Patrones iniciáticos". Cap.I

05.04.2013 11:28

Se ha dicho a menudo que una de las características del mundo moderno es la
desaparición de cualquier rito de iniciación significativo las diversas comuniones cristianas conservan, en varios grados,
vestigios de un misterio que es iniciático en su estructura. El bautismo es, en esencia, un rito
iniciático; la ordenación en el sacerdocio incluye una iniciación. Pero no debemos olvidar que el
cristianismo triunfó en el mundo y se convirtió en una religión universal sólo porque se desapegó
del clima de los misterios grecoorientales y se autoprocla-mó una religión de salvación
accesible para todos.
existen numerosos tipos e incontables variantes
iniciáticas, que corresponden a las diferentes estructuras sociales y horizontes culturales. Pero el
hecho importante es que todas las sociedades premodernas (es decir, aquellas que perduraron en
Europa occidental hasta el fin de la Edad Media, y en el resto del mundo hasta la Primera
Guerra Mundial) otorgan una importancia fundamental a la ideología y las técnicas de la
iniciación.
El término iniciación, en el sentido más amplio, denota un cuerpo de ritos y enseñanzas
orales cuyo propósito es producir una alteración decisiva en la situación religiosa y social de la
persona iniciada. En términos filosóficos, la iniciación es el equivalente a un cambio básico en
la condición existencial; el novicio emerge de su dura experiencia dotado con un ser totalmente
diferente del que poseía antes de su iniciación; se ha convertido en otro. Entre las diversas
categorías de iniciación, la de la pubertad es particularmente importante para poder comprender
al hombre premoderno. Esos "ritos de paso"' son obligatorios para todos los jóvenes de la tribu.
Para ganarse el derecho a ser admitido entre los adultos, el adolescente deberá pasar a través de
una serie de ordalías iniciáticas. Gracias a esos ritos, y a las revelaciones que comportan, será
reconocido como un miembro responsable de la sociedad. La iniciación introduce al candidato
en la comunidad humana y en un mundo de valores espirituales y culturales. No sólo aprende
las pautas de conducta, las técnicas y las instituciones de los adultos, sino que también tiene
acceso a los mitos y tradiciones sagradas de la tribu, a los nombres y la historia de sus obras.
Por encima de todo, aprende las relaciones místicas entre la tribu y los seres sobrenaturales, tal y
como fueron establecidas al principio de los tiempos.
Toda sociedad primitiva posee un cuerpo consistente de tradiciones míticas, una
"concepción del mundo". Y esta concepción es la que le es gradualmente revelada al novicio en
el transcurso de su iniciación
El mundo es la
obra de los seres sobrenaturales, una obra divina y por tanto sagrada en su misma estructura. El
hombre vive en un universo que no sólo es de origen sobrenatural, sino que también lo es en sus
formas, a veces incluso en su sustancia. El mundo tiene una "historia": primero, su creación por
los seres sobrenaturales; luego, todo lo que sucedió después de eso, la llegada del héroe civilizador o del antepasado mítico, de sus actividades culturales, de sus aventuras demiúrgicas, y
finalmente, su desaparición.
Esta "historia sagrada" -mitología- es ejemplar, paradigmática: no sólo relata cómo
sucedieron las cosas; también sienta las bases para todos los comportamientos humanos y todas
las instituciones sociales y culturales. A partir del hecho de que el hombre fue creado y
civilizado por seres sobrenaturales, se desprende que la suma de su comportamiento y
actividades pertenece a la historia sagrada; y esta historia debe ser cuidadosamente preservada y
transmitida intacta a las generaciones venideras. Básicamente, el hombre es lo que es porque, en
los albores del tiempo, le sucedieron ciertas cosas, los hechos narrados por los mitos.
Pero, en contraste con la sociedad moderna, la
sociedades primitivas han aceptado todas las innovaciones como "revelaciones", y por ello
como de origen sobrenatural. Los objetos o armas que fueron tomados prestados, las pautas de
comportamiento e instituciones que fueron imitadas, los mitos o creencias que se asimilaron, se
consideraban cargados de poder mágico-religioso; fue precisamente por esta razón por la que
fueron identificados y por la que se realizó el esfuerzo de adquirirlos. Pero eso no es todo. Esos
elementos fueron adoptados porque se creyó que los antepasados recibieron las primeras
revelaciones culturales de seres sobrenaturales. Y como las sociedades tradicionales carecen de
memoria histórica en el sentido estricto, sólo fueron necesarias unas pocas generaciones, en
ocasiones incluso menos, para que la reciente innovación fuera investida con todo el prestigio
de las revelaciones primordiales.
En un análisis final podríamos decir que, aunque están "abiertas" a la historia, las
sociedades tradicionales tienden a proyectar toda nueva adquisición en el tiempo primordial, a
resumir todos los acontecimientos en el mismo horizonte intemporal de los míticos inicios

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María del Carmen

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