La palabra creadora, el cosmos y el Libro
Para Rumi, como es propio del esoterismo de tradición escrituraria,
todos los seres son palabras del Creador y el universo es Su discurso.
Dice en su Fīhi mā fīhi: “La raíz de todas las cosas son el discurso y
las palabras. Quien no sabe nada del discurso y las palabras los considera
insignificantes. Sin embargo, el discurso es el fruto del árbol de la acción.
El Altísimo creó el mundo por medio de una palabra, pues dijo ‘¡sé!’ y
cobró existencia”
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Así, en el mundo de correspondencias propio de la ciencia
tradicional simbólica, el Corán increado, Matriz del Libro, se manifiesta en
la recitación coránica, en el Libro del mundo y en el Libro del Hombre.
Pero si el cosmos es Palabra divina que ha de interpretarse, la Esencia es,
en última instancia, incognoscible e inefable. Por ello este genial poeta,
maestro de la palabra, se ve llevado, como intérprete de los misterios, a
trascender el lenguaje llegando, por su propia inspiración, en su vuelo de
pájaro solitario, a desdeñar, incluso, la poesía misma: Rumi es así, ante
todo, portavoz de lo inefable, heraldo del silencio, de ese silencio que es
escucha del Misterio, inconmensurable poder creador, amor ilimitado,
origen de los nombres de todas las cosas