Los Profetas

03.04.2013 09:31

Ser profeta es una honrosa distinción para los escogidos de Dios. El término se aplica a los inspirados por Dios, o Anbia'; y para aquellos que no sólo son inspirados por Dios, sino que también, cuando predican su mensaje, Dios habla a través de ellos, son los llamados rasul, esto es, Mensajeros de Dios. De allí que el mensaje que predican no es de ellos, sino de Dios. ¡Dios habla a través de ellos!

 

 

La Torá de Moisés; los Salmos de David; el Evangelio de Jesús y el Corán de Muhammad, son libros revelados por Dios, o mejor dicho, Dios habla en ellos.

Muhammad, profeta y mensajero de Dios, predicó durante casi 23 años: 13 años en la Ciudad de la Meca y 10 años en la Ciudad de Medina. Para leer el Corán es necesario conocer la cronología – esto es, el tiempo de la revelación, para ver si son aleyas generales o bien específicas, de un momento determinado.

Los acusadores del Corán, ya sea por ignorancia o mal intencionados, sacan de contexto algunos versículos específicos que eran para el tiempo y el lugar que fueron aplicados y luego los generalizan, equivocándose en su interpretación y en su aplicación. Por ello, lo correcto es estudiar primero la doctrina islámica y luego penetrar en el estudio del Corán.

 

La serie “El sendero hacia el Islam” empezó a publicarse en el mes Junio de 2010, siendo su primer libro, el ABC del Islam, un libro que recomendamos y es de lectura básica, para aquellos que quieran conocer la verdad sobre el Islam. Ya vamos por la tercera edición impresa, dando un total de 9,000 libros, que junto a los 91,000 libros bajados gratuitamente de la Red, en 44 portales, nos da una edición hasta ahora de 100,000 ejemplares. Y seguiremos promoviéndolos, todos en carácter gratuito.

Los movimientos religiosos están para ayudar, no para lucrarse. En tiempos de crisis, como ahora, las Iglesias están para ayudar a la gente pobre, no para que éstos ayuden a la Iglesia y a los dirigentes religiosos. La Iglesia Católica ha dado buenos ejemplos de ello, ayudando a los necesitados en tiempos de congoja y lo siguen haciendo. Incluso, eso se ve en las casas de socorro para inmigrantes y en los tiempos de crisis y guerra. El sistema es claro, con los pobres y débiles la iglesia debe dar el diezmo, no pedirlo, ni mucho menos exigirlo. Además, no es cierto que el diezmo es para la iglesia y su pastor, es necesario para salvarse, ni tampoco que la ofrenda, aparte del diezmo, Dios la multiplica por 100, lo que equivale a decir, que Dios ama a la riqueza y premia más, al que da más.

 

Dios premia al que da con sentimiento y amor y calcula lo que le cuesta. El ejemplo de la anciana cuyos centavos valían ante Dios, más que las monedas de oro de los adoradores del dinero y del poder, es un ejemplo elocuente de Jesús, que hasta ahora no lo he oído mencionar en culto alguno, de las llamadas Iglesias de la Prosperidad.

En otras, se pide que la limosna no suene y en otras se dice que Dios maldice al que da billetes de 1 dolar, porque desea solo de 5 dólares para arriba, y si dio poco o no dio en la primera colecta, tiene que llevarse la segunda, más jugosa, pero rápido y corriendo!

El diezmo como se exige, 10% a la iglesia y su pastor, no tiene precepto bíblico en el Nuevo Testamento excepto dos versículos, donde va anexa la crítica de Jesucristo. Tan solo se exige en el Antiguo Testamento, y tuvo su origen en que la Tribu de Leví no recibió tierras y las otras once que sí recibieron, deberían dar un 10% a los levitas (sacerdotes o pastores) para su sustento. El diezmo ahora carece de las condiciones históricas, pero su obligación se repite a la saciedad en los cultos religiosos de las llamadas iglesias de la prosperidad, aunque otras veces se insiste que el Antiguo Testamento, fue abrogado por el Nuevo, anulando así capítulos y versículos inconvenientes y potencializando otros. ¿Por qué?

Generalmente hemos recibido buenos comentarios y en gran cantidad, cuando en Aclarando Conceptos hemos hablado sobre temas religiosos.

Cuando hablamos del Islam, lo hacemos con total conocimiento, porque nos consideramos expertos en el tema y somos musulmanes. Cuando hablamos de otras religiones, a pesar que somos versados en esos temas, ya que tenemos la costumbre de no hablar o comentar sobre temas que desconocemos, debemos reconocer que lo hacemos desde una perspectiva islámica. Eso sí, nuestra conducta al comentar religiones hermanas, lo hacemos de acuerdo a las enseñanzas de nuestro profeta: en  forma pacífica, con cariño y tolerancia.

El judaísmo, el cristianismo y el islam son religiones abrahámicas y provienen de la misma revelación. Existen entre ellas diferencias fundamentales. Esto, no obstante, no nos debe llevar a señalarlas negativamente, descuidando el hecho de que las similitudes son considerablemente mucho mayores que las diferencias. Nosotros no criticamos religión alguna, criticamos actuaciones específicas, o mensajes que contradicen la misma doctrina.

En el capítulo 29 versículo 46 se ordena en el Sagrado Corán: "Y no discutáis con la gente del Libro (judíos y cristianos) sino en la forma más pacífica, excepto con los impíos. Diles: “Nosotros creemos en lo que nos ha sido revelado (Sagrado Corán) y creemos también en lo que os ha sido revelado (Santa Biblia); pues nuestro Dios y vuestro Dios es el mismo, aunque nosotros nos sometemos íntegramente a su voluntad".

Y en el capítulo 5, segunda parte  del versículo 82 del Sagrado Corán, dice lo siguiente "Y encontrarás que los más cercanos a los fieles (musulmanes) son los que dicen “Nosotros somos cristianos” y es porque entre ellos, hay monjes y monjas y sacerdotes que no son soberbios (y los guían por el camino recto)".

Fuera de ello, se reconoce que los monjes y sacerdotes son buenos dirigentes, siendo los señalados negativamente tan solo unos cuantos miles, dentro de un total de más de ochocientos mil dirigentes católicos.

El problema es similar al Islam: cuando alguien hace mal, los medios se encargan de sobredimensionar las noticias. Y así se habla hasta la saciedad de sacerdotes católicos pecaminosos, y musulmanes terroristas, aunque sean en ambos casos, un ínfimo porcentaje.

En nuestra labor ecuménica, tenemos que puntualizar más lo que nos une y no, lo que nos desune y nos lleva a la eterna disputa.

Algo que debemos evitar es el enfrentamiento radical, que empieza a desconocer la revelación del otro, considerándola incluso falsa y afirmando que sólo nuestra fe, nos lleva a la salvación eterna.

No solo desconocemos al “contrario”, sino que hasta negamos la función complementaria de nuestras buenas obras y de que, ningún humano puede ser previamente condenado por otro, porque solamente a Dios corresponde juzgarnos.

El ideal de la tolerancia no se contenta con “aceptar al otro”, sino en comprender su doctrina, conocerla con amplitud y profundizar en sus enseñanzas, aunque seamos firmes en las nuestras.

Si esto no se hace, el diálogo fecundo se convierte en confrontación. Y debería evitarse.
Por otro lado, ¿Cómo podemos discutir algo que desconocemos? Además, debemos considerar a nuestro “hermano”, aunque sea de otra religión, en igualdad de condiciones. Que no nos pase lo del amo que daba de golpes a sus siervos con un palo, pero decía que les golpeaba suave. Lógico, no era él, el que recibía los golpes.

Puntualizando lo que nos une. En el mes de Diciembre, la Santísima Virgen María tiene una participación especial: el 8 de Diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María, que el Corán también reconoce; el 12 de Diciembre, día de la Aparición de la Virgen de Guadalupe donde la Media Luna sostiene a la Virgen (que se repite en la mayoría de las apariciones Marianas) y que tiene una explicación teológica en el Capítulo 12 del Apocalipsis; y el 25 de Diciembre, Navidad. De la Navidad, debemos recordar, que el Nacimiento virginal de Jesús, el Verbo Encarnado de Dios, se hizo por decisión del Altísimo, con participación de la Santísima Virgen María. El milagro de la Encarnación, para los musulmanes, es una Obra de Dios, donde Jesús y María, ambos, participan.

 Dr.Armando Bukele Kattan

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