La sexualidad en el parto y la lactancia
Las sensaciones placenteras nos acompañan desde el principio de nuestra vida, ya en el útero de su madre la criatura, ve, oye, tiene todos los sentidos desarrollados. Está rodeado de líquido amniótico bañando su cuerpo, permitiéndole moverse libremente, sintiéndose en contacto.
El nacimiento puede ser un baño de endorfinas para la criatura y las contracciones como abrazos rítmicos. El nacimiento puede ser un éxtasis. La mejor forma de venir a este mundo es rodeado de los seres que más le quieren, le acarician, le miman, le protegen. Ser colocado encima de la madre, sentir su calor, su olor, poder succionar el pecho proporcionará al bebé un placer y una sensación se seguridad muy confortable.
El parto en sí forma parte de la sexualidad femenina. Diferentes autores y autoras reflejan este pensamiento: Sheila Kitzinger en sus libros enseña un método de educación maternal que llama“Psicosexual” considerando el parto y la lactancia como parte de la sexualidad femenina.
Michel Odent, obstetra francés, da mucha importancia en su asistencia a la privacidad de la mujer durante el parto y el posparto inmediato, considera que el mejor sitio para parir es el mismo que para tener relaciones sexuales, que la mujer no se sienta observada ni molestada por nadie, porque cree que así parirá mejor y evitará complicaciones.
Juan Merelo-Barberá refiere en su libro “Parirás con placer” como algunas mujeres sienten una emoción orgásmica en su parto.
Frédérick Leboyer en su libro “Por un nacimiento sin violencia” nos dice que el nacimiento puede ser un como un abrazo embriagador entre la madre y la criatura.
Esta misma idea está en los diferentes libros que ha escrito Casilda Rodrigañez, nos dice que si se produce el deseo de la mujer en el parto, éste puede ser una gran dilatación y apertura del útero. Así como una caricia mutua entre la madre y la criatura.
La lactancia materna puede ser un placer para la criatura pero también para la madre.
S. Kitzinger en su libro “La mujer y su experiencia sexual”. Nos dice: “La lactancia materna es una experiencia sexual, en la que no solo las glándulas mamarias son órganos erógenos, sino que los ritmos producidos al amamantar poseen una calidad intensamente sexual. Esta sexualidad desconcierta y angustia a algunas mujeres y gusta a otras.
En estos procesos de parto y lactancia se puede sentir placer o dolor dependiendo de muchos factores, tanto físico, psicológicos, sociales y culturales.
Parto orgásmico: testimonio de mujer y explicación fisiológica
A propósito del artículo publicado en El Mundo el 23.03.09 de VIV GROSKOP (The Guardian) en relación con el documental estadounidense sobre Parto Orgásmico (www.orgasmicbirth.com)
¿Roce de la cabeza del bebé en la vagina o eufemismo del dolor, como se apunta en el artículo de El Mundo?
En la comparación que hace Read entre la vejiga urinaria y el útero creo que está la clave de la parte importante que le faltó para entender el funcionamiento del útero, porque los músculos del útero a diferencia de los de la vejiga urinaria, tienen receptores de oxitocina, y esto indica la existencia de un dispositivo específico para activar el reflejo muscular; un dispositivo que forma parte del sistema sexual.
En su explicación sobre la fisiología de la lactancia, Matin Calama explica que los receptores de oxitocina en las mujeres, se encuentran además de en las mamas, en las fibras mioepiteliales de la vagina y del útero, y que a lo largo del embarazo aumentan incrementando la sensibilidad a la oxitocina que se segregará durante la lactancia. Esto nos aproxima a entender el continuum de la maternidad, como una continuidad de procesos del sistema sexual de la mujer.
Por eso se dice que el amor nos licua; por eso la humedad ha sido símbolo de la sexualidad y la sequedad de la castidad, de la penitencia y de los retiros espirituales en los desiertos (ver diccionarios de simbologías (10), Ortiz Osés (11), El agua, la vida y la sexualidad de Michel Odent (12), Mircea Eliade, etc.); por eso el propio deseo, la misma pulsión inicial que segrega la oxitocina, nos licua antes de proceder al acto sexual. Esther Pérez en su ponencia en las Jornadas Feministas de junio 2006, sobre su experiencia de relactación con una niña adoptada, explicaba que al ver salir las primeras gotas de leche de sus pechos pensó que era el amor que se licuaba en gotas blancas.
Hay que decir que en el útero hay un tercer tipo de fibras musculares que constituyen una capa interna en la pared de la bolsa uterina. Son músculos que rodean los vasos sanguíneos haciendo ochos y espirales, y su función es estimular y activar el riego sanguíneo para aportar el oxígeno necesario para el intenso trabajo que realiza el útero, y para retirar las sustancias de desecho (6). Poco a poco vamos entendiendo las claves del gran potencial y de la gran capacidad orgástica femenina.
Así pues, el parto orgásmico no lo produce el roce de la cabeza del feto en la vagina, y todavía menos es ‘un eufemismo del dolor’ (para esto último me remito también a Read). El parto orgásmico se produce porque el propio movimiento del útero es en sí mismo productor de placer, siempre que los músculos funcionen acompasadamente, según el proceso sexual normal; que es lo que sucede cuando el parto se produce de forma natural y se activa según la forma establecida filogenéticamente, por el sistema sexual de la mujer. Leboyer (16) sin necesidad de electrodos intrauterinos también describió los dos tipos de contracciones, las generadoras de placer y las generadoras de calambres y de intolerables sufrimientos.
Esto explica también otros testimonios: los que refieren la existencia de pueblos enteros que desconocen el dolor en el parto (Montaigne (18), etc.). También el tono imperativo del ‘parirás con dolor’ que indica que en ese momento no era así pero que sabían cómo conseguirlo.
Y esta es la otra pregunta importante: ¿cómo es posible que de forma tan generalizada el parto se produzca con dolor?
Es de suponer que no será uno sino muchos (entre ellos, el stress y el miedo que señala Read) los aspectos de la distorsión del proceso normal del parto. En cualquier caso, el útero espástico está causado de forma inequívoca por la represión sexual de la mujer desde la infancia; y esto es coherente con estudios realizados sobre la densidad de los receptores de oxitocina. Odent, en la Cientificación del amor (19) recoge un estudio realizado en Suecia y otros, que ha mostrado que esta densidad es variable y a veces escasa (las muestras de tejido uterino de mujeres a las que se les había practicado cesárea tenían una escasa proporción de receptores de oxitocina). Lógicamente, si las mujeres no desarrollan una suficiente cantidad de receptores de oxitocina y el útero carece de sensibilidad suficiente a la oxitocina, difícilmente podrán parir. La variabilidad de la densidad de los receptores de oxitocina nos remite también a la vida sexual de la mujer antes del parto: en qué medida ha desarrollado o no ha desarrollado sus pulsiones sexuales, en qué medida ha desarrollado o no lo ha hecho los receptores de oxitocina. Y aquí es donde cobran sentido las pulsiones sexuales de la infancia, que claro está no se producen por nada, y mucho menos porque el demonio habite los pequeños cuerpos humanos, sino porque tienen una función fisiológica. El desarrollo corporal humano establecido filogenéticamente, incluye las pulsiones sexuales infantiles para promover la madurez de sus órganos, y en concreto, promover el movimiento de los músculos uterinos en las niñas. Por eso nos encontramos con juegos, corros y bailes sexuales (20) infantiles y compartidos con mayores, en las culturas de sexualidad espontánea. Estos juegos y bailes estimulaban y promovían la expansión de las pulsiones que mantenían los úteros de las niñas activos; es decir, no sólo no se prohibían las manifestaciones de la sexualidad infantil, sino que se propiciaban y se amparaban culturalmente. En nuestra civilización siempre había habido algún margen de expansión sexual clandestina, las brujas con sus escobas (que no eran para volar por los aires) etc.; pero ahora l@s niñ@s están más vigilados que nunca y más programadas y más aislad@s, y cada vez tienen menos posibilidades de desarrollar sus pulsiones. En la Grecia clásica la sexualidad entre adult@s y niñ@s estaba normalizada (21), mientras que ahora ni se contempla la posibilidad de que dicha sexualidad surja espontáneamente y con la complacencia y el consentimiento del niñ@, sino que automáticamente se califica de abuso de poder adulto y como agresión sexual, dando por sentado que el niño o la niña no puede tener impulsos, deseos o apetencias sexuales. Hasta el punto de que los medios de información (también llamados de 'formación' de masas) identifican 'pedofilia' con violación'.
NOTAS:
(1) MERELO BARBERA, J., Parirás con placer, Kairós, Barcelona 1980.
(2) Citado por Merelo Barberá y en el monográfico de Integral sobre Embarazo y Parto Gozosos
(3) MASTERS, W. y JOHNSON, V., Human Sexual Response, Little, Brown & Co, Boston 1966.
(4) HITE, Sh. El Informe Hite, 1977, citado por Merelo y en el monográfico de Integral.
(5) SERRANO VICENS, R. ,La sexualidad femenina, Júcar 1972; Informe Sexual de la Mujer Española, Lyder 1977.
(6) READ, G.D., Revelation of childbirth, William Heinemann Medical Books, 1945. El libro más conocido de
Read es :Childbirth without fear, 4th ed. Harper and Row, New York 1972;
(7) Junto con una investigación sobre el parto sin dolor en aborígenes africanas y también sobre los nociceptors que
determinan la sensibilidad al dolor.
(8) MARTIN CALAMA, J., ‘Fisiología de la Lactancia’, Capítulo 7 del Manual de Lactancia Materna, Asociación Nacional de Pediatría, editorial Médica Panamericana.
(9) NILES NEWTON, Maternal emotions, Nueva York 1955.
(10) Por ejemplo Diccionario de Símbolos, Juan Eduardo Cirlot, Ed.Siruela, Madrid 1969, voces ‘sequedad’, etc.
(11) ORTIZ OSÉS, A. Las claves simbólicas de nuestra cultura Anthropos, Barcelona 1993.
(12) ODENT, M. El agua, la v ida y la sexualidad, Urano, Barcelona 1991.
(13) AMBROISE PARÉ, L’Anatomie, Livre I, ‘Sur la generation’, 1575. Citado por Yvonne Knibielher
en Histoire des Mères, Montalba, 1977.
(14) CHOISY, M., La guerre des sexes, Publications Premières, Paris 1970.
(15) Para quien no tenga el libro de Masters y Johnson, Human Sexual Response, en donde se publicaron los electro-
uterogramas del orgasmo, están recogidos en mi librito Pariremos con Placer (2ª edición): www.casildarodriganez.org
(16) LEBOYER, F. El parto: crónica de un viaje, Alta Fulla, Barcelona 1976.
(17) WILHELM REICH (1952), en Reich habla de Freud Anagrama, Barcelona 1970.
(18) MICHEL E. MONTAIGNE, Ensayos, libro I, XVI.
(19) MICHEL ODENT, La Cientificación del Amor, Creavida 2001. Los estudios que cita son:
- REZAPUR, M. et al., Myometrial steroid concentration and oxytocin receptor density in parturient women at term.
Steroids 1996; 61:338-44
- FUCHS, AR., et al., Oxytocin and the initiation of human parturition. Stimulation of prostaglandin production in
human decidua by oxytocin. Am. J. Obstet. Gyneco. 1981; 141:694-97
- SOLOF, M., HINKO, A., Oxytocin in receptor and prostaglandin release in rabbit amnion, The Neurohypophisis,
Annals of the New Y. A.of Sciences, 1993, Vol 689:207-218
- INSEL Y SAPHIRO en: PEDERSEN ET AL., Oxitocin in maternal, sexual and social behaviours, Annals of the
New York Academy of Sciences, 1992; 6527
(20) GARRIDO, M.C., El juego del corro en la cultura femenina, Inédito 2006.
(21)FERNANDEZ DE CASTRO, CH., La otra historia de la sexualidad, Martínez Roca, Barcelona 1990.