”LA PSICOTERAPIA ANTE EL SUFRIMIENTO EMOCIONAL” 3 PART.<

11.12.2013 16:56

Acercándonos a las causas del sufrimiento emocional

Cualquier profesional de la salud que pretenda evitar o reducir el sufrimiento psíquico y emocional de las personas, más allá de su especialidad médica o psicológica, ha de tener en cuenta que ese sufrimiento viene causado, en gran medida, por la falta de conciencia que tiene el paciente de sus conflictos internos y por desequilibrios estructurales provocados por la acción de los sistemas circundantes pasados y presentes.

Esta es la concepción psicoterapéutica de la enfermedad y del enfermo, que parte de la base de que nuestra voluntad, nuestra razón, no es completamente dueña de nuestros actos ni de nuestra vida, sino que está condicionada por el inconsciente, el cual se forja en las relaciones familiares y sociales durante nuestros primeros años de vida.

 Pero al tiempo que desarrollamos mecanismos de defensa psíquicos y somáticos nuestros conflictos más serios son parcial o totalmente olvidados, para mantener esa ignorancia que evita la angustia y el sufrimiento. Consecuencia de ello iremos organizando un funcionamiento perceptivo con ángulos ciegos y por tanto distorsionado. Y encontraremos formas de funcionamiento para hacer que nuestro organismo se adapte a las exigencias de nuestro medio social, creando recursos para cubrir las carencias afectivas infantiles con las personas de nuestro entorno actual, o para sublimarlas a través de actividades productivas.

 

Mientras esos mecanismos soporten la presión interna y el distrés del exterior podremos mantener un cierto equilibrio, que Reich describía como “neurosis caracterial”. Pero cuando nuestra “coraza” (suma de defensas somáticas y psíquicas) no encuentra fuerza para mantenerse porque nuestro funcionamiento energético se ralentiza, surge de manera manifiesta el desajuste. La enfermedad psicosomática (somatopsicodinámica, utilizando el término de mi maestro F. Navarro) como manifestación de que El “equilibrio” interno forjado durante toda nuestra vida se hace añicos y el sufrimiento se desborda, afectando también a todas las personas que están a nuestro alrededor.

 

Ante esa realidad los profesionales de la salud, desde una concepción unitaria, realista y epistemológica, debemos intentar comprender las causas del desequilibrio y los recursos con los que cuenta cada una de esas personas que llegan a nuestra consulta. Con una posición basada en la empatía y en la deontología, estableceremos una relación terapéutica y utilizaremos las herramientas clínicas necesarias para ayudar a que el paciente recupere la conciencia de su ser, pierda el miedo a sus límites y conflictos, y afronte la realidad cotidiana desde su deseo, su capacidad de placer y de goce y no desde su necesidad o su temor.

Esta será la intervención clínica de un psicoterapeuta. El cual ha recibido una formación adecuada para poder afrontar, sin naufragar, esa dinámica conflictiva, sufriente y humana, en la que él puede verse inmerso porque también vive y sufre en el mismo sistema social patologizante que su paciente.

Por ello en gran medida esa formación se desarrolla realizando la psicoterapia personal. Es ahí donde realmente puede comprender la enfermedad emocional y mirar a la persona “endemoniada” (utilizando una metáfora escatológica inquisitorial) directamente, sin temor, cogerle de la mano y transmutar esa fuerza destructiva. Este aspecto de la formación del psicoterapeuta, junto a otros como la supervisión clínica de sus pacientes o los seminarios de casos clínicos, en este momento , no se pueden desarrollar en las instituciones universitarias, motivo por el cual la psicoterapia es una especialidad de postgrado que se adquiere en escuelas privadas que pertenecen a la FEAP.

Dentro de las asociaciones que agrupa la FEAP, se encuentran las que siguen el modelo de “psicoterapia corporal”, que utilizan herramientas que no son específicamente psicológicas y donde está integrada nuestra especialidad, la “psicoterapia caracteroanalítica”, iniciada por el ex-psicoanalista didacta W. Reich (1897-1957), y desarrollada y sistematizada por otros profesionales de la salud, donde: “... lo psíquico es sólo una manera de expresar lo Biológico: el cuerpo. La psicoterapia debe tener un objetivo principal: centrarse sobre el desequilibrio emocional y bioenergético del organismo, producido por la represión de las fuerzas naturales que motivan la vida, y que se concretan en lo que Reich definió como “carácter”. El discurso psicoterapéutico no puede olvidar el ambiente socio-cultural que ha determinado la enfermedad y que trata de llevar continuamente al estado de enfermedad al individuo psicoterapeutizado. De hecho, es del desequilibrio entre instinto y superestructura socio-cultural de donde nace la enfermedad psíquica. La psicoterapia, es por tanto la posibilidad de reencontrar los valores naturales para poner en acuerdo la naturaleza y la cultura con la desmitificación de las superestructuras que han creado la falsa conciencia y que obligan al instinto a desarrollarse de manera desviada” (Navarro, 1979)

Por ello, desde nuestra perspectiva, el psicoterapeuta como profesional de la salud comprometido con su entorno, desarrolla una labor a través de la cual facilita y participa en el cambio social:”Nuestra escuela, partiendo de la premisa reichiana de que la separación entre soma y psique es anticientífica, y que el hombre es el resultado de su relación con el ambiente, intenta esencialmente reconstruir en el sujeto la autorregulación biológica de su organismo con una trama de relación interpersonal, la más adecuada posible para la economía biopsíquica. En este empeño la constante sociopolítica es indispensable para la conquista y el mantenimiento de esta situación existencial en la cual la persona pueda ser ella misma. La labor del psicoterapeuta es la de procurar que un día la humanidad no necesite de terapeutas porque ésta sea madura, autónoma y capaz de autogestionarse" (Navarro, 1979)

Formando parte de la “ecología de sistemas humanos” (Serrano, 2004, e), en cuanto somos conscientes de que las principales causas que provocan el sufrimiento o el bienestar de la persona están vinculados al funcionamiento de los sistemas en los que se desenvuelve (familiar, educativo, social). En consecuencia, al mismo tiempo que con nuestra praxis reducimos o erradicamos el sufrimiento individual también estamos contribuyendo a que los diversos sistemas sociales sean más funcionales y facilitadores para el desarrollo saludable del ser humano dentro de unos parámetros ecológicos,pudiendo ejercer su función real como “ecosistemas”

                       

1.5.W.Reich y la Psicoterapia Corporal

 

W. Reich fue el pionero de las psicoterapias corporales actuales, porque hacia 1930 ejerciendo como psicoanalista en Berlín, influido en cierta medida por otro psicoanalista, S. Ferenczi, empezó a incorporar herramientas clínicas somáticas, siendo el foco de atención no sólo lo que decía el paciente sino también cómo lo decía y cómo respondía su cuerpo mientras lo decía. De esta forma introdujo aspectos somáticos dentro del insight terapéutico.

En su trabajo clínico fue observando que los mecanismos de defensa psíquicos que se iban organizando desde la infancia tenían su base somática en la rigidez muscular crónica y en una respiración alterada, lo cual provocaba disturbios neurovegetativos con el consiguiente riesgo de generar enfermedades sin una causa externa evidente, las “biopatías”, llamadas enfermedades funcionales o psicógenas. Denominó “coraza caracteromuscular” o “carácter” (“carácter del yo”) a esa suma de defensas , evidenciando que se organiza con un orden evolutivo (ontogénico) que comienza en la vida intrauterina afectando a los sistemas imperantes en cada momento.

 Esto significa que durante nuestro periodo primitivo de vida el distrés, transmitido inicialmente por el ecosistema materno (el cual a su vez lo genera por sus circunstancias familiares o sociales), no puede alterar directamente el psiquismo porque no está todavía maduro y por tanto no puede desarrollar sus funciones, razón por la cual no puede haber recuerdos ni pensamiento, ni conciencia, etc. Pero sí altera los sistemas vitales que están ya maduros y activos, es decir, el sistema neuroendocrino y los sistemas basales esenciales, incluyendo el sistema inmunológico. Todo lo cual es confirmado posteriormente por R. Carballo (952, 1984) cuando describe la influencia de la “urdimbre primaria” en el “proceso epigenético”.

Posteriormente la relación generada con el padre o tutores y con el resto del sistema familiar será el siguiente eslabón de esa cadena defensiva somatopsíquica, incorporando las primeras defensas psíquicas a partir de los dos años de vida. Por lo cual dicho período primitivo, fase oral primitiva y primaria, es de vital importancia y se convierte en foco de atención primordial del discurso de Reich, y de la “ecología de los sistemas humanos “(Serrano, 2004, e). Porque es el espacio donde se fundamenta la predisposición a las enfermedades inmunodeficientes, degenerativas y al desarrollo de la Estructura Fusional o Psicótica o donde se desarrolla el “yo biológico”, la identidad y el “si mismo “. Sin que por ello pierda importancia la etapa edípica, más asociada a la etiología de la Estructura Neurótica y a las somatizaciones, proceso que continuará hasta la adolescencia determinando una Estructura organísmica, psicosomática propia.

Conociendo pues, que el inconsciente tiene una base somática, y que los moduladores del distrés o estrés patógeno producen una alteración libidinal, energética y una pérdida de contacto con nuestro ser interno y con nuestra “matriz cósmica”, ofuscando nuestros sentimientos, embruteciendo nuestros sentidos, nuestra percepción y por tanto limitando aspectos propios del ser humano, Reich modifica el setting clásico psicoanalítico ,”corporalizándolo”, e introduciendo nuevas herramientas clínicas.

Todo ello le induce a denominar a su praxis clínica: Vegetoterapia caracteroanalítica. Porque, si bien el foco de atención se centrará en la recuperación del equilibrio neurovegetativo, el marco clínico o setting será caracteroanalítico. Por ello seguía siendo una psicoterapia psicoanalítica pero que facilitaba el insight o emergencia de material inconsciente y de las abreacciones (expresiones afectivas emocionales reprimidas acompañadas de recuerdos olvidados) añadiendo a las técnicas clásicas el análisis de las formas comportamentales de las rigideces musculares:”Cada rigidez muscular contiene la historia y el significado de su origen” y de la forma de respirar: “la inhibición de la plena expiración y la actitud inspiratoria crónica del pecho demostró ser un fenómeno universal de las enfermedades “psíquicas” (Reich, 1952)

Introdujo algunas técnicas que ayudaban a reblandecer esas rigideces musculares y vicios somáticos, que eran reflejos de dinámicas psíquicas inconscientes. Insistiendo en que se realizaran siempre siguiendo la dirección céfalocaudal, es decir del primer segmento muscular del cuerpo (lo denominó ocular) hasta el séptimo (pélvico). Abordando a través de lo somático los conflictos psíquicos.

En 1945, pasó a definir esta praxis clínica como “orgonterapia”, retomando el concepto de orgón (similar a la libido freudiana o al Chi o prana de los orientales) que hace referencia a la conexión energética esencial que hay entre todo lo vivo. El foco terapéutico sería la recuperación de la pulsación bioenergética, vital, que permite la integración funcional psicosomática en el ser humano, lo que implica una capacidad de funcionamiento saludable, pudiendo gestionar nuestra vida cotidiana sin que las dinámicas sociales nos enfermen.

  

Porque para Reich, la enfermedad, el sufrimiento emocional la “neurosis caracterial”, es fruto de la interacción entre los condicionantes históricos (vinculados a lo que Freud denominaba psiconeurosis) y la realidad actual (que determina lo que Freud definió como neurosis actuales).Por ello cualquiera de nosotros, en mayor o menor medida tiene su propia neurosis (tendencias compulsivas, obsesivas, masoquistas, fálicas, ansiedad, trastornos sexuales, distonía neurovegetativa...), porque tiene un carácter (coraza del yo) que puede convertirse en trastorno psicopatológico o psicosomático cuando esa “normalidad” de la neurosis caracterial se disloca y el sufrimiento pasa a ser evidente y se manifiesta en los síntomas.

Tras la muerte de Reich, en los años 60,- junto al desarrollo del movimiento postreichiano en Europa y en Estados Unidos donde en 1968 se crea el “American College of Orgonomy” - siendo su presidente el colaborador de Reich, E.Baker[5] -,ciertos profesionales retoman aspectos de la obra de Reich y algunas de sus técnicas somáticas desarrollando sus propios modelos clínicos,vigentes en la actualidad.Entre ellos cabe destacar:el“Análisis bioenergético” de A. Lowen, “la Corenergética” de J.Pierrakos, el “Radix” de Ch.Kelley, “la Psicoperistalsis o Biodinámica “ de G.Boyensen, “la Biosíntesis” de D.Boadella ,la “Somatoterapia” de R.Meyer,el “Grito Primal” de A.Janov, la “Psicoterapia Funcional” de L.Rispoli o la “Integración Postural” de J. Painter.

 Actualmente la “European Asociation for body psychoterapy “(EABP) [6] reúne a las asociaciones y profesionales de la psicoterapia corporal que existen en distintos países de Europa, entre ellos España, y que siguen los criterios curriculares de la EAP antes citada. Es también la institución que reconoce las distintas especialidades y sus escuelas de formación, entre las que se incluye la psicoterapia-vegetoterapia caracteronalítica, avalada como modelo científico por ambas asociaciones (EABP y EAP) junto a otros modelos, como el psicoanálisis, la biosíntesis, la gestalt y la terapia sistémica.

El Dr.Rafael Estrada, en México, en 1982 potenció la creación del Comite Científico Internacional para la Terapia Psicocorporal que aglutinó a líderes de distintas Escuelas de esta especialidad de todo el mundo teniendo como objetivo la difusión de la obra de W.Reich organizando para ello congresos internacionales cada 3 años con gran éxito de público.

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