La interpretación analítica de Jung (2)

05.12.2013 22:13
Juan José Ruiz Sánchez
 
3.2. Método de interpretación de los sueños: amplificación,síntesis e imaginación activa
 
La interpretación jungiana de los sueños cuenta en el contexto de la psicoterapia con varios elementos:
 
1º. La transferencia/contratransferencia entre el paciente y el terapeuta. Estos fenómenos de la relación terapéutica pueden derivar del inconsciente personal o del inconsciente colectivo de los implicados en la misma. La "transferencia arquetípica" los analistas son portadores para sus pacientes de imágenes primordiales mitológicas amplificadas y proyectadas en ellos por sus pacientes. Los arquetipos del padre, la madre, etc., pueden hacerse presente en ambos, en sus sueños y fantasías del uno sobre el otro, desplazados en sus contenidos o en sus alusiones indirectas. Si se detectan y se elaboran en la terapia puede dar lugar a la creatividad y avance del paciente y el terapeuta. Hay que tener en cuenta en el momento en que se encuentra la relación entre el paciente y su terapeuta para entender el sueño.
2º. Las imágenes presentes en el contenido manifiesto del sueño pueden ser abordadas con un "enfoque sintético" en las que se identifican las imágenes del sueño y las asociaciones que suscitan en el paciente , y se combinan globalmente en conjunto con aspectos de la vida presente y pasada del sujeto en cuestión . Este proceso conllevaría primero a listar las imágenes que aparecen y se recuerdan de un sueño, posteriormente se pediría al sujeto que asociara libremente sobre los pensamientos, imágenes nuevas y sentimientos que le suscitan cada una, y finalmente todo el conjunto se pondría en relación con los aspectos de la biografía y la situación presente del sujeto.
3º. Las imágenes de los sueños pueden ser también abordadas con el enfoque de "amplificación", desarrollando el potencial que contienen las mismas. Se le pide al paciente que mediante la pintura, la escultura, la fantasía libre y otras manifestaciones artísticas desarrolle las asociaciones que le sugieren las imágenes de sus sueños. Esto permite al analista conectar diversos materiales, datos que han sido amplificados por diversas fuentes de producción creadora del paciente. De modo que se facilite la identificación de arquetipos en los mismos. Para esta labor el analista jungiano debe contar con conocimientos de la mitología, la religión y la cultura de diversos pueblos.
4º. La estrategia o técnica de la imaginación activa: Este método es el más importante en la detección de los arquetipos del inconsciente personal, y en el mismo se prefiguran y detalla la amplificación antes comentada. En la obra "Mysterium Coniunctionis", considerada por los jungianos como su obra principal, y de pronta publicación en castellano, expone Jung su método de imaginación activa, técnica que el mismo se aplicó para analizar sus propios sueños y visiones. La imaginación activa promueve el proceso de individuación a través del trabajo con los sueños, las fantasías o los propios estados anímicos. Los pasos de la imaginación activa comienzan contemplando las imágenes suscitadas en el sueño (o por el estado de ánimo de modo espontáneo en aquel caso), prestándole atención. Esa atención prestada hará que las imágenes se activen y se vayan desarrollando como escenas de un teatro o película. En este paso el soñador tomará notas de esos cambios producidos. El siguiente paso supone que el propio soñador se relacione dentro de su sueño e imágenes con la escena en curso. Para este paso el soñador ha de asumir el papel de como él es realmente y no simular un papel al relacionarse con la escena de su sueño. El se imagina a sí mismo en esa escena dialogando con las imágenes, experimentando las emociones al respecto, pensando y actuando con ellas en la relación con estas. Posteriormente o paralelamente, puede continuar esta imaginación activa amplificando las asociaciones que suscitan mediante actividades como pintar, escribir, modelar escultura y otras actividades artísticas que le suscitan las imágenes de su sueño.
Todo este proceso le revelará los mensajes ocultos en su "Sombra" de modo que al integrarlos con su conciencia gane en individuación, en desarrollo personal. El capítulo 7 de esta obra contiene importantes actualizaciones de la imaginación activa, junto con otros métodos de trabajo con imágenes en la psicoterapia actual.
 
3.3. Caso clínico
 
Presentamos algunas notas de como Jung se auto-aplicó el método de imaginación activa a sus sueños:
 
En sus memorias, Recuerdos, sueños, pensamientos (editado por Seix Barral), escritas a sus 82 años, Jung confiesa sus temores y desorientación inicial ante la avalancha de contenidos del inconsciente personal y colectivo que tuvo en 1913 y 1914, fundamentalmente, cuando tenía 38 y 39 años de edad. Ante aquella irrupción tan avasalladora de lo inconsciente, Jung logró salir airoso y no caer presa de una psicosis, merced a una técnica que intuitivamente se auto-aplicó y que luego depuró, mejoró, y denominó como "Imaginación Activa", que seguiría utilizando y recomendando hasta el final de su vida, y que consideraba muy idónea para la realización del Proceso de Individuación. En sus memorias esto queda explicado en el capítulo titulado "El análisis del Inconsciente" (pp. 178-207), cuya lectura obviamente recomendamos encarecidamente. Las fantasías activas que tuvo entonces las dejó manuscritas y dibujadas en los llamados Libro Negro y Libro Rojo, que suponemos siguen sin publicar.
 
En octubre de 1913, encontrándose en el tren que le llevaba de Zurich a Schaffhausen, le sucedió este extraño hecho: una vez en el túnel, pierde la conciencia de tiempo y de lugar, y despierta al cabo de una hora oyendo anunciar al conductor la llegada a Schaffhausen. "Durante todo ese tiempo fue víctima de una alucinación, de un ®sueño de vigilia¯: veía el mapa de Europa y veía cómo el mar la iba cubriendo país por país empezando por Francia y Alemania. Poco tiempo después, todo el continente se encontraba bajo el agua, a excepción de Suiza, que era como una montaña muy alta que las olas no podían sumergir. Jung se veía sentado sobre la montaña. Y, al mirar mejor alrededor de él, se dio cuenta de que el mar era sangre: comenzó a distinguir sobre las olas los cadáveres, los tejados de las casas, vigas medio quemadas..."
 
Tres meses más tarde, en diciembre de 1913, se repite el mismo ®sueño de vigilia¯ a la entrada del mismo túnel. (®Era como una inmersión en el inconsciente colectivo¯, comprendería más tarde.) El joven psiquiatra se preocupa. Se pregunta si no estará ®haciendo una esquizofrenia¯ (según el lenguaje de la época).
 
Finalmente, algunos meses más tarde, sueña lo siguiente: "Se encuentra con un amigo durante el verano en los mares del sur, cerca de Sumatra. Por los periódicos se enteran de que Europa ha sido invadida por una ola de frío terrible como jamás antes se había conocido. Jung decide partir a Batavia y embarcarse para regresar a Europa. Su amigo le dice que viajará en un velero de Sumatra hasta Hadramaout y que luego continuará su camino por Arabia y Turquía. Jung llega a Suiza. Sólo ve nieve. Una viña inmensa se eleva en algún lugar con muchos racimos. Se acerca y se pone a coger racimos distribuyéndolos entre desconocidos que le rodean pero que no puede ver..."
 
A su tercera repetición, el sueño llegó a inquietarme en el más alto grado. Justamente preparaba una comunicación sobre la esquizofrenia para el congreso de Aberdeen y me decía: ®Hablaré de mí mismo! Probablemente me volveré loco después de la lectura de la comunicación... . El congreso tenía lugar en julio de 1914: exactamente en el período en que en mis tres sueños me veía en los mares del sur. El 31 de julio, inmediatamente después de mi conferencia, me enteré por los diarios de que la guerra acababa de estallar. Por fin comprendía! Y cuando al día siguiente el barco me dejó en Holanda, no había nadie más feliz que yo. Ahora estoy seguro de que no me amenazaba ninguna esquizofrenia.
 
Había comprendido que mis sueños y visiones procedían del subsuelo del inconsciente colectivo. Sólo tenía que trabajar para profundizar y dar validez a este descubrimiento. Y es a lo que me dedico desde hace casi cuarenta años... Poco tiempo después Jung tuvo la alegría de recibir una segunda confirmación a su sueño. Los diarios no tardaron en hablar de las aventuras del capitán de barco alemán Von Mcke, que en un velero había recorrido los mares del sur desde Sumatra hasta Hadramaout y después se había refugiado en Arabia para alcanzar desde allí Turquía...”
 
- "Estas fantasías eran, a veces, espontáneas, otras, provocadas... Otras veces, para provocarse fantasías imaginaba un descenso a las profundidades variables, en unos casos comparable "a una profundidad de trescientos metros", otros a "una profundidad cósmica"... En otros casos, Jung dibujaba o esculpía. En sus memorias consta cómo recobró el equilibrio, que veía amenazado, en la época visionaria: puliendo y esculpiendo materiales pétreos (...) Sin duda que en otra época hubiera sido un "médium", o un profeta, o un poeta. Las imágenes que veía evocan la imaginación de un Dante o de un Blake (...) Debe tenerse en cuenta que la técnica que seguía con las imágenes, con sus sueños, fantasías y visiones, no sólo consistía en amplificarlos transportándolos a los grandes escenarios míticos y legendarios, sino también en lo que podríamos llamar "densificación", es decir, convertía los espectros en seres, las apariciones fantasmales en personajes concretos, si bien simbólicos. Su capacidad de artista plástico no le abandonaban ni en la zona de las imágenes del inconsciente (...) Si realmente hay que establecer contacto con la realidad del inconsciente, con quien debe enfrentarse el individuo, con quien debe "dialogar" en la medida en que aceptemos esta expresión, es con los arquetipos, o sea, puesto que éstos son invisibles, con las imágenes en las que se encarnan". Pues bien, el método jungiano por excelencia para avanzar plenamente en la exploración del inconsciente es la Imaginación Activa. Consiste, básicamente, en un "dejarse llevar", en un "dejarse hacer psíquicamente", pero estando consciente de tal situación y asumiéndola intelectual y éticamente. En síntesis podríamos decir que radica en expresar los contenidos del inconsciente que irrumpen en el campo de acción del yo o ego, dotándoles de una forma estructural: dibujándolas, esculpiéndolas, bailando, escribiendo poemas u otras expresiones literarias, hablándolas, etc. Así, por ejemplo, uno puede soñar con una imagen y luego la puede plasmar en un dibujo otorgándole color, rasgos y características concretas que quizás no corresponden plenamente con la imagen onírica, pero que, no obstante, tiene su nacimiento y foco de atracción en ella. Y lo que surge en tal caso es una fantasía activa, la cual habrá que intentar comprender y ante la cual hay que adoptar una actitud ética.
 
Marie Louise von Franz, en su magnífica obra C.G.Jung. Su mito en nuestro tiempo (Fondo de Cultura Económica), explica lo que es la Imaginación Activa al indicar que se trata "de dejar surgir del inconsciente, estando despierto, emociones, sentimientos, fantasías, ideas obsesivas o imágenes oníricas, en una actitud desprovista de atención crítica y abordando las imágenes interiores como si se tratara de presencias objetivas". Ella recomienda el diálogo escrito como "la forma más diferenciada y que casi siempre conduce más lejos". Esta técnica ayuda a comprender "que toda fantasía constituye un auténtico proceso psíquico, que nos asalta, convirtiéndonos en figura actuante y paciente a un tiempo en un drama interior". Y ante tal escenificación no hay que ser un simple observador sino que hay que actuar, pero no como si eso fuera únicamente "pura fantasía", sino como si fuese real. Y no basta luego con "comprender”, sino que hay que hermanarlo con un compromiso ético, moral, y de esta forma "la corriente de las imágenes interiores comienza a servir para la construcción de la totalidad personal, es decir, para la Individuación y para establecer una seguridad íntima capaz de resistir el asalto de los problemas exteriores e interiores".
 
Leamos a Jung:
 
"La fantasía activa no se trata necesariamente de un estado psíquico de disociación, sino más bien de una participación positiva de la conciencia. Así como la forma pasiva de la fantasía no es raro que evidencie el cuño de lo patológico o de lo anormal por lo menos, la forma activa suele ser una de las supremas actividades del espíritu humano, pues en ella confluyen la personalidad consciente e inconsciente del sujeto en un común y unificador producto... Mediante la Imaginación Activa nos hallamos en situación de poder descubrir los arquetipos" (Tipos Psicológicos).
"El dejar ocurrir, el hacer en el no-hacer, el "dejarse" de Meister Eckart, me sirvieron de llave con la que logré abrir la puerta del Camino: Hay que dejar que las cosas sucedan psíquicamente...
Consiste sola y únicamente en que, en primer lugar y por una vez, sea observado objetivamente un fragmento de fantasía en su desarrollo... Si se logra vencer la dificultad del comienzo, de inmediato surge, sin embargo, la crítica, e intenta interpretar, clasificar, hacer estético o desvalorizar el trozo de fantasía. La tentación de colaborar es casi invencible. Después de una acabada observación fiel, se puede aflojar tranquilamente las riendas a la impaciencia de la conciencia, e incluso se lo debe hacer pues de lo contrario surgen resistencias obstructivas...También son individualmente diversos los caminos de la obtención de las fantasías. Muchos tienen la mayor facilidad para escribirlas, otros las visualizan, y aun otros las dibujan o pintan, con o sin visualización. En el espasmo de conciencia de alto grado, a menudo sólo pueden fantasear las manos; modelan o dibujan formas que con frecuencia son totalmente extrañas a la conciencia. Estos ejercicios deben ser continuados hasta que desaparece el espasmo de la conciencia, hasta que, en otras palabras, se pueda dejar acontecer, lo que es el objetivo más inmediato del ejercicio. Es así creada una actitud nueva, que acepta también lo irracional e inconcebible, simplemente porque es lo que está aconteciendo..." (El secreto de la Flor de Oro, Paidós).
"La continuada concienciación de las fantasías (que sin ella quedarían inconscientes) con participación activa en lo que sucede en la fantasía, tiene la consecuencia de que primero se amplía la consciencia, convirtiéndose en conscientes innumerables contenidos inconscientes; en segundo lugar, se destruye poco a poco la dominante influencia del inconsciente, y en tercer lugar se verifica una transformación de la personalidad... Haciendo conscientes y viviendo las fantasías se asimilan a la consciencia las funciones inconscientes e inferiores, proceso que desde luego no transcurre sin un profundo efecto sobre la orientación de la consciencia... se verifica un cambio esencial. Esta modificación, que se consigue mediante el enfrentamiento con el inconsciente, la he calificado de Función Trascendente..." (El Yo y el Inconsciente).
"El credo científico de nuestros días ha desarrollado una fobia supersticiosa ante la fantasía. Pero lo que actúa es real y las fantasías del inconsciente actúan, no cabe dudarlo...Tras el velo de las imágenes fantásticas un algo está obrando, démosle un nombre bueno o malo. Es una cosa real, por cuya razón sus exteriorizaciones vitales han de ser tomadas en serio. Pero primero se ha de vencer la tendencia a "concretizar", o sea que, al acercarse al problema de la interpretación, las fantasías las fantasías no deben tomarse al pie de la letra. Mientras estemos viviendo la fantasía, desde luego la hemos de considerar al pie de la letra, y nunca será suficiente. Pero luego, cuando queramos entenderla, no hemos de confundir la apariencia, o sea la imagen de la fantasía, con lo que actúa detrás de ella. La apariencia no es la cosa misma, sólo es una expresión" (El yo y el inconsciente).
En la Imaginación Activa intervienen todas las funciones psíquicas principales: sentir, pensar, percibir e intuir. Ahora bien, no hay que dejarse llevar por las emociones. Por otro lado, no hay que considerar en ningún momento que la plasticidad que le estamos dando a la Imaginación Activa es una obra artística, sino que es algo mucho más serio y trascendental. Los complejos y arquetipos se personifican al adoptar una imagen simbólica humana, teriomórfica o de otro tipo, y de esta manera tienden a objetivizarse y de ese modo permiten que, en el análisis posterior, el ego pueda ir diferenciándolos y diferenciarse a sí mismo respecto a los complejos y arquetipos.
 
Leamos nuevamente a Jung para conocer su metodología al respecto:
 
"Empecé a usar el sistema de tomar una imagen o escena de un sueño del paciente o una idea que le hubiese venido a la imaginación como punto de partida para que lo utilizase el paciente como tema de la libre actividad de la fantasía, dando forma al tema o desarrollándolo. Según las inclinaciones y las disposiciones del paciente, el desarrollo tenía lugar en forma dramática, dialéctica, visual, acústica o en la danza, la pintura, el dibujo o la escultura.
Obtuve una gran cantidad de formas diversas, cuya multiplicidad me tuvo durante años sin saber cómo utilizarlas, hasta que comprendí que mediante este método se producían manifestaciones espontáneas en las que los conocimientos técnicos que pudiese tener el paciente solamente intervenían como medios auxiliares de la realización, manifestaciones espontáneas que traducían un proceso inconsciente al que di más tarde el nombre de Proceso de Individuación...
 
He podido comprobar que no existe casi ningún motivo de las mitologías que no aparezca alguna vez en estos productos. Y debo señalar que por regla general el conocimiento que de la mitología tenían mis pacientes era mínimo... De estas experiencias, y dado que mis pacientes ignoraban tales mitos, inferí que existen ciertas condiciones del inconsciente colectivo que actúan como reguladoras y estimuladoras de la fantasía y determinan la producción de las formaciones correspondientes, aprovechando para sus fines el material consciente presente. Se comportan exactamente igual que los motores de los sueños, lo que explica que la Imaginación Activa (que éste es el nombre que doy al método) substituye hasta cierto punto a los sueños. La existencia de estos reguladores inconscientes, a los que llamo a veces dominantes (arquetipos) por su modo de funcionamiento, me parece tener tanta importancia que en ella he basado mi hipótesis del inconsciente colectivo e impersonal.. Mediante la Imaginación Activa nos hallamos en situación de poder descubrir los arquetipos" (Wurzeln des Bewusstseins).
 
La técnica de la Imaginación Activa se encuentra ampliamente explicada en la obra más importante escrita por Jung y, reciente edición en español. Mysterium Coniunctionis es la "suma" jungiana, y en esta magna, en la que desvela el simbolismo alquimista en términos jungianos, expone diversos conceptos claves de la Imaginación Activa. Creemos que tal descripción es importantísima para los analistas y jungianos, de ahí que optemos por transcribir tales indicaciones de Jung porque despejan muchas dudas y, al mismo tiempo, nos anima a adentrarnos en esta técnica que Jung aplicó en sí mismo desde que comenzó a gestar su propia Psicología de las Profundidades. La descripción a la que nos referimos de Jung se atiene a su interpretación psicológica del Opus alquimista de Dorn. La primera coniunctio correspondería al conocimiento de la sombra, lo que conllevaría la recuperación de lo que tenemos disperso fuera de nosotros debido a las proyecciones, vinculadas al inconsciente personal fundamentalmente. La segunda etapa, que es la de la imaginación activa, trataría de materializar o concretizar las imágenes del inconsciente -entre ellas las provenientes de los afectos- merced a una colaboración consciente y activa por parte de nuestro ego. Y la tercera etapa sería el Unus Mundus, su inclusión consciente en él.
 
Y como no hay nada mejor que leer directamente de la fuente primera, y evitar intermediarios, como sería mi posición, he aquí lo que Jung ha escrito sobre la Imaginación Activa en Mysterium Coniuntionis. Leamos los siguientes párrafos del "Mysterius Coniunctionis"
 
Párrafo 705:
 
"Este es un método que es utilizado espontáneamente por la propia naturaleza o que puede ser enseñado al paciente por el analista. En general se presenta cuando el análisis de los contenidos psíquicos ha constelado los opuestos en tal medida que la unificación, la reunión (síntesis) de la personalidad se vuelve una necesidad imperiosa. Una situación de este tipo se produce inevitablemente cuando el análisis de los contenidos psíquicos, de la actitud del paciente y en particular de sus sueños, ha hecho conscientes los temas y las imágenes complementarias y compensadoras del inconsciente, hasta el punto de que el conflicto aparentemente insoluble entre la parte consciente y la parte inconsciente de la personalidad se hace evidente y crítico. Cuando esta confrontación se limita a ciertos aspectos parciales del inconsciente, el conflicto es más o menos anodino y su solución es simple; el enfermo, con lucidez y una pizca de resignación o de resentimiento, se coloca del lado de la razón y de la convención. Aunque los temas inconscientes son rechazados de nuevo, y se vuelve en apariencia a la situación anterior, el inconsciente queda satisfecho hasta cierto punto, pues el sujeto debe en lo sucesivo efectuar un esfuerzo consciente por vivir según sus principios y, además, resentimientos inoportunos vendrán constantemente a recordarle la existencia de los valores rechazados. Cuando por contra el conocimiento de la sombra es tan completo como él sea capaz de hacerlo, sigue un conflicto y un estado de desorientación, un Sí y un No de igual fuerza que él no podrá resolver con una decisión racional. El no puede transformar su neurosis clínica en las neurosis menos llamativas del cinismo, resignación o resentimiento; en otros términos, el sujeto no puede ya utilizar tales máscaras para disimular la presencia de la antítesis. El conflicto exige una solución real y reclama un tercer término en el cual los opuestos puedan unirse. La razón con su lógica se encuentra de ordinario obligada a abdicar, pues no existe un tercer término dentro de una alternativa lógica. La solución ("solvent") no puede ser más que de un orden irracional. En la naturaleza, el equilibrio entre contrarios es siempre un proceso, es decir, un fenómeno energético: es una producción simbólica en el sentido más propio del término, haciendo algo que exprese ambos lados, de igual manera que una cascada representa simultáneamente lo alto y lo bajo y sirve de mediadora entre ellos. La cascada es en este caso el inconmensurable tercer término. En un conflicto abierto y no resuelto, se ven surgir sueños y fantasmas que, como la cascada, ilustran la tensión y la naturaleza de los opuestos preparando así la síntesis.
 
Párrafo 706:
 
Como he dicho, este proceso puede tener lugar espontáneamente o ser inducido artificialmente. En el último caso escoja un sueño o alguna otra imagen-fantasía, y concéntrese sobre ella contemplándola y reteniéndola. También puede utilizar el mal humor como punto de arranque, y entonces intente averiguar qué tipo de imagen-fantasía se produce, o qué imagen expresa este estado de ánimo. Luego fije esa imagen en la mente concentrando su atención. Normalmente se alterará, pues el mero hecho de concentrarse en ella la animará. Las alteraciones deben ser cuidadosamente anotadas todas las veces porque ellas reflejan los procesos psíquicos en el fondo inconsciente, los cuales aparecen en forma de imágenes constituidas por los recuerdos de la memoria consciente. De esta manera consciente e inconsciente se unen, de la misma forma que una cascada conecta lo de arriba con lo de abajo. Una cadena de ideas de fantasía se desarrolla y gradualmente asume un carácter dramático: el proceso pasivo se pone en acción. Al principio consiste en figuras proyectadas, y estas imágenes se observan como escenas en el teatro. En otras palabras, usted sueña con los ojos abiertos.
 
Como regla, hay una marcada tendencia simplemente a disfrutar este entretenimiento interior y no pasar de ahí. Entonces, por supuesto, no hay ningún progreso verdadero, sino sólo variaciones interminables sobre el mismo tema, lo cual de ningún modo es el objetivo del ejercicio. Lo que se representa en el escenario todavía sigue siendo un proceso de fondo; no mueve de forma alguna al observador, y cuanto menos lo mueva menor será el efecto catártico de este teatro privado. La pieza que está siendo interpretada no requiere simplemente ser observada imparcialmente, quiere forzar a su participación. Si el observador entiende que su propio drama está desarrollándose en ese escenario interior, él no puede permanecer indiferente a la trama y su desenlace. Él notará, cuando los personajes aparezcan uno a uno y la trama se complique, que todos ellos tienen una relación definida con su situación consciente, que está siendo dirigido por el inconsciente, y que eso provoca que las imágenes-fantasía aparezcan ante él. Por consiguiente se siente compelido, o animado por su analista, para que tome parte en la obra y en lugar de sentarse simplemente en un teatro, le pide cuentas a su "alter ego". Pues no existe en nosotros nada totalmente exento de contradicción, y la consciencia no puede asumir posición alguna que no haga surgir en alguna parte de las esquinas oscuras de la psique, una negación, o un efecto compensatorio, aprobación o resentimiento. Este proceso de aceptar las condiciones del Otro que hay en nosotros bien merece la pena, porque de esa manera nosotros conseguimos conocer aspectos de nuestra naturaleza que no permitiríamos que alguien nos mostrara, y que nosotros mismos nunca admitiríamos. Es muy importante fijar todo este procedimiento por escrito en el momento que se produce, ya que entonces tienes la evidencia ocular que neutralizará eficazmente la tendencia, siempre lista, al auto-engaño. El comentario de un testigo presencial es completamente necesario al tratar con la sombra, pues de otro modo su realidad no puede ser concretada. Sólo de esta forma dolorosa es posible obtener una visión positiva de la naturaleza compleja de nuestra propia personalidad.
 
Párrafo 749:
 
Tome el inconsciente en una de sus formas más a mano, diga una fantasía espontánea, un sueño, un estado de ánimo irracional, un afecto, o algo parecido, y opere con él. Ponga atención especial, concéntrese sobre ello y observe objetivamente sus modificaciones. No ahorre ningún esfuerzo para consagrarse a esta tarea, siga las transformaciones subsecuentes de las fantasías espontáneas atenta y cuidadosamente. Sobre todo, no deje que ningún elemento externo entre en la operación, ya que la imagen-fantasía tiene "todo lo que necesita". De esta manera, uno se asegura de no interferir por capricho consciente y dejar las manos libres al inconsciente. En resumen, la operación alquímica nos parece el equivalente del proceso psicológico de imaginación activa.
 
Párrafo 752:
 
Acontece que el hombre moderno no puede siquiera lograr la unio mentalis que le posibilitaría realizar el segundo grado de la coniunctio. La guía del analista puede, sin duda, darle la intuición precisa para entender las afirmaciones provenientes de su inconsciente, mas cuando se llega a la cuestión de la experiencia real, el analista no puede ya serle de auxilio alguno pues tiene que ser él mismo quien ponga manos a la obra. Se halla entonces en la situación del aprendiz alquimista que se instruye junto a un maestro aprendiendo de éste todas las habilidades manuales del laboratorio. Pero llega un momento en que necesita ponerse él mismo a la obra, pues como resaltan los autores, ningún otro puede ejecutar esto en su lugar. Así que al igual que este aprendiz, el hombre moderno comienza con una prima materia indecorosa que se ofrece a él de una manera inesperada una fantasía despreciable que, como la piedra rechazada por los constructores, es arrojada a la calle, "in vía eiecta", y es "tan vil" que los que pasan ni siquiera la miran. Él la observará día tras día y notará sus transformaciones hasta que sus ojos se abran o, como decían los alquimistas, hasta que los "ojos de pez", o chispas aparezcan en la solución oscura. Pues los ojos de pez permanecen constantemente abiertos y deben por ello ver siempre, razón por la cual los alquimistas recurrieron a ellos como un símbolo de atención sin desmayo.
 
Párrafo 753:
 
La luz que gradualmente amanece en él no es otra cosa que la comprensión de que su fantasía es un proceso psíquico real que le está ocurriendo personalmente a él. Aunque, en cierto modo, él lo ve desde fuera, imparcialmente, también es una figura que actúa y sufre en el drama de la psique. Tal reconocimiento es completamente necesario, y establece un avance importante puesto que mientras se limite a observar las escenas, sin más, es como el simplón de Parsifal, que se olvidó de hacer la pregunta vital porque no era consciente de su propia participación en la acción. Sucede entonces que el flujo de las imágenes cesa, entonces es como si no hubiera pasado nada, aunque el proceso se repita mil veces. Pero si él reconoce su propia implicación debe entrar en el proceso con sus reacciones personales, como si fuera una de las figuras del fantaseo, o más bien, como si el drama que está desarrollándose ante sus ojos fuera real (es un hecho psíquico que esta fantasía está ocurriendo, y en tanto que entidades psíquicas, es tan real como él mismo). Si esta decisiva operación no es llevada a cabo todos los caminos son abandonados al flujo de imágenes, y nosotros mismos permanecemos iguales pues, como dice Dorn, "nunca harás al Uno a menos que tú mismo te hagas Uno". Es, sin embargo, posible que si tenemos una fantasía dramática entremos en el interior de este mundo de imágenes como una personalidad ficticia, e impidamos por ello una participación efectiva; esto puede incluso dañar la consciencia porque nos volvemos víctimas de nuestras propias fantasías, y sucumbimos a los poderes del inconsciente, cuyos peligros son bien conocidos de los analistas. Pero si te pones en el drama como realmente eres, no sólo se gana en realidad, sino que también creas, por tu crítica de las fantasías, un contrapeso eficaz a las tendencias que se te escapan de las manos.
 
Porque lo que está pasando ahora es una aproximación firme al inconsciente. Aquí es donde la unio mentalis comienza a hacerse real. Lo que estamos creando ahora es el comienzo de la individuación, cuya meta inmediata es la experiencia y la producción del símbolo de totalidad.
 
Párrafo 754:
 
Con frecuencia acontece que el paciente continúa simplemente observando sus imágenes sin considerar lo que significan para él. Puede y debe entender sus significados, pero esto es de valor práctico sólo mientras no esté suficientemente convencido de que el inconsciente puede aportarte valiosas intuiciones. Mas una vez que ha reconocido este hecho, también debería saber que tiene entonces en sus manos una oportunidad para obtener, por su conocimiento, la independencia del analista. Esta conclusión es la que no le gusta extraer, con el resultado de que frecuentemente se detiene en la mera observación de sus imágenes. El médico, si no ha tratado este procedimiento en sí mismo, no puede ayudarle a franquear este obstáculo -asumiendo, por supuesto, que existan razones imperiosas para proseguir el proceso. En tales casos no existe un imperativo médico o ético sino solamente un mandato del destino, por lo que pacientes que de ningún modo carecen de la necesaria perspicacia se estancan frecuentemente en este punto. Como esta experiencia no es rara, sólo puedo concluir diciendo que la transición desde una actitud meramente perceptiva, es decir, estética, a una actitud de juicio está lejos de ser algo fácil. En efecto, la psicoterapia moderna ha alcanzado este punto y está comenzando a reconocer la utilidad de percibir y dar forma a las imágenes, sea por medio del lápiz y el pincel o por la modelación. Se podría pensar también en una formulación musical, siempre que la música fuera realmente compuesta y transcrita. Aunque no he observado nunca en mi carrera casos de este género, el Arte de la Fuga de Bach parece presentar un ejemplo de esta clase, de igual manera que la representación de los arquetipos es un contenido básico de la música de Wagner. (Estos fenómenos, sin embargo, provienen menos de una necesidad personal que de una compensación inconsciente producida por el espíritu de la época, aunque no puedo discutir esto aquí).
 
Párrafo 755:
 
El paso más allá de una actitud puramente estética puede ser desconocido para la mayoría de mis lectores. Yo mismo he dicho poco sobre ello y me he contentado con indicaciones. Este no es un asunto que pueda tomarse a la ligera. Hice un intento hace ya treinta años sobre mí mismo y sobre otros, y debo admitir que aunque es posible y conduce a resultados satisfactorios, es también muy difícil. Puede aconsejarse sin dudar si un paciente ha alcanzado la etapa de conocimiento descrita anteriormente. Si encuentra la tarea demasiado difícil, renunciará de ordinario desde el principio y no franqueará nunca el peligroso impasse. El peligro inherente en un paciente que presenta disposiciones psicopáticas reside en el riesgo de desencadenar una psicosis. Esta posibilidad, muy desagradable, se presenta desde el comienzo del tratamiento, cuando por ejemplo, el análisis de los sueños ha activado el inconsciente. Pero si éste va tan lejos que el paciente puede hacer imaginación activa y dar forma a sus fantasías y no existen incidentes graves, no se debe temer en general un peligro serio.
 
Naturalmente uno se pregunta qué miedo -si lo hay- le previene de dar el próximo paso, la transición a una actitud de juicio (el juicio por supuesto debiera ser obligatorio intelectual y moralmente). Hay razones suficientes para el miedo y la incertidumbre porque la participación voluntaria en la fantasía es alarmante para una mente ingenua y raya en una psicosis anticipada.
 
Párrafo 756:
 
Naturalmente hay una diferencia enorme entre una psicosis anticipada y una real, pero la diferencia no siempre se percibe claramente y esto da lugar a la incertidumbre o incluso a un ataque de pánico.
 
A diferencia de una psicosis real, que se precipita sobre ti y te inunda con fantasías ingobernables que irrumpen del inconsciente, la actitud de juicio supone una implicación voluntaria en esos procesos de fantasías que compensa la posición individual y, en particular, la colectiva de la consciencia. El propósito manifiesto de esta implicación es integrar las aseveraciones del inconsciente, para asimilar sus contenidos compensatorios, y producir un significado global que haga la vida digna de ser vivida, y que para un número no pequeño de personas la haga posible. La razón por la que la implicación parece una psicosis es que el paciente está integrando los mismos materiales de fantasía de los que el enfermo mental cae víctima por no poder integrarlos, sino que es tragado por él. En los mitos, el héroe es el que triunfa sobre el dragón, no el que es devorado por él. Y sin embargo, los dos tienen que tratar con el mismo dragón. A demás, no es héroe el que nunca se encontró con el dragón, o quien si lo vio una vez, declaró después que no vio nada. De la misma forma, sólo el que se ha arriesgado a luchar con el dragón y no ha sido vencido, gana el tesoro escondido, "el tesoro difícil de lograr". Sólo él tiene el título genuino de la auto-confianza, porque se ha enfrentado con el oscuro territorio de su self (Sí-Mismo) y así se ha ganado a sí mismo. Esta experiencia le da fe y confianza, la pistis en la capacidad del self para sostenerle, pues todo lo que le amenazaba de su interior, lo ha hecho suyo. Ha adquirido el derecho a creer que será capaz de superar todas las amenazas futuras con los mismos medios. Ha llegado a una certeza interna que lo hace capaz de autoconfianza, y lograr lo que los alquimistas llamaron la unio mentalis.
 
Párrafo 757:
 
Por lo general, este estado está representado gráficamente por un mandala. Tales figuras contienen bastante a menudo claras alusiones al cielo y a las estrellas, y por ello se refieren a algo como el cielo "interior," el "firmamento", o el "Olimpo" de Paracelso, el Microcosmos. Es éste también ese producto circular, es decir el "cielo" que Dorn quería producir "por movimientos continuos de rotación". Como no es muy probable que él realizara alguna vez esta quintaesencia como un cuerpo químico, y no pretendió tampoco haberlo hecho, debemos preguntarnos si él se refería realmente a esta operación química o más bien, quizá a la obra alquímica en general, es decir, la transmutación del Mercurio duplex bajo el sinónimo del vino blanco y rojo, aludiendo así a la obra al blanco (ad álbum) y al rojo (ad rubeum). Esta última hipótesis me parece más verosímil. De todos modos, se aludía a un trabajo de laboratorio. Dorn "perfiló" su intuición de un centro misterioso preexistente en el hombre, que representaba al mismo tiempo un cosmos, o sea una totalidad, mientras que él mismo permanecía consciente de que estaba representando el self en la materia. El completó la imagen de la totalidad con la mezcla de miel, hierbas mágicas y sangre humana, es decir lo que ellas significaban, tal como lo hace hoy día una persona que asocia numerosos atributos simbólicos al mandala que dibuja. Asimismo Dorn, siguiendo el antiguo modelo Sabeo y Alejandrino, atraía la "influencia" de los planetas (stellae inferiores) -o "Tártaro" y el aspecto mitológico del submundo- a su quintaesencia como el paciente hace hoy día".
 
Bibliografía:
 
Groesbeck: Carl Jung. En Kaplan y Sadock :Tratado de psiquiatría. Ed. Salvat, 1990.
Jung, C. G: Obra completa. Editorial Trotta :
Volumen 5 : Símbolos en transformación
Volumen 6 : Tipos psicológicos
Volumen 8 : La dinámica del inconsciente
Volumen 9/1 : Los arquetipos y el inconsciente colectivo
Volumen 12 : Psicología y alquimia
Volumen 14 : Mysterium coniunctionis 1 y 2
Volumen 18 : La vida simbólica 1 y 2
Rubino, V. :
Fundamentos del pensamiento de Carl Jung. Internet: Fundación Jung Argentina, 1999.
Sueños, arquetipos y creatividad. Ed. Lumen, 1995.
Sharp, D: Lexicon jungiano. Editorial Cuatro Vientos, 1998.
Wolman, B: Teorías y sistemas contemporáneos en psicología. Ed. Martínez Roca, 1975.

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