio de mediación ( si siguen adelante con la decisión de separarse)

 

Como expresé anteriormente, la idea de la separación se asocia a la idea de la muerte y de fracaso. Viviéndolo como algo terrible, sobre todo cuando se crean esas dinámicas que veíamos anteriormente de tipo fusional, psíquica y emocionalmente hablando.

 

Y de lo que realmente se trata es de evitar lo que tantas veces he escuchado durante las sesiones : “…Si esto me lo hubieras dicho , o lo hubiera sabido hace diez años…” Por ejemplo, muchas parejas escuchan que su marido lleva diez años compartiendo su vida de pareja con otra mujer, o con otro hombre ( y viceversa).No creo que sea cuestionable ese hecho, pero sí el ocultarlo.Porque priva al otro de la libertad de decidir, de actúar, de elegir.Y diez años , a los cuarenta y cinco no es igual que a los treinta y cinco.el tiempo de nuestra vida es limitado, y a lo largo de ese período hay momentos en que se puede acceder con más facilidad a ciertas situaciones y experimentar ciertas vivencias.

 

En otras ocasiones, el problema está en la falta de claridad de los sentimientos respecto a la otra persona.Se pueden vivir años con alguién dando a entender que se desea , que se está enamorado de la otra persona,pero realmente no lo sabe, y no tiene claro los motivos para vivir con el o con ella.Esto conlleva una rutina con una base débil que ante cualquier circunstancia puede caer con la consiguiente sorpresa de la otra persona…Y así se puede estar durante años,privando al otro de la posibilidad de llevar una vida mejor, o de volverse a enamorar.

 

Pero en muchas ocasiones los miedos individuales nos inducen a llevar este tipo de actuaciones egoístas , y poco responsables.

 

En el momento en que el otro realmente no está, la persona conecta con el pánico a perder su propia sensación de existir. Por eso en muchas separaciones surgen fuertes estados depresivos, en cuanto se empieza a tener una fuerte sensación de vacío y de que la vida ya no tiene sentido. Estas reacciones son un síntoma que refleja la fuerte dependencia creada por el sistema de pareja, donde el otro le “ha robado el alma”, utilizando un símil poético, y que tanto cuesta perder. Por eso en muchos casos será necesaria una atención clínica individual.

 

Algunas personas, intuyendo esto, se niegan rotundamente a dejar la pareja intentando por todos los medios frenar la separación y evitar el conflicto. Se colocan en una situación de inmovilidad. Ahí es donde aparece el sufrimiento crónico y cuando la institución empieza a pervertirse, porque se van creando mecanismos psíquicos para evitar el contacto con el hecho de que la pareja posiblemente ya no facilita la función originaria. Y digo posiblemente porque primero es importante asumir la crisis, permanecer en ella e intentar transmutar juntos. Es decir, intentar que ese cambio sea positivo para los dos y buscar que esa relación se pueda modificar.

 

Eso puede ocurrir entre los propios miembros de la pareja o con la ayuda de un especialista en terapia de pareja, siempre que las dos personas sientan que solos no tienen esa capacidad de resolución.

 

Pero si durante un tiempo el cambio no se produce y esa relación provoca sufrimiento, aunque sea para una de las dos personas, hay que plantearse la finalización como algo positivo y necesario que permite la libertad de movimientos afectivos de ambos miembros de la pareja y su crecimiento individual. Esa separación no es un fracaso sino un acto de valentía y de amor. El fracaso se encuentra cuando se adopta una actitud donde no se asume esa realidad pensando: "tu me vas a evitar el sufrimiento estando conmigo".

 

Desde esta posición la otra persona antes o después se va a sentir agredida, empezando la violencia psicológica y /o física, y el proceso destructivo. Situación que puede permanecer en el tiempo, afectando, como ya he dicho, a todos los miembros del sistema familiar.

 

Los seguimientos que hemos hecho de familias que viven en dinámicas destructivas han mostrado la existencia de dos formas de manifestarse, tal como ya plantearon los teóricos de la comunicación humana. La digital que es la violencia directa, y la analógica, que es sutil, como el chantaje, la amenaza y la culpabilización.

 

Recuerdo a una pareja que, cada vez que él se imaginaba que su mujer iba a decirle algo conflictivo, entraba en una reacción cardiaca que le llevaba al hospital. Automáticamente ella abandonaba la idea porque "no podía sentirse responsable de la muerte de su marido". Así estuvieron diez años hasta que llegaron a la consulta y desciframos la clave del "enfermo imaginario" (la obra de teatro de Moliere). No se iba a morir, pero ella, con razón, no se arriesgaba y así se frenaba el movimiento. Él mismo sufría porque se daba cuenta de que estaba creando una respuesta de evitación del conflicto y su mujer no era feliz, pero tampoco podía evitar esa reacción psicosomática.

 

También es muy común recurrir a la instrumentalización de los hijos haciendo responsable al otro miembro de la pareja del daño a que va a hacer a sus hijos con la separación, para evitar que se produzca .Y cuando ya están separados delante de ellos se difama a la otra persona, para acaparar todos sus afectos, lo que se define actualmente como “síndrome de alienación parental” (Aguilar,2004)

 

Asimismo son muy conocidas las dinámicas chantajistas de índole económico. En este caso son todavía las mujeres las más vulnerables y las que tienen que ceder a su deseo de cambio por el miedo a no poder afrontar la realidad cotidiana con una economía que les permita sobrevivir, pues son muchas las mujeres que no desarrollan actividades laborales remuneradas fuera de su hogar.

 

Pero, como vamos viendo, todas estas actitudes provocan una dinámica destructiva que va paralizando cada vez más la posibilidad de un reencuentro afectivo y amoroso, llevando vidas paralelas y cada vez más distantes, convirtiéndose la convivencia en un espacio de sufrimiento y odio más o menos velado, de soledades compartidas por intereses y miedos. Y mientras, el tiempo sigue su curso y hay menos ocasiones para poder entablar nuevas relaciones y construir un nuevo sistema familiar.

 

Lo evidente es que, en muchos casos, intentando evitar la muerte de la relación, morimos en esa batalla. Todavía tenemos un fuerte perjuicio hacia esa posibilidad de cambio, en gran medida por esa asociación de fracaso y de muerte. Lo cual se agrava si la separación es del sistema familiar, no solo de la pareja. En la escala de valores de esta sociedad, la ruptura de la pareja sigue viviéndose como un fracaso. Incluso en la sociedad norteamericana que es, junto con los países nórdicos en Europa, donde estadísticamente hay más separaciones, resulta muy interesante ver cómo la nueva relación intenta ocultar o negar, olvidar la relación anterior lo cual se refleja en la forma de relacionarse con los hijos.

 

Cuando un miembro de la pareja que se ha separado se pone a vivir con otra persona ,los hijos que conviven con ellos los tienen que identificar como padre y como madre, como si la otra personas ( el padre o la madre ) dejaran de existir o, pasaran a un segundo plano.El niño comienza a llamar "papá" o "mamá" a esa nueva persona, quizás para evitar un conflicto cotidiano, tendiendo a olvidar los orígenes y el pasado. Algo que se olvida es algo que se vive con culpabilidad, que se tiene que esconder. Lo cual es un claro comportamiento defensivo y patológico.

 

No se debe negar la historia. Se vive un tiempo con una persona y al separarse se puede empezar con otra.Muere el sistema de pareja pero no sus miembros ni el sistema familiar,se disgrega pero no desaparece.

 

Este no es el caso de los padres que abandonan a su compañera estando embarazada o a los meses de nacer el hijo y la madre establece relaciones con otro hombre que asume la función de padre y donde realmente pasa a ser el padre, que cubre un vacío estableciendo una realidad necesaria y funcional para ese niño y para el sistema familiar. Pero como habitualmente las separaciones se producen en situaciones ya extremas y donde lo que permanece es el odio y la destructividad, puede dar la impresión de que lo único posible es el olvido.

 

Por eso, cuando existe un sistema familiar, durante el proceso de separación hay que velar por ellos. La familia es un ecosistema compartido donde los niños están nutriéndose y desarrollándose. Y por tanto se ven afectados por los procesos de los adultos, que son quienes pueden facilitar su desarrollo , o pueden frustrarlos, truncarlo, o establecer conductas de autoadaptación más o menos violentas.

 

No es lo mismo una separación a los cuatro años que a los ocho o a los doce, porque la dependencia afectiva hacia el sistema, es diferente, y por tanto la posibilidad de objetivizar la realidad con los hijos y de hacerles partícipes de ella dependerá en cierta medida de la edad. Desde la psicología evolutiva sabemos que a partir de los siete años el niño empieza a tener una mayor capacidad de asimilación y comprensión de la realidad que va aumentando conforme va creciendo.

 

Lo cual no significa que la separación de los padres no pueda ser para un niño de 12 años o un adolescente de 16 más distresante e incluso traumático que lo sea para otro de seis.Pero serán casos particulares donde ya esté condicionando su predisposición Estructural y su propia historia infantil.También es cierto que, desgraciadamente, estos casos particulares van aumentando de forma un tanto alarmante por lo que deberemos siempre diseñar una estrategia para cada caso sin dejarnos llevar por esas referencias generales.Es otra de las razones que confirman la importancia de los espacios asistenciales preventivos y psicoterapéuticos.

 

Lo que sí podemos tomar como una referencia general es la importancia que tiene para prevenir riesgos que el proceso de separación sea progresivo, que tenga un ritmo y que sea lo menos violento y lo mas compartido y consensuado posible. Un proceso donde los niños, a partir de determinada edad, puedan también ser conscientes y participar,en la medida de sus posibilidades.

 

Normalmente se vive la separación como algo que corresponde solamente a la mujer y al hombre, pero si hay hijos, y por lo tanto un sistema familiar más complejo, hay que tenerlos en cuenta desde el principio para que ellos entren en esa realidad. Es un gran error separar la realidad de los padres de la de los hijos, porque los niños captan lo que ocurre, aunque nosotros queramos evitar los conflictos, las discusiones, o los afectos negativos.Sintiendo que no se les tiene en cuenta, que no se les reconoce, viviendo esa experiencia en soledad, con lo cual se agrava más el conflicto, porque el niño se aísla, sintiéndose desplazado de la realidad familiar.

 

Este tipo de actuación puede venir confirmado por la perspectiva legal y judicial, según la cual sólo a partir de los 12 años el niño tiene derecho a opinar y a ser “escuchado”, dejando, antes de esa edad, su destino en manos del sistema judicial que “interpretará” lo que puede ser mejor para él.Pero no es del todo cierto, porque la ley deja claro que siempre que sea posible se deberá tener en cuenta la opinión de los hijos,mediatizados por los gabinetes jurídicos psicosociales ,los cuales , deben de conocer los medios para que el niño en función de la edad y de otras variables personales participe en ese proceso y el sistema judicial debería reconocer y dar cada vez más importancia a la función y la y opinión de los profesionales de dichos gabinetes.

 

Pero la realidad es que, algunos magistrados,incluso muchos letrados dan poca importancia a los informes de los especialistas y no facilitan procesos de mediación entre los implicados antes de dictar sentencia que ,en muchas ocasiones son sentencias firmes, difícilmente revocables. Por todo ello es recomendable intentar resolver los procesos de separación y divorcio con el asesoramiento de especialistas en el tema para recurrir a los procedimientos judiciales cuando la situación sea estable y las decisiones se tomen de mútuo acuerdo.

 

De esta forma se podrían evitar auténticos dramas que ocasionan una violencia indirecta hacia el niño por los trastornos psíquicos y emocionales que provocan la separación brusca y permanente del hijo con uno de sus padres o las visitas forzadas ,las custodias compartidas llevando una vida disociada al estar cada dos o tres días en una casa...Pueden ser medidas funcionales en determinadas situaciones pero siempre se debería intentar que fueran puntuales en el tiempo, tomando medidas preventivas previas para que no llegara a producirse .

 

Por ejemplo en el caso del maltrato o de violencia doméstica sale a la luz en momentos extremos como el de la separación, pero ha estado ahí muchos años antes , y los hijos lo han vivido y lo han sufrido .Está bien tomar medidas drásticas en este caso ,por ejemplo de alejamiento permanente,pero se deberían haber tomado mucho antes. Es en esas situaciones donde se oberva como la responsabilidad no es solo de una persona porque hay muchos personas implicadas: el partner, la familia, los vecinos, los amigos incluso los médicos o psicólogos que podían conocer el caso y no han tomado ningún tipo de medidas legales.Sufriendolo de forma inevitable e involuntaria los hijos, los más vulnerables, los más indefensos...

 

Esos sufrimientos se pueden evitar, otros menos.De hecho, la mayoría de las separaciones de los padres siempre suponen un fuerte dolor y un estrés para los hijos, porque se modifica drásticamente su dinámica cotidiana y se derrumba el mundo conocido e idealizado. Pero lo cierto es que el nivel de estrés puede ser mayor o menor en función de la actuación de los padres que se separan y de la familia y amigos que están a su alrededor. Hay que acompañar en el duelo, pero sin aspavientos, facilitar la desdramatización del hecho, ver las ventajas que eso puede tener y comunicar claramente que esa separación es real y evidente. Sin dar pie a la ambigüedad o a la duda, y mucho menos dejar la responsabilidad de un posible retorno a la convivencia familiar a la otra persona: “es tu madre la que no quiere volver, por mi todo seguiría igual...” o “es tu padre quien no permite que volvamos a estar juntos, por mi volvería...” Eso son síntomas de las dinámicas perversas que se desarrollan en esos momentos de dolor y de cambio y que tanto hacen sufrir a los hijos,incluso en situaciones normales, y que no deberían darse.

 

Es una separación de la pareja y los padres deben evitar las consecuencias dramáticas para sus hijos,”lo cual requiere, pues, que se involucre lo menos posible a los hijos en los problemas surgidos entre ambos progenitores, habida cuenta que la ruptura de las relaciones en una pareja debiera afectar sólo y exclusivamente a sus dos miembros básicos” (Vallejo y col,.2004)

 

Hay que asumir que la separación se ha producido, y ,por tanto, “reconocer la ruptura de la relación de los padres” (Parkinson,L.2005) evitando las falsas expectativas de que puedan estar de nuevo juntos.Lo cual podría ocurrir, pero no es lo que está ocurriendo ni lo que se prevé que ocurra en base a lo que se ha decidido de forma libre y responsable .

 

Desde esa posición hay que reestructurar, organizar las cosas y, entre todos, ver cómo puede ser mejor la nueva vida cotidiana.Por ejemplo “ si no es algo inevitable, los hijos ,necesitan permanecer en el ambiente familiar...el trastorno de los cambios de casa y de escuela se agrega a su confusión y tensión y aumentan la sensación de pérdida que experimentan”(Parkinson,L.2005)

 

En este sentido es muy importante que desde el principio el niño pueda vivir la separación como un proceso lo más natural y humano posible, porque es humano, y el ser humano vive pulsiones y afectos de todo tipo. Los hijos deben conocer la realidad del desamor,sin enmascaramientos, dejando claro que es el desamor entre los padres, no hacia ellos.

 

Es imprescindible tener esto en cuenta porque hay un mecanismo inconsciente que se produce en algunos niños, a través del cual si no se les hace conscientes de la realidad del adulto y se les plantea las razones de la separación con cierta claridad, pueden sentirse culpables porque piensan que la separación de los padres se producen porque algo han hecho mal. Esa carga la llevarán siempre a sus espaldas lo que observamos después en la psicoterapia con los adultos que han sido hijos de familias separadas donde se da ese tipo de dinámica.

 

Otro aspecto a tener muy presente en este proceso, tal como señalan especialistas en el tema como S. Goldstein, es que la entrada de una tercera persona (nuevo o nueva compañero o compañera de la madre o del padre) en la vida cotidiana de los hijos debe realizarse de forma gradual y progresiva, evitando las sorpresas y las prisas, especialmente si son menores de dieciséis años. Los hijos tienen que ir conociendo a esa nueva persona poco a poco y hay que dar tiempo para que se afiance esa relación, para que esa nueva persona deje de ser alguien “extraño” e “invasor” y pueda empezar a convivir con ellos de una forma suficientemente reconocida y aceptada.

 

Hay que plantear anticipadamente la situación y escuchar la opinión de los hijos con los que se está conviviendo, reconociéndoles así su espacio y su protagonismo, de manera que puedan integrar a esa nueva persona tranquilamente sin que ello suponga negar la existencia y la realidad de la otra figura parental que no convive con ellos. Todos estos elementos son los que se evalúan en el espacio terapéutico y preventivo para resolver funcionalmente estas situaciones, dentro de una “praxis ecológica de los sistemas humanos”( Serrano, 2001), donde la pareja y la familia cumplen una función muy importante porque, en función del tipo de relación que se establezca y de las actitudes y comportamientos que se generen en la convivencia de ambos sistemas, se está facilitando la reproducción de las bases patógenas del sistema social o se está abriendo un nuevo camino que conduzca al cambio de este estado de cosas. “Permanecer en la crisis, aprender de ella y encontrar una salida en pareja o individualmente de forma creativa serán pues los objetivos principales de la psicoterapia en esos momentos. Para ello habrá que comprender la lógica caracterial de cada miembro de la familia y la particularidad de su sistema relacional. Y desde ahí abordar los cuatro aspectos que caracterizan a toda pareja: la comunicación, el manejo de las pulsiones en la cotidianidad , la sexualidad y los proyectos comunes.

 

Pero si bien es cierto que la psicoterapia tiene una función importante mucho más son las medidas preventivas que toda pareja debería tomar para no tener que llegar a recurrir a ella. Y de ellas la más importante es la de que existan espacios de comunicación, tiempos para profundizar en la relación, tiempos de placer, de expansión, de elaboración de los conflictos, de escucha del otro. Tiempos para mirarse, sentirse ,acariciarse y amarse. Tiempos propios, genuinos, creativos compartidos también por otras personas .Tiempos que previenen del embrutecimiento consecuencia de la monotonía, la rutina y la evitación del contacto. Si somos capaces de permanecer en esa dinámica la experiencia de pareja dure el tiempo que dure , será siempre gratificante y habrá cumplido su función para sus miembros, el desarrollo de nuestra capacidad de amar “ (Serrano,2001)

 

En el apéndice del libro citado de L.Parkinson, que escribe Ana.M.Sanchez se facilita información al respecto.También se puede amplíar información en el libro de M.Suarez: “Mediando en sistemas familiares”.Paidos, 2003. Y en :www.europeanforum-familymediation.com"Debemos darnos cuenta de que estamos desgarrados por una profunda ambivalencia; Por una parte deseamos, anhelamos el amor. Por la otra, lo repudiamos porque lo tenemos, y nos refugiamos en relaciones cotidianas chatas y banales". (A. Carotenuto)

”LA PSICOTERAPIA DE PAREJA BREVE CARACTEROANALÍTICA”

Los cambios sociales experimentados en las últimas décadas han repercutido claramente en las dinámicas clínicas,siendo una de las más manifiestas las demandas de las parejas .”Los conflictos de pareja son en la actualidad una de las principales causas que motivan a la persona a pedir ayuda a un centro especializado de asistencia psicológica...ya en 1989 Sholevar afirmaba que el 50 % de los pacientes que comienzan una psicoterapia lo hacen por problemas de pareja.”(Bobé, A y Testor, C,1994).Esa realidad social evidente hace algunas décadas en paises como Suecia o Estados Unidos es algo manifiesto actualmente en nuestro país.

En nuestra experiencia , al trabajar con tratamientos individuales hemos ido tomando conciencia de ello porque los trastornos de pareja se manifestaban durante dichos tratamientos siendo el foco de atención principal de atención del paciente.Foco ante el cual el terapeuta poco puede hacer porque solo tiene acceso a una parte de la realidad, la manifiesta por el paciente.

Este fue el motivo principal,junto a la demanda creciente que de forma directa recibíamos de parejas en conflicto, que nos motivó a trabajar en equipo ,animando a esos pacientes a realizar terapia con sus parejas con un terapeuta especializado sin dejar la terapia individual.Pero la experiencia nos demostró que al ser colegas que trabajaban con otros modelos clínicos era muy complicado el trabajo en equipo por lo que fuí investigando,con otros colegas especializados en terapia sistémica, la posibilidad de aplicar el marco clínico de la psicoterapia caracteroanalítica al campo de la terapia de pareja, teniendo presente la teoría del “funcionalismo orgonómico” desarrollada porW.Reich y que es “precursora de la Teoría de Sistemas”( Capra, 1982) así como las aportaciones realizadas en este terreno por otros colegas de distintos modelos psicoterapéuticos.

Desde hace unos años esta práctica se ha convertido en una realidad habitual dentro de nuestros equipos clínicos, colaborando distintos especialistas para abordar los conflictos de pareja y algunos de familias, dentro de la “ praxis ecológica de los sistemas humanos “ ( Serrano 2004 e), y donde la asistencia preventiva, la mediación y lapsicoterapia estan presentes y se aplican de la forma que creeemos más adecuada en cada caso.

Es a este tema a lo que voy a dedicar el último capítulo de este libro, dejando claro que solo pretende reflejar una somera aproximación a nuestra praxis clínica(“Psicoterapia de pareja breve caracteroanalíca”), dejando para otra ocasión el desarrollo más amplio del tema con casos ilustrativos que aumenten su comprensión y fundamentación.

8.1 LA PAREJA Y SUS CRISIS.OBJETIVOS CLINICOS.

Estamos de acuerdo con la afirmación de Alvarez y otros autores de que “el objetivo del tratamiento es la relación.El paciente, en este caso , no son las personas que tenemos delante en sus aspectos individuales, sino la relación que establecen entre ellas”...”la relación modifica a cada uno de sus miembros y esta modificación influye ,a su vez, en la interacción y en la relación misma.Es así que surge constantemente una nueva organización que crea nuevas modalidades” ( Bobé A. Y Testor, C.1994) Pero desde mi perspectiva esta forma de relación estará mediatizada por los rasgos de carácter y la Estructura de los miembros de la pareja y que condicionan la conducta y por tanto la forma de relacionarse , lo que predispone a la articulación de una Estructura propia de pareja ,y por tanto con sus propias leyes de funcionamiento, siendo foco de atención de la terapia de pareja.

Entendiendo por pareja el espacio vital que se constituye cuando dos personas que llevan un tiempo de relación, (preferentemente de coexistencia, cohabitación y convivencia) mantienen un lazo amoroso y un proyecto común.

Estas personas, independientemente de la opción sexual (homo-hetero) que hayan elegido, van a ir creando una dinámica propia como sistema humano constituyendo una identidad común que compartirán con la identidad individual, teniendo en cuenta las diferencias que se establecen en función de las distintas Estructuras.

A su vez la pareja es un sistema que se constituye dentro de un sistema social y que va a condicionar en cierta medida su dinámica interna.En este sentido hay que diferenciar entre lo que se espera y se desea en un principio y lo que puede ser y se produce a lo largo de la convivencia.

La línea entre lo que se espera que suceda y lo que realmente sucede la marcan dos factores que ya conocemos, y que también se deben aplicar en este caso:

1.-Las condiciones histórico-biográficas de las personas que la constituyen , en particular sus experiencias con su primera pareja (su madre o sustituto-a vincular) dentro de un sistema familiar concreto.

2.-Las condiciones coyunturales, actuales, en las que se desarrolla dicho sistema.

Partiendo del principio funcional de que todo fenómeno se produce para cubrir unos objetivos, en el caso de la pareja humana el fundamental sería establecer un espacio donde poder desarrollar la capacidad amorosa, con todas sus consecuencias, entre ellas, la posibilidad potencial que no necesaria de gestación ,crianza y educación de un nuevo ser humano.

Pero sabemos que tanto el desarrollo de esa función es una tarea compleja que forma parte más del deseo que de la realidad. Son muchos los factores que limitan el cumplimiento de esos objetivos: los condicionamientos de las historias individuales, los modelos de relación introyectados por la influencia social, las presiones competitivas y de consumo… Por todo ello no es extraño que existan conflictos y crisis en la pareja.

Precisamente será en los momentos en que el sistema de pareja empiece a a no resultar válido para el desarrollo personal de cualquiera de sus miembros cuando deba realizarse un análisis de la convivencia.Asumiendo los posibles conflictos que se estén viviendo,investiando sus causas y afrontándolos desde la complicidad de dos personas que están sufriendo las consecuencias de un pasado que han heredado, y de un monto de presiones sociales ,lo cual se convierte en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento tanto personal, como para el propio sistema de pareja.

No se debe,por tanto, vivir la crisis como una señal de fracaso, sino como una realidad que forma parte de la configuración de todo sistema humano condicionado por los factores antes descritos.El sistema irá madurando conforme vaya superando esos momentos de crisis intentando superarlos teniendo siempre como referencia el placer y el bienestar que se puede recuperar y potenciar , en cuanto que la pareja debe ser un espacio fundamentalmente placentero y por tanto fuente de satisfacciones.Son nuestros rasgos de carácter masoquistas, sádicos, compulsivos...los que distorsionan esta realidad y la contaminan.

De hecho el bienestar y el grado de satisfacción que se puede vivir en la pareja, el cual deben propiciar ambos miembros, pasa a ser el varemo principal para evaluar la funcionalidad del sistema .Por ello la insatisfacción, la irritabilidad, la decepción, la desidia pasan a ser señales de crisis .En ocasiones pueden ser resueltas por la propia pareja, pero en otras es necesaria la ayuda del especialista a través de la psicoterapia de pareja. Siendo el espacio adecuado para recuperar la funcionalidad del sistema o para que la separación sea fruto de una decisión asumida libremente de forma consciente y responsable por ambos miembros , compartiendo y elaborando las emociones que provoque en cada caso, y ayudando a gestionar los recursos individuales para afrontar la nueva realidad . De esta forma, lo que generalmente se vive como un fracaso, se puede llegar a experimentar como un último acto de amor compartido y necesario para poder seguir caminando por la senda de la vida.

Debo recalcar lo importante que es en estos casos recurrir a una psicoterapia,porque puede evitar auténticas tragedias personales y familiares, enfermedades psicosomáticas , procesos judiciales e incluso desfalcos económicos, siendo siempre, en mayor o menor medida un pérdida , del tipo que sea, para todos los implicados.Por ello debemos superar nuestros temores y resistencias narcisistas, y mirarnos al espejo (espacio terapéutico) para poder ver la realidad ,asumirla y poner los medios adecuados para transformarla de la forma más funcional y saludable posible para todos los implicados.

Recordemos que la pareja es un sistema vivo, donde nadie puede garantizar qué va a ocurrir mañana porque tampoco nadie nos puede garantizar qué nos va a ocurrir individualmente.

Los conflictos que se viven en la relación de pareja puede venir motivados por un cambio individual de valores , modificaciones laborales, presiones de las familias de cualquiera de los miembros de la pareja, la entrada de una tercera persona dentro del marco sexual, el nacimiento de un hijo, el fallecimiento de un familiar , o por cualquier otra circunstancia cotidiana.

Cuando surge la crisis, debemos tomar en consideración estos aspectos para intentar entender lo que está ocurriendo:

A) El cognitivo, es decir, cómo nos comunicamos, qué niveles de transmisión de valores, ideas, aficiones y proyectos existe con nuestra pareja.

B) El emocional, evaluando el nivel que existe de afectos, cariño, tristeza, anhelos, frustraciones.

C) La capacidad de placer , de goce, y de abandono sexual que se tiene con la otra persona.

De hecho se puede mantener una evaluación permanente del sistema de pareja analizando cuál de estos aspectos va debilitándose. Habrá momentos de la vida en que se dará más importancia a esa empatía sexual y momentos en que será más importante la afectiva, la cognitiva o la identificación laboral y social. La valoración que se haga de cada uno de ellos depende de momentos vitales, de edades y de nuestras circunstancias, pero de alguna manera siempre tienen que estar presentes, reflejando así la vivencia global de la relación. Si no es así se está llevando una relación de pareja parcial ,que a la corta o a la larga va a generar insatisfacción y como consecuencia desidia, aburrimiento y ausencia.

Una de las situaciones que puede formar parte del proceso de maduración de algunas parejas es la transformación del sistema de pareja en sistema familiar, pero también puede ser motivo de crisis, porque se corre el riesgo de que se diluya su identidad como pareja. Cuando se crea un sistema familiar deberían seguir existiendo tres identidades: la individual, la de pareja y la de familia. Cada uno de estos elementos tiene su “tempus” y su ritmo y en la mayoría de los casos ante las presiones sociales o del inconsciente individual se verán por la interacción de los ritmos individuales, de pareja y de familia produciendo conflictos y crisis a cualquiera de esos tres niveles.Lo cual debemos intentar evitar.

Así vemos como es frecuente que los conflictos de pareja comiencen o aumenten con el embarazo y/o la llegada del primer hijo (en todo tipo de parejas e incluyendo los procesos adoptivos) porque la atención deja de estar focalizada en el “otro”, cambiando el ritmo de la pareja ante las nuevas necesidades del sistema, sin ser conscientes la mayoría de las veces . Lo cual genera dinámicas inconscientes en los miembros de la pareja condicionadas por algunas de sus experiencias infantiles. En muchos casos la carencia afectiva que ha podido vivir alguno de ellos se intenta compensar con la relación de pareja. Esta dinámica se ve alterada al entrar un “tercero” en escena. La madre puede ver satisfecha esta carencia con su experiencia de embarazo y de crianza y el padre se puede sentir desplazado y “rechazado”,sintiendo celos, irritabilidad y deseos de pasar más tiempo con otras personas, con lo cual la madre empieza a sentirse sola y a suponer que el compañero ya no la quiere, confirmando la sensación del marido ya descrita, desarrollándose un círculo vicioso que se concreta en una disminución de la comunicación y de las relaciones sexuales, generándose una atmósfera tensa y nociva.

También podemos encontrarnos parejas que, viviendo conflictos importantes, se apaciguan durante el primer período de la crianza porque están “distraídas”, al ser su foco de atención la crianza, y porque al estar realizando una actividad común aumenta su sensación de complicidad. Pero con el tiempo los conflictos pueden volver con más virulencia al disminuir el foco de atención principal. Ya no hay que cambiar pañales, dar el pecho, estar pendiente de si se cae o no se cae, y de pronto las dos personas se miran de frente una a la otra y se dan cuenta que están juntos todavía, de que el otro está ahí, durmiendo a su lado, pero que no se “sienten”, que , no se reconocen, más allá de ser el “papá” o la “mamá”.

Vemos pues como la pareja es un sistema humano que va creando su propia configuración estructural peculiar en base al tipo de relación que se va desarrollando entre sus miembros. La cual a su vez depende de la Estructura y de las particularidades caracteriales individuales. Una vez organizada la Estructura del sistema de pareja, como todo sistema, tenderá a mantener un equilibrio que puede alterarse, con la consiguiente crisis del sistema, por diversos motivos, pero siempre en función de la peculiar forma de respuesta que tiene cada uno de los miembros, condicionado a su vez por su propia Estructura individual.

Esta alteración, como ya he dicho, se debe a factores que superan nuestro deseo, nuestra voluntad. Y esto es así porque provienen de fuera (presiones sociales y laborales) y también del condicionamiento inconsciente de cada uno de sus miembros. Por ello lo extraño es que no se produzcan crisis en una pareja o en un sistema familiar. Es más, si no se dieran estaría indicando una forma peculiar de relación que se suele ver reflejada en las parejas con Estructura disociada, como luego veremos. Otra cosa es la mayor o menor capacidad para gestionar y resolver las crisis, lo que puede suponer una vía de evolución y maduración de dichos sistemas, y por tanto de mayor bienestar para sus miembros. Y, en gran medida, eso está relacionado con el tipo o modelo de sistema que la pareja va articulando.

Hay muchas modalidades en el momento social actual, nuevas formas de relación que no sabemos que consecuencias pueden tener porque es muy poco el tiempo de existencia: parejas homosexuales, familias monoparentales, etc. La pareja clásica, la familia patriarcal que predominaba siglos atrás es actualmente un modelo más. Es el modelo más estudiado y del que se conocen más los conflictos que genera a su miembros y las consecuencias que tiene la convivencia en esos sistemas para los futuros adultos. Gran parte de la teoría psicopatológica psicodinámica lo ha tomado como referencia para el desarrollo de sus postulados teóricos. Es demasiado pronto para poder saber empíricamente las consecuencias que pueden tener los nuevos modelos. Pero sí sabemos ya algunas cosas y lo que observamos es que que están generando cambios no solo formales sino también estructurales .Cambios que también se deben reflejar en nuestra práctica preventiva y clínica, para poder sintonizar con la realidad actual.

De hecho sabemos que el sistema familiar (en nuestra sociedad occidental) es el espacio donde se ponen las bases para que el desarrollo estructural del ser humano sea más o menos saludable, junto con el sistema educativo y el social. Por eso hablamos de “ecosistemas”, porque son moduladores de nuestro desarrollo personal a todos los niveles.

En ese sentido, retomando las referencias psicopatológicas podemos hipotetizar sobre un modelo de pareja y de familia “ecológica”, es decir un sistema armónico donde se satisfacen las necesidades (fisiológicas, económicas, afectivas, culturales, educativas ,lúdicas...) de todos sus miembros sin dañar ni alterar las de los sistemas circundantes.

Esto recuerda lo que O.Kernberg define como “Amor sexual maduro, donde se expande el deseo erótico y lo convierte en una relación con una persona específica, en la cual la activación de las relaciones inconscientes del pasado y las expectativas conscientes de una vida futura como pareja se combinan con la puesta en marcha de un ideal del yo conjunto.El amor sexual maduro implica un compromiso en los ámbitos del sexo, las emociones y los valores”( Kernberg, 1995)

Nos referiríamos, por tanto ,a un eco-sistema, con un funcionamiento amoroso, expansivo y creativo, donde la pareja vive el deseo, manifiesta las pulsiones y tienen un proyecto común:

- Se reconocen las necesidades y responsabilidades de cada miembro de la pareja/familia , ocupando el espacio que les corresponde por su edad y experiencia

-Existe una comunicación abierta y directa, donde se manifiestan las pulsiones y los deseos sin inhibiciones pero con respeto y tolerancia,dentro de un ambiente de relajación y expansión y goce.

- Hay una dependencia funcional que permite la independencia de cada miembro ,que se articula en función de sus necesidades y que va cambiando con el tiempo ( no es lo mismo cuando se tienen 25 años a cuando se tienen 65, y el foco de atención es muy diferente cuando hay un bebe de 6 meses alcanza los 18 años)

-Se va creando un espacio de desarrollo sostenible donde se puede ir creciendo y madurando juntos, sabiendo vivir la realidad de la pareja, ejerciendo de núcleo vivo y activo de la familia. Sin olvidar que la familia existirá mientras exista la vida, pero que la pareja puede cambiar.

Este tipo de relación es muy difícil que pueda darse de forma permanente, debido a las características del sistema social y cultural en el que vivimos. Esto no significa que sea imposible mantener una relación de pareja estable. Pero para ello debemos partir del conocimiento y aceptación de nuestra realidad limitada (y en muchos casos patologizada) para desde ahí cambiarla. Evitando idealizar a las personas o al funcionamiento de los sistemas, lo cual siempre implica riesgos innecesarios.

Por ello, al mismo tiempo que desarrollamos nuestra función clínica, trabajamos en la prevención y desarrollo ecosistemas familiares donde los hijos, que son los que ocupan el primer lugar en la periferia del sistema familiar, tengan sus necesidades vitales suficientemente satisfechas para que el día de mañana, cuando articulen su propia pareja, tengan capacidades para establecer relaciones comprometida, responsables, libres, creativas , expansivas y amorosas .

Teniendo en cuenta ese objetivo voy a centrarme en el análisis de la relaciones de pareja que observamos en este sistema social occidental, con sus particularidades , potencialidades y sus límites.

8.2. DIAGNÓSTICO SISTEMICO-ESTRUCTURAL

Como ya hemos visto, la pareja , condicionada en su existencia por las presiones del sistema social, familiar y de las propias Estructuras de sus miembros es vulnerable y ,por tanto, tendente a vivir situaciones críticas. Una forma de hacerse fuerte, consiste en seguir modelos de comportamiento, y, en este sentido, cuanto más fuerte sea el modelo, más “fuerte” puede sentirse dicho sistema, en cuanto introyecta una “identidad social” y posiblemente unos beneficios indirectos. Y como consecuencia , si pasa a ser un sistema familiar, como ya mostrara W. Reich, se convertirá en una “célula de transmisión del sistema social,” (Reich, 1934).

La forma de relación que establecen, la amplían a la relación con los hijos sintiéndose seguros y apoyados en sus comportamientos y en sus formas educativas. Esto ha sido muy evidente en los sistemas sociales autoritarios y dictatoriales, donde claramente no han sido ecosistemas sociales, sino satélites siguiendo la órbita del sistema social dominante.

En los sistemas sociales occidentales actuales esos modelos no son tan claros ni manifiestos, lo que facilita el desarrollo de la diversidad pero con una tendencia a la confusión y a la vulnerabilidad porque la realidad estructural de sus miembros, en muchas ocasiones débiles, no se puede ocultar tras la impronta del modelo imperante.

En realidad los espacios donde se organiza la relación humana, entre ellos, la pareja y la familia, siendo ecosistemas, deberían tomar conciencia de la importancia que tiene su praxis cotidiana en el funcionamiento social, porque son una referencia y un modelo para los que dependen de ellos o están a su alrededor. De hecho si nuestro comportamiento cotidiano pudiera ser ecológico, es decir, empático, afectivo, estructurado, responsable, solidario, sostenible y basado en la “ética del amor” como suele decir mi colega B. de Paula, empezaríamos a realizar cambios en función de nuestra capacidad de modulación con los ritmos y necesidades naturales de nuestros hijos, alumnos, compañeros y de las nuestras propias. Pero ese contacto esencial, esa capacidad de modulación con los ritmos de lo Vivo la tenemos atrofiada y olvidada porque durante siglos los sistemas dominantes se han ocupado de sustituirla por valores basados en intereses individuales, el poder y las pulsiones secundarias. Eso es lo que realmente hace vulnerables a los sistemas humanos.

Por ello uno de nuestros objetivos es el de participar en la recuperación de la “memoria esencial”, de nuestro “contacto vegetativo”( Reich,1935), atrapado bajo los muros de nuestras fortalezas somatopsíquicas, de nuestra coraza caracterial. Para poder debilitar esa muralla... ”tráiganme todas las manos...” recitaban los cantantes del grupo Chileno “Quilapayún”. Es decir, establezcamos espacios de complicidad, de análisis y reconocimiento de las variables que organizan la realidad del sistemas para desde ahí , ver como cambiarla.

Considero que en el caso de la pareja las variables sistémicas que reflejarán el carácter social ( miedo, dominio, poder, perversión...) facilitando un patrón de organización , y por tanto una estructura , siendo, por tanto, los focos de atención de nuestra intervención , son los siguientes:

a) COMUNICACIÓN: abarca las particularidades y mecanismos que sus miembros utilizan para relacionarse entre sí a cualquier nivel

b) MANEJO DE LAS PULSIONES: con esto hago referencia a las formas que se emplean para gestionar y vehiculizar la agresividad, los anhelos, los temores, las inseguridades, etc.

c) SEXUALIDAD: Incluyo las distintas forma de canalizar y trasmitir los afectos, la influencia del género y de los roles sexuales, las fantasías veladas y las formas de seducir así como las dinámicas de goce tanto a nivel individual como entre los miembros de la pareja.

d) GESTIÓN DE LO COTIDIANO Y PROYECTO: El reparto de funciones, de tareas (la compra, la limpieza, los ingresos económicos, el mando de la TV...) de roles, así como las perspectivas futuras para realizar algo en común . Hemos de recordar que todo sistema vive el aquí y ahora en función del futuro a diferencia de la Estructura individual en la que lo concreto está condicionado por el pasado.

Tomando como referencia estas variables, siguiendo los criterios del DIDE, podemos realizar una evaluación, para poder planificar una intervención diferencial en función de las diferentes Estructuras sistémicas.

Teniendo siempre presente que es una forma de aproximarnos a la comprensión de este fenómeno humano y que , como en cualquier otro, no podremos generalizar. Hemos de aproximarnos a esta tipología, ejerciendo una epistemología de la pareja y teniendo por tanto muy presente la forma de percibir la relación afectiva, las necesidades cotidianas, los anhelos, y las expectativas .

Así pues, en base a las combinaciones que se van a producir al interrelacionarse la Estructura de cada uno de los miembros de un sistema de pareja, la propia Estructura de la pareja y las circunstancias externas podemos modular unas referencias epistemológicas que nos permitan una actuación clínica y preventiva más eficaz.

“Este es, por tanto, el punto de partida de la aplicación de la P.B.C. al terreno de la pareja en crisis, el diagnóstico diferencial estructural, en este caso, individual y del sistema. Lo que nos vas a permitir comprender la lógica de la crisis y la forma de actuar de ese sistema, factor muy importante a la hora de planificar un abordaje terapéutico, sea cual fuera el problema por el que aparecen en consulta, así como a comprender la forma específica de relación de la pareja.

Y desde ese punto de partida ir investigando y elaborando los cuatro aspectos que caracterizan a toda pareja: la comunicación, el manejo de las pulsiones en la cotidianidad, la sexualidad y los proyectos comunes.” (Serrano. 2003)

Estos aspectos se abordarán siempre dentro de un marco caracteroanalítico focal, a partir del cual se comprende mejor la forma de percibir y de actuar del otro, y lo que provoca la forma de actuar de uno mismo .Y donde se irán encontrando muchos paralelismos entre estas, las biografías individuales, y el tipo de relación que establecieron con sus propias familias históricas.

 

Teniendo en cuenta que el foco problemático que presenta la pareja en crisis suele ser diferente de la variable que va ligada al síntoma tomando formas diversas en función de la Estructura de pareja en la que se desarrolla dicha variable.Siguiendo con el ejemplo anterior ,el síntoma (las ausencias y las borracheras) tiene que ver con la variable que denominamos “gestión de los cotidiano” pero el foco problemático que ha desestabilizado a la pareja ha sido la forma de comunicación que mantiene determinada por su Estructura Fusional.

Veamos un ejemplo para entenderlo mejor.Muere la hermana de la mujer en una pareja heterosexual, lo cual vive con mucho dolor, tristeza y sufrimiento .Si su sistema de pareja es Fusional tendrá una repercusión muy grande en el otro miembro de la pareja ,que también lo vivirá con mucho dolor y tristeza,sin saber si es por la muerte de la cuñada o por el sufrimiento de su compañera.Se vive un “contagio” emocional. Si su sistema de pareja fuera Adaptativo , el hombre se vería afectado por el dolor de su compañera y se encontraría afectado unos días intentando animarla para que pase la situación cuanto antes. Mientras que si su sistema de pareja fuera el Disociado, el compañero no tendría ninguna reacción emocional, aunque actuaría de la forma más adecuada tal como indica el protocolo,asistiría con seriedad e incluso con tristeza al velatorio, al entierro, a la misa…

Desde nuestra práctica clínica observamos en la realidad social actual tres tipos de Estructuras en la pareja : la pareja Fusional, la Disociada y la Adaptativa.

8.2.1. PAREJA FUSIONAL

Utilizo este término para definir al sistema de pareja cuya relación se caracteriza por la necesidad visceral que tienen sus miembros de permanecer juntos estableciendo unos lazos de dependencia muy fuerte, buscando en gran medida compensar carencias y vacíos afectivos acontecidos en la historia infantil de uno o de sus dos miembros, en particular durante el período primitivo (neonatal).

De hecho suele observarse en sus miembros una mayor carencia amorosa respecto del objeto primitivo (madre o sustituta). En esta unión y convivencia las dos Estructuras individuales se van fagocitando de manera que se pierde la identidad individual, existiendo y permaneciendo solamente la del sistema. Hay una gran dependencia de una persona con la otra por la búsqueda de compensación afectiva.

En casos extremos todo lo que hace uno tiene que pasar por el beneplácito del otro y viceversa. La sensación de soledad es insoportable, no se toleran espacios vacíos, y la responsabilidad ante cualquier tema es compartida de tal forma que da la impresión de que son una sola persona.

Estas parejas pueden estar siempre juntos hasta la muerte de uno de sus miembros . No pudiendo soportar la pérdida porque el proceso simbiótico hace que prácticamente el alma sea compartida. Metafóricamente diríamos que es un sistema con dos cuerpos pero sólo un alma . Pero ,por la misma lógica, nos podemos encontrar con una reacción muy diferente,donde un miembro de la pareja de forma sorpresiva, sin avisar ,desaparece .Comportamiento que se refleja muy bien en ese dicho “se fue a por tabaco y no volvió.Al no tener arraigo ni identidad, la historia puede olvidarse con mucha facilidad si alguna circunstancia les secuestra su atención: un trabajo muy prometedor, otra persona...Es importante que tomemos conciencia de que esta conducta sólo pueden tenerla personas con una Estructura concreta , y que comportamientos antagónicos pueden responder a un principio funcional común, lo cual constituye uno de los principios teóricos del“funcionalismo Orgonómico” ( Reich,1949e,1952).

En este caso concreto ,más allá de la estructura del sistema, la persona que desaparece solo puede tener una Estructura Mimética-psicótica. Es incapaz de transmitir la realidad a la otra persona,y de esta forma no sufre ,porque rompe el vínculo con la misma facilidad con la que lo había establecido, y porque ha creado uno nuevo con otra persona o con una nueva situación vital.

Evidentemente,en función de la Estructura que tenga la persona que sufre ese abandono,el sufrimiento puede variar , pudiendo “in extremis” ser insoportable hasta el punto de provocar una reacción suicida .

Pero esta reacción de fuga es poco habitual, siendo lo más frecuente la dinámica permanente de dependencia-vincular. Suelen llegar a consulta en situaciones de duelo o en crisis generalmente causada por factores externos, por los satélites que forman el sistema familiar, como puede ser algún problema de los hijos ,crisis laborales muy fuertes,etc.

De hecho tienen más conflictos de familia que de pareja, porque al existir un núcleo tan simbiótico les cuesta ver sus propios conflictos, cuando existen, situando en un segundo plano todo lo que hay a su alrededor incluyendo los hijos con los que no crea un vínculo al establecerlo, y no tienen energía o disposición para romper esta dinámica.

Veamos como articulan las variables relacionales:

Comunicación: Se caracterizará por una comunicación emocional basada en interpretaciones, más que en referencias cognitivas. Son frecuentes los chantajes afectivos expresados de forma analógica con un código de comunicación fundamentado en el imaginario que nunca se desvela.

Por ejemplo, dentro de una relación Fusional uno de los miembros de la pareja periódicamente se va de casa y se emborracha, pero el otro miembro de la pareja no lo comenta, no dice nada, no pregunta, y eso se convierte en una tendencia estableciéndose uno códigos de comunicación incluso con los hijos “no molestes a tu padre que está mal”.

Se llega a asumir que eso es así, uno no explica por qué se ha emborrachado y el otro no lo cuestiona y se intenta mantener la estabilidad de ese comportamiento. Si un día el borracho no viene a casa se produce la desestabilización porque lo que se hacía ya no se hace, se ha roto la rutina, el ritual y se empieza a vivir el desamor “ya no me quieres” y es entonces cuando se le cuestiona el comportamiento y el otro se defiende porque no está acostumbrado a que se le pregunte.

Por otro lado pueden darse en las parejas Fusionales una tendencia a las contradicciones en los mensajes, por ejemplo, uno se queja de que el otro no muestra que le quiere pero cuando éste se acerca se le rechaza. Como no hay comunicación no se dice cómo quiere que le quieran. Este doble mensaje bloquea al otro que empieza a moverse en el mundo del imaginario.

Pulsiones: Se manejan de forma comedida y aunque se den las exaltaciones puntuales, por lo general se evitan.

Proyectos y gestión de lo cotidiano: Se organizan los proyectos de forma compartida, se dan elementos de apoyo que marca la dependencia.

Sexualidad: La sexualidad es importante para este tipo de parejas pero desde la vivencia afectiva (búsqueda del contacto, del piel a piel, la proximidad). En términos técnicos diríamos que la sexualidad está condicionada por sus demandas orales, siendo más importante el contacto epidérmico que el genital.

8.2.2. PAREJA DISOCIADA

Es un sistema basado en una relación disociada puesto que cada uno lleva una dinámica particular, bien con los hijos, bien con actividades sociales diversas.

Suelen ser parejas con ciclos maníaco-depresivos muy marcados, compuestas por personas que están constantemente refugiándose en la hiperactividad (laboral, sexual...) para no parar, para no encontrarse con ellos mismos, con su núcleo depresivo o su vacío, y por tanto con el vacío que sienten en la relación de pareja. Están permanentemente en una huida hacia delante impidiéndose la posibilidad del encuentro .

Es la pareja que cohabita pero en la que no hay contacto ,complicidad ni enamoramiento. Cada uno lleva vidas paralelas conviviendo dentro del sistema con conflictos en todas las áreas que intentan ocultar, porque tienen mucho empeño en dar la imagen de que todo va bien.

Entrar en contacto con su disociación les llevaría a la crisis inmediata, por lo que intentan mantener el sistema familiar a toda costa apoyándose en él y convirtiéndolo en un objetivo de logro: la educación de los hijos, los objetivos sociales y económicos, el bienestar, etc. Para cubrir las necesidades del sistema y al tiempo las de sus Estructuras individuales, mantienen esas dobles vidas. Siendo proclives a establecer lazos de “amante” con otras personas, con quien se distraen y establecen proyectos puntuales.

De esta forma se convive sin que desarrollen un núcleo, creándose pequeños subsistemas dentro del sistema familiar, con preferencias y alianzas entre alguno de los padres con alguno de los hijos.

Comunicación: Se basará en la verbalización cortical, gran uso del imaginario. Comunicación fría, vacía, desde lo cognitivo.

Pulsiones: Las pulsiones estarán muy veladas y si salen a la luz se racionalizan. Suelen surgir problemas cuando llegan los hijos porque se les desplazaran los conflictos. En estas parejas nucleares son frecuentes las alianzas de uno de los progenitores con los hijos. Esas complicidades dividirán más a la estructura, la disocian y cuando acontecen las separaciones se vivirá a los hijos como una posesión más que se quiere tener, llegándose a procesos de guarda y custodia muy complicados.

Proyectos y gestión de lo cotidiano: Estructura con un patrón de organización muy práctico y funcional porque intentan funcionar a nivel social y se pretende alcanzar una buena economía del sistema a todos los niveles, no solo el económico (“ahora toca comprar la casa, ahora toca tener el segundo hijo”). Todo está planificado, por pasos y este funcionamiento depende de la imagen y las dinámicas externas más que de las necesidades personales porque no entran a contactar con ellas.

Sexualidad: En ocasiones no saben ni que existe la sexualidad, la ejercen a veces bajo el efecto de la ingesta de drogas. La espontaneidad en la sexualidad es desconocida para este tipo de Estructuras de pareja. Generalmente se da una falta de deseo sexual.

Los roles de género en esta pareja se van a vivir muy vinculados a la imagen, recordemos que se trata de un tipo de Estructura de pareja que vive muy pendiente de la imagen que proyecta.

8.2.3. PAREJA ADAPTATIVA

La defino así porque su relación suele ser el resultado de la síntesis entre el principio del placer y el de realidad, entre la razón y los afectos y pulsiones. Se sienten unidos pero sin perder la identidad individual, teniendo en cuenta las necesidades propias y las del sistema. Su principio es el de la adaptación a las situaciones cotidianas, siendo una de ellas la separación, la cual abordan como una situación extrema pero posible. Teniendo en cuenta que todo esto se vivirá bajo las influencias de los rasgos de carácter propios de sus miembros.

Compuesta por personas que están condicionadas por la dependencia edípica y menos por la primitiva. Esto significa que el miembro predominante de la pareja o ambos han vivido su asentamiento caracterial en el momento de acceder a la realidad triangular familiar desarrollándose una fuerte competitividad. O bien con el padre para conseguir a la madre o viceversa, produciéndose una auténtica problemática con la autoridad condicionada por el miedo a la castración .

Estas parejas son más conscientes de las crisis, porque tienen una identidad individual y conciencia de sí mismos, pero también desean una identidad de pareja. Sienten necesidad de compartir la vida cotidiana, eligen desde el enamoramiento y la pasión. Lo cual se va transformando generalmente en desamor y una aburrida rutina. Como son las que más entran en contacto con el conflicto, también entran más en crisis, y son también las que más demandan la terapia.

Comunicación: Van a reproducir las dinámicas familiares que han vivido, con un predominio de lo edípico y de los elementos narcisistas y fálicos, con todo esto no es extraño que exista conflicto permanentemente. La insatisfacción se presenta de forma manifiesta rodeando al sistema, no se trata de un insatisfacción velada como en la Estructura Disociada, ni está compensada por el elemento nutritivo como en la Estructura Fusional.

El problema fundamental de comunicación es la falta de escucha y la manipulación del discurso, se da una instrumentalización de la información usando las trampas y las ambigüedades. Escuchar supondría entrar en contacto y en esta Estructura sabemos que se da una dificultad de contacto.

Estamos ante una Estructura de pareja muy reactiva, los problemas sociales y laborales se descargan con la pareja y según los rasgos caracteriales de las Estructuras individuales de los miembros de la pareja los matices del conflicto serán el histrionismo o la compulsividad.

Se van a dar con frecuencia los dobles mensajes digitales, por ejemplo, él se queja de que ella nunca hace la cena y el día que la hace él dice “qué asco, esto está horrible”.

Pulsiones: La rabia, los temores, la tristeza, la insatisfacción se muestran de forma muy irracional lo que supone un desgaste importante pudiéndose llegar a dar fugas o mecanismos en los que se instrumentalizan elementos externos para paliar el nivel de tensión, la separación se vive como fracaso porque es una herida narcisista por ello la evitan y porque se suele estar enganchado a una dinámica sado-masoquista. Las pulsiones no se contienen, están a flor de piel, lo que les lleva al conflicto constante. A los hijos les salpica todo esto.

Estas parejas también presentan cierta tendencia a la dispersión con otras parejas, con otros grupos.

Proyectos y gestión de lo cotidiano: Es recurrente discutir por los roles y el reparto de tareas. Lo doméstico también se instrumentaliza mucho.

Sexualidad: Va y viene, pueden pasar de la tranquilidad absoluta a mucho movimiento. También se instrumentaliza esta variable para agradar, para fastidiar… Es frecuente en estas parejas que vivan la venganza a través de la sexualidad.

8.3. CONFLICTOS Y RIESGOS EN BASE A LAS ESTRUCTURAS DE PAREJA

8.3.1. EN LA PAREJA FUSIONAL

Junto a la aparente ventaja que tiene la situación simbiótica fagocitante, donde el uno lo es todo para el otro y hay una sensación de gran contacto y comunicación, el gran riesgo es que esa simbiosis esté basada en el dominio. Es la relación de tipo sadomasoquista que se da en algunas parejas en las que se llegan a producir los malos tratos, la violencia doméstica, la sensación de completa nulidad de uno de los dos miembros. La relación amorosa se convierte en una relación de poder donde, sobretodo la mujer, vive un alto nivel de sufrimiento, soledad y dependencia, sometida por el hombre. Sin embargo constantemente lo justifica y mantiene la estabilidad de esa situación. Es decir, se hace cómplice porque es mayor la necesidad que tiene de su contacto y de la permanencia con él, que todo el daño que sufre. Oculta la realidad porque ha perdido o le han secuestrado el alma.

Generalmente uno de los dos, que suele ser el hombre, niega que haya un conflicto y piensa que todo se debe al estrés, al trabajo, o a la presión. Además tiene el arte de convencer, de calmar automáticamente la ansiedad y apaciguar la sensación de cuestionamiento que experimenta la mujer. Por eso es tan difícil que ella salga de ese secuestro, porque se crea el síndrome de Estocolmo, es decir, participa, avala y defiende al secuestrador, se hace cómplice de él porque ha creado una situación simbiótica, ha perdido su identidad y la ha transformado en identidad de la pareja. No es nada si no está con él, no hay nadie más en el mundo que él. Eso significa que ha habido un proceso de alteración perceptiva, cognitiva, emocional e individual previo pero que curiosamente se produce a partir de la creación del sistema de pareja. Algo les ocurre a esas personas que dentro del sistema de pareja, “enloquecen” y entran en la sensación de ceguera y dependencia mutua completa.

Recordemos que en la pareja se reproducen roles, dinámicas pulsionales, de comunicación, que están condicionadas por el sistema familiar vivido con antelación, incluso, no ya sólo por el sistema familiar, sino por algo más irracional, inconsciente y arcaico, que son los condicionantes vinculados al primer sistema de pareja: la díada con la madre, pareja funcional simbiótica muy fuerte. Lo acontecido con esta relación influye en la forma de sentir después a las parejas posteriores; de hecho, podemos partir de la base de que precisamente las parejas simbióticas no perciben al otro o la otra como alguien real, sino que viven la imagen idealizada de la madre.

A quien buscan, con quien quieren estar, con quien sienten que están, con quien viven la compensación cotidiana de aquello que no han tenido, es con esa madre, y experimentan el anhelo, la nostalgia de ese pecho perdido, de ese contacto no tenido, de ese calor, de esa sensación de afecto, de fusión, de piel. A partir de ahí, la persona que refleja la imagen de esa figura automáticamente es secuestrada por ese atrapamiento reproduciéndose la díada madre-bebé dentro de la pareja. Es una reacción inconsciente, que rebasa nuestra conciencia.

8.3.2. EN LA PAREJA DISOCIADA

La relación de convivencia se convierte en una relación de intercambio de intereses, se rutiniza la vida, los años van pasando alrededor de alguien a quien no se deja por intereses vinculados a ideología, economía, pulsiones. A veces son pactos verbalizados, no necesariamente es una dinámica hipócrita o cínica. Hay pulsiones muy particulares que les mantienen pero donde no hay contacto, comunicación ni proyecto; hay soledad, rutina, monotonía y vacío compartido que es lo que caracteriza a este tipo de pareja. Otro riesgo es que va creando existencialmente una sensación de descenso fuerte de autoestima y va corroyendo la identidad individual; aparte de eso, pasan los años y esos intereses que estaban manteniendo la dinámica del sistema empiezan a no ser tan palpables ni tan necesarios, o empiezan a ser más necesarios otros porque la edad también modifica la percepción y va creando cambios existenciales, por lo que las necesidades van cambiando.

Llegan a la consulta con la sensación de no saber qué pasa, no estar a gusto, pelear mucho, no estar juntos, discursos que constantemente estamos escuchando. Sin embargo, cuando entran en contacto con la realidad del tiempo se dan cuenta de que el conflicto viene de veinte o quince años atrás y que ya no tienen las posibilidades que hubieran tenido de crear un nuevo sistema. El pánico consigue que vuelvan a cerrarse y a seguir su vida intentando que no pase nada, es decir, no solo no quieren plantearse el cambio, sino que ni siquiera aceptan que se les nombre el fantasma de la separación. Para no enfrentarse a ese miedo no cambian el estado de cosas, porque eso significaría mirar al otro, la realidad de la pareja y del sistema, y si lo miran muy de cerca puede pasar que esa realidad sea irreversible, porque con esa vivencia rutinaria y vacía, repetida durante años llega a perderse (si lo hubo alguna vez) el elemento inicial que vincula a dos personas, que es el impulso amoroso. Con lo cual el supuesto enamoramiento pasa a ser otra fantasía, pues ha desaparecido completamente.Máxime ,cuando por el camino, han podido existir encuentros con otras personas donde fugazmente se han sentido enamorados. .

A pesar de todo, los miembros de estas parejas permanecen, y cada vez es más difícil plantearse la crisis y el contacto con la realidad. Para mantener esa situación de vacío, de convivencia en la rutinización, es necesario que las Estructuras individuales tiendan a la evitación del contacto con la realidad, pues si no fuera así, sería imposible mantener esta situación. Su foco de atención se centra en actividades sociales olvidando sus necesidades internas, vitales y emocionales. Esto se contagia , y lo que en principio pudo ser el funcionamiento de uno de sus miembros pasa a ser el de pareja. Con el tiempo esa dinámica va organizando un sistema muy rígido donde la crisis es cada vez mayor y más complicado asumirla.

8.3.3. EN LA PAREJA ADAPTATIVA

Son parejas que basan su relación en la atracción y el enamoramiento, pero cuya convivencia está dominada por los conflictos. En mayor o menor medida están presentes todos los elementos que dan identidad a un sistema de pareja : un cierto nivel de comunicación , capacidad para manifestar sus pulsiones, atracción mútua y deseo sexual así como una coincidencia en los proyectos .Pero con el tiempo los rasgos de carácter de cada miembro de la pareja se van manifestando de forma más neurótica y los conflictos va enturbiando la relación y mermando la fuerza de los elementos antes manifiestos.Se permanece en el conflicto, se acostumbran a ello y van perdiendo la perspectiva lúdica y placentera que predominaba al principio de la relación.

De esta forma el sistema se convierte en un “espacio basura”,donde ,bajo esa aparente “permisividad” conflictiva,sus miembros, en mayor o menor medida, descargan las tensiones y las frustaciones que viven en otros espacios sociales donde esa “permisividad” no existe,como el trabajo o la familia histórica.Siendo un disparador que arrastra también otras frustaciones personales, sexuales, económicas,etc y que se manifiestan a través de la irritabilidad, la susceptibilidad, la inhibición del deseo o el mutismo.Como vemos ,todos ellos, mecanismos típicamente neuróticos.

La trampa es evidente.Se va destruyendo día a día aquello que más se quiere y que puede ser la fuente de nuestra vitalidad y de nuesta alegría:el espacio de pareja y, cuando existen los hijos, de familia. Lo que ocurre es que inconscientemente, se está reproduciendo la dinámica neurótica que se ha vivido en la infancia dentro de el espacio familiar histórico, a través de las manifestaciones conductuales caracteriales.

Por otra parte, las parejas con esta estructura tienen un pronóstico clínico más favorable que el resto. El problema es que generalmente piensan que pueden resolver este tipo de problemas sin ayuda, y se va agravando la situación al no acudir a la consulta en las primeras crisis.

La canalización de pulsiones y frustraciones de lo cotidiano se suma al estrés consecuencia del elemento inconsciente histórico, que se descarga sobre la persona con la que se vive . La pareja pasa a ser el lugar donde se reproducen muchos de los aspectos de los roles históricos, familiares, y como consecuencia de esto, pasan cosas que no entendemos si no es desde la lógica del inconsciente,caracterológica, que sólo podemos entender en un espacio terapéutico, donde se maneje esa dinámica y se enseñe a traducir ese lenguaje. Lo cual permite que se se empiecen a conocer más el uno al otro, tanto en lo cotidiano, como en aquellos aspectos que ni siquiera ellos mismos eran conscientes, pero que al otro no le son del todo ajenos, porque, sabemos que es mucho más fácil ver la conducta y el conflicto del otro que verse a uno mismo. Precisamente el espacio terapéutico ejerce ,entre otras, esa función de espejo, donde pueden ver aquellas dinámicas que bloquean el camino y paralizan la relación.

En algunos casos, aún cuando se haya perdido el deseo, puede seguir habiendo bienestar, comunicación, complicidad, desarrollo y crecimiento común, y es ahí cuando se plantea si ese deseo perdido se debe a algún aspecto que no se controla. De hecho, muchas veces la pareja recupera el deseo perdido, porque puede tener que ver con un problema de comunicación o de inhibición de pulsiones y que repercute en la relación sexual directa o indirectamente.

La separación es el último recurso, aunque afortunadamente tenemos siempre la posibilidad de “morir”. Antes de eso es importante aprender a permanecer mientras sea funcional, no por masoquismo sino porque comprender la crisis, aprender de ella y neutralizar las causas que la han puesto en marcha lleva su tiempo, y es un tiempo de la pareja, no de uno de sus miembros, aunque pueda tener más responsabilidad alguno de ellos en un momento dado.Es cierto que, en última instancia, puede ocurrir que esos conflictos que se ven más claros en el espacio terapéutico sean irresolubles, porque realmente se haya creado ya tal distancia entre ambos o tal grado de insatisfacción que el sistema deja de ser funcional y beneficioso para sus miembros. Es algo que las parejas con esta estructura,con los medios adecuados, pueden asumir y vivir como una experiencia conjunta y de cambio ,sin destructividad ni agravios.Lo cual es muy beneficioso tanto para ellos como para los hijos en caso de que existan. con todas las consecuencias que pueda tener para los hijos y las hijas.

Por ello ,también en estos casos, la asistencia clinica es también un espacio de prevención y de cuidado de todos los miembros del sistema.

8.4 ENCUADRE Y TIPOS DE INTERVENCION CLINICO-PREVENTIVA

Dentro de las problemáticas que surgen en el sistema familiar o de pareja podemos realizar tres abordajes:

a.- Asistencia preventiva: Se trata de abordar y neutralizar los problemas que surgen en un sistema familiar o de pareja con el objetivo de que no se creen conflictos más profundos.

b.- Atención en crisis: Se trata de atender a las personas que forman parte del sistema y acuden porque están en crisis (violencia doméstica, intentos de suicidio…) debido a comportamientos que suceden en la pareja.

c.-Mediación : Desde hace unos años se está introduciendo la figura del “mediador” que intervienen ante la decisión de separación o divorcio . Suelen ser personas que tienen conocimientos jurídicos ,psicológicos y pedagógicos o equipos que aglutinan estas funciones , y que ,a partir de un contrato escrito,y utilizando el diálogo y estategias no-violentas ,intentan que los implicados tomen los acuerdos más apropiados y beneficiosos para todos.Es una medida de intervención social “ecosistémica que se diferencia de la terapia familia en que es es esencialmente interdisciplinario ,careciendo de objetivos terapéuticos. ”(Parkinson, L,2005) .Actualmente, en el Estado Español hay unos acuerdos reguladores entre centros de mediación y comunidades autónomas .Dentro de nuestros equipos clínicos hay centros que trabajan con mediación,siendo en muchos casos un paso previo, y a veces paralelo, a una atención psicoterapéutica

c.- Asistencia clínica: Generalmente una de las dos personas toma conciencia de la situación de riesgo que está viviendo el sistema y convence al otro para buscar ayuda terapéutica .Si después de la evaluación del sistema se ve necesaria empezar unapsicoterapia de pareja, se marcará el encuadre y el proyecto terapéutico, commenzando la “psicoterapia de pareja breve caracteroanalítica” .El objetivo es aprovechar la crisis para comprender las causas que la provocan ,tomando más conciencia de la realidad y poder gestionarla mejor.Indirectamente se está haciendo un trabajo preventivo, también se están pueden tomar acuerdos como se pretende en la mediación, pero el encuadre es clínico y el enfoque psicoterapéutico, esto implica que el objetivo está en investigar los hechos( en este caso la relación de pareja) aprender de ellos y aplicar esas enseñanzas,teniendo siempre presente la correlación entre lo personal y lo social que constituyen el sistema de pareja.

Por eso, en algunos casos puede ser interesante llevar a la par una mediación y unapsicoterapia de pareja,lo cual se puede decidir en la evaluación previa.

En algunas ocasiones la necesidad de comenzar la “psicoterapia de pareja breve caracteroanalítica” (Serrano, 2004, c) puede surgir durante el tratamiento individual de uno de los miembros. En cuyo caso, el abordaje de la pareja lo llevará a cabo otro especialista para facilitar la objetividad al desarrollarse el proceso en un espacio nuevo para todos los participantes. Pero también puede producirse ante la demanda directa de una pareja donde ninguno de sus miembros esté realizando una psicoterapia.

El tratamiento es de una duración similar o incluso menor al de una P.B.C. individual. Esto es, de 8 a 20 sesiones de una hora de duración y con una frecuencia preferiblemente semanal. Considero que realizar tratamientos de pareja con una duración mayor (conozco colegas que pueden estar más de un año con sesiones semanales) ocasiona una dependencia excesiva del terapeuta que va en detrimento del sistema de pareja al menoscabar su capacidad para afrontar decisiones responsablemente y su autonomía como sistema propio, con la consiguiente yatrogenización clínica. Si la pareja no resuelve una crisis en ese lapso de tiempo es porque las particularidades estructurales de alguno de sus miembros, o de ambos, lo impiden, siendo necesario el abordaje individual dentro de un encuadre de psicoterapia breve o profunda.

Hay varios tipos de tratamiento en función de la realidad que presenta el sistema y de los objetivos clínicos:

Tratamiento de cada miembro de la pareja: Cada miembro de la pareja ve a un terapeuta distinto ,si bien los terapeutas mantienen intercambios de lo que ocurre en los espacios individuales .P.Martin la denominó “técnica esteroscópica”(Martin,1976).

Considero que en la actualidad, este encuadre sigue siendo recomendable en conflictos donde la agresividad es muy alta y hay una fuerte dificultad de comunicación que ha ocasionado un deterioro personal suficiente,que si no se afornta no es posible abordar sesiones de pareja. Tras una primera sesión de evaluación de la pareja se aconseja que cada uno tenga un espacio donde poder ordenar sus conflictos, para después volver al espacio de pareja. Lo cual debe acontecer después de ese tiempo de terapia individual.En mi experiencia este encuadre se puede aconsejar no solo en la entrevista de diagnóstico sino en la primera fase del tratamiento porque dichas dificultades se manifiesten en sesiones posteriores, pero siempre se debe de detectar al principio del tratamiento.

”Foursome” o tratamiento a cuatro “consiste en que la pareja en conflicto es tratada por una pareja de terapeutas”(A.Bobé y C.Testor,1994). Algunos modelos señalan la conveniencia de que esos terapeutas sean pareja realmente, otros, en cambio, no están para nada de acuerdo con esto. Este encuadre foursome,lo considero útil para abordar conflictos sexuales y conflictos de violencia doméstica donde es importante poder cubrir las necesidades de identificación de género. La mujer necesita una mujer para sentirse escuchada y el hombre necesita un hombre, pero lo hacemos todos juntos. Históricamente (terapia sexual americana de los años 70) este tipo de encuadre lo utilizaban lo utilizaban los sexólogo en el tratamiendo de los trastornos sexuales ya que partían de la base de que un terapeuta masculino escuchando la sexualidad de una mujer facilitaba poco la empatía, que aumentaba cuando la terapeuta era mujer. Este encuadre se ha aplicado con posterioridad a la violencia doméstica, así creamos una mediación bajo el standard de la identificación de géneros.

Tratamiento individual y tratamiento de la pareja: Los dos pacientes hacen terapia individual focal con terapeutas individuales, distintos y paralelamente hacen terapia de pareja con un terapeuta de parejas. Los terapeutas serán los convenientes a ese tipo de conflicto, generalmente el que terapeuta y paciente sean del mismo sexo es importante al interior de la identificación y de las características de un proceso focal. El sexo del terapeuta de pareja es indistinto, en principio.

Este modelo sería el que recoge, en su encuadre, las respuestas individuales ante las crisis que se dan a partir de un conflicto de pareja.

Cada paciente tendrá una sesión semanal o cada 10 días de terapia individual y una sesión quincenal de terapia de pareja. Los dos pacientes han de saber y consentir que el secreto profesional se abrirá a tres terapeutas. Podemos variar esta modalidad cuando uno de los miembros de la pareja hace terapia individual y el otro no. La funcionalidad de esta actuación vendría dada porque la crisis de pareja se ha producido por un conflicto serio de uno de los miembros de la pareja debido a que se han disparado aspectos del propio sujeto, que corresponden a su Estructura y que necesitan ser abordados en un espacio individual para contenerlos y se tome conciencia de cómo están afectando a la relación de pareja.

También en estos casos la colaboración ha de ser grande entre los terapeutas ya que los planteamientos han de ser globales , los objetivos generales y el tiempo ha de estar coordinado, de manera que las sesiones individuales acaben antes que el tratamiento de pareja.

Modelo clásico de psicoterapia de pareja: También llamada por Jackson “terapia conjunta”( ver Martin, 1976) donde un terapeuta atiende a la pareja. “Es un método operativo,basado en el postulado de que las relaciones interpersonales involucran dos niveles de comunicación que a su vez permiten la existencia de relaciones de doble vínculo”(Martin, 1976)

8.5. MEDIDAS CLINICAS DE INTERVENCION

Durante las sesiones se irán analizando situaciones cotidianas repartidas en los cuatro aspectos antes descritos:

a.- COMUNICACIÓN ,donde debemos tener presentes las aportaciones del modelo sistémico, en concreto las aportaciones de Haley ( ver Martin,1976) al aplicar “las inferencias de la teoría del doble vínculo,al demostrar de qué modo la comunicación puede funcionar como una información y una orden al mismo tiempo.En cuanto orden ,cada comunicación redefine la naturaleza de la relación que mantenemos con la otra persona.De ahí que el centro de atención sea el tipo de relación que establecen insistiendo en que “ el paciente es la pareja y no los miembros que la integran “ ( Martin, 1976).Y también las aportaciones de Reich y de otros autores psicocorporales como S.Keleman(1978) que nos facilitan la comprensión de aquellas manifestaciones analógicas que se transmiten a través de los gestos , tono de voz, y otras reacciones corporales espontáneas que tienen los miembros de la pareja durante las sesiones y que es importante desvelar.Siendo también muy válidas algunas técnicas de la terapia gestalt como la “silla caliente” ( ver Peñarrubia, 1998)

b.- MANEJO DE LAS PULSIONES ,teniendo en cuenta las aportaciones de algunos autores psicoanalíticos, en particular las de Kernberg(1995) y las propias de la Vegetoterapia y la PBC.

c.- SEXUALIDAD ,teniendo presente las aportaciones de la sexología clínica y las deW.Reich( 1927,1949) quien a diferencia de otros autores identifica la libido como manifestación del instinto sexual y no de la pulsión sexual, en cuanto que la sexualidad para Reich es un instinto regulado a través de la función del orgasmo, que las restricciones de este sistema social han convertido en pulsiones parciales condicionadas por las fijaciones libidinales en las distintas etapas sexuales y ,por tanto , incapaces de satisfacer plenamente.Esta diferencia será fundamental en el abordaje de la terapia de pareaja, en particular cuando la sintomatología presentada esté más vinculada a las disfunciones sexuales ( ver Serrano 1989 a,2004,c)

d.- GESTIÓN DE LO COTIDIANO Y PROYECTOS COMUNES,donde tendremos en cuenta algunas estrategias facilitadas por el modelo constructivista y el cognitivo conductual, así como la logoterapia y la gestalt

Teniendo en cuenta las aportaciones descritas, en nuestra forma de abordar la terapia de pareja seguimos las referencias de la intervención clínica individual con la PBC, teniendo en cuenta que al ser aplicadas a un sistema sufren variaciones manifiestas pero dentro de un encuadre similar. Por ejemplo, el tiempo de la sesión que el paciente está en el diván, lo utilizamos para que la pareja realice una serie de técnicas (no sólo cognitivas, sino también psicocorporales, psicodramáticas, etc.) entre ellos mismos, siendo observados por el terapeuta. A través de las cuales emerge el factor real de la crisis, más allá de los motivos o síntomas que manifiestan como demanda clínica. Al mismo tiempo se dinamizan aspectos de la relación que se pueden luego aplicar a la vida cotidiana. Esas técnicas provienen de las mismas fuentes que las utilizadas en el abordaje individual o en el trabajo de grupo.

8.5.1. RELACIÓN TERAPÉUTICA.

Una vez realizada la evaluación de la pareja y el encuadre (foursome, terapia de pareja, tratamiento individual…) iniciaremos el tratamiento.

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que las referencias deontologicas son las mismas que las utilizadas en la psicoterapia individual, porque la pareja constituye un paciente.

Como en el resto de los abordajes psicoterapéuticos la empatía entre terapeuta y paciente ( en este caso la pareja) es fundamental y necesaria para establecer una relación específica y funcional, pero en este caso “en el transcurso del tratamiento puede producirse una “folie à deux “transitoria, placentera para ambos ( el terapeuta y uno de los dos miembros de la pareja).Esta gran vulnerabilidad de la empatía frente a la distorsión nos obliga a controlarla cuidadosamente.Además es preciso establecer una clara distinción entre la empatía y la contratransferencia”(Martin,1976)

Esto supone caer en complicidad con uno de los miembros de la pareja que implica una colusión que puede bloquear el proceso terapéutico. Lo cual puede ocurrir porque el terapeuta se identifique inconscientemente con uno de los dos pacientes,o porque “ el conflicto que se está abordando repercuta sobre el terapeuta porque aludan inevitablemente a su propia problemática matrimonial y familiar”(Bobé A y Testor,C,1994) perdiendo la objetividad y neutralidad necesaria para que el tratamiento sea eficaz. La prevención de este aspecto pasa por tener muy en cuenta la contratransferencia,y mantener sesiones personales ,supervisiones y/o reuniones clínicas,para palíar posibles puntos ciegos.

Debemos asumir que ,sea cual fuera el conflicto,el paciente es el sistema, no es uno de los miembros de la pareja.Por ello nuestra foco de atención debe de ser en todo momento el sistema, dentro del cual están sus miembros con sus particularidades y con su propia historia que tenemos también que mirar para comprender mejor lo que le ocurre al sistema.

En este proceso es cuando podemos ver la necesidad de aconsejar terapia individual a uno o a los dos miembros de la pareja , y donde el foco de atención será distinto.

Otro peligro estriba en que el psicoterapeuta se deje condicionar por perjuicios sociales adoptando una posición más cercana a la del juez que a a a la de psicoterapeuta . En el fondo las personas quieren ser juzgadas y constantemente te llevan a que te posiciones y dictes sentencia. Nuestra actuación debe ir encaminada a devolverles el cuestionamiento a ellos, por ejemplo:

Paciente (dirigiéndose al terapeuta): ¿a que ella actuó mal?

Terapeuta (dirigiéndose a los dos): ¿qué os parece esa pregunta?

De esta forma favorecemos “ alianza de trabajo” que debe reforzarse permanentemente por nuestra propia postura. Acompañamos a la pareja en su proceso facilitando la toma de conciencia de los hechos pero la responsabilidad en la toma de decisiones es de la pareja,evitando que el terapeuta sea el foco de atención.En este sentido nuestra postura es similar a la que adoptamos en la terapia de grupo donde los cuestionamientos se devuelven al grupo para que tengan mayor presencia en el proceso.

8.5.2. FOCO Y FASES DEL PROCESO DE TERAPIA DE PAREJA

La psicoterapia de pareja caracteroanalítica es un abordaje clínico breve por lo que hemos de tener en cuenta el FOCO como aspecto principal y eje de tratamiento para evitar la dispersión y el alargamiento del proceso. El factor tiempo se torna importante en el tratamiento de parejas porque nosotros intervenimos en un espacio de un sistema de pareja introduciendo nuestro propio espacio clínico,donde estamos invitados temporalmente ,es por ello que debemos ser muy respetuosos. No tiene sentido, siguiendo esta lógica, tener a una pareja uno o dos años en terapia.

El foco estará en función de la crisis con la que llega la pareja, que está reflejando un exacerbamiento de un aspecto de su relación, lo que implica siempre una alteración del equilibrio caracterial del sistema, teniendo en cuenta que junto al carácter individual existen actitudes caracteriales sociales que no siempre coinciden con éstas.Así observaremos como el sistema exacerba actitudes o bien, sadomasoquistas(violentas, victimistas, despreciativas), compulsivas( obsesivas,ritualísticas,rigidas), histriónicas ( dispersión y dramatismo) o fálicas ( fríaldad, distancia y competitividad), siendo ese nuestro Foco de actuación principal.

Nuestra intervención clínica consistirá en :

Evaluación y DIDE,

Fase inicial,

Fase intermedia y

Fase final.

Evaluación y DIDE (sesiones 0-2ª). Escucha, recogida de información, acogida de los pacientes en la crisis, planteamiento del encuadre. Recordemos que el proceso clínico consiste en realizar 3-4 sesiones al mes. La duración media de un trabajo de psicoterapia de pareja es de unos 6 meses (lo que supone de 18 a 24 sesiones).

Fase inicial (sesiones 3ª-6ª). Esta fase es siempre posterior a la evaluación. Aparecerán aspectos de la historia de la pareja, se hablaran de los referentes familiares de cada uno, siempre vinculándolo a lo que estén diciendo en ese momento.

Facilitaremos la descarga de elementos de tensión, para que haya mayor receptividad y serenidad para la posterior escucha y progreso del proceso. Las descargas iniciales permiten la escucha y la calma posterior.

También realizaremos una investigación del sistema observado la historia de cada uno, cómo la cuenta, las respuestas del otro, el feedback que hay, este trabajo es una continuación del trabajo de evaluación inicial.

A partir de ahí utilizaremos los señalamientos para que los pacientes investiguen sobre su propio sistema y reflexionen con una cierta estrategia o foco de atención. Seleccionamos los señalamientos que estén vinculados al foco.

Por último se pondrán en evidencia los objetivos del proceso, los cuales en una entrevista inicial no se pueden contemplar porque la pareja al venir en plena crisis tiene un planteamiento que después de 3 ó 4 sesiones puede cambiar, por ello no tiene sentido crear un contrato en la segunda sesión de evaluación. Lo que sí haremos será hablarles del encuadre, tiempo, precio, con quién van a trabajar… Los objetivos serán consensuados después de que se ha dado una atmósfera para la receptividad y se ha tomado conciencia de la historia del sistema.

Posteriormente plantearemos a la pareja una serie de tareas entre sesión y sesión con el fin de reforzar la posición activa de reflexión e investigación que tienen que ir adoptando y para facilitar el insight.

Por ejemplo, se les pide que escriban sus fantasías sexuales. Será siempre tan importante lo que traigan como la forma en la que se ha producido la tarea (si uno ha fisgoneado en los papeles del otro, si el otro no ha traído nada escrito…) lo cual nos irá mostrando sus rasgos caracteriales ya que cada uno actuará de una forma diferente.

La función de aprendizaje y modificación de conducta que conlleva la indicación de realizar la tarea queda relegada a un segundo plano, siendo lo importante que tomen conciencia de las conductas adoptadas utilizándolas como elementos sobre los que utilizar la libre asociación y el análsisis del carácter.

Fase intermedia (sesiones 7ª-12ª). Esta fase se alarga en el tiempo más que las anteriores. Nos dedicaremos a la elaboración de conflictos y al uso de técnicas integradoras.

Iremos insistiendo de distinta forma sobre los conflictos que hemos seleccionado como foco de actuación terapéutica. Las técnicas integradoras agrupan distintos elementos del conflicto. Se trata, en definitiva, del uso de una estrategia caracteroanalítica aplicada al sistema para entender la lógica que subyace al aparente caos. Todo esto ligándolo siempre al foco clínico principal. Las elaboraciones se llevarán a cabo antes de la fase final. El grueso del trabajo terapéutico con parejas se desarrolla en la fase intermedia.

Fase final (sesiones 13ª-final). Se lleva a cabo la translaboración. Asimismo se desarrollan técnicas para observar y evidenciar los cambios. Se aplican las conclusiones en la vida cotidiana de la pareja como consecuencia de toda la fase de trabajo anterior para evidenciar si realmente se ha dado una introyección de lo experimentado en el espacio clínico o es algo aparente.

Cuando la decisión concluyente sea la de separación, se plantea una dinámica consensuada para abordar dicho proceso, bien dentro del marco de la psicoterapia ,de la mediación, o de ambos.

8.5.3. ALGUNAS TÉCNICAS PROPIAS

En nuestra sistemática combinamos algunas técnicas de otros modelos clínicos -como el sistémico, el psicodrama, la gestalt, la sexología clínica y la psicoterapia existencial ,-con las caracteroanalíticas, donde introducimos dinámicas corporales que combinamos con el análisis de la forma y los contenidos verbales.

Desde nuestro modelo, aplicamos algunos “actings” siguiendo la praxis clínicapostreichiana de la P.BC , pero adaptados ,para poder ser utilizados adecuadamente al marco de la pareja.

La función principal de estas tecnicas o “actings”,será facilitar la dinamización tanto de la conciencia corporal como de la conciencia cognitiva. Estimulando la emergencia de material o “insight” cuyo contenido será básicamente de la historia actual de la pareja pero que, en ocasiones, también puede hacer referencia al pasado histórico individual. Conduciéndose, en cualquier caso hacia el foco clínico del sistema.

Al presentar a los pacientes estas técnicas hay que tener en cuenta y respetar las particularidades de la pareja.Por ejemplo, si obervamos que un miembro de la pareja no puede hacer un acting por su propia particularidad caracterial se suspende o no se les propone, buscando uno alternativa.Asimismo hay que tener en cuenta que se deben señalar como actitud defensiva las formas mecánicas, frías o histriónicas que se adoptan a la hora de hacer cualquiera de ellas.

Veamos algunas de las técnicas y / o actings empleados:

Percepción y contacto.

Inicialmente las dos personas se colocan de pie, frente a frente, mirándose, manifestando como sienten al otro, como lo perciben en estos momentos de su relación.Se continúa, poniéndose de espaldas en contacto con sus cuerpos, en silencio, tomando contacto con sus sensaciones e impresiones corporales .Se les coloca una venda en los ojos y se van dando la vuelta,aproximando los cuerpos y explorándose utilizando el olfato y el tacto.Puede cada uno hacer lo que quiera, lo que sienta, pero sin hablar y sin ver.

A través de esta técnica, la pareja toma conciencia de forma tan diferente que pueden tener de percibir al otro, utilizando otros los canales de comunicación , diferentes a los habituales, es decir, cognitivos y corticales.Lo cual puede abrir una puerta que les descubra aspectos inexplorados de la relación entendiendo y relativizando algunos de sus conflictos .En el fondo , se les está ayudando a tomar conciencia del proceso de “embrutecimiento” sensitivo, emocional que se va sufriendo consecuencia de la presión social, de la rutina frente a las tareas cotidianas,lo que provoca el afianzamiento del rol y el olvido de la función, el predominio del “debo” sobre el “quiero”,etc. Permite por tanto profundizar en la comunicación, la sexualidad y la forma de gestionar la vida cotidiana ,recuperando aspectos vitales de la relación ,en aquellos casos en que eso todavía sea posible.

El yo y el otro.

.

-Cada miembro de la pareja se sitúa uno frente al otro, respirando tomando conciencia del cuerpo, mirándose a los ojos. A partir de esa postura ,en función de los objetivos clínicos se pueden hacer las siguientes variaciones:

-En esa misma posición se cogen de las manos.

-Cada uno coge el extremo de una toalla y mirándose van diciendo la palabra “mío”, con el tono de voz que vayan sintiéndose.Si a partir de ahí surge la rabia, se puede utilizar un quita polvos para que golpeen una silla diciendo la misma palabra,”mío” mientras se miran.

El tiempo estará en función del grado de intensidad con el que vivan la acción y según se vaya desarrollando,teniendo como referencia 15 -20minutos.

Al finalizar, las dos personas se quedan dos o tres minutos en silencio, sentados, con los ojos cerrados en contacto con lo que sienten y con las ideas o imágenes que les surgen por la mente.Al finalizar el terapeuta procederá a elaborar la experiencia como cualquier otro acting: preguntando sobre las sensaciones vividas, emociones, imágenes, sobre lo que representaba la toalla, lo que les sugiere su forma de reaccionar y la de su partner,si consideran que es un respuesta conocida ,frecuente que se repite en otros ámbitos de la realidad de la pareja...Vinculando todo ese material con el foco caracterial y con las dinámicas conflictivas de su relación de pareja.

Esta experiencia permite comprobar lo que se esconde detrás de una expresión emocional que también puede ser una máscara.Por ejemplo se puede estar gritando muy irritado pero en el fondo estar triste.En estos caso,vemos como una vez más el carácter se mete en una trampa porque al resultarle más fácil agredir que llorar cada vez se aleja más de la posibilidad de relacionarse con el otro desde la vulnerabilidad, porque su agresividad provoca en el otro miedo y distancia o cólera y enfrentamiento.

También se puede emplear para dinamizar momentos dentro del proceso clínjico, en que la pareja bloquea su agresividad o surge de una forma cínica, hiriente o provocadora. Asimismo se puede asociar con la mayor o menor dependencia que vive cada miembro de la pareja respecto al otro, la falta de espacios y de tiempos propios, el conflicto entre la identidad individual y la de pareja, incluso puede facilitar que se hable de temas económicos ,herencias, conflictos con las familias históricas,etc.

En el Regazo

Utilizado por B. Blomenthal en algunas dinámicas grupales tiene también mucha utilidad en este encuadre.

Una de las personas se sienta en el suelo apoyada en la pared y la otra se coloca cerca de ella, apoyando la parte derecha de su rostro, en particular su oído , en su cuerpo, concretamente en la zona del corazón, dejando el resto del cuerpo en posición fetal.Es una posición que recuerda la posición de un bebé en el regazo de su madre. Con los ojos cerrados ,escuchando una de ellas el corazón del otro.Los dos en contacto con la respiración propia de su partner,durante unos 10-15 minutos,para posteriormene repetirlo pero cambiando de posición.

El objetivo es ver cómo se sienten en esa posición tan íntima, de tanta ternura. Junto a las emociones y sensaciones que puede producir esta experiencia, será muy importante las asociaciones que puede producir .Porque coloca a la pareja en contacto con sus afectos en una situación donde el ahora pierde importancia, y por tanto permite recordar e investigar estados afectivos de la pareja ya pasados ,compararlos con los actuales y desde ahí elaborar todas las asociaciones y vivencias que se dinamicen.

Eleccion

Es similar a la técnica que empleamos en el grupo .Las dos personas se colocan de pie a una distancia de un par metros una de otra. Después de mirarse y tomar contacto con sus propias sensaciones se dirigen a la otra persona verbalizando la palabra “ven” , “vete “ o “fuera”, en función de lo que quieran o sientan hacia la otra persona.Conforme van reaccionando pueden cambiar de palabra.

Es muy útil para tomar conciencia corporal, no solo cognitiva de los sentimientos que tienen hacia la otra persona, de los que les piden y lo que rechazan ,de lo que les gusta y lo que no... Son muchas asociaciones las que pueden surgir y que se irán elaborando posteriormente.Se puede repetir en las distintas fases del proceso , estimulando dinámicas diferentes según el momento.

Estas técnicas son aplicadas siempre dentro de un espacio clínico caracteroanalíticofocal, donde el terapeuta a través de señalamientos y cuestionamientos implica permanentemente a los miembros de la pareja para que sean ellos mismos los que vayan percibiendo la realidad y vayan asumiendo posiciones comunes que beneficien a ambos. De esta forma podrán reconocer sus particularidades e idiosincrasias al tiempo que se van desvelando las dinámicas de poder y la “máscara social” de cada cual.

Al llegar al final concertado del tratamiento,si se ve necesario se puede prolongar unas cuantas sesiones más, pero es importante cumplir lo acordado porque el final es una variable existencial muy importante en el sistema de pareja con una gran utilidad clínica porque inevitablemente los pone en contacto con decisiones que tienen que adoptar si todavía no lo han hecho ,en particular con el posible final de la relación, la ruptura, la separación,o el cambio y el reencuentro .

Según nuestra experiencia clínica,- teniendo en cuenta que la mayoría de los casos llega a la consulta en situaciones de crisis ya avanzadas y complejas-, el 20 % de los casos decide (o confirma) separarse al finalizar el tratamiento, y el 80 % restante decide permanecer asumiendo los cambios y las decisiones adoptadas a partir de lo experimentado en la terapia de pareja.

En los casos que se plantea la separación,en cuanto que es una decisión que termina con el sistema ,la psicoterapia de pareja termina ,aconsejando abordar este proceso con un colega especializado en mediación para llegar a acuerdos de mútuo acuerdo que sean lo más favorables posible para ambos y para los hijos en caso de que los haya. En este caso se aconseja que tengan unas sesiones con un espacialista en asistencia preventiva con el fin de evaluar la situación del sistema familiar y poner los medios para que ese pasaje sea lo menos traumático posible para los hijos, pudiendo realizar sesiones con todos los miembros de la familia, solo con los hijos o con alguno de los miembros por separado.

8.6. LA SEPARACIÓN. INTERVENCIÓN CLÍNICA Y PREVENTIVA

Si la decisión de separarse se produce en la fase final de la psicoterapia de pareja,como ya hemos visto, es conveniente que ese proceso lo continuen dentro de un espacio de mediación y de atencíon preventiva familiar. En el caso de que un miembro de la pareja llege a la consulta con el deseo de separarse,se le debe recomendar acudir a las sesión con su partner para evaluar la situación y decidir lo que hacer.

Si la pareja se encuentra suficientemene estable y tienen clara la decisión ( a pesar de que siempre hay alternancia y altibajos ) se le aconsejará un espacio de mediación,pero generalmente como el sistema estará viviendo una dinámica de fuerte caos, emergencia incontrolada de pulsiones, alteración emocional de sus miembros, con el consiguiente impacto en los hijos( si los hay) creando una atmósfera de distrés y de riesgo para todos los miembros del sistema suele ser recomendable establecer un espacio clínico de “atención en crisis” combinado con un espacio de asistencia preventiva familiar para posteriormente derivar a un espacio de mediación ( si siguen adelante con la decisión de separarse)

Como expresé anteriormente, la idea de la separación se asocia a la idea de la muerte y de fracaso. Viviéndolo como algo terrible, sobre todo cuando se crean esas dinámicas que veíamos anteriormente de tipo fusional, psíquica y emocionalmente hablando.

Y de lo que realmente se trata es de evitar lo que tantas veces he escuchado durante las sesiones : “…Si esto me lo hubieras dicho , o lo hubiera sabido hace diez años…” Por ejemplo, muchas parejas escuchan que su marido lleva diez años compartiendo su vida de pareja con otra mujer, o con otro hombre ( y viceversa).No creo que sea cuestionable ese hecho, pero sí el ocultarlo.Porque priva al otro de la libertad de decidir, de actúar, de elegir.Y diez años , a los cuarenta y cinco no es igual que a los treinta y cinco.el tiempo de nuestra vida es limitado, y a lo largo de ese período hay momentos en que se puede acceder con más facilidad a ciertas situaciones y experimentar ciertas vivencias.

En otras ocasiones, el problema está en la falta de claridad de los sentimientos respecto a la otra persona.Se pueden vivir años con alguién dando a entender que se desea , que se está enamorado de la otra persona,pero realmente no lo sabe, y no tiene claro los motivos para vivir con el o con ella.Esto conlleva una rutina con una base débil que ante cualquier circunstancia puede caer con la consiguiente sorpresa de la otra persona…Y así se puede estar durante años,privando al otro de la posibilidad de llevar una vida mejor, o de volverse a enamorar.

Pero en muchas ocasiones los miedos individuales nos inducen a llevar este tipo de actuaciones egoístas , y poco responsables.

En el momento en que el otro realmente no está, la persona conecta con el pánico a perder su propia sensación de existir. Por eso en muchas separaciones surgen fuertes estados depresivos, en cuanto se empieza a tener una fuerte sensación de vacío y de que la vida ya no tiene sentido. Estas reacciones son un síntoma que refleja la fuerte dependencia creada por el sistema de pareja, donde el otro le “ha robado el alma”, utilizando un símil poético, y que tanto cuesta perder. Por eso en muchos casos será necesaria una atención clínica individual.

Algunas personas, intuyendo esto, se niegan rotundamente a dejar la pareja intentando por todos los medios frenar la separación y evitar el conflicto. Se colocan en una situación de inmovilidad. Ahí es donde aparece el sufrimiento crónico y cuando la institución empieza a pervertirse, porque se van creando mecanismos psíquicos para evitar el contacto con el hecho de que la pareja posiblemente ya no facilita la función originaria. Y digo posiblemente porque primero es importante asumir la crisis, permanecer en ella e intentar transmutar juntos. Es decir, intentar que ese cambio sea positivo para los dos y buscar que esa relación se pueda modificar.

Eso puede ocurrir entre los propios miembros de la pareja o con la ayuda de un especialista en terapia de pareja, siempre que las dos personas sientan que solos no tienen esa capacidad de resolución.

Pero si durante un tiempo el cambio no se produce y esa relación provoca sufrimiento, aunque sea para una de las dos personas, hay que plantearse la finalización como algo positivo y necesario que permite la libertad de movimientos afectivos de ambos miembros de la pareja y su crecimiento individual. Esa separación no es un fracaso sino un acto de valentía y de amor. El fracaso se encuentra cuando se adopta una actitud donde no se asume esa realidad pensando: "tu me vas a evitar el sufrimiento estando conmigo".

Desde esta posición la otra persona antes o después se va a sentir agredida, empezando la violencia psicológica y /o física, y el proceso destructivo. Situación que puede permanecer en el tiempo, afectando, como ya he dicho, a todos los miembros del sistema familiar.

Los seguimientos que hemos hecho de familias que viven en dinámicas destructivas han mostrado la existencia de dos formas de manifestarse, tal como ya plantearon los teóricos de la comunicación humana. La digital que es la violencia directa, y la analógica, que es sutil, como el chantaje, la amenaza y la culpabilización.

Recuerdo a una pareja que, cada vez que él se imaginaba que su mujer iba a decirle algo conflictivo, entraba en una reacción cardiaca que le llevaba al hospital. Automáticamente ella abandonaba la idea porque "no podía sentirse responsable de la muerte de su marido". Así estuvieron diez años hasta que llegaron a la consulta y desciframos la clave del "enfermo imaginario" (la obra de teatro de Moliere). No se iba a morir, pero ella, con razón, no se arriesgaba y así se frenaba el movimiento. Él mismo sufría porque se daba cuenta de que estaba creando una respuesta de evitación del conflicto y su mujer no era feliz, pero tampoco podía evitar esa reacción psicosomática.

También es muy común recurrir a la instrumentalización de los hijos haciendo responsable al otro miembro de la pareja del daño a que va a hacer a sus hijos con la separación, para evitar que se produzca .Y cuando ya están separados delante de ellos se difama a la otra persona, para acaparar todos sus afectos, lo que se define actualmente como “síndrome de alienación parental” (Aguilar,2004)

Asimismo son muy conocidas las dinámicas chantajistas de índole económico. En este caso son todavía las mujeres las más vulnerables y las que tienen que ceder a su deseo de cambio por el miedo a no poder afrontar la realidad cotidiana con una economía que les permita sobrevivir, pues son muchas las mujeres que no desarrollan actividades laborales remuneradas fuera de su hogar.

Pero, como vamos viendo, todas estas actitudes provocan una dinámica destructiva que va paralizando cada vez más la posibilidad de un reencuentro afectivo y amoroso, llevando vidas paralelas y cada vez más distantes, convirtiéndose la convivencia en un espacio de sufrimiento y odio más o menos velado, de soledades compartidas por intereses y miedos. Y mientras, el tiempo sigue su curso y hay menos ocasiones para poder entablar nuevas relaciones y construir un nuevo sistema familiar.

Lo evidente es que, en muchos casos, intentando evitar la muerte de la relación, morimos en esa batalla. Todavía tenemos un fuerte perjuicio hacia esa posibilidad de cambio, en gran medida por esa asociación de fracaso y de muerte. Lo cual se agrava si la separación es del sistema familiar, no solo de la pareja. En la escala de valores de esta sociedad, la ruptura de la pareja sigue viviéndose como un fracaso. Incluso en la sociedad norteamericana que es, junto con los países nórdicos en Europa, donde estadísticamente hay más separaciones, resulta muy interesante ver cómo la nueva relación intenta ocultar o negar, olvidar la relación anterior lo cual se refleja en la forma de relacionarse con los hijos.

Cuando un miembro de la pareja que se ha separado se pone a vivir con otra persona ,los hijos que conviven con ellos los tienen que identificar como padre y como madre, como si la otra personas ( el padre o la madre ) dejaran de existir o, pasaran a un segundo plano.El niño comienza a llamar "papá" o "mamá" a esa nueva persona, quizás para evitar un conflicto cotidiano, tendiendo a olvidar los orígenes y el pasado. Algo que se olvida es algo que se vive con culpabilidad, que se tiene que esconder. Lo cual es un claro comportamiento defensivo y patológico.

No se debe negar la historia. Se vive un tiempo con una persona y al separarse se puede empezar con otra.Muere el sistema de pareja pero no sus miembros ni el sistema familiar,se disgrega pero no desaparece.

Este no es el caso de los padres que abandonan a su compañera estando embarazada o a los meses de nacer el hijo y la madre establece relaciones con otro hombre que asume la función de padre y donde realmente pasa a ser el padre, que cubre un vacío estableciendo una realidad necesaria y funcional para ese niño y para el sistema familiar. Pero como habitualmente las separaciones se producen en situaciones ya extremas y donde lo que permanece es el odio y la destructividad, puede dar la impresión de que lo único posible es el olvido.

Por eso, cuando existe un sistema familiar, durante el proceso de separación hay que velar por ellos. La familia es un ecosistema compartido donde los niños están nutriéndose y desarrollándose. Y por tanto se ven afectados por los procesos de los adultos, que son quienes pueden facilitar su desarrollo , o pueden frustrarlos, truncarlo, o establecer conductas de autoadaptación más o menos violentas.

No es lo mismo una separación a los cuatro años que a los ocho o a los doce, porque la dependencia afectiva hacia el sistema, es diferente, y por tanto la posibilidad de objetivizar la realidad con los hijos y de hacerles partícipes de ella dependerá en cierta medida de la edad. Desde la psicología evolutiva sabemos que a partir de los siete años el niño empieza a tener una mayor capacidad de asimilación y comprensión de la realidad que va aumentando conforme va creciendo.

Lo cual no significa que la separación de los padres no pueda ser para un niño de 12 años o un adolescente de 16 más distresante e incluso traumático que lo sea para otro de seis.Pero serán casos particulares donde ya esté condicionando su predisposición Estructural y su propia historia infantil.También es cierto que, desgraciadamente, estos casos particulares van aumentando de forma un tanto alarmante por lo que deberemos siempre diseñar una estrategia para cada caso sin dejarnos llevar por esas referencias generales.Es otra de las razones que confirman la importancia de los espacios asistenciales preventivos y psicoterapéuticos.

Lo que sí podemos tomar como una referencia general es la importancia que tiene para prevenir riesgos que el proceso de separación sea progresivo, que tenga un ritmo y que sea lo menos violento y lo mas compartido y consensuado posible. Un proceso donde los niños, a partir de determinada edad, puedan también ser conscientes y participar,en la medida de sus posibilidades.

Normalmente se vive la separación como algo que corresponde solamente a la mujer y al hombre, pero si hay hijos, y por lo tanto un sistema familiar más complejo, hay que tenerlos en cuenta desde el principio para que ellos entren en esa realidad. Es un gran error separar la realidad de los padres de la de los hijos, porque los niños captan lo que ocurre, aunque nosotros queramos evitar los conflictos, las discusiones, o los afectos negativos.Sintiendo que no se les tiene en cuenta, que no se les reconoce, viviendo esa experiencia en soledad, con lo cual se agrava más el conflicto, porque el niño se aísla, sintiéndose desplazado de la realidad familiar.

Este tipo de actuación puede venir confirmado por la perspectiva legal y judicial, según la cual sólo a partir de los 12 años el niño tiene derecho a opinar y a ser “escuchado”, dejando, antes de esa edad, su destino en manos del sistema judicial que “interpretará” lo que puede ser mejor para él.Pero no es del todo cierto, porque la ley deja claro que siempre que sea posible se deberá tener en cuenta la opinión de los hijos,mediatizados por los gabinetes jurídicos psicosociales ,los cuales , deben de conocer los medios para que el niño en función de la edad y de otras variables personales participe en ese proceso y el sistema judicial debería reconocer y dar cada vez más importancia a la función y la y opinión de los profesionales de dichos gabinetes.

Pero la realidad es que, algunos magistrados,incluso muchos letrados dan poca importancia a los informes de los especialistas y no facilitan procesos de mediación entre los implicados antes de dictar sentencia que ,en muchas ocasiones son sentencias firmes, difícilmente revocables. Por todo ello es recomendable intentar resolver los procesos de separación y divorcio con el asesoramiento de especialistas en el tema para recurrir a los procedimientos judiciales cuando la situación sea estable y las decisiones se tomen de mútuo acuerdo.

De esta forma se podrían evitar auténticos dramas que ocasionan una violencia indirecta hacia el niño por los trastornos psíquicos y emocionales que provocan la separación brusca y permanente del hijo con uno de sus padres o las visitas forzadas ,las custodias compartidas llevando una vida disociada al estar cada dos o tres días en una casa...Pueden ser medidas funcionales en determinadas situaciones pero siempre se debería intentar que fueran puntuales en el tiempo, tomando medidas preventivas previas para que no llegara a producirse .

Por ejemplo en el caso del maltrato o de violencia doméstica sale a la luz en momentos extremos como el de la separación, pero ha estado ahí muchos años antes , y los hijos lo han vivido y lo han sufrido .Está bien tomar medidas drásticas en este caso ,por ejemplo de alejamiento permanente,pero se deberían haber tomado mucho antes. Es en esas situaciones donde se oberva como la responsabilidad no es solo de una persona porque hay muchos personas implicadas: el partner, la familia, los vecinos, los amigos incluso los médicos o psicólogos que podían conocer el caso y no han tomado ningún tipo de medidas legales.Sufriendolo de forma inevitable e involuntaria los hijos, los más vulnerables, los más indefensos...

Esos sufrimientos se pueden evitar, otros menos.De hecho, la mayoría de las separaciones de los padres siempre suponen un fuerte dolor y un estrés para los hijos, porque se modifica drásticamente su dinámica cotidiana y se derrumba el mundo conocido e idealizado. Pero lo cierto es que el nivel de estrés puede ser mayor o menor en función de la actuación de los padres que se separan y de la familia y amigos que están a su alrededor. Hay que acompañar en el duelo, pero sin aspavientos, facilitar la desdramatización del hecho, ver las ventajas que eso puede tener y comunicar claramente que esa separación es real y evidente. Sin dar pie a la ambigüedad o a la duda, y mucho menos dejar la responsabilidad de un posible retorno a la convivencia familiar a la otra persona: “es tu madre la que no quiere volver, por mi todo seguiría igual...” o “es tu padre quien no permite que volvamos a estar juntos, por mi volvería...” Eso son síntomas de las dinámicas perversas que se desarrollan en esos momentos de dolor y de cambio y que tanto hacen sufrir a los hijos,incluso en situaciones normales, y que no deberían darse.

Es una separación de la pareja y los padres deben evitar las consecuencias dramáticas para sus hijos,”lo cual requiere, pues, que se involucre lo menos posible a los hijos en los problemas surgidos entre ambos progenitores, habida cuenta que la ruptura de las relaciones en una pareja debiera afectar sólo y exclusivamente a sus dos miembros básicos” (Vallejo y col,.2004)

Hay que asumir que la separación se ha producido, y ,por tanto, “reconocer la ruptura de la relación de los padres” (Parkinson,L.2005) evitando las falsas expectativas de que puedan estar de nuevo juntos.Lo cual podría ocurrir, pero no es lo que está ocurriendo ni lo que se prevé que ocurra en base a lo que se ha decidido de forma libre y responsable .

Desde esa posición hay que reestructurar, organizar las cosas y, entre todos, ver cómo puede ser mejor la nueva vida cotidiana.Por ejemplo “ si no es algo inevitable, los hijos ,necesitan permanecer en el ambiente familiar...el trastorno de los cambios de casa y de escuela se agrega a su confusión y tensión y aumentan la sensación de pérdida que experimentan”(Parkinson,L.2005)

En este sentido es muy importante que desde el principio el niño pueda vivir la separación como un proceso lo más natural y humano posible, porque es humano, y el ser humano vive pulsiones y afectos de todo tipo. Los hijos deben conocer la realidad del desamor,sin enmascaramientos, dejando claro que es el desamor entre los padres, no hacia ellos.

Es imprescindible tener esto en cuenta porque hay un mecanismo inconsciente que se produce en algunos niños, a través del cual si no se les hace conscientes de la realidad del adulto y se les plantea las razones de la separación con cierta claridad, pueden sentirse culpables porque piensan que la separación de los padres se producen porque algo han hecho mal. Esa carga la llevarán siempre a sus espaldas lo que observamos después en lapsicoterapia con los adultos que han sido hijos de familias separadas donde se da ese tipo de dinámica.

Otro aspecto a tener muy presente en este proceso, tal como señalan especialistas en el tema como S. Goldstein, es que la entrada de una tercera persona (nuevo o nueva compañero o compañera de la madre o del padre) en la vida cotidiana de los hijos debe realizarse de forma gradual y progresiva, evitando las sorpresas y las prisas, especialmente si son menores de dieciséis años. Los hijos tienen que ir conociendo a esa nueva persona poco a poco y hay que dar tiempo para que se afiance esa relación, para que esa nueva persona deje de ser alguien “extraño” e “invasor” y pueda empezar a convivir con ellos de una forma suficientemente reconocida y aceptada.

Hay que plantear anticipadamente la situación y escuchar la opinión de los hijos con los que se está conviviendo, reconociéndoles así su espacio y su protagonismo, de manera que puedan integrar a esa nueva persona tranquilamente sin que ello suponga negar la existencia y la realidad de la otra figura parental que no convive con ellos. Todos estos elementos son los que se evalúan en el espacio terapéutico y preventivo para resolver funcionalmente estas situaciones, dentro de una “praxis ecológica de los sistemas humanos”( Serrano, 2001), donde la pareja y la familia cumplen una función muy importante porque, en función del tipo de relación que se establezca y de las actitudes y comportamientos que se generen en la convivencia de ambos sistemas, se está facilitando la reproducción de las bases patógenas del sistema social o se está abriendo un nuevo camino que conduzca al cambio de este estado de cosas. “Permanecer en la crisis, aprender de ella y encontrar una salida en pareja o individualmente de forma creativa serán pues los objetivos principales de la psicoterapia en esos momentos. Para ello habrá que comprender la lógica caracterial de cada miembro de la familia y la particularidad de su sistema relacional. Y desde ahí abordar los cuatro aspectos que caracterizan a toda pareja: la comunicación, el manejo de las pulsiones en la cotidianidad , la sexualidad y los proyectos comunes.

Pero si bien es cierto que la psicoterapia tiene una función importante mucho más son las medidas preventivas que toda pareja debería tomar para no tener que llegar a recurrir a ella. Y de ellas la más importante es la de que existan espacios de comunicación, tiempos para profundizar en la relación, tiempos de placer, de expansión, de elaboración de los conflictos, de escucha del otro. Tiempos para mirarse, sentirse ,acariciarse y amarse. Tiempos propios, genuinos, creativos compartidos también por otras personas .Tiempos que previenen del embrutecimiento consecuencia de la monotonía, la rutina y la evitación del contacto. Si somos capaces de permanecer en esa dinámica la experiencia de pareja dure el tiempo que dure , será siempre gratificante y habrá cumplido su función para sus miembros, el desarrollo de nuestra capacidad de amar “ (Serra


 

 

 

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