EL COLOR COMO TRANSMISOR DE IDEAS

29.11.2013 20:34

Vislumbrar el valor que subyace al fenómeno vibratorio del color en todas sus formas de expresión, ya sea artística, terapéutica o doméstica, nos conduce a ver que cada uno de los colores, tuvo el mismo significado en todos los pueblos de la antigüedad, aunque esos territorios no estuvieran aún comunicados entre sí. Esto puede indicarnos la existencia de un origen común, que entronca con la cuna de la humanidad. La Historia sitúa esa cuna o matriz básicamente en la ideología y la religión que desarrolló el pueblo Persa (sin entrar ahora en otras civilizaciones desaparecidas).
Hablar del color siempre significa hablar de un lenguaje. Todo lenguaje tiene un abecedario, unos signos, unos símbolos combinables entre sí, con unas características y unos valores utilizables por el hombre. El color es exactamente eso: un sistema de valores y de códigos para poder comunicar ideas. Ese código, esa combinación de símbolos y vibraciones, el lenguaje del color, fue la gran herramienta de comunicación de los valores internos de las religiones y del arte; más tarde lo fue de la heráldica, sobre todo a partir del siglo XV, y también de la medicina, a lo largo de toda la Historia y en muy diferentes civilizaciones.
El lenguaje simbólico de los colores, considerado antiguamente como una ciencia basada en ciertos códigos de transmisión, pasó de la civilización de Persia al antiguo Egipto, a la India, a China, a Grecia y también a Roma. Más tarde, esos códigos reaparecieron en el Medioevo, y los vemos en su aspecto artístico en las vidrieras de las magníficas catedrales góticas, obras de expertos alquimistas conocedores de las verdades esenciales del universo y del lenguaje de las distintas energías, seres sensibles y conscientes del beneficio que esos efectos cromáticos aportaban en la salud y en el ánimo de los hombres.
De muy diversas maneras, el color fue utilizado siempre como lenguaje simbólico para transmitir códigos e ideas y, en resumen, como medio de transmisión de conocimiento. Por tanto, la luz y sus colores, como sistema de conocimiento y como código cromático, es pues también un medio de evolución y de superación de negatividades o situaciones insanas.
En la actualidad, con la reciente búsqueda de los valores primordiales en relación al alma del ser humano, los atributos y los valores activos de cada color comienzan a reutilizarse, en diferentes ámbitos, para el beneficio curativo y equilibrador del hombre, tanto en el aspecto biológico como psicológico, sanitario, e incluso estético/decorativo, aunque realmente aún es una minoría de artistas vanguardistas los que manejan el color desde el punto de vista energético y terapéutico.
El fenómeno del color, tanto en la antigüedad como hoy en día, entronca con el dualismo de la luz y de las tinieblas, un dualismo que nos ofrece básicamente dos prototipos de colores. Incluso antiguamente sólo se admitían dos fuerzas matriz, dos colores primigenios: el blanco y el negro, de los que se derivaban todos los colores conocidos. Conforme la religión de cada hombre se fue alejando de sus principios y se fue degradando, es decir, perdiendo grado y significado, también se fue olvidando el significado simbólico de los colores y su procedencia.
En realidad podemos ver que toda religión nace de la espiritualidad y se extingue en el materialismo; eso es algo que, tristemente, venimos comprobando los hombres durante varios siglos. Aunque, cuando se extingue una línea religiosa o espiritual, a la vez nacen nuevas visiones sobre el aspecto espiritual del ser humano.
Sin embargo, este lenguaje misterioso del color, ha ido reapareciendo siempre, lleno de vida, de significado y de utilidad, a la vez que lo hacían también los valores de la verdad religiosa y espiritual. Actualmente ha resurgido en la vida del hombre esa eterna búsqueda del significado de la Realidad, en especial con lo que llamamos Espiritualidad Integral (ver Ken Wilbber) aunque estemos dentro de ese gran contexto materialista en el que hoy vivimos pero que todos, de alguna forma, empezamos a cuestionarnos.

De este modo puede decirse, sin mucho margen de error, que el arte nació de la religión. Recordemos que la pintura, la escultura y el arte estatuario, nacieron para honrar a la Divinidad y se utilizaba para ornamentar los recintos sagrados y los templos, de donde nació también el arte de la arquitectura, como una forma más de dignificar y honrar a la Divinidad. El arte no fue nunca un producto para el vulgo.
En las antiguas viviendas particulares, sobrias en sus formas y útiles en sus funciones, nadie tenía pinturas o esculturas para su goce o para el embellecimiento de las paredes; tan sólo se encontraban esas representaciones formales y cromáticas, es decir, murales, pinturas, esculturas en madera o piedra, dentro de los templos y en lugares de invocación o acercamiento a la divinidad. La popularización del arte fue muy tardía.
Así pues, el arte no sólo era una manifestación estética para los profanos, sino que el arte, en todas sus expresiones, era considerado como el depositario de los misterios sacros, y un medio de comunicación humana que explicaba los principios sagrados, el origen del universo y la naturaleza de la energía divina. El lenguaje del arte informaba al vulgo de las verdades sin tiempo. Y este lenguaje complejo utilizaba dos sistemas de códigos combinados entre sí: el color y las formas arquetípicas. Cada color y cada diseño sintético o arquetípico, contenía una simbología específica,.que a su vez plasmaba una idea.
Un ejemplo de la utilización del arte como medio de comunicación lo podemos ver en las primeras vallas publicitarias de la Historia, que se realizaron alrededor del siglo X, en plena época románica en Europa; me refiero a los Pantocrátor, los murales ovalados, pintados sobre los muros de las iglesias de entonces, puros “anuncios” que informaban visualmente, (no con palabras, como ahora, sino sólo con imágenes llenas de contenido) de la existencia de un Dios todopoderoso que regía y ordenaba todo el cosmos (representado por la elipse azul alrededor de la figura central); eran pinturas al fresco llenas de símbolos encriptados en cada uno de los diseños, arquetipos, gestos o 'mudras' y colores que se observan en cada fragmento de la gran valla publicitaria, fruto todo ello de un intenso proceso de abstracción y 'esencialización' por parte de sus realizadores (que en aquella época, por cierto, aún no se llamaban ‘artistas’) y que llevaban un mensaje visual, sintético pero concreto, al pueblo, aún analfabeto.

El lenguaje de los colores se ha considerado siempre como una degradación o derivación de la lengua divina. El Génesis dice: Yo pongo mi arco en las nubes, y éste será la prenda del pacto entre Mí y la Tierra (G. 9/13). Si hacemos un breve repaso de esta materia tan poco estudiada, vemos que desde los albores de la Historia, el arco iris es el emblema de los atributos divinos. En la mitología griega, Iris es la mensajera de los dioses, y su cinturón de colores era el símbolo de la alianza entre Dios y los hombres. Los seis colores del arco iris (no siete, como veremos) y todos los tonos intermedios de esas seis vibraciones, eran los símbolos de las seis energías primarias que todo lo abarcaban, junto al blanco, color de síntesis, unión y pureza. El negro se considera el útero de la creación, la ausencia o vacuidad de la que todo parte
Durante siglos hubo incluso reglas severas respecto a esos símbolos. El lenguaje de la geometría, así como el lenguaje cromático y los códigos que ellos contenían, era de naturaleza sagrada y, por tanto, no podía ser empleado a la ligera. Por ejemplo, en Roma, quien se ponía o quien vendía una tela de color púrpura, era condenado a la pena de muerte. También en China, quien vestía o compraba ropas con los dibujos prohibidos del fénix y del dragón, se exponía a tres años de destierro y a trescientos bastonazos en la espalda. Existía un lenguaje cromático y formal sagrado y no profanable.
Muchas pinturas indias, o egipcias, así como las pinturas etruscas, fueron todas ellas realizadas con tintas planas de color brillante, sin medios tonos y, al parecer, sólo podía ser así. Era una norma, no transgredible, el usar sólo colores puros y limpios. Tanto el dibujo como las formas y su color, se consideraba que tenían un significado profundo, útil y muy concreto, por tanto, recurrir a los medios tonos, hubiera creado confusión y por eso era severamente reprimido en su época. Sabemos también que las vidrieras de las iglesias cristianas, así como las pinturas egipcias, tienen un doble significado: uno aparente y otro oculto; uno para el pueblo, y otro regido por las creencias místicas y utilizado por los sabios, la mayor parte de ellos grandes místicos y expertos alquimistas conocedores del poder vibratorio de los números, los códigos geométricos y el color.
Fue a partir del Renacimiento cuando la lengua divina de los colores quedó olvidada y la pintura pasó a ser un arte, ya no una ciencia. Tanto la pintura como la arquitectura y la escultura, contenían en sí mismas unos principios alquímicos, matemáticos y metafísicos de alto valor. La simbología de los colores tan sólo se mantuvo un poco, a nivel popular, gracias a los emblemas de los escudos de armas y al arte heráldico en general, con sus significativos esmaltes, aunque cada vez resultara más confusa la simbología heráldica, tanto la de los colores empleados como la de sus símbolos formales.
En síntesis, el color y su significado, puede considerarse el hilo de Ariadna que nos guía por el laberinto de las antiguas religiones y todo lo que de ellas se ha derivado, tanto en el campo de las artes, de la comunicación y del marketing, como en el campo de la sanación (o curación del cuerpo y del alma), de la terapéutica energética avanzada, y de la armonización sana y coherente de los espacios habitables.

© Marta Povo, 2005   (www.geocromoterapia.com)

© Marta Povo, abril 2007
https://www.geocromoterapia.com

EL COLOR REALMENTE NO EXISTE

Cuando empiezas a comprender la naturaleza del fenómeno cromático, se observa que, de hecho, el color no existe. Una cosa es que existan todas esas radiaciones en nuestro entorno, como realmente nos demuestra la ciencia y la experimentación cotidiana); y otra cosa es observar el verdadero funcionamiento del ojo humano y sus curiosas reacciones respecto a esas ondas de luz. En la práctica, cuando miramos la luz, sea la luz solar o la de una lámpara, nunca vemos las seis franjas cromáticas a la vez. Solo vemos una simple luz, más o menos blanca; nunca sus colores. ¿Qué es lo que ocurre pues realmente?
Lo que sucede es que, la luz que vemos, es interpretada y codificada por la retina de nuestro sistema óptico; luego, esa codificación es procesada por nuestro cerebro. La luz que penetra en nuestra retina estimula sus células, las cuales poseen unos pigmentos sensibles, como si fueran los pigmentos de una película fotográfica; es el mismo fenómeno. De hecho, la fotografía nació de una imitación de nuestro sistema óptico.
En nuestra retina hay dos tipos de células, unas son llamadas bastoncillos y las otras, conos. Los bastoncillos de nuestra retina son muy poco sensibles a la luz y solamente registran los tonos grises. Sin embargo, los conos de la retina son unas células (menos abundantes que los bastoncillos) que pueden ser de tres tipos, y eso es lo más interesante puesto que, cada uno de los conos de nuestra retina, es sensible a uno de los tres colores primarios.
 Es decir, hay un tipo de cono que es sensible tan sólo a la frecuencia del rojo-magenta (750-600 Ä), otro cono es sensible solo al color verde-amarillento (600-500 Ä), y el tercer tipo de cono es sensible solamente a la frecuencia del azul-cián (500-400 Ä). Cada uno es sensible a una determinada franja de frecuencias del espectro.
Los conos sensibles a la luz verde se encuentran situados precisamente en el mismísimo centro de la retina de nuestro ojo, un lugar más equilibrado que los bordes curvados de la retina, donde se encuentran las células sensibles a la luz rojiza y a la luz azulada. Esa situación privilegiada (el centro de nuestra lente) parece ser la razón por la que el verde claro resulta un color que produce tanta relajación y equilibrio (como la contemplación de la vegetación, que no por casualidad es mayormente verde).
Al entrar la luz blanquinosa en nuestros ojos, los tres conos reaccionan a ella gracias a esa combinación óptica de células sensibles a las tres frecuencias básicas (rojizas, verdosas y azuladas) que nos permite, junto a la captación de los tonos grises que registran los bastoncillos de nuestra retina, poder contemplar las múltiples tonalidades de la vida.

Por otro lado, los objetos que vemos en sí mismos no tienen un color, tan sólo 'los vemos' de un color. Ese es un fenómeno muy importante que no siempre se tiene en cuenta. Cuando a un objeto le da la luz, solo cuando incide la luz en él, sus moléculas absorben todas las frecuencias de la luz, menos una. Esta frecuencia que no absorbe, el objeto la refracta o la devuelve hacia el exterior, y esa frecuencia es precisamente lo que hace que nosotros lo veamos de un color determinado. Cuando una pared la vemos de color rojo, por ejemplo, es que nuestra retina admite toda la luz visible pero rechaza una frecuencia concreta, la que corresponde al rojo.
Pongamos el ejemplo de un papel... o un jarrón, pintado de color azul. Lo que ocurre es que la pintura del jarrón ha recibido luz (procedente de una ventana o de una lámpara) y por tanto ha recibido todos los colores y frecuencias del espectro lumínico. El tipo de pintura del jarrón, las determinadas moléculas que componen la pintura, han absorbido todas las frecuencias... menos la del color azul (rechaza las frecuencias de 450-500 Ä), que la refracta o la devuelve en sentido contrario. Por eso vemos el jarro azul, porque nos ha reflejado hacia nuestra retina una radiación, pongamos por caso, de 468 Ä (un tono determinado de azul), mientras que todas las demás radiaciones o colores de la luz... las ha absorbido en su interior.
De ese objeto, al que solamente le incide una luz, nuestra retina registra la información de sus moléculas, combina esa información, la codifica y la devuelve. Sin embargo, en nuestro ojo, han entrado todos los colores de la luz. Es decir: en nosotros solamente ha entrado luz; pero hemos registrado tan sólo 'una porción' de ella.
pero es una entidad que convive con nosotros a diario, aunque ignoremos sus peculiaridades, aunque desconozcamos su naturaleza en gran medida. Por tanto, los hombres realmente desconocemos el alcance de los efectos de la luz y su enorme potencial utilizable, tanto para nuestro cuerpo biológico como para nuestra mente y nuestra alma. Esta parte del libro trata de dar un poco de luz al fenómeno del color (valga la paradoja...), con el fin de facilitar al lector el llegar a emplear el cromatismo de una forma coherente para la vida, en nuestra salud, en nuestro trabajo y en cualquier rincón de nuestro espacio vital.
Marta Pavo en
https://www.geocromoterapia.com/esarticu.html#articulos

     

Terapia por la Luz y el Color

   

La utilización de los colores para una finalidad terapéutica se remonta a los principios de la medicina. Así como ocurre con el sonido, la luz también es una forma de vibración, por lo que ejerce un efecto sobre todo organismo vivo. El sistema Espectro-Cromático explica el origen de la curación por luz, por un proceso que llama "entonación" del aura luminosa del cuerpo humano. Sus efectos en la salud dependen de los diferentes colores que emiten distintos estímulos y de los diferentes tipos de reacciones químicas moleculares presentes en los organismos vivos con su propia capacidad de reacción vibratoria. Hay que recordar que el cuerpo humano está dotado de una especie de programación automática, en la que nuestro organismo aprovecha todas las reacciones químicas que lo nutren o fortalecen, provocando la estimulación de la producción de secreciones hipotalámicas, las cuales logran la normalización de todas las funciones orgánicas.
Chakras y cuerpo humanoEn síntesis, todos los seres vivos son receptivos a la luz solar, es decir que sus células son fotosensibles, por lo que el uso de la luz modifica el ADN.
La cromoterapia es un sistema para curar desequilibrios físico-psico-emocionales, proporcionando a cada campo la vibración armónica necesaria a través de la energía de la luz manifestada por los colores. Así como nuestros oídos captan el sonido de una cuerda vibrante según la frecuencia de su vibración, nuestros ojos son sensibilizados de acuerdo con la frecuencia de la vibración de la luz, lo que crea en nuestro cerebro la sensación del color. Las frecuencias más bajas nos dan la sensación del rojo y las más altas del violeta. Las frecuencias intermedias nos revelan todos los colores del arco iris.

 

El Color Naranja

   

Frecuencia: 950-1050 Hertz
Chakra: Sacro (o Hipogástrico)
Propiedades
Color creado a partir de la mezcla del rojo y el amarillo; es el color de las pasiones suaves, de las energías controladas y de la actividad prolongada. Es el productor de la alegría, de la acción inteligente y de la resistencia.
Su naturaleza es esencialmente tónica, estimulante, suavizante y asimilativa.
También es un color energético, pero, a diferencia del rojo, contiene las gentiles y cuidadosas propiedades de la energía femenina. A pesar de que no es el color complementario del rojo, complementa sus energías, donde el rojo se alinea con la energía masculina y el naranja con la femenina. El naranja es un color que abarca nuestros talentos creativos y genera alegría debido a su capacidad de cambiar la estructura bioquímica, que resulta en la dispersión de la depresión. Sus rasgos negativos son el orgullo y una inclinación hacia el exceso de ambición.
 Según tratados tibetanos antiguos, es el color que absorbe más prana (energía vital)del universo .
 El naranja favorece al corazón, motor de la vida, centro de los sentimientos más puros y de las emociones más suaves y serenas. Esta es la razón por la que dicho color es muy útil para los cardiacos. El naranja además es un regenerador del pulmón y un estimulante respiratorio cuando se utiliza en esa zona. La respiración desempeña un papel fundamental en el organismo.
 La atracción física hacia el naranja podría ser síntoma de una falta de energía, depresión o un trastorno femenino. Otro motivo para necesitar este color podría ser la falta de creatividad e intuición.

 

Las Esencias de Luces Cromáticas

   

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Las Esencias de Luces Cromáticas son un grupo de 20 esencias preparadas con las vibraciones cromáticas de 20 colores, obtenidos directamente de rayos lumínicos puros que poseen frecuencias específicas. Actúan especialmente estimulando las diferentes funciones del organismo, especialmente las del sistema nervioso, endocrino y el metabólico. Constituyen una valiosa herramienta terapéutica complementaria de cualquier tratamiento terapéutico.

 

Esencia de luz Naranja

 

Por ser un color Cálido, sus características son de acción YANG o expansiva, estimulante, catabólica, calorífica, eliminativa y contractiva de la energía vital.

-Estimula el metabolismo del CALCIO.
-Es Regenerador del PULMÓN.
-Complementa la acción del Rojo.
-Estimula el Ritmo de la RESPIRACIÓN.
-Favorece la captación de OXÍGENO A NIVEL CELULAR.
-Estimula la TIROIDES y GLÁNDULAS MAMARIAS.
-Posee una acción ESTRUCTURANTE A NIVEL PSICOFÍSICO.
-Función de AUTOSOSTÉN
-SEGURIDAD INTERIOR. ESTADOS DE OPRESIÓN. PESIMISMO.
-CAPACIDAD AFECTIVA y SEXUAL.
-Mecanismos de defensa ADAPTATIVOS.
-Sentimientos de INSEGURIDAD. DESARRAIGO. ABANDONO.
-Regula la Energía del Meridiano del ESTOMAGO.
-Estreñimiento. Úlceras. Gastritis. Agalaxia.
-Descalcificación. Calambres. Antiespasmódico.
-Trastornos de la NUTRICIÓN.
-Trastornos de la ALIMENTACIÓN (bulimia-anorexia).
-Para personalidades FRÍAS y DESAFECTIVIZADAS. RACIONALES.
-Estimula el CHAKRA SEXUAL.

 

Contacto

María del Carmen

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