La Senda iniciática

03.04.2013 11:23

 

EL LINAJE Y LA TRANSMISIÓN INICIÁTICA
 
 
 
Este es un tema harto complejo al cual intentaremos acercarnos delicadamente ya que es fácil herir susceptibilidades y soberbias instauradas en el tiempo.
 
Es bastante conocida por cualquier estudiante de esoterismo la existencia de escuelas iniciáticas tanto en la antigüedad como en la época contemporánea. Sin embargo no es tan conocido el modus operandi de dichas escuelas y los detalles de lo que constituye la posesión de una tradición y un linaje espiritual auténtico. Esto se debe a que increíblemente se cree que cualquier organización que se tilde de iniciática lo es realmente, cuando en general no es así.
 
 
Por qué entonces se presentan como escuelas iniciáticas? Por un tema de marketing, suena mejor decirlo aunque no lo sean y en algunos casos ignoran lo que realmente tienen y lo que no tienen.
 
 
 
Para entender esto entra otro factor muy importante: la existencia de un guía vivo que posea el contacto con el mundo del espíritu. La esencia de una vía iniciática reside en esto, ese guía vivo posee en su corazón un tesoro espiritual, esto le faculta para convertirse en iniciador.
 
Ese guía vivo se transforma en un bendito, aquel que puede irradiar un poder divino a su alrededor, la bendición, al ser él mismo una manifestación de ese tesoro. Y todo esto se extenderá en el tiempo a través de la cadena iniciática que habla Eliphaz Levi, la silsilah de los sufíes, la selsheleth de los hebreos, el gurú Kula de los tántricos o el linaje del zen.
 
 
¿Por qué los grandes maestros no escribieron libros? 


Por que la enseñanza es de corazón a corazón, “I shin den shin” dicen los japoneses, de mi alma a tu alma. Esto nos remite al lenguaje de los pájaros, ese lenguaje que está más allá de la racionalidad, de la palabra escrita o hablada, de lo descriptivo. Eso que se comunica con la presencia, con el movimiento, con el símbolo, el signo, la mirada, el estar en compañía de lo sagrado.
 
 
Este lenguaje es el que permite la comprensión de los dos mundos: el mundo real y el mundo aparente. Uno es lo que se ve y el otro lo que no se ve, se siente.
 
 
La transmisión del conocimiento va más allá del lenguaje común, no lo que estamos viendo hoy en día: supuestos gurúes que dicen qué hacer y qué no hacer; filósofos que a través de la deducción o la inducción manejan los conceptos; personas que hablan bonito de amor y mística. Dicen que cuando uno se une con Dios no necesita más palabras, el lenguaje de un guía apunta a esto, de ahí aquello de “el que sabe no habla”.
 
 
Por eso la conceptualización que se está haciendo del camino espiritual es completamente nociva. La respuesta está en el silencio, pero a mucha gente le encanta las explicaciones, nos brindan seguridad y fortalecen nuestra necesidad de control.
 
 
 
En el sufismo el lenguaje de los pájaros tiene tres aspectos muy interesantes: la metáfora, la anécdota y el símbolo, siendo este último el que lanza al discípulo a la experiencia espiritual directa. 

 
 
 
 
Es así que la primera enseñanza a la que uno accede es el saber que esa vivencia mística es un sabor (“dhawq” para los sufíes, “rasa” para los tántricos), como decimos en nuestro mundo mágico:
 
saborear tu naturaleza original
 
 
Es interesante ver que sabor y saber tienen la misma raíz y nos conducen a lo mismo.
 
 
 
El objetivo de cualquier tradición iniciática es que el aspirante viva de acuerdo al sendero de lo real, el camino de lo auténtico, el vivir de acuerdo al Principio Divino, al Tao, a la Presencia Divina. Esto último se llama ser uno con el Hombre Universal.
 
 
Esta vivencia en realidad es espontánea y completamente natural como lo afirman todas las tradiciones iniciáticas llámense zen, taoísmo, tantrismo, sufísmo, etc. 

Toda inventiva y mecanicidad para producir algún estado es propio de mentes occidentales egoístas que olvidan que “los lirios del campo van creciendo sin fatigarse ni tejer”, que “la canción se canta por sí misma” como dicen los taoístas y que “no es trabajar y sembrar la tierra lo que hace que caiga la lluvia, sino que la preparamos para recibirla” como dicen los sufíes. Esa es la síntesis del trabajo de una organización iniciática, preparar la tierra, no producir la lluvia.
 
 
 
Volviendo a las agrupaciones esotéricas diremos que no pueden ofrecer lo que no tienen. No puede surgir una escuela esotérica sin una tradición que la respalde, tampoco puede ser producto de la fantasía de personas que han leído doscientos libros y que creen que la erudición y el conocimiento de ciertos rituales y procedimientos resuelven todo. Una escuela iniciática no es un grupo de amigos de lo esotérico que encontraron viejos pergaminos y rituales antiguos y armaron un grupo de trabajo.
 
 
Tal vez estas últimas apreciaciones parezcan rígidas, pero no lo son, son parte del respeto que hay que tener por las vías tradicionales del conocimiento y que por no tenerlas actualmente vemos la proliferación de sectas y gurúes que son más bien empresas de explotación y enriquecimiento económico.
 
 
El objetivo de las escuelas iniciáticas es reestablecer en el adepto el “estado natural”, el “sahaja” de los tántricos, esa alegría innata del sabio liberado.
 
 
 
La clave para golpear la puerta del templo es la pureza de corazón y la pasión de un intenso anhelo de ser verdaderamente uno con lo sagrado.
 
 
 
 
EL SECRETO DE LA MUJER DE FUEGO
 
 
 
 
 
(Nada sabía yo de estos secretos, ni la mujer en su interior protegiendo el fuego sagrado, ni el porqué pronunciaba yo aquella palabra, tantra, ni expresaba un deseo de experimentar algo que ni si quiera conocía...hoy vienes a mí conocimiento, recordando que aún en mi interior hay cosas que sin saber sabía...que sin querer quería, e intuyo que con el tiempo podré experimentar tendiendo al UNO, fundida en O...)
 

“La Mujer inicia mediante el mismo yoni a través del cual nació el hombre, en una vida anterior. La Mujer inicia mediante los mismos senos que alimentaron al hombre, en una vida anterior. La Mujer inicia con la misma boca que, en alguna ocasión, calmó al hombre. La Mujer es la iniciadora suprema del Tantra” Kaularahasya
 
 
¿Qué significa que la mujer es la iniciadora? Que tiene activados los fuegos de la diosa.
 

Esos fuegos se encuentran en lugares específicos del cuerpo y son energía-conciencia activa que permiten, por medio de una resonancia, que otras personas pueden sentir la totalidad. 


Por eso en la tradición tántrica es la mujer, la hechicera, la conductora, la guía del clan (kula). Esto nos remite a una civilización que existió hace miles de años desde Europa hasta la India y que compartió una concepción similar: la adoración de la Gran Madre en todas sus facetas ya sea doncella, madre, bruja, anciana. Ya sea como la creadora o como la destructora.
 

 
 
 
La mujer de fuego representa la que enciende el poder de la pasión, pero para eso debe encenderse a sí misma encontrando su poder perdido.
 
 
 
 

Debido a este secreto el poder masculino establecido tomó las enseñanzas tántricas y taoístas y las volvió patriarcales. Lo mismo pasó en occidente con la llegada de griegos y romanos. Quizás los celtas fueron los únicos descendientes de indo-europeos que conservaron el secreto de la mujer de fuego.
 
 
De esta manera cuando el conocimiento salió a la luz quedó la idea de que la mujer es una especie de "talismán", nuevamente un objeto de uso, pero en este caso "sagrado".
 
 
El tantra nos enseña que no es el hombre más que la mujer ni viceversa, sino que son la posibilidad de contactar con dos fuerzas del universo que están en permanente unión. Esa unión es éxtasis y podemos participar de ella al hacernos concientes de su existencia principalmente en nuestro cuerpo.
 
 
El cuerpo en el tantra es el templo de Dios, pero no solo se concibe lo material, sino todo el entramado de energías que somos. De lo cual también deducimos que el cuerpo energético es ese templo también. Cada canal de energía es un proceso de crecimiento, la posibilidad de integrarnos a la totalidad de nosotros mismos. Cada punto o chakra es un portal que al abrirse permite a la conciencia expandirse a niveles cada vez más amplios.
 
 
Los secretos del cuerpo energético incluyen conocimientos que se perdieron sobre puntos de energía que circulan el cuerpo y son entradas a nuevos niveles de percepción. Dichos puntos están alrededor del aura, digamos "fuera del cuerpo" y eran conocidos en la antigua China.
 
 
Entonces el secreto de la mujer de fuego también está en el conocimiento de estos puntos y canales y su activación. Sin embargo no hay que creer que esta sacerdotisa conocía técnicas solamente, sino que la magia de su sacerdocio estaba en que había encontrado en su interior el poder mágico de la diosa y podía ser un canal para su manifestación.
 
 
 
 
Hoy esa posibilidad también está al ser el tiempo de la diosa y su presencia en el aura del planeta.
Solo resta comenzar a reconocer nuestro tremendo potencial espiritual.
 
 

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María del Carmen

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