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11.12.2013 16:56

Acercándonos a las causas del sufrimiento emocional

Cualquier profesional de la salud que pretenda evitar o reducir el sufrimiento psíquico y emocional de las personas, más allá de su especialidad médica o psicológica, ha de tener en cuenta que ese sufrimiento viene causado, en gran medida, por la falta de conciencia que tiene el paciente de sus conflictos internos y por desequilibrios estructurales provocados por la acción de los sistemas circundantes pasados y presentes.

Esta es la concepción psicoterapéutica de la enfermedad y del enfermo, que parte de la base de que nuestra voluntad, nuestra razón, no es completamente dueña de nuestros actos ni de nuestra vida, sino que está condicionada por el inconsciente, el cual se forja en las relaciones familiares y sociales durante nuestros primeros años de vida.

 Pero al tiempo que desarrollamos mecanismos de defensa psíquicos y somáticos nuestros conflictos más serios son parcial o totalmente olvidados, para mantener esa ignorancia que evita la angustia y el sufrimiento. Consecuencia de ello iremos organizando un funcionamiento perceptivo con ángulos ciegos y por tanto distorsionado. Y encontraremos formas de funcionamiento para hacer que nuestro organismo se adapte a las exigencias de nuestro medio social, creando recursos para cubrir las carencias afectivas infantiles con las personas de nuestro entorno actual, o para sublimarlas a través de actividades productivas.

 

Mientras esos mecanismos soporten la presión interna y el distrés del exterior podremos mantener un cierto equilibrio, que Reich describía como “neurosis caracterial”. Pero cuando nuestra “coraza” (suma de defensas somáticas y psíquicas) no encuentra fuerza para mantenerse porque nuestro funcionamiento energético se ralentiza, surge de manera manifiesta el desajuste. La enfermedad psicosomática (somatopsicodinámica, utilizando el término de mi maestro F. Navarro) como manifestación de que El “equilibrio” interno forjado durante toda nuestra vida se hace añicos y el sufrimiento se desborda, afectando también a todas las personas que están a nuestro alrededor.

 

Ante esa realidad los profesionales de la salud, desde una concepción unitaria, realista y epistemológica, debemos intentar comprender las causas del desequilibrio y los recursos con los que cuenta cada una de esas personas que llegan a nuestra consulta. Con una posición basada en la empatía y en la deontología, estableceremos una relación terapéutica y utilizaremos las herramientas clínicas necesarias para ayudar a que el paciente recupere la conciencia de su ser, pierda el miedo a sus límites y conflictos, y afronte la realidad cotidiana desde su deseo, su capacidad de placer y de goce y no desde su necesidad o su temor.

Esta será la intervención clínica de un psicoterapeuta. El cual ha recibido una formación adecuada para poder afrontar, sin naufragar, esa dinámica conflictiva, sufriente y humana, en la que él puede verse inmerso porque también vive y sufre en el mismo sistema social patologizante que su paciente.

Por ello en gran medida esa formación se desarrolla realizando la psicoterapia personal. Es ahí donde realmente puede comprender la enfermedad emocional y mirar a la persona “endemoniada” (utilizando una metáfora escatológica inquisitorial) directamente, sin temor, cogerle de la mano y transmutar esa fuerza destructiva. Este aspecto de la formación del psicoterapeuta, junto a otros como la supervisión clínica de sus pacientes o los seminarios de casos clínicos, en este momento , no se pueden desarrollar en las instituciones universitarias, motivo por el cual la psicoterapia es una especialidad de postgrado que se adquiere en escuelas privadas que pertenecen a la FEAP.

Dentro de las asociaciones que agrupa la FEAP, se encuentran las que siguen el modelo de “psicoterapia corporal”, que utilizan herramientas que no son específicamente psicológicas y donde está integrada nuestra especialidad, la “psicoterapia caracteroanalítica”, iniciada por el ex-psicoanalista didacta W. Reich (1897-1957), y desarrollada y sistematizada por otros profesionales de la salud, donde: “... lo psíquico es sólo una manera de expresar lo Biológico: el cuerpo. La psicoterapia debe tener un objetivo principal: centrarse sobre el desequilibrio emocional y bioenergético del organismo, producido por la represión de las fuerzas naturales que motivan la vida, y que se concretan en lo que Reich definió como “carácter”. El discurso psicoterapéutico no puede olvidar el ambiente socio-cultural que ha determinado la enfermedad y que trata de llevar continuamente al estado de enfermedad al individuo psicoterapeutizado. De hecho, es del desequilibrio entre instinto y superestructura socio-cultural de donde nace la enfermedad psíquica. La psicoterapia, es por tanto la posibilidad de reencontrar los valores naturales para poner en acuerdo la naturaleza y la cultura con la desmitificación de las superestructuras que han creado la falsa conciencia y que obligan al instinto a desarrollarse de manera desviada” (Navarro, 1979)

Por ello, desde nuestra perspectiva, el psicoterapeuta como profesional de la salud comprometido con su entorno, desarrolla una labor a través de la cual facilita y participa en el cambio social:”Nuestra escuela, partiendo de la premisa reichiana de que la separación entre soma y psique es anticientífica, y que el hombre es el resultado de su relación con el ambiente, intenta esencialmente reconstruir en el sujeto la autorregulación biológica de su organismo con una trama de relación interpersonal, la más adecuada posible para la economía biopsíquica. En este empeño la constante sociopolítica es indispensable para la conquista y el mantenimiento de esta situación existencial en la cual la persona pueda ser ella misma. La labor del psicoterapeuta es la de procurar que un día la humanidad no necesite de terapeutas porque ésta sea madura, autónoma y capaz de autogestionarse" (Navarro, 1979)

Formando parte de la “ecología de sistemas humanos” (Serrano, 2004, e), en cuanto somos conscientes de que las principales causas que provocan el sufrimiento o el bienestar de la persona están vinculados al funcionamiento de los sistemas en los que se desenvuelve (familiar, educativo, social). En consecuencia, al mismo tiempo que con nuestra praxis reducimos o erradicamos el sufrimiento individual también estamos contribuyendo a que los diversos sistemas sociales sean más funcionales y facilitadores para el desarrollo saludable del ser humano dentro de unos parámetros ecológicos,pudiendo ejercer su función real como “ecosistemas”

                       

1.5.W.Reich y la Psicoterapia Corporal

 

W. Reich fue el pionero de las psicoterapias corporales actuales, porque hacia 1930 ejerciendo como psicoanalista en Berlín, influido en cierta medida por otro psicoanalista, S. Ferenczi, empezó a incorporar herramientas clínicas somáticas, siendo el foco de atención no sólo lo que decía el paciente sino también cómo lo decía y cómo respondía su cuerpo mientras lo decía. De esta forma introdujo aspectos somáticos dentro del insight terapéutico.

En su trabajo clínico fue observando que los mecanismos de defensa psíquicos que se iban organizando desde la infancia tenían su base somática en la rigidez muscular crónica y en una respiración alterada, lo cual provocaba disturbios neurovegetativos con el consiguiente riesgo de generar enfermedades sin una causa externa evidente, las “biopatías”, llamadas enfermedades funcionales o psicógenas. Denominó “coraza caracteromuscular” o “carácter” (“carácter del yo”) a esa suma de defensas , evidenciando que se organiza con un orden evolutivo (ontogénico) que comienza en la vida intrauterina afectando a los sistemas imperantes en cada momento.

 Esto significa que durante nuestro periodo primitivo de vida el distrés, transmitido inicialmente por el ecosistema materno (el cual a su vez lo genera por sus circunstancias familiares o sociales), no puede alterar directamente el psiquismo porque no está todavía maduro y por tanto no puede desarrollar sus funciones, razón por la cual no puede haber recuerdos ni pensamiento, ni conciencia, etc. Pero sí altera los sistemas vitales que están ya maduros y activos, es decir, el sistema neuroendocrino y los sistemas basales esenciales, incluyendo el sistema inmunológico. Todo lo cual es confirmado posteriormente por R. Carballo (952, 1984) cuando describe la influencia de la “urdimbre primaria” en el “proceso epigenético”.

Posteriormente la relación generada con el padre o tutores y con el resto del sistema familiar será el siguiente eslabón de esa cadena defensiva somatopsíquica, incorporando las primeras defensas psíquicas a partir de los dos años de vida. Por lo cual dicho período primitivo, fase oral primitiva y primaria, es de vital importancia y se convierte en foco de atención primordial del discurso de Reich, y de la “ecología de los sistemas humanos “(Serrano, 2004, e). Porque es el espacio donde se fundamenta la predisposición a las enfermedades inmunodeficientes, degenerativas y al desarrollo de la Estructura Fusional o Psicótica o donde se desarrolla el “yo biológico”, la identidad y el “si mismo “. Sin que por ello pierda importancia la etapa edípica, más asociada a la etiología de la Estructura Neurótica y a las somatizaciones, proceso que continuará hasta la adolescencia determinando una Estructura organísmica, psicosomática propia.

Conociendo pues, que el inconsciente tiene una base somática, y que los moduladores del distrés o estrés patógeno producen una alteración libidinal, energética y una pérdida de contacto con nuestro ser interno y con nuestra “matriz cósmica”, ofuscando nuestros sentimientos, embruteciendo nuestros sentidos, nuestra percepción y por tanto limitando aspectos propios del ser humano, Reich modifica el setting clásico psicoanalítico ,”corporalizándolo”, e introduciendo nuevas herramientas clínicas.

Todo ello le induce a denominar a su praxis clínica: Vegetoterapia caracteroanalítica. Porque, si bien el foco de atención se centrará en la recuperación del equilibrio neurovegetativo, el marco clínico o setting será caracteroanalítico. Por ello seguía siendo una psicoterapia psicoanalítica pero que facilitaba el insight o emergencia de material inconsciente y de las abreacciones (expresiones afectivas emocionales reprimidas acompañadas de recuerdos olvidados) añadiendo a las técnicas clásicas el análisis de las formas comportamentales de las rigideces musculares:”Cada rigidez muscular contiene la historia y el significado de su origen” y de la forma de respirar: “la inhibición de la plena expiración y la actitud inspiratoria crónica del pecho demostró ser un fenómeno universal de las enfermedades “psíquicas” (Reich, 1952)

Introdujo algunas técnicas que ayudaban a reblandecer esas rigideces musculares y vicios somáticos, que eran reflejos de dinámicas psíquicas inconscientes. Insistiendo en que se realizaran siempre siguiendo la dirección céfalocaudal, es decir del primer segmento muscular del cuerpo (lo denominó ocular) hasta el séptimo (pélvico). Abordando a través de lo somático los conflictos psíquicos.

En 1945, pasó a definir esta praxis clínica como “orgonterapia”, retomando el concepto de orgón (similar a la libido freudiana o al Chi o prana de los orientales) que hace referencia a la conexión energética esencial que hay entre todo lo vivo. El foco terapéutico sería la recuperación de la pulsación bioenergética, vital, que permite la integración funcional psicosomática en el ser humano, lo que implica una capacidad de funcionamiento saludable, pudiendo gestionar nuestra vida cotidiana sin que las dinámicas sociales nos enfermen.

  

Porque para Reich, la enfermedad, el sufrimiento emocional la “neurosis caracterial”, es fruto de la interacción entre los condicionantes históricos (vinculados a lo que Freud denominaba psiconeurosis) y la realidad actual (que determina lo que Freud definió como neurosis actuales).Por ello cualquiera de nosotros, en mayor o menor medida tiene su propia neurosis (tendencias compulsivas, obsesivas, masoquistas, fálicas, ansiedad, trastornos sexuales, distonía neurovegetativa...), porque tiene un carácter (coraza del yo) que puede convertirse en trastorno psicopatológico o psicosomático cuando esa “normalidad” de la neurosis caracterial se disloca y el sufrimiento pasa a ser evidente y se manifiesta en los síntomas.

Tras la muerte de Reich, en los años 60,- junto al desarrollo del movimiento postreichiano en Europa y en Estados Unidos donde en 1968 se crea el “American College of Orgonomy” - siendo su presidente el colaborador de Reich, E.Baker[5] -,ciertos profesionales retoman aspectos de la obra de Reich y algunas de sus técnicas somáticas desarrollando sus propios modelos clínicos,vigentes en la actualidad.Entre ellos cabe destacar:el“Análisis bioenergético” de A. Lowen, “la Corenergética” de J.Pierrakos, el “Radix” de Ch.Kelley, “la Psicoperistalsis o Biodinámica “ de G.Boyensen, “la Biosíntesis” de D.Boadella ,la “Somatoterapia” de R.Meyer,el “Grito Primal” de A.Janov, la “Psicoterapia Funcional” de L.Rispoli o la “Integración Postural” de J. Painter.

 Actualmente la “European Asociation for body psychoterapy “(EABP) [6] reúne a las asociaciones y profesionales de la psicoterapia corporal que existen en distintos países de Europa, entre ellos España, y que siguen los criterios curriculares de la EAP antes citada. Es también la institución que reconoce las distintas especialidades y sus escuelas de formación, entre las que se incluye la psicoterapia-vegetoterapia caracteronalítica, avalada como modelo científico por ambas asociaciones (EABP y EAP) junto a otros modelos, como el psicoanálisis, la biosíntesis, la gestalt y la terapia sistémica.

El Dr.Rafael Estrada, en México, en 1982 potenció la creación del Comite Científico Internacional para la Terapia Psicocorporal que aglutinó a líderes de distintas Escuelas de esta especialidad de todo el mundo teniendo como objetivo la difusión de la obra de W.Reich organizando para ello congresos internacionales cada 3 años con gran éxito de público.

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11.12.2013 16:53

Función de la Psicoterapia y de las técnicas terapéuticas.

 

Aprovechando el desarrollo de esta exposición me gustaría aclarar la diferencia entre lo que sería un “proceso psicoterapéutico” y una “técnica terapéutica”.

Suele ser habitual, especialmente entre las revistas norteamericanas de psicología o psiquiatría, como “The american journal of psychiatry”, la publicación de artículos donde se utiliza el término “psicoterapia” para describir técnicas de intervención conductual o de apoyo psicosocial[3] , lo cual no es correcto. Considero que esta confusión proviene de no reconocer la identidad propia que tiene el psicoterapeuta, al que se suele identificar erróneamente con otros profesionales como el psicólogo clínico o el psiquiatra.

En realidad, el psicoterapeuta, si bien es cierto que generalmente es psicólogo clínico o psiquiatra, utiliza una herramienta básica propia, el análisis y la elaboración de la realidad de la persona dentro de una relación propia entre paciente y terapeuta cuyas particularidades forman parte del “setting” o encuadre clínico:”la psicoterapia es un tratamiento de naturaleza psicológica, que se desarrolla entre un profesional especialista y una persona que precisa ayuda a causa de sus perturbaciones emocionales, se lleva a cabo de acuerdo con una metodología sistematizada y basada en determinados fundamentos teóricos y tiene como finalidad eliminar o disminuir el sufrimiento y los trastornos del comportamiento derivados de tales alteraciones, a través de la relación interpersonal entre el terapeuta y el paciente” (Coderch, 1978, citado en Garrido-García, 1994)

Desde la perspectiva de la psicoterapia, la cura se concibe como un proceso donde la posición activa del paciente es imprescindible:“La psicoterapia puede ser definida como una relación de ayuda clínica que busca, con la participación del sujeto prevenir, contener, modificar o erradicar trastornos, alteraciones o disfunciones de salud mental o física que se dan en él” (Ávila, 1989, citado en Garrido-García, 1994)

Se da un valor total a la independencia y el ritmo del paciente, evitando todo tipo de inducciones y condicionantes personales o ideológicos del terapeuta:

“El fin ideal de la psicoterapia es permitir al paciente resolver por sí mismo los conflictos intrapsíquicos sin tener en cuenta su ideología, ni la del psicoterapeuta” (Scheneider, P. B., 1976)

De hecho el filósofo griego Sócrates, con su método mayéutico (ayudar a “parir”), practicó la “psicoterapia” sin ser consciente de ello, en cuanto que su método consistía en ayudar a que el propio alumno descubriera la respuesta a su propia pregunta. A través de señalamientos, cuestionamientos, reflexiones, etc., conseguía que el alumno por si mismo llegara al lugar, a la respuesta que, según la intuición del filósofo, era la más adecuada.

Por tanto la psicoterapia es un proceso de investigación y análisis de la realidad de la persona y de las causas de su enfermedad, dentro del cual se pueden utilizar herramientas clínicas, pero siempre y cuando no se perturbe la complicidad paciente-terapeuta ni el ritmo personal de su proceso, para que sea él quien realmente vaya alcanzando los objetivos.

Por otro lado, en la práctica clínica existen técnicas terapéuticas que tienen una acción eficaz, en algunos casos, sobre la sintomatología, pero donde el paciente siempre es el receptor pasivo, se “deja curar”, lo que las convierte siempre en medidas parciales.Entre ellas destacamos: el uso del psicofármaco, la acupuntura, el masaje, la hipnosis o las técnicas de modificación de conducta, entre otras muchas. Todas ellas se caracterizan por esa pasividad del paciente frente a su enfermedad. Característica que también se da con las técnicas que se utilizan dentro de lo que se conoce como “desarrollo personal”: el yoga, la biodanza, la meditación, la expresión corporal, la biorrespiración... Las cuales se suelen realizar en grupos que coordinan monitores con una formación específica y que no pretenden solucionar conflictos psicológicos o emocionales ni mucho menos curar alguna enfermedad. Su objetivo es que las personas puedan estar mejor en su vida cotidiana tomando contacto con su cuerpo y con algunas de sus potencialidades. Se da la circunstancia de que algunas de estas técnicas, por las dinámicas neurofisiológicas que movilizan, tienen indirectamente una repercusión, la mayoría de las veces positiva, sobre algunos trastornos psicosomáticos.

Pero el hecho de que estas herramientas sean eficaces y muy válidas para conseguir objetivos concretos con algunas personas en determinadas situaciones, no significa que haya que confundirlas con la psicoterapia. La diferencia fundamental está en la relación terapéutica, el compromiso que se establece entre paciente y terapeuta. Ambos son cómplices y toman una posición activa, asumiendo sus funciones propias y diferenciadas desde una mirada crítica y una postura de investigación, de búsqueda de las causas del sufrimiento tanto en el pasado como en la realidad presente del paciente. Este es uno de los aspectos básicos que caracterizan la psicoterapia, más allá del modelo que el profesional utilice. La relación terapéutica, con la adecuada elaboración de todo lo que gira en torno a ella, -tanto lo racional, lo actual, propio de una relación entre dos adultos, como la vivencia de afectos infantiles positivos y negativos sentidos hacia figuras parentales -“objetos relacionales”- que de forma inconsciente se desplazan hacia la persona del terapeuta (transferencia) y los sentimientos y reacciones involuntarias que percibe el terapeuta de si mismo (contratransferencia)- es la que permite, junto al resto de herramientas clínicas psíquicas y / o somáticas, utilizadas de forma adecuada, alcanzar los objetivos clínicos que se plantean en un proceso psicoterapéutico.

Es evidente, como señalaba anteriormente que nuestra tendencia a evitar el dolor y el malestar nos lleva a la búsqueda de soluciones rápidas e indoloras. Pero así como en otras áreas de la salud la intervención externa es necesaria y eficaz, a través de la cirugía o de los fármacos, en el área que nos atañe este tipo de intervenciones han ido perdiendo validez. De hecho, siguiendo esta tendencia se utilizaron, y todavía hoy se emplean, los electroshocks, las curas de sueño, la “hidroterapia” agresiva,... Pero los resultados empíricos no hablan de mejorías estables, sino de reacciones temporales de estabilidad con empeoramientos posteriores. Hace ya algunas décadas que se manifestaba esta diferencia:”Psicoterapia: término genérico para cualquier tipo de tratamiento basado principalmente en la comunicación verbal y no verbal con el paciente, específicamente distinto de los tratamientos electrofísicos, farmacológicos o quirúrgicos” (Asociación de Psiquiatría Americana, 1969, citado en Garrido-García, 1994)

Hoy en día, tan sólo la hipnosis en el abordaje de las adicciones y los psicofármacos en el tratamiento de algunos trastornos psicopatológicos están reconocidos como útiles para facilitar esa adaptación “calmante”, si bien tienen como consecuencia inevitable la dependencia, que en el caso de los psicofármacos se agrava con efectos secundarios como la disminución o anulación de la libido o deseo sexual, o la predisposición al desarrollo de trastornos neurovegetativos y neurohormonales de todo tipo.

 

Por ello en ocasiones puntuales y de forma controlada, vemos adecuado el uso de fármacos alopáticos u homeopáticos y de otras técnicas psíquicas o “corporales” que reduzcan el sufrimiento agudo del paciente, siempre que se utilicen como herramientas convergentes dentro de un proceso psicoterapéutico, que es lo que realmente puede facilitar radicalmente la erradicación de la enfermedad y el cambio psicosomático.

 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, considero que es muy importante concienciar a la administración pública de la necesidad de adecuar los centros de salud a la práctica de la psicoterapia, facilitando las condiciones infraestructurales necesarias para ello y poniendo los medios para la formación adecuada de los profesionales. Además como esas medidas no serían suficientes para responder la demanda clínica, se debería permitir que el paciente eligiera libremente un psicoterapeuta que ejerciera en su consulta privada creando acuerdos económicos, como los que existen en otros países donde, por ejemplo, la administración paga la mitad del tratamiento de una psicoterapia a un profesional reconocido y elegido por el paciente.

Esta será la única vía, junto con el empeño honesto de los profesionales, para que la psicoterapia deje de ser una práctica elitista que implica un dinero al mes del que poca gente dispone, al ejercerse fundamentalmente en clínicas privadas, entre otras cosas, porque el Ministerio de Sanidad sentenció la psicoterapia como una práctica de lujo, poco científica y poco necesaria para los usuarios. Visión muy diferente a la que se reflejan en algunas enciclopedias o diccionarios especializados:

“La psicoterapia es un método científicamente fundamentado de tratamiento de un paciente, una pareja, una familia o un grupo, destinado a detectar conflictos inconscientes o experiencias fallidas y problemas, con el fin de ayudar al o los pacientes a alcanzar un conocimiento profundo de su estado y mejorar su relación con la realidad”

 (Diccionario de Psiquiatría, Battegay et al. , 1984, citado en Garrido-García, 1994)

En este sentido, recuerdo una mesa redonda donde participé junto a otros colegas entre los que se encontraba una representante de salud mental del Ministerio de Sanidad. Gran parte de la discusión giró en torno al gasto económico que supondría la psicoterapia para el Ministerio (2 ó 3 sesiones semanales durante varios años). Creo haber demostrado que, junto al hecho de que existe la psicoterapia breve donde con 3 ó 4 meses puede haber una solución parcial pero más humana y coherente que el puro psicofármaco, incluso con la psicoterapia profunda, la administración gastaría menos dinero que con la dinámica clínica actual, si se tienen en cuenta el tiempo de bajas y los gastos médicos y de los psicofármacos (los hay de uso corriente que suponen para la seguridad social un reembolso medio por paciente de más de 100 euros mensuales). A sabiendas de que en los seguimientos de pacientes medicados, sobre todo con ciertos síndromes, hay una tendencia a la repetición de síntomas, a la cronicidad e incluso a la invalidez total (como en algunas depresiones o esquizofrenias), con lo que el coste total rebasa cualquier comparación. Dejando claro desde el principio de la discusión que en lo que concierne a la salud, incluida la salud psíquica, sexual y emocional, se supone que un gobierno tiene que velar por ella más allá de cual sea el coste económico, tal como lo proclama la O.M.S.

Ahora bien, una cosa es cierta, la administración no tiene control sobre lo que ocurre en el espacio de la psicoterapia, ni sobre el psicoterapeuta. Porque no se trata de una transfusión, de un transplante, de una intervención quirúrgica o de una prótesis. Se trata de resolver situaciones y conflictos humanos comunes, en mayor o menor grado, al resto de los mortales y con claras implicaciones sociales. Quizás por ello la administración no quiera asumir esta práctica para sus usuarios. Porque está comprobado que en muchos casos, un proceso de psicoterapia produce cambios estructurales en la persona que repercuten en su vida cotidiana, cuestionándose su trabajo, su relación de pareja, su actitud ante lo establecido y ante su propia existencia, y eso no va acorde a la adaptación social y a la estabilidad productivista con la que se computa la validez de una técnica. Desde esa perspectiva lo que cuenta es que una persona con depresión esté sin trabajar el menor tiempo posible, menospreciando la posibilidad de que el paciente sienta y descubra aquello que le ha llevado a ese estado para, desde ahí, poder enfrentarse a ello y transformarlo. Para lo primero se busca el uso de técnicas que cualquier médico puede manejar con un corto y económico aprendizaje. Para lo segundo hace falta un proceso psicoterapéutico con profesionales cualificados para su desarrollo.

Pero lo evidente es que, a pesar de los avances de la psicofarmacología, hay cada vez más personas que conviven con su sufrimiento psíquico o emocional. ¿Deberíamos dar al menos una oportunidad a la psicoterapia para demostrar su validez de forma empírica y constatada, o la negamos a priori con el consiguiente quebranto para los usuarios? Es responsabilidad de todos el cambiar este estado de cosas.

En esta línea, desde 1993 funciona una institución que coordina las escuelas de formación de psicoterapeutas en nuestro país, la Federación de Asociaciones de Escuelas de Psicoterapeutas (FEAP), en cuyo acto fundacional estuve presente representando a la “Escuela Española de Terapia Reichiana” (Es.Te.R.),siendo uno de sus promotores principales el profesor Alejandro Avila. La FEAP[4] está en contacto con los colegios de psicólogos y médicos, con las universidades y con las instituciones políticas y gubernamentales interesadas en el tema, tanto de nuestro país como del resto de los países europeos así como con la European Asociation Psychoterapy (EAP) para regular el estatuto europeo del psicoterapeuta. Su presidenta actual es Begoña Olabarría.

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11.12.2013 16:43

 

Hace unos días Ángeles celebró su 37 cumpleaños. En general está satisfecha con su vida. La relación con su marido es estable y agradable. Tienen una hija de 8 años a la que aman y se siente bien con su trabajo en una empresa de transportes. Pero, desde hace algunas semanas muchas noches se despierta a las 5 de la mañana empapada en sudor, con taquicardia y asustada. Imágenes catastróficas invaden su mente :su hija se ahoga, su marido tiene un accidente, sus padres fallecen... O bien se llena de pensamientos que cuestionan el tipo de madre, hija o amante que es, sintiéndose después cansada y fracasada.

No le cuenta a nadie esta experiencia, como tampoco habla de sus dolores de cabeza, su agotamiento casi constante y esas ganas de llorar que le aparecen sin más ni más a lo largo del día. Últimamente ha ido más allá y se provoca vómitos después de alguna comida, consume mas alcohol y siente como va perdiendo el apetito sexual.

Se preocupa más que antes por las cosas que ocurren a su alrededor y no sabe como resolverlas, creándole ansiedad , confusión y rabia .

Cuando repasa su vida, en ocasiones se pregunta si le habrá influido de alguna manera el hecho de que con seis meses sus padres la dejaran con sus abuelos para irse a vendimiar a Francia, o las riñas y castigos de su abuelo cuando sacaba malas notas... Sabe que algo le ocurre pero no puede concretarlo ni tampoco modificarlo.

No quiere ir al médico porque intuye que la va a mandar al psiquiatra y no quiere tomar pastillas. Conoce amigas que están a todas horas con sus “píldoras” y le dan la sensación de estar “enganchadas”. Lo de ir al psicólogo le resulta fastidioso porque no le gusta contar sus intimidades a nadie. Además, no está loca y piensa que debe y puede solucionarlo sola.

Pero su mutismo, su soledad y su sufrimiento siguen en aumento...

 

En nuestra sociedad ese sufrimiento íntimo y sordo que vive Ángeles es algo habitual. Como lo es su reacción.

Cuando nos duele algo o tenemos síntomas físicos nos resulta fácil y natural acudir a nuestro médico. Pero por esas otras cosas, que son mas invisibles, no tanto. Pensamos:”Seguramente son normales”...”Nos ocurre a todas las personas antes o después... Será el estrés, la edad, las preocupaciones”...”Tal vez con unas vacaciones…”

Son esos casi cotidianos estados depresivos, angustia existencial, miedos, obsesiones, pensamientos recurrentes, insatisfacción sexual… por los que vamos dejando de sentirnos alegres y perdemos progresivamente nuestra sensibilidad y capacidad afectiva. Las muestras de afecto son cada vez mas escasas o forzadas.

Todo nos parece anodino, repetitivo , absurdo...

Nos ocurre a la mayoría de personas, en mayor o menor medida, sin por ello llegar a alterar nuestro funcionamiento cotidiano y, puesto que es algo frecuente en nuestro entorno, acabamos aceptándolo como normal.

Pero estos síntomas de sufrimiento emocional no son propios de nuestra naturaleza humana, y por tanto, si aparecen debemos prestarles atención, y solicitar la ayuda pertinente,no sólo para cambiar ese estado de cosas, sino para prevenir las enfermedades que pueden estar larvadas tras ellas y que llegan a provocar estados más graves, en los cuales nos encontramos bloqueados, extraños, confusos, o invadidos por pensamientos e impulsos que no controlamos y que laceran nuestro orden establecido.

Melancolía, ideaciones de suicidio, impulsos agresivos, miedos que llegan al pánico, trastornos sexuales, amenazas infundadas, percepciones perturbadas hasta llegar al delirio o la alucinación... Todo ello relacionado, en muchos casos, con esos otros sufrimientos visibles, fácilmente objetivables a través de las pruebas pertinentes (análisis clínicos, radiografías...) y por los que sí solemos buscar ayuda: cefaleas, problemas respiratorios, alergias, colon irritable, dolores de estómago, malas digestiones, estreñimiento, hemorroides, varices, dolores musculares, lumbagos…

            Generalmente esa imbricación entre sufrimiento emocional y trastornos somáticos, o bien se ignora, o se aborda de un modo parcial y un tanto ilusorio. Por ejemplo, cuando un paciente acude a un centro de salud con un cuadro fóbico de miedo a los espacios cerrados que está limitando su actividad profesional y social, generalmente el psiquiatra le mandará un ansiolítico o antidepresivo para reducir su angustia y el psicólogo le ayudará a modificar sus hábitos conductuales y sus procesos cognitivos hasta conseguir erradicar esa limitación. Sin embargo no se suele abordar la relación que pueda tener ese síntoma con las predisposiciones o dolencias físicas que seguramente padece, o con los problemas de pareja, familiares o laborales que seguramente sufre.

            Lo mismo ocurre con otras especialidades médicas ,donde ciertas patologías están condicionadas pro factores emocionales y psicosociales.

Por ejemplo, ante un trastorno cardiovascular.Creo que no es del todo real ,pensar que se ha curado a una persona que ha tenido un infarto cardíaco solo porque la intervención haya sido exitosa y , después de haber estado unos días atendido en el hospital regulando sus funciones vitales, se mantenga normalizado y se le da el alta, sin haber puesto en marcha una estrategia de intervención clínica sobre las posibles causas psicosomáticas que puedan haber influido en esa respuesta patológica. En ocasiones ni tan siquiera se pregunta al paciente por sus preocupaciones, por su actividad laboral, social o familiar, con el fin de detectar posibles focos de angustia (llamados “moduladores de estrés”) que puede estar viviendo debido a presiones internas o externa y de los que, tal vez, ni la misma persona es del todo consciente. El corazón se ve afectado y no se suele ver la relación que tiene con su sufrimiento emocional. Seguramente sea porque no hay condiciones infraestructurales propias que permitan establecer una mínima relación terapéutica a través de la cual se pueda comunicar, o bien porque tocar esos temas “escabrosos” e íntimos resulta también conflictivo para el profesional. En cualquier caso, el hecho es que la realidad de nuestra intervención médica queda así muy limitada y resulta parcial.

Es evidente que el profesional de la salud no puede influír directamente en un conflicto laboral que conduce a una persona al paro laboral, en las exigencias y objetivos de logro que le marca su empresa, en la soledad afectiva ni en tantas situaciones sociales que provocan dinámicas de embrutecimiento emocional, distrés y vacío existencial.Pero sí podemos abordar su sufrimiento,acompañarla , y ayudarle a que tome conciencia de algunos aspectos de su realidad interna y de la realidad social, de su carácter, sus condicionantes históricos inconscientes, y de otras cosas que le permitan gestionar mejor su realidad y sus posibilidades humanas.Adquiriendo una mayor capacidad para afrontar las dificultades y los conflictos, tanto a nivel individual como de forma colectiva , amplíando su capacidad de resolución y goce.En mi opinión esto si es competencia del ámbito de la Salud y podría hacerlo, en mayor o menor medida, cualquier profesional. Pero para ello es necesario adoptar ,más allá de la especialidad sanitaria, una posición “psicoterapéutica”. Lo cual no se suele enseñar.

Ante este estado de cosas las instituciones académicas también tienen su responsabilidad, porque en nuestra sociedad occidental cada vez más especializada, los profesionales de la salud recibimos una formación donde el foco de atención son los síntomas visibles que muestran una enfermedad concreta, y no el enfermo. Lo que predispone a una praxis certera y efectiva en muchos aspectos, pero parcial y sesgada. Se olvida la funcionalidad psicosomática del ser humano y los factores psicosociales que influyen en su perturbación, así como las fuentes teóricas que lo demuestran.

                                   

 

1.2.Surge la psicoterapia

 

 

A lo largo de la historia de la humanidad, filósofos y médicos como Hipócrates, Galeno, Paracelso… se han aproximado a la comprensión de la enfermedad a partir del conocimiento de la persona que la sufre, sus hábitos higiénicos y alimentarios, su conducta social, sus relaciones familiares y laborales, su forma de pensar, de sentir, de comunicarse. Pero no será hasta el siglo XX cuando S. Freud mostrará de forma empírica y por tanto científica, esa interrelación funcional entre los trastornos psíquicos y los somáticos. Sus estudios dan pie al desarrollo de la praxis psicoterapéutica y de la “medicina psicosomática” al que han contribuido de forma brillante profesionales de nuestro país como A. Garma, Laín Entralgo, Rof Carballo y J. López Sánchez, entre otros muchos. Abriéndose líneas de investigación vanguardistas como es el caso de la “psiconeuroinmunología” (Roustan, M., 2004)

 

Esta perspectiva también se refleja en la carta fundacional de la O.M.S. cuando manifiesta: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no simplemente la ausencia de enfermedad o afección”. Desde mi punto de vista, esto significa que nuestro bienestar, y por tanto nuestra salud, depende de las dinámicas que se establecen en nuestras familias, centros de trabajo, instituciones educativas, etc. y de nuestros hábitos y conductas cotidianas. Lo cual implica una intervención sanitaria global donde el profesional de la salud, desde su compromiso con lo humano, ejerce una función social, en cuanto que conociendo las causas que provocan el sufrimiento a sus enfermos puede determinar los factores de riesgo patógeno (no solo “médicos” sino también psicológicos y emocionales) que se gestan en los sistemas humanos. Y por tanto, a partir de su información, instituciones sociales y políticas pueden tomar medidas consecuentes en pro de la salud.

                                               

Si bien fue S. Freud y su modelo psicoterapéutico, el psicoanálisis, quien puso las bases para el desarrollo de la psicoterapia y marcó las directrices que debían seguir los profesionales que quisieran formarse en esta especialidad clínica (que son en gran medida las que se siguen utilizando actualmente), otros profesionales como C. Jung, A. Adler, W. Reich, F. Perls, partiendo de sus enseñanzas desarrollaron sus propios modelos y crearon escuelas que siguen vigentes en la actualidad avalando el trabajo de sus miembros y su actuación deontológica en pro de la defensa de los derechos y del buen trato que el paciente tiene que recibir durante su proceso.

Es por ello que “El término psicoterapia no presupone una orientación o enfoque científico-profesional especializado, en cuanto se especifica en diversos y peculiares orientaciones teóricas, prácticas y aplicadas” [1] , sino más bien una forma de entender la enfermedad psíquica y de acompañar y abordar el sufrimiento humano.

En esta ocasión sólo recordaré que los modelos psicoterapéuticos imperantes en este momento son: el psicoanálisis (y dentro del mismo, la corriente freudiana, kleiniana, lacaniana, la denominada “psicología del yo“, y la corriente “de la intersubjetividad”), el análisis jungiano, la psicoterapia existencial, la psicoterapia sistémica, la terapia gestalt y la psicoterapia corporal (vegetoterapia caracteroanalítica, análisis bioenergético, corenergética, radix, grito primal ...) 

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11.12.2013 03:27
El lugar de Freud en el psicoanálisis
 
Freud tenía una posición única frente al psicoanálisis, como su creador y como el primer psicoanalista, esta investigación se ocupa de este oficio, del antes del análisis personal y del después tardio.
 
Este oficio de psicoanalista, estará inevitablemente marcado por la personalidad de su autor, por ejemplo, en el descubrimiento del fenómeno de Ubertragungsliebe o amor de transferencia, Freud padeció su comprensión no subjetivada, consecuencia de su imposible análisis personal, que él al razonar dicho fenómeno pretende hacerla comprensible, sin ocuparse de los rostros no soportables por él. Así, cuando Freud, comprendió, que la cura psicoanalítica es una cura por amor, reprodujo una lógica especular para la formación de sus discípulos, es decir, si el camino que él había recorrido para comprender eso, fue la experiencia del autoanálisis, éste se convertiría en su recomendación para sus discípulos, al menos hasta junio de 1912.
 
¿Qué acontecimientos sucedieron antes de junio de 1912, para que Freud, cambiara de opinión y exigiera como una regla de formación el análisis personal?.
 
En la revisión de documento y correspondencias de Freud, con la que se dispuso para este trabajo, sobresalen al menos tres cuestiones interesantes que estuvieron en juego en este tiempo, la primera es que en 1912, Freud se ocupa de escribir artículos sobre la transferencia y sus efectos, en donde se singulariza el método psicoanalítico, la segunda es el enfriamiento de la relación con Jung y sus consecuencias para el futuro del psicoanálisis, y la tercera son los problemas con la “contratransferencia” en algunos discípulos de Freud, con sus pacientes, será en este orden el desarrollo del artículo.
 
La Übertragungsliebe o Amor de transferencia en los tratamientos de Freud.
 
Un breve recorrido histórico.
 
En la construcción del psicoanálisis, Freud, empieza a saber ya en 1900, que el tratamiento psicoanalítico es una experiencia en transferencia, así se puede leer en la carta del 16 de abril del 1900, en donde Freud le escribe a Fliess, “E. Finalmente ha concluido su carrera de paciente con una invitación para la tartulia en mi casa. Su enigma está resuelto casi completamente ... de los síntomas queda por ahora un resto. Empiezo a comprender que el carácter en apariencia interminable de la cura es algo sujeto a la ley y depende de la transferencia”(1).
 
Siendo en el epílogo del “Caso Dora” 1905, donde Freud confiesa advertir, tardíamente, la importancia de trabajar la transferencia, “Yo no logré dominar a tiempo la transferencia; a causa de la facilidad con que Dora ponía a mi disposición en la cura una parte del material patógeno, olvidé tomar la precaución de estar atento a los primeros signos de la transferencia que se preparaba con otra parte de ese mismo material, que yo todavía ignoraba” (2).
 
En la correspondencia de Freud con Jung, se encuentra el tema, por ejemplo, en las cartas del 7 y del 27 de octubre de 1906, sin embargo, será hasta la carta del 6 de diciembre de 1906, cuando Freud reconoce que la transferencia tiene un color, y este será de Amor, “A usted no se le habrá escapado que nuestras curaciones tienen lugar por la fijación de una libido que rige en el inconsciente (transferencia), que n le sale a uno al encuentro, de modo más seguro, sino en la histeria. Es ella la que proporciona la energía pulsional para la captación y traducción del inconsciente; cuando ella falla, el paciente no se esfuerza, o no escucha cuando le prestamos la traducción hallada por nosotros. Se trata en realidad de una curación mediante el amor. Es en transferencia donde reside también la demostración más firme, la única inatacable, de la dependencia de las neurosis con respecto a la vida amorosa”. (3)
 
La importancia que para Freud tendría la Transferencia, queda testimoniada por el propio C. G. Jung, cuando escribe: “Pude apreciar claramente, durante nuestro primer encuentro personal, en el año 1907, la alta significación que Freud atribuía a los fenómenos de la transferencia. Después de una conversación de muchas horas, se produjo una pausa. De pronto Freud preguntó , inopinadamente: “¿Y qué piensa usted de la transferencia”, respondí con la más honda convicción que era el alfa y omega del método analítico. A lo cual él repuso: Entonces ha comprendido usted lo principal”. (4)
 
El 30 de enero de 1907, Freud trabajó con sus discípulos el asunto: “Sólo hay un poder que puede eliminar las resistencias: la transferencia. El paciente se ve compelido a abandonar sus resistencias por amor a nosotros. Nuestras curas son curas de amor. Por consiguiente, a nosotros sólo nos resta llevar a cabo la tarea de eliminar las resistencias personales (que se oponen a la transferencia). En la medida en que la transferencia existe, en esa medida podrá producirse una cura: es llamativa la analogía con las curas hipnóticas. Ocurre tan sólo que en el psicoanálisis, el poder de la transferencia se utiliza para producir un cambio permanente en el paciente, en tanto que la hipnosis no es nada más que un juego de manos... Las vicisitudes de la transferencia determinan el éxito del tratamiento”. (5)
 
¿Por qué es hasta 1912, cuando Freud atendiendo el tema escribe dos artículos sobre la Transferencia?, sobre todo sabiendo de su importancia para la cura, artículos que le da su especificidad al método psicoanalítico, y lo distancia de la psicología y la psiquiatría. En la parte final de este escrito, se retoma esta pregunta.
 
Ahora pasemos al segundo punto.
 
El rompimiento de la relación de S. Freud y C. G. Jung, y sus efectos:
 
Después de Fliess, nadie estuvo tan cerca de Freud como Jung, sabemos que Jung fue el elegido por Freud, para que cuidara de su creación, Freud lo había nombrado su heredero, sin embargo, la relación se empieza a deteriorarse en 1911, sus desacuerdos conceptuales (ver cartas del 14 y 30 de noviembre de 1911), y la independencia reclamada de Jung a Freud, los distancian cada vez más, así podemos leer “... lo que sigue diciendo usted acerca de la necesaria independencia intelectual, reforzándola con la cita de Nietzsche, tiene mi completa aprobación. Pero si un tercero pudiese leer este pasaje me preguntaría por qué (lápsus de Freud, en vez de cuándo) emprendí yo tales tentativas de opresión espiritual, y yo le tendría que decir: no lo sé, creo que jamás. De todos modos, Adler se quejó de algo análogo, pero estoy convencido de que fue su neurosis la que habló por él” (6)
 
Siendo la ruptura el 21 de julio de 1912, Freud escribe a E. Jones, “ayer recibí una carta de Jung que no puede ser interpretada sino como una renuncia formal a nuestras hasta ahora amistosas relaciones”. (7)
 
La respuesta de Jones, no se deja esperar y el 30 de julio de 1912, escribe “Respecto a Jung no sé que decir excepto que lo siento mucho, por la sencilla razón de que su conducta en conjunto es un total rompecabezas para mi, completamente inexplicable. Como se diría coloquialmente, “tiene el juego en sus propias manos y se niega a jugar... Todos (Ferenczi, Rank y yo) estuvimos de acuerdo en una cosa, que la salvación sólo podía estar en un autoanálisis sin tregua y llevado hasta el último de sus extremos, para eliminar las reacciones personales hasta donde fuera posible. Uno de ellos, me parece que Ferenczi, expuso su deseo de que un pequeño grupo de hombres pudiera ser meticulosamente analizado por usted, de manera que pudiera representar la teoría pura, sin adulteraciones debidas a complejos personales, y con ello construir un núcleo central no oficial de la Verein y servir como centros donde los demás (principiantes) pudieran acudir y aprender la obra. Si eso fuera posible sería una solución ideal”.(8)
 
Este será el origen del Comité Secreto, efecto directo del deterioro de la relación de Freud con Jung, Comité Secreto que se encargará de vigilar la fidelidad de los analistas con respecto a Freud y la causa, vemos como los lazos de Amor transferenciales juegan en la historia del psicoanálisis, aunque algunos miembros de dicho Comité, justificaron la función de dicho grupo como un asunto para regular los desarrollos psicoanalíticos y prevenir futuras divisiones.
 
Los problemas “contratransferenciales” de algunos discípulos de Freud.
 
C.G. Jung
 
Al estar analizando la información se revisó los libros de los autores: Aldo Carotenuto (9) y John Kerr (10), que se ocupan de la relación S. Freud, C.G. Jung y Sabina Spielrein.
 
Resumiendo, se trata de dos investigaciones que sostienen, en base a las notas que ella escribió, descubiertas en tres cajas, una en 1975 y las dos últimas en 1982, más la correspondencia de Freud y Jung.
 
La historia de Sabina Spielrein, es que fue una paciente de Jung, pero, después mantuvo relaciones amorosas y sexuales con ella, en 1909, valiéndose de Jung, Sabina se cartea con Freud, pues le interesa formarse como analista, por las actas de las reuniones de los miércoles, sabemos que en 1911 Sabina será una de las primeras mujeres que ejercen el psicoanálisis, además se conoce por la correspondencia Freud y Jung, que Sabina llega a entablar una relación importante con Freud, así podemos leer en la carta del 21 de abril de 1912, que Freud le escribe a Jung “ La Spielrein… se ha despedido hace unos días, y al mismo tiempo ha tratado conmigo algunas cosas íntimas”.
 
¿Enteró Sabina a Freud de su relación con Jung?, para estos autores fue que sí, además, de que tal desliz amoroso y sexual, se pretendió mantener en “silencio”, al menos por parte de Jung.
 
Pero, este no es el primero ni el único caso, se encuentran documentos en donde antes de Jung, Freud estaba al tanto de otros deslices, por ejemplo el de Jones o el de Ferenczi.
 
E. Jones
El desliz de E. Jones, está mencionado en la carta del 21 de abril de 1911, de Freud a Ferenczi, “La posición de Jones parece vacilante”, y el editor Caparrós nos señala que “debido a que Jones estaba dando un curso en la facultad de Toronto. En enero una de sus antiguas pacientes le había acusado de abuso sexual ante las autoridades universitarias. Tras recibir amenazas de muerte, para evitar el escándalo le había enviado 500 dólares (ver Jones a Putman 13-I-1911). Se pudo evitar el escándalo, pero el incidente hizo a Jones abandonar Toronto, en junio de 1912”. (11)
 
S. Ferenczi
 
Sandor Ferenczi, se vio envuelto en una relación peculiar, en julio de 1911, “Elma Pálos, la hija mayor de Gizella (prometida de Ferenczi), de veinticuatro años de edad, se deprime seriamente después del suicidio de su amante, por lo que ella decide consultar a Ferenczi. Este se enamora en forma apasionada de ella y comunica a Freud “un cierto compromiso”, el análisis rápidamente va quedando fuera de control. Ferenczi se siente a sí mismo como en un “peloteo” entre la madre y la hija (carta a Freud, 12 de abril de 1912) y le pide a Freud que intervenga y acuerdan comenzar un análisis con Freud en Viena en noviembre”.(12)
 
Hasta aquí, las tres cuestiones privilegiadas en esta investigación nos permiten colegir, el porque Freud en 1912 exigió el análisis personal, pero antes me ocupo de la traducción de la Übertragungsliebe de Freud, al castellano, ya que nos auxilia para entender el porque Freud, pesé a que racionalizó y conceptualizó tal fenómeno, no fue ajeno a resbalar en él.
 
La Úbertragungsliebe ¿Sólo amor de transferencia?
La traducción que se ha hecho de las palabras “Übertragung y Übertragungsliebe”, que Freud usó en su obra, paso a nuestra lengua como: trasferencia y amor de trasferencia respectivamente, sin embargo, Freud, es quien nos metió en un problema, al usar la misma palabra Übertragung, para referirse a dos cuestiones diferentes, el asunto está indicado en la traducción hecha por Echeverry, y aparece en el texto de La Interpretación de los sueños, en donde escribe “... la representación inconsciente como tal es del todo incapaz de ingresar en el preconciente, y que sólo puede exteriorizar ahí un efecto si entra en conexión con una representación inofensiva que ya pertenezca al preconciente, transfiriéndole su intensidad y dejándose encubrir por ella”, siendo ahí que Etcheverry nos aclarar en la nota 15 “En sus escritos posteriores, Freud utilizó regularmente esta misma palabra “Übertragung o transferencia”, para describir un proceso psicológico distinto -aunque conexo- , descubierto por él en el transcurso de los tratamientos psicoanalíticos”.(13)
 
Aclaración de interés, pues además de advertir un doble uso de la palabra Übertragung en la obra de Freud, permitió en este trabajo, detenerse y hacer análisis de las implicaciones de la traducción de la palabra alemana Übertragung como transferencia, encontrando al menos dos dificultades en esta traducción para el campo psicoanalítico, la primera es que su sentido lógico social en castellano pesa, siendo el de “pasar algo de un lugar a otro”, y la segunda dificultad es que deja escapar sus otros sentidos posibles en alemán.
 
La palabra Übertragung, significa en alemán, efectivamente transferencia, pero, también: transmisión y contagio, estos otros sentidos posibles en su traducción al castellano se escapan:
 
El sentido de la transmisión, pone en juego algo que no es condición necesaria para la transferencia, al poner énfasis en las características y o condiciones comunes de los involucrados, para que ésta se pueda dar.
 
El sentido de contagio, aporta el elemento de la presencia o cercanía, además, quien contagia no sabe siempre el quién, ni el cómo, ni el cuándo alguien se contagiará, de eso se sabe por sus efectos.
 
Así, tendríamos tres declinaciones en la cura de amor psicoanalítica.
 
Estos otros sentidos se pierden al leer la Übertragunsliebe como “Amor de transferencia”, en donde se sabe como un asunto que el paciente le deposita al analista, en esta versión que Freud racionaliza, el analista no tendría que estar concernido en ella, y si lo está esta sería su contratransferencia, la cual habría que dominarla.
 
Pero, si se toma el Amor de transferencia a los otros pliegues que la acompañan: transmisión y contagio, uno puede leer en la Übertragungsliebe o amor de transferencia, otra cosa también, por ejemplo, la posición de paciente de Jung con Freud a partir del lapsus de Jung, en la carta del 11 o 14 de diciembre de 1912, que desata las posiciones entre ellos “... querría llamarle a usted la atención acerca de que su técnica de tratar a sus alumnos como a sus pacientes constituye una equivocación. Con ello crea usted hijos esclavizados o descarados granujas (Adler-Stekel y toda la desvergonzada banda que se extiende por Viena). Soy lo suficientemente objetivo para advertir su truco.
 
Hace usted constar en torno suyo todos los actos sintomáticos y así rebaja usted a cuantos le rodean al nivel del hijo y de la hija, que admiten ruborizados la existencia de tendencias erróneas. Mientras tanto permanece usted siempre allí en lo alto, como padre. Debido a pura subordinación nadie alcanza a tirar al profeta de las barbas e informarse acerca de qué es lo que dice usted a un paciente que tiene la tendencia a analizar al analista en lugar de sí mismo”(14).
 
A caso es sólo una reclamación de enamorado a su amado, una carta de Abraham nos muestra que Freud, resbalaba, al igual que Jung, en el encuentro clínico de la Übertragungsliebe.
 
Carta del 27/12/1912, “...Si un reproche que se le ha hecho recientemente - que trata a los discípulos como si fueran pacientes- es válido, tengo que reprocharle un par de serios errores técnicos. En primer lugar, usted malcría a sus pacientes, cosa que, sabidamente, no se debe de hacerse. Además, usted hace regalos a los pacientes, con lo cual pueden formarse una idea enteramente equivocada del tratamiento. Por último, antes que yo terminara el tratamiento, fue en secreto al hotel y pagó mi cuenta “Si usted hubiera sido un psicoanalista” no tendría que haber hecho eso. Porque al final del tratamiento el paciente tiene que saber tanto como el médico acerca de su caso. Pero usted me oculto algo ¡y eso que usted sabe con que facilidad un sentimiento de culpa puede llevar a una actitud hostil! pero, como en conjunto estoy satisfecho del tratamiento, no expresaré ninguna queja, y me limitaré a darle otra vez las gracias...”(15).
 
Con respecto a la posición de S. Freud, y su conocimiento de los deslices de algunos discípulos.
 
Podemos decir que entre 1911 y 1912, se circunscriben estos episodios, ¿cuál fue su posición?. Una carta nos indica hacia donde se mueve Freud, ahí le señala a Jung el problema y la manera en que cree viable trabajar, se transcriben dos traducciones de la misma carta, la razón es que hay dos variaciones interesantes para este artículo, que se señalan en negritas:
 
“La C me ha referido toda clase de cosas acerca de usted y de Pfister, si es que se puede llamar “referir” a tales insinuaciones, de lo cual deduzco que ustedes dos no han adquirido aún la frialdad necesaria para la consulta, que participan aún demasiado y ponen mucho de personal, a fin de exigir una correspondencia por ello. ¿Es que yo, el honorable y anciano maestro puedo advertir que por lo regular se equivoca uno con esta técnica, que más bien se ha de permanecer impenetrable y en una actitud receptiva?. El trabajo sobre Contratransferencia, que me parece necesario, no se debería imprimir de todos modos, sino que ha de circular entre nosotros en copias. (16)
 
“...Frau C. me ha contado todo tipo de detalles sobre usted y Pfister, si se le puede llamar “contar” a las insinuaciones que hace: deduzco que ninguno de los dos ha adquirido todavía la objetividad necesaria en su práctica, que siguen involucrándose, entregan una buena parte de sí mismos y esperan que el paciente les dé algo a cambio. En tanto que venerable viejo maestro, permítame decir que esta técnica es siempre imprudente y que es mejor mostrarse reservado y puramente receptivo. nunca debemos dejar que nuestros pobres neuróticos nos vuelvan locos. Creo que se tercia con urgencia un artículo sobre la “contratransferencia”. Por supuesto, no podríamos publicarlo, sino que deberíamos hacer que circularan copias entre nosotros”. (17)
 
Jung tendrá otra manera de trabajar los problemas de la contratransferencia, y en la carta del 9 de enero de 1912, le contesta:
 
“ El honorable anciano maestro... podría quejarse usted de mí desde este punto de vista. Soy tan sólo “rebelde” en cuanto a la cuestión de la contratransferencia y me entrego en este sentido a algunas fantasías especiales, con las que experimento”. (18 )
 
Y aquí es interesante observar como Freud le enviará a Jung los dos escritos sobre la transferencia de 1912, sobre el primero, Jung le responde “Reciba usted mi más cordial agradecimiento por el amable envío... Sobre la dinámica de la transferencia, es de extraordinario valor para el analista. Siempre me proporciona placer y provecho leer cosas así.”(19)
 
Y Freud vuelve sobre Jung, para enviarle, pese a que la relación ya se había enfriado, el texto “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”, artículo donde se produce el cambio del autoanálisis al análisis personal, como parte de la formación del analista. (20)
 
En “Consejos...”, Freud centra el tema de la formación, así leemos: “Hace años me preguntaron cómo podría uno hacerse analista y respondí “mediante el análisis de sus propios sueños”. Debemos recordar que Freud en 1910, incluso va a descalificar como analista a quién no le sirva el autoanálisis para dominar la transferencia, posición sostenida y expuesta por él en el II Congreso Internacional de Psicoanálisis “Nos hemos visto llevados a prestar atención a la Contratransferencia que se instala en el médico por el influjo que el paciente ejerce sobre su sentir inconsciente, y no estamos lejos de exigirle que la discierna dentro de sí y la domine... por eso exigimos que inicie su actividad con un autoanálisis... quién no consiga nada con ese autoanálisis puede considerar que carece de la aptitud para analizar enfermos”. (21)
 
Digamos que la racionalidad para trabajar con la Übertragungsliebe en Freud, tocaba fondo, si el autoanálisis no era eficaz, el problema era insalvable.
 
Sin embargo, Freud no pudo sostener por mucho tiempo esta posición, los deslices amorosos de algunos de sus mejores discípulos, ponían en tela de juicio tal postura.
 
Regresando al artículo de “Consejos...” Freud otorga a la escuela de Zurich haber propuesto con antelación la propuesta del análisis personal, información que Jung le da en la carta del 25 febrero de 1912 “Una novedad también digna de mención, es la de haberse fundado una asociación no médica con fines psicoanalíticos, la asociación cuenta con 20 miembros y tan sólo se admiten analizados. La fundación se realizó por deseos de antiguos pacientes”, Jung estuvo fuera de tal propuesta.
 
Más adelante en “Consejos...”, escribe Freud “Si alguien se propone seriamente la tarea, debería escoger este camino, que promete más de una ventaja; el sacrificio de franquearse con una persona ajena sin estar compelido a ello por la enfermedad es ricamente recompensado... obtendrá, vivenciándolas uno mismo, impresiones y convicciones que en vano buscaría en el estudio de los libros y la audición de conferencias... Y quien como analista haya desdeñado la precaución del análisis propio, no sólo se vera castigado por su incapacidad para aprender de sus enfermos más allá de ciertos límites, sino que también correrá un riesgo más serio, que puede llegar a convertirse en un peligro para otros. Con facilidad caerá en la tentación de proyectar sobre la ciencia, como teoría de validez universal, lo que en una sorda percepción de sí mismo discierna sobre las propiedades de su persona propia; arrojará el descrédito sobre el método psicoanalítico e inducirá a error a los inexpertos... Es por cierto tentador para el psicoanalista joven y entusiasta poner en juego mucho de su propia individualidad para arrebatar al paciente y hacerlo elevarse sobre los límites de su personalidad estrecha... que el médico le deje ver sus propios defectos y conflictos anímicos... una confianza vale la otra... no obstante, en el trato psicoanalítico muchas cosas discurren diversamente de lo que harían esperar las premisas de la psicología de la conciencia”(22)
 
Los párrafos transcritos, se seleccionaron para observar que si bien habla de los riesgos del costado del analista, llamados por Freud en su correspondencia, como contratransferencia, no aparece en el artículo tal palabra, la razón es que para Freud, los problemas contratransferenciales no eran publicables.
 
¿Por qué Freud hace destinatario a Jung de estos escritos?. El escrito señala “Consejos... se resumen en un solo precepto... exigirle al analista, que se haya sometido a una purificación psicoanalítica, y tomado noticia de sus propios complejos que pudieran perturbarlo para aprehender lo que el analizado le ofrece... es que cualquier represión no solucionada en el médico corresponde... a un “punto ciego” en su percepción analítica”. Sin embargo, Freud ya no estaba en posición de exigirle a Jung que se analizara, no así a Jones, al cual enviará a analizarse con Ferenczi en 1913, y el propio Freud analizará a Ferenczi en 1914 , por qué es Jung el destinatario, si ya se había perdido para La causa, para marcar un pasado y un presente, una nueva distinción formativa entre los analistas y los que dejarán de serlo, entre los que habían sido analistas sin análisis, y los que a partir de estos artículos tendrán que someter a esta nueva exigencia.
 
Sobre la pregunta ¿Por qué es 1912, cuando Freud escribe dos artículos atendiendo a la Übertragungsliebe?.
 
Porque “Sobre la dinámica de la transferencia” y “ Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico”, será la respuesta que le urgía a Freud, para trabajar los problemas contratransferenciales, es decir, los deslices amorosos y sexuales de algunos de sus discípulos.
 
Para terminar, observemos que el razonamiento explicativo y conceptual de Freud, para explicar el fenómeno de la Übertragungsliebe, no le fueron suficientes, para evitar no resbalar dentro de la situación analítica.
 
Kardiner, en su libro “Mi análisis con Freud” escribe en 1976 “En el uso de la comprensión del sueño de la jerga ( y el de los tres italianos), paso por alto el que en mi relación con él yo estaba haciendo lo mismo que había hecho con mi padre. Me puso en pánico cuando me informó de mi miedo de descubrir la hostilidad reprimida hacia mi padre, pero falló al no indicarme que esto era una pauta que estaba que estaba operando en la actualidad con Freud y con otras figuras masculinas en posición de autoridad. Como con mi padre, yo reprimiría mi autoafirmación con Freud para lograr y conservar su apoyo. El factor central en la relación transferencial se le pasó sin darse cuenta al hombre que había descubierto el propio proceso de la transferencia”. (23)
 
La Übertragungsliebe en la propuesta de traducción hecha, no sólo nos permitió leer cómo ante los deslices de sus discípulos, Freud propone trabajar los problemas contratransferenciales del analista entre analistas, y produce dos textos claves para tomar distancia de la psicología y la psiquiatría, pero no por comprender y razonar es suficiente cuando uno alberga una intimidad de alguien, esta propuesta de traducción, permite leer en la cura de amor otra cosa:
 
El registro del Ideal del yo (Transferencia), el registro del Yo ideal (Transmisión), y el reconociendo de lo indomable: Lo pulsional (Contagio).
 
 *Investigación inscrita en el CIPE, perteneciente a la Universidad Autónoma de Querétaro, México.
 
Citas:
 
(1).- Freud, S., Cartas a Wilhelm Fliess, edit. Amorrortu, 1986, Buenos Aires, p. 448
 
(2).- Freud, S., Fragmento de análisis de un caso de histeria, 1905, tomo VII, edit. Amorrortu, Buenos Aires, 1976, p. 103
 
(3).- Freud, S., Correspondencia Freud – Jung, edit. Taurus, Madrid, 1974, p. 47
 
(4).- Jung C. G., La psicología de la Transferencia, edit. Planeta, 1994, España, p. 18
 
(5).- Numberg, H., Las reuniones de los miércoles, edit. Nueva Visión, 1979, Buenos Aires, p.
 
(6 ).- Freud, S., Correspondencia Freud Jung, edit. Taurus, Madrid, 1977, 5 de marzo de 1912
 
(7).- Freud, S., Correspondencia Freud Jones, edit. Sintesis, España, 2001, p. 194
 
(8).- Freud, S., Correspondencia Freud Jones, edit. Síntesis, España, 2001, p. 196
 
(9).- Carotenuto, A., Una secreta simetría, edit. Gedisa, España, 1984
 
(10).- Kerr, J., La historia secreta del psicoanálisis, edit. Crítica, España, 1995
 
(11).- Freud, S., Correspondencia de Sigmund Freud, Tomo III, edit. Biblioteca Nueva, Madrid, 1997. P.273, nota 103
 
(12) Stanton, M., Sandor Ferenczi, edit. Instituto de Desarrollo Psicológico, Chile, 1997, p. 18
 
(13).- Freud, S., La interpretación de los sueños, tomo V, Obras Completas. edit. Amorrortu, 1976, Buenos Aires.
 
(14).- Freud, S., Correspondencia Freud Jung, edit. Taurus, Madrid, 1977, carta del 18 de diciembre de 1912
 
(15).- Freud, S., Correspondencia Freud y Abraham, edit. Gedisa, España 1979, p. 157
 
 (16).- Freud, S., Correspondencia Freud Jung, edit. Taurus, Madrid, 1977, 31 de
 
diciembre de 1911
 
(17).- Kerr, J., La historia secreta del psicoanálisis, edit. Crítica, España, 1995, carta del 31 de diciembre de 1911.
 
(18).- Freud, S., Correspondencia Freud Jung, edit. Taurus, Madrid, 1977, p. 547
 
(19).- Freud, S., Correspondencia Freud Jung, edit. Taurus, Madrid, 1977, 19 de febrero de 1912.
 
(20).- Freud, S., Correspondencia Freud Jung, edit. Taurus, Madrid, 1977, 8 de junio de 1912
 
(21).- Freud, S. Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, 1910, tomo XI, edit. Amorrortu, Buenos Aires, 1976, p. 136
 
(22).- Freud, S., Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico, tomo XII, Obras Completas. edit. Amorrortu, 1976, Buenos Aires, p. 116
 
(23).- Kardiner, A., Mi análisis con Freud, edit. Joaquín Mortiz, México, 1979, p. 98
 
Bibliografía
Carotenuto, A., Una secreta simetría, edit. Gedisa, España, 1984.
 
Freud, S., Cartas a Wilhelm Fliess, edit. Amorrortu, 1986, Buenos Aires.
 
Freud, S., Fragmento de análisis de un caso de histeria, 1905, tomo VII, edit. Amorrortu, Buenos Aires, 1976.
 
Freud, S., Correspondencia S. Freud y C. G. Jung, edit. Taurus, Madrid, 1974.
 
Freud, S., Correspondencia S. Freud y E. Jones, edit. Sintesis, España, 2001.
 
 Freud, S., Correspondencia de Sigmund Freud, Tomo III, edit. Biblioteca Nueva, Madrid, 1997.
 
Freud, S., La interpretación de los sueños, tomo V, Obras Completas. edit. Amorrortu, 1976, Buenos Aires.
 
Freud, S., Correspondencia Freud y Abraham, edit. Gedisa, España 1979.
 
Freud, S. Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, 1910, tomo XI, edit. Amorrortu, Buenos Aires, 1976.
 
Freud, S., Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico, tomo XII, Obras Completas. edit. Amorrortu, 1976, Buenos Aires.
 
Jung C. G., La psicología de la Transferencia, edit. Planeta, 1994, España.
 
Kardiner, A., Mi análisis con Freud, edit. Joaquín Mortiz, México, 1979.
 
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11.12.2013 03:18
Algunas consideraciones acerca de la Ética del Psicólogo
 
Como dice Bruno Bettelheim, quien no alberga simpatía manifiesta por la figura de Jung: …“Sea cual fuere la opinión que uno pueda tener de la actitud de Jung hacia Spielrein, no se debe dejar de lado su consecuencia más importante: La curó del trastorno por el cual se la había dejado en sus manos”… De algún modo cumplió con la principal obligación que tiene un terapeuta hacia su paciente; curarlo.
 
La relación de Sabina con Jung, plantea el tema de la Ética profesional, la malapraxis, la iatrogénia y, en última instancia, el uso o abuso del transfert (la transferencia y la contra transferencia) entendidos dentro del ámbito específicamente psicoanalítico.
 
En un principio, suena bastante injusto pretender hacer de Jung un único culpable de haber tenido relaciones con una paciente, al margen de la consideración ética, que consideraré más adelante, sobre esta acción. Existen numerosos casos, entre figuras de renombre universal dentro del área de la Psicología Profunda, que eventualmente, también caerían dentro de la misma bolsa. Como ejemplo y sin pretender ser exhaustivo, Sandor Ferenczi con Gizella y Elma Palos; Georg Groddeck y Emmy von Voigt; Wilheim Stekel con Lou Andreas Salome y varias pacientes; Victor Tausk; Wilheim Reich; Otto Rank; Fritz Perls; Jacques Lacan y Catherine Millot  o el propio Sigmund Freud y su cuñada Minna… Este último caso, el del propio Freud, fue en su momento, un motivo de rispidez en la relación Freud- Jung.
 
Constituye un episodio poco sabido que, durante la travesía marítima que ambos realizaron para ir a Estados Unidos, con el fin de dictar algunas conferencias y recibir sendos doctorados Honoris Causae por la Clark University, tanto Jung como Freud estuvieron asiduamente analizándose el uno al otro. Este análisis, en el caso de Freud, llegó abruptamente a su fin, al negarse este a contar un sueño, en el cual estaba involucrada su cuñada, a Jung. La argumentación que Freud le dio a su colega fue textualmente que “temía perder su autoridad”. Posteriormente, Jung, ya anciano, recuerda en su autobiografía “Sueños, Recuerdos y Pensamientos este episodio y concluye con la frase siguiente “…Y, en ese momento la perdió”…”.
 
Durante el año de 1914, paralelamente a la Gran Guerra, Freud publica un texto sumamente interesante, como la gran mayoría de sus escritos. Me refiero al denominado “El Amor de Transferencia”. El intento de puesta en orden de esta problemática fue el tema principal de este trabajo freudiano, del cual citaré algunos párrafos: 
 
“… Resumiendo: no tenemos derecho alguno a negar al enamoramiento que surge en el tratamiento analítico el carácter del auténtico.
Si nos parece tan poco normal, ello se debe principalmente a que también el enamoramiento corriente, ajeno a la cura analítica, recuerda más bien los fenómenos anímicos anormales que los normales.”
 
“De todos modos, aparece caracterizado por algunos rasgos que le aseguran una posición especial: 1º) Es provocado por la situación analítica. 2º) Queda intensificado por la resistencia dominante en tal situación; y 3º) Es menos prudente, más indiferente a sus consecuencias y más ciego en la estimación de la persona amada que otro cualquier enamoramiento normal. Pero no debemos tampoco olvidar que precisamente estos caracteres divergentes de lo normal constituyen el nódulo esencial de todo enamoramiento”
 
“… Para la conducta del médico resulta decisivo el primero de los tres caracteres indicados. Sabiendo que el enamoramiento de la paciente ha sido provocado por la iniciación del tratamiento analítico de la neurosis, tiene que considerarlo como el resultado inevitable de una situación médica, análogo a la desnudez del enfermo durante un reconocimiento o a su confesión de un secreto importante.
En consecuencia, le estará totalmente vedado extraer de él provecho personal alguno. La buena disposición de la paciente no invalida en absoluto este impedimento y echa sobre el médico toda la responsabilidad, pues éste sabe perfectamente que para la enferma no existía otro camino de llegar a la curación. Una vez vencidas todas las dificultades, suelen confesar las pacientes que al emprender la cura abrigaban ya la siguiente fantasía: "Si me porto bien, acabaré por obtener, como recompensa, el cariño del médico. Así, pues, los motivos éticos y los técnicos coinciden aquí para apartar al médico de corresponder al amor de la paciente. No cabe perder de vista que su fin es devolver a la enferma la libre disposición de su facultad de amar, coartada ahora por fijaciones infantiles, pero devolvérsela no para que la emplee en la cura, sino para que haga uso de ella más tarde, en la vida real, una vez terminado el tratamiento”
 
“Por otra parte, es harto penoso para el hombre rechazar un amor que se le ofrece, y de una mujer interesante que nos confiesa noblemente su amor, emana siempre, a pesar de la neurosis y la resistencia, un atractivo incomparable. La tentación no reside en el requerimiento puramente sensual de la paciente, que por sí solo quizá produjera un efecto negativo, haciendo preciso un esfuerzo de tolerante comprensión para ser disculpado como un fenómeno natural. Las otras tendencias femeninas, más delicadas, son quizá las que entrañan el peligro de hacer olvidar al médico la técnica y su labor profesional en favor de una bella aventura.”
 
De la lectura de este artículo de Freud, se desprende un hito normativo para el Psicoanálisis, que es acerca de la necesidad y la conveniencia de la derivación terapéutica, cuando el Transfert es tan grande que no puede ser subsanado.
 
Sin embargo, habría que plantear, a fin de precisar aún más el tema, que Freud se está refiriendo exclusivamente a su escuela, es decir el Psicoanálisis y que no todos los psicoterapeutas son psicoanalistas. Existen otras escuelas, en general más relacionadas con lo físico, la bioenergética, y la propia psicología analítica, que constituye la metodología de abordaje terapéutico jungiano, por ejemplo, que, por una cuestión de su propio encuadre, distinto al Psicoanálisis, pueden hacer tender a aflorar más los procesos transferenciales y contratransferenciales. En este punto, sería deseable que, las distintas orientaciones psicoterapéuticas, mediante sus organismos y asociaciones reconocidas, se pusieran de acuerdo acerca de si seguir los lineamientos trazados por Freud para el Psicoanálisis o no.
 
Otra cuestión a plantear es que, no solamente no todo profesional es psicoanalista sino, más aún, no es médico. Recordemos, que la Carrera y el Título de Psicólogo, no se encontraba incluidos dentro de ninguna currícula universitaria para los primeros tiempos del psicoanálisis, lo cual, llevó a Freud a escribir otro artículo, sumamente interesante acerca del denominado “Análisis silvestre”. Para esa época, grandes pioneros del movimiento psicoanalítico, de los cuales mencionaré a Otto Rank, se vieron, a pesar de sus profundos estudios y conocimientos en Filosofía, Historia, Antropología y Sociología, obligados a abrazar la carrera médica, para poder ingresar y/o continuar dentro de la escuela psicoanalítica. Así pues, se daban ciertas paradojas interesantes. Alfred Adler, uno de los tres padres de la Psicología Profunda, no tuvo mayores inconvenientes en participar del Psicoanálisis hasta la estrepitosa ruptura que se produjo entre el y Freud, dado su título de médico. Claro está que se trataba de una especialidad muy poco psicológica; la Oftalmología. Por el contrario, al ya mencionado caso de Rank, cuyo libro “ El mito del nacimiento del Héroe”, es imprescindible de ser leído para todo aquel que pretenda adentrarse en el conocimiento del Inconsciente, habría que sumarle el de la gran mayoría de mujeres psicoanalistas, desde Lou Andreas Salome, pasando por Helen Deutsch y la propia Sabina Speilrein, que eran literalmente marginadas, a juzgar por las actas de las denominadas “reuniones de los Miércoles”, en las épocas incipientes del Psicoanálisis.
 
Personalmente, considero que la posición freudiana al respecto resulta la más conveniente a adoptar, pero si consideramos que, como dice J. Lacan, “En última instancia el proceso terapéutico es una demanda de amor” en el caso de establecerse el denominado amor de transferencia o transferencial, y de resultar éste poco menos que inmanejable en la terapia, lo más conveniente, resulta, se trate de un profesional médico, psicólogo o no, una saludable derivación. Con posterioridad a ésta, sucederá lo que el destino indique que deba suceder y si se estableciese entonces una relación amorosa, deberá ésta correr por todas las vicisitudes buenas y malas que le estén deparadas, dejando ya de lado el tema de la antigua relación terapéutica tenida en algún momento. Como dice Nicolle Kress-Rosen en su libro” Tres Figuras de la Pasión”
 
“Nadie ignora lo que una pasión. No hay necesidad de acudir al diccionario para saber que se trata de una fuerza irresistible que puede arrastrar más allá de las semi tonalidades y de los términos medio de la cotidianeidad, pero también sumergir y destruir a quien está poseído por ella. El Amor- pasión; la locura celosa, la pasión del poder, son temas que siempre fascinaron porque atestiguan el hecho de que el hombre puede elevarse por encima de la mediocridad de su condición, a riesgo de pagar el precio de su sufrimiento o incluso, de su vida. Por ende es lícito sorprenderse de que el psicoanálisis no haya dicho nada sobre un tema tan universal y tan evidentemente alejado de la normalidad”.       
 
“Sería inútil buscar en Freud una definición del término “pasión”, aún menos un desarrollo teórico sobre la cuestión, es un tema que no encuentra su lugar en cuanto a tal en el transcurso de su elaboración y la palabra Leidenschaft (pasión), es utilizada en el muy infrecuentemente por otra parte en su sentido más común y jamás como un concepto analítico. Este desinterés puede compararse con el que manifiesta evidentemente respecto de las psicosis”…
 
Otro punto que me resulta particularmente curioso, está dado por la relación existente entre la carrera de Psicología, al menos en la Argentina, y su vinculación con el Psicoanálisis. En nuestro país, y esta es una situación que persiste en nuestros días, la propia formación universitaria tiende a equiparar los términos; es decir, psicólogo como equivalente a psicoanalista, esto deriva a la fecha en un casi exclusivo ámbito cultural de formación, que está dado por la escuela freudiana y su complemento, superador si se quiere ver así, la escuela lacaniana. La realidad es que resulta difícil, sino imposible, para otras orientaciones psicológicas y, por supuesto otras áreas de la Psicología, que no sean la Clínica psicoanalítica, poder ser enseñadas en la Universidad de Buenos Aires y se produce de esta manera, una monolateralización de la educación, al mismo tiempo que una minusvalorización en el campo de acción del Psicólogo como profesional. Si tenemos en cuenta que la enseñanza de la Universidad de Buenos Aires es rectora y modelo de la enseñanza privada en Argentina, el panorama se agrava más; la licenciatura y el doctorado en Psicología, equivaldrían al concepto de Psicoanalista (obviamente con orientación freudiana o lacaniana). La pregunta que surge sería la siguiente ¿Hasta qué punto el Psicólogo no freudiano, debería aceptar la regulación propedéutica propuesta por la APA –Asociación Psicoanalítica Internacional-? Asimismo, históricamente, desde la conformación de la carrera y los estudios de Psicología, tanto por su posición ideológica como por los componentes mayoritarios de su alumnado y profesorado, podríamos decir, sin equivocarnos, que se trata de un cuerpo social apreciablemente combativo y, a nivel ideológico, un agente de cambio. Si bien esto último es sumamente discutible, constituye una realidad que, durante periodos aciagos que sufrió nuestro país, la propia carrera de Psicología fue sumamente cuestionada y, al margen de los intentos por suprimirla, cuenta en su haber, un número más que respetable de víctimas de las sucesivas dictaduras que hemos padecido. La combatividad expuesta en su momento, la cual recuerdo perfectamente de mis tiempos de alumno, fue expuesta en sucesivas ocasiones y, en especial con respecto a la reglamentación del estatuto profesional del Psicólogo.
 
Me llama particularmente la atención que, a pesar del perfil del estudiante de Psicología, sus centros y vehículos de expresión, indudablemente como siempre se declamó, contrarios a la dependencia cultural, el Código Ético de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA), esté basado prácticamente en la versión de la American Psychological Association de U.S.A. Así pues, una carrera que debería estar al servicio de la no dependencia cultural, se maneja precisamente con los parámetros del país del cual precisamente, se pretende no depender ni económica ni culturalmente. Esto constituye para mí, la misma falacia que cuando se pretende hacer una psicología nacional, utilizando las evaluaciones psicométricas con baremos (escalas poblacionales) estandarizadas en EE.UU.
 
Sin embargo, en una toma de conciencia que responde más a la Sociología que a la Psicología, la APBA comprendió que la realidad norteamericana, tiene menos que ver con la libertad que preconizaba Walt Whitman en su “Canto a mí mismo” y mucho  más con la pacata moralina puritana, que, a pesar de los años, descendió y se instituyó en el Inconsciente Colectivo norteamericano, desde que Jacobo I, exilió en el Nuevo Mundo a los sectarios puritanos. Esta realidad estadounidense, visible para todo aquel que conozca realmente el país y no se deje llevar por los espejismos cinematográficos producidos en Hollywood, le dan al país del Norte, un matiz extremadamente conservador, que contrasta con la conquista y colonización sufrida en el cono sur. Como simple ejemplo, baste mencionar la mediática “felatio” surgida de la relación entre el ex presidente estadounidense Bill Clinton y Mónica Lewinsky, que, en su momento ocasionó un tremendo cortocircuito a nivel internacional y fue ampliamente censurado por el consenso de la población de Estados Unidos. Mientras tanto, en nuestro país existen sobradas pruebas, que no me interesa personalizar aquí, y que ocupan a  figuras del quehacer intelectual, deportivo y político acerca de que ese tipo de conducta, y que no sólo no significan un hecho punible, sino también, en algunos casos, pasa a ser hasta favorable. 
 
 
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Afortunadamente y sin duda para adecuar esta normativa importada del norte, la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, suprimió   el artículo que hace mención a la intimidad sexual con ex pacientes y lo aproxima al proyecto de código de conducta ética y profesional de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APDEBA), de octubre de 1994 que plantea que (…) le está vedado al psicoanalista mantener relaciones sexuales o simplemente sentimentales con sus pacientes mientras esté vigente la relación profesional. Con esto, volvemos a la primera observación, ya realizada, acerca de la limitación del papel del Psicólogo, la tendencia a que este salga de la Facultad convertido en un psicoanalista y, por ende, plantea el problema de aquellos profesionales que adhieren a otras escuelas de psicología, que se ven compelidos a aceptar códigos éticos y normativos no propios.
 
De cualquier manera, esta resolución constituye un tremendo adelanto, si tenemos en cuenta que, acorde a la American Psychological Association, en un abuso de conservadurismo puritano, considera que la relación profesional, en el caso del Transfert, no solo debe interrumpir el tratamiento, sino también que este tipo de relaciones no deberían darse antes de un plazo que fija en…dos años (!), como dice M. Fariña en su artículo         “(Hacer) el amor de transferencia. La involucración sexual entre terapeutas y pacientes, un siglo después.”
 
 “Tal divergencia entre la normativa americana y local ha sido explicada por las peculiaridades de la práctica terapéutica en Estados Unidos, donde de acuerdo a distintas investigaciones, la intimidad sexual con pacientes y ex pacientes constituye un problema mayor que en nuestro medio. Sin embargo no es seguro que esta será la verdadera razón”. 
 
Vuelvo a Jung y Sabina con una alquímica frase de este que se me ocurre sumamente afortunada; 
 
“El encuentro entre dos personalidades es como el contacto entre dos substancias químicas. Si hay alguna reacción, ambas serán transformadas...” 
 
Creo, en última instancia, que tanto Jung como Sabina, se vieron envueltos en una trama sincronística, de la cual ambos, salieron transformados. Él, como terapeuta, pero más primariamente, como hombre, en tanto y en cuanto se entrega al amor con todo el riesgo que entraña, no sólo la carga del estatus social, sino y, en especial, con todo lo numinoso que significa vivenciar al arquetipo del ánima, ser literalmente poseído por ella. Sabina, por su parte, viviendo escindida, un amor a destiempo, imposible pero real, del cual nunca habría de apartarse y que, teleológicamente marcó su destino. Como sea, juntos Sabina y Jung, han dejado una de las mas bellas historias de amor jamás contada y eso es mas que suficiente.
 
En Zurich y Viena circulan rumores acerca de la vida amorosa de Jung, que aseguraban que iba a abandonar a su mujer para casarse con una paciente. En 1909 cuando la relación se hizo pública, ella dejó de ser su paciente y él presentó su renuncia en el hospital Burghölzi. Sin embargo, aunque epistolarmente, la relación se prolongaría una vez más. A pesar de todas sus dificultades, Sabina recuperó la salud emocional, e ingresó a la Universidad de Zurich a estudiar medicina, recibiendo posteriormente su titulo de médico. Un tiempo después, se especializó en psicoanálisis y trabajó con el mismo Freud. Su tesis, "Sobre el contenido psicológico de un caso de esquizofrenia" (1911), supervisada por el propio Jung, fue la primera en la que esta enfermedad se designa de acuerdo a los términos acuñados por Bleuler,  y su artículo: "La destrucción en tanto que factor del devenir" (1912) que es su continuación, demuestran cómo en Zurich ya se utilizaba la teoría psicoanalítica, tal como era entonces formulada, y trata sobre el estudio de la Dementia Praecox, de Kraepelin. 
 
Estos estudios sobre la esquizofrenia son, además, el origen de la teoría de la dualidad de los instintos de vida y de muerte retomada por Freud diez años más tarde. Sabina Spielrein en el mismo año 1911, también publicó un artículo sobre la teoría de Eros y Tanatos. El instinto de la vida y de la muerte. Por aquel entonces, Freud leyó el ensayo de la joven médica e indulgentemente opinó que estaba "bien estructurado". Años después, Freud, presentaría su teoría sobre la dualidad en las atracciones, pero jamás mencionó el trabajo dado a conocer en 1911 de autoría de Sabine Spielrein. Sabina se anticipó casi una década a la hipótesis de Freud sobre Eros y Tanatos.  
 
Sabina  fue la primera musa inspiradora de Jung, posteriormente lo seria Antonia Wolff. De ella, y de la relación íntima entre ellos, deviene no solo la teoría junguiana del ánima y el ánimus, sino también el substrato de lo que conformaria posteriormente el concepto de  “Sombra”. En 1923, Freud, después de 23 años de que ella estuviera radicada en Alemania, aconseja a Sabina abandonar el país, consejo que ella acató, regresando a Rusia. Ya en su país de origen, se casa con un médico veterinario de su misma nacionalidad, Pavel Scheftel. Spielrein tuvo con él dos hijas; Renata y Eva. 
La joven psiquiatra vivió un año y medio en Moscú, luego retornó a Rostov, donde ejerció su profesión de médico y fue docente en la universidad. Sabina Spielrein llegó a ser una importante psiquiatra, la primera psicoanalista dedicada a tratar neurosis infanto-juveniles y la fundadora del psicoanálisis en Rusia. Pavel, eventualmente, regresa a Rusia, mientras que Spielrein se traslada a Ginebra como psicoanalista. Allí, trabajó estrechamente al mismo tiempo que analizó a Jean Piaget. 
 
Posteriormente Sabina regresa a Rusia y se convierte en la mentora de Vygotski y Luria. De acuerdo con Kerr (1993), "El listado de los diez mayores psicólogos de este siglo es una cuestión de moda y gusto, pero en cualquier lista cinco nombres inevitablemente aparecerían: Freud, Jung, Piaget, Luria y Vygotsky. Sabina conoció a todos y cada uno de ellos. Tanto Jung, como Freud, Piaget, y Vygotski se beneficiaron de las ideas de Sabina Spielrein.
 
Algunas contribuciones de Sabina al Psicoanálisis
 
Los primeros tiempos del psicoanálisis se nutrieron de una gran cantidad de ideas aportadas por los primeros miembros, tanto de la Asociación Psicoanalítica como de las Reuniones de los Miércoles. El propio Jung aportó su conceptualización acerca de los complejos, tan importante como desvirtuada, al Psicoanálisis. Sabina Spielrein fue la primera analista mujer en ingresar al círculo de honor freudiano; lo hizo de la mano de su terapeuta, C. G. Jung y a despecho de algunos que, víctimas de un machismo exacerbado de la época, manifestaban una especie de ginecofobia intelectual. Así le sucedió, por ejemplo al posteriormente malogrado Víctor Tausk, que planteó las reticencias del caso, aludiendo que, la mayoría de las médicas, según el había podido comprobar eran lesbianas (…) Cabe acotar que mas adelante, el propio Tausk, según relata Roazen en su libro “Hermano animal”, se suicida, disparándose un balazo en la sien y, simultáneamente ahorcándose con una soga al caer de una silla.
 
¿Cuáles fueron entonces los aportes que Sabina Spielrein realizó al psicoanálisis?
 
Afortunadamente, se está realizando una impresión de la totalidad de su fragmentada obra y, seguramente, esto arrojará mayor luz, sobre su ponderación como psicoanalista, sin embargo, por lo que pude apreciar hasta ahora, no cabe duda de que su teoria acerca de la destructividad y la sexualidad a nivel genital, antecedieron las posteriores teorizaciones al respecto del propio S. Freud, quien la menciona en su trabajo Mas allá del principio del placer (1920). La pulsión fanática o de muerte, es preanunciada por Sabina. La idea principal es que la destructividad en sus diversas formas constituye una parte intrínseca del proceso creativo. Sabina Spielrein desarrolló este concepto en 1912, en un artículo fundamental titulado: "La destrucción como causa del devenir del ser". Su escrito aparecía ocho años antes de que Freud formulara, como mencioné, el concepto de pulsión de muerte (Thanatos), partiendo de ejemplos tomados a su vez de la biología y la mitología. El artículo de Spielrein ubica la destructividad en el centro, no sólo de la psicopatología, sino del desarrollo de la personalidad. Según Spielrein, la destructividad no se alimenta del odio al buen objeto y del deseo de atacarlo y de destruirlo, tal como lo describió M. Klein (1935), sino más bien del deseo de destruir algo que no satisface, a fin de dar vida a algo que sí satisface (Kerr, 1993). La destructividad, de acuerdo a Spielrein, está muy cerca de la crueldad de la cual ha hablado Winnicott (1969), una destructividad necesaria que permite el surgimiento de algo nuevo, esto se asemeja en mucho a dos arquetipos post junguianos ideados por Carrol Pearson (el Constructor y el Destructor) en El héroe interior y despertando los heroes interiores.
 
La violencia aludida por Spielrein está motivada por el amor al objeto, por el deseo de que tenga una vida mejor, una vida verdadera e independiente. Por lo tanto, si bien el centro de este escrito es la destructividad, no debemos olvidarnos del amor que aparece como sustrato; es amor lo que se expresa a través de aquello que llamamos belleza  Podríamos recordar nuevamente el importante artículo de Sabina Spielrein "La destrucción como causa generativa del ser" (1912) donde paradójicamente, la destructividad es considerada como una parte intrínseca de toda creación. Sería fundamental aquí marcar la diferencia entre aquella destructividad cuyo objetivo es dañar y aniquilar y esa destructividad cuyo objetivo es crear la posibilidad de una nueva vida. El primer tipo de destructividad, está más relacionado a ataques de envidia. En cuanto al segundo tipo de destructividad, quizá el término que mejor exprese la noción de Spielrein de destructividad, sea "crueldad". Esta crueldad tiene lugar en el centro del proceso creativo; en él la destrucción se lleva a cabo al servicio del desarrollo. Esta sería la destructividad aludida por Speilrein, ella señala el hecho de que muchas formas inferiores de vida, por ejemplo la mosca de mayo, pierden su vida para dar paso a una vida nueva. Spielrein intenta proyectar sus propios objetos restaurados, tanto como su capacidad de soportar el dolor depresivo.
 
Jean Piaget 
 
De acuerdo a Santiago-Delefoss y Delefoss (2002), "Spielrein fue una de los primeros psicoanalistas que mostraban interés en lenguaje infantil. Ella fue psicoanalista de Piaget en 1920. En 1923, ella presentó una ponencia en el Congreso de psicoanálisis en Berlín, donde también asistió Piaget "(p. 723). Fue durante este tiempo que Piaget investigó también el lenguaje del niño relacionado con el pensamiento (Piaget, 1923). Es interesante observar que Spielrein regresó a Rusia en 1923, alrededor de la época que la investigación y los escritos de Piaget se trasladaron del lenguaje al desarrollo moral. Hay pocas dudas de que Spielrein ayudó a formar el punto de vista de Piaget sobre el lenguaje del niño y el pensamiento (Santiago-Delefoss & Delefoss, 2002). 
 
Lev Vygotski 
 
En 1923, después de su regreso a Rusia, Spielrein se unió a la sociedad psicoanalítica rusa, "que había sido creada recientemente por Luria y de la que Vygotsky también fue un miembro" (Santiago-Delfoss & Delefoss, 2002, p. 723). Vygotski y Luria fueron influenciados por la investigación de Spielrein sobre el lenguaje del niño, y muchos de sus escritos en relación con el lenguaje infantil coinciden con el regreso de Spielrein a Rusia. Parece ser que ambos, Piaget y Vygotsky, fueron influenciados por su trabajo pionero, cada uno de ellos en formas únicas. Su trabajo, por tanto, puede ser el "eslabón perdido" entre Piaget y Vygotsky, contribuyendo así a una mejor comprensión de esas cuestiones epistemológicas participantes en los debates de los autores sobre el lenguaje infantil, el pensamiento y la socialización. Ninguno de los dos autores reconoció su deuda a Spielrein. (p.723)
 
A pesar de que muchos educadores y psicólogos están íntimamente familiarizados con las obras de Jung, Freud, Piaget, y Vygotsky, este no es el caso en lo que concierne a las contribuciones de Sabina Speilrein. Con escasa duda, con base en la evidencia presentada, Spielrein tuvo influencia en los trabajos profesionales de Jung y Freud, particularmente con sus conclusiones relacionadas con la histeria. Más aún, en otra área de investigación, las teorías de Spielrein acerca del lenguaje y pensamiento fueron previas a los Piaget y Vygotsky. Y nuevamente…ninguno le dio crédito a su influencia. 
 
 
Aún quedaba para ella lo peor; una sucesión de fusilamientos familiares, la persecución y la muerte. Entre el 11 y el 14 de agosto de 1942, Sabina y sus dos hijas fueron perseguidas, delatadas por unos vecinos y capturadas. Allí, junto a otros ciudadanos judíos, fueron asesinadas por el comando 10º de las SS en el interior de una sinagoga. El maltrato paterno, las correspondencias cruzadas que involucraron a colegas y familiares (la madre de Sabina conocía los pormenores de la relación clandestina de su hija) y el holocausto, delimitaron el marco por el que apenas pudo moverse Sabina Spielrein. Sin embargo, nunca dejó de escribir y nunca se quedó quieta.
 
Cada uno de los trabajos que publicó son textos colonizadores; en "La hembra débil" (1920) analiza el gusto de las niñas por ser niños, mientras que los varones persisten en su prioridad masculina. En "El origen de las palabras ‘papá’ y ‘mamá’. Algunas consideraciones sobre diferentes estadios del desarrollo lingüístico" (1922) señalaba, en contra de la idea de Freud de defender el autismo primario del lactante, una "necesidad primaria de contacto y comunicación con el niño".
 
 
 
Conclusiones finales
 
Como Psicólogo Clínico y, en especial por mi orientación jungiana, le haría un magro favor a C. G. Jung precisamente, adoptando una actitud hipócrita o negadora.
Creo que, la reconstrucción de los hechos y lo expuesto en este trabajo, si bien  parcial, es lo suficientemente esclarecedora per se y constituye una realidad que Jung mantuvo con Sabina una relación amorosa y más aún…apasionada.
 
Mi difunto colega, Aldo Carotenutto, en su libro” Sabina Spieilrein, una perfecta simetría entre Freud y Jung” se esforzó en negar esta posibilidad que yo, con toda sinceridad no comparto. Es correcto que, desde el código ético psicoanalitico esta es una situación no extrema, agravada o inusual pero de cualquier manera punible.
 
No obstante, también he tratado de exponer las situaciones especiales que rodearon el caso, que, convengamos, de no haberse tratado de la figura de C .G. Jung, hubiera caído en el más absoluto olvido. Esta pasión, surgida de la Sombra, nos muestra una dimensión humana, demasiado humana en él. 
Así como Orfeo produce una catábasis (descenso al infierno) para rescatar a Eurídice, su amada de la muerte, Jung se contactó con aspectos de su propia sombra en su afán de curar a su paciente y sacarla de su propio infierno personal, cosa que ningún otro profesional había o hubiera logrado. Pero es cierto que, cuando uno se contacta con lo numinoso, con los demonios que también pueblan esa sombra, es inevitable que quede marcado por ellos... Se cumple inexorablemente la vieja sentencia Ten cuidado cuando miras al fondo de un pozo, pues también te pueden estar mirando…
 
Es cierto. La curó ¿Pero a qué precio? ¿Existe un precio? De esta relación, sin duda alguna, los dos, salieron transformados y para bien. Y eso considero es lo más importante, siguiendo el Primum non gnoscere.
 
Jung abandonó de una vez por todas, la mentalidad cerrada y conservadora del campesino suizo, preconizada por el puritanismo de Bleuler y se contactó con todas las potencialidades de su Sombra entendiendo al ánima y su encarnación en la Pistis Sofia. Sabina llegó a ser, como se demostró, una excelente y original profesional, con la cual la psicología, en general, y la Psicología Profunda, en particular, tiene una deuda  que deberá comenzar a reconocer. Asesinada por una furia irracional, absurda y perteneciente a la Sombra colectiva de la Humanidad, como fue el Nazismo. Nuestra tarea debería incluir también redescubrir sus logros y sus propuestas renovadoras.
 
En relación a la ética con la cual se manejaron ambos, concluyo que en última instancia, como genialmente refiere  Friedrich Wilhelm Nietzsche:
 
 
…Lo que se hace por amor siempre acontece más allá del bien y del mal…
 
 
 
 
Horacio Ejilevich Grimaldi
2011
 
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____. (1913). "Traum von 'Pater Freudenreich'." Int. Z. (ärztl.) Psychoanal. I: 484ff. [cf.
SE 4:131. 
____. [Cf. SE 13:184] 
____. El Nacimiento de la Esquizofrenia (1906-1912) Salud Ment 1996; 19(4): 43-51. 
 
Stärcke, A. (1914). "Introduction" to Dutch translation of Freud's 'Civilized' Sexual Ethics and Modern Nervous Illness. Leyden. Garrabé J 
 
The Freud/Jung Letters: The Correspondence between Sigmund Freud & C.G.Jung 
1906-1914. Editado por William McGuire. Translated by Ralph Mannheim and R.F.C. 
Hull. Cambridge: Harvard University Press. 
 
Wink, J. (2005). Critical pedagogy: Notes from the real world (3rd ed.). Boston: Allyn and Bacon.
 
 
 
Nota de la Redacción: 
"Cuadernos de Pensamiento Junguiano" es una publicación semestral de la Fundación C. G. Jung de Psicología Analítica. 
Los trabajos se encuentran protegidos bajo las leyes de Propiedad Intelectual de la Nación y pueden ser mencionados, respetando su autonomía
 
11.12.2013 03:15
Hace ya algún tiempo que me interesa la figura de Sabina Spielrein y su relación con C. G. Jung. Existen escritas obras de teatro como "Blue Room" en Broadway, y "The Talking Cure" en Londres, sobre ella, así como libros, ensayos (ver bibliografía) y películas que ilustran, a su manera, la relación entre ambos; entre ellos, los filmes "The Soul's keeper" (Prendi la mia anima), del director italiano Roberto Faenza, y "Yo fui Sabine Spielrein" de Elizabeth Márton. Por último, como próximo y cercano estreno, se avecina el film de David Cronenberg “The talking cure” en el que trabajan entre otros, Vigo Mortensen, de El Señor de los Anillos y Keira Knightley, de Piratas del Caribe. La figura de Sabina es importante, no ya por lo circunstancialmente anecdótico, sino por haber sido una precursora de la divulgación de la Psicología Profunda, a la par que una mente tan brillante como olvidada. Este texto es mi manera de rendir homenaje a la mujer y al ánima, al mismo tiempo que plantear algunas problemáticas derivadas de la práctica psicoterapéutica en función de la propedéutica del psicoanalista y del psicólogo.  
 
            Sabine Spielrein -Sabina Nicolaievna Spielrein- nace el 25 de octubre de 1885, bajo el signo de Escorpio con probable ascendente Sagitario, en la ciudad de Rostov, Rusia, la llamada puerta al Cáucaso, a orillas del río Don, dentro del el seno de una familia judía de clase media alta. Es hija de un comerciante y una odontóloga que, sin embargo, no ejercía su profesión, dedicándose a las labores del hogar.
 
Sabina, la mayor de los cinco hijos del matrimonio, era una niña, inquieta y curiosa a la que le preocupaban muchos temas, entre ellos, los americanos. Así lo escribió en uno de sus primeros diarios: "Como la tierra es una bola, debían caminar por debajo de nosotros con la cabeza hacia abajo y las piernas hacia arriba". No fue extraño entonces que durante mucho tiempo Sabina estuviera cavando laboriosamente un hoyo en la tierra y preguntándole a su madre si faltaba mucho para atravesarla y sacar a un americano por las piernas.
 
Algunos informes de sus primeros años la describen como una niña difícil, que con frecuencia debía ser castigada, con un interés sexual precoz y para nada reprimido al que se le agregaban desbordantes dosis de imaginación e inteligencia. A los cuatro años ya presentaba algunos síntomas traumáticos; por aquella época, acostumbraba a retener –a veces durante casi dos semanas- sus deposiciones, clausurando en ocasiones el ano con su talón. 
 
Mientras estos episodios se repetían, por orden expresa del padre se hablaba en determinados días de la semana, solamente francés, alemán o alguna otra lengua extranjera; quien no cumplía con la consigna era castigado con rigor. Los golpes eran moneda corriente en casa de los Spielrein, a veces los daba el padre y otras obligaba a sus hijos a que se castigaran entre ellos.
 
Las nalgas desnudas recibían golpes aleccionadores ante la mirada de todos. Años después y durante una sesión con Jung, Sabina recordará las suyas, exhibidas y afiebradas, cuando tenía once años. Fue otra paliza la que dejó también una huella indeleble; esta vez uno de sus hermanos estaba desnudo y mientras recibía la paliza paterna, Sabina lo miraba y no dejaba de pensar en que había defecado en la mano de su padre. Con el tiempo, la defecación le cedió el paso a la masturbación compulsiva, manifestando además ideas obsesivas de índole sexual asociadas con la violencia, los castigos corporales y la comida –en algunos momentos dejó de comer en público. Para Sabina, un elemento central del castigo era que su padre era un hombre y cuando ese hombre pegaba, ella no podía dejar de masturbarse. En la adolescencia su estado desmejoró notoriamente y comenzó a experimentar constantes cambios de humor, pasaba de la risa al llanto, planeaba auto castigos, como aquella vez en la que se encerró en el sótano después de haberse regado con agua fría en pleno invierno, quería morir y lograr que esa muerte sea una verdadera tortura para sus padres. En otoño de 1901, luego de un viaje curativo en el verano, su hermana Emilia contrae tifus y muere: "Más tarde me alejé de todo el mundo; fue aproximadamente en el sexto curso, después de la muerte de mi hermana pequeña; ahí comenzó mi enfermedad. Escapé a la soledad". La patología más seria que presentaba, era sentir excitación sexual al ser castigada. 
 
            El 17 de Agosto de 1904, la situación se precipita y la joven de diez y nueve años es internada en Burghölzi. El informe -parcial- del ingreso de Sabine al hospital Burghölzi  dice lo siguiente: 
 
“17 de agosto de 1904.  
Anoche a las 10.30 ingresa paciente, acompañada por un tío. La paciente, llora, ríe de manera convulsiva y extraña. Presenta tic, gira la cabeza con movimientos rotatorios, saca la lengua, estira las piernas, dice no estar loca, sólo molesta ya que en el hotel no soportaba el ruido ni a la gente. Diagnóstico, histeria.” 
 
            A un joven médico de guardia de 29 años, que se desempeñaba en el Hospital desde el 1º de Diciembre de 1900, le tocó hacerse cargo del caso de Sabine; su nombre era Carl Gustav Jung. 
  
El curioso incidente del paraguas
 
Jung inició con Sabine un tratamiento psicoanalítico que fue, por lo demás sumamente exitoso, pero siempre omitió el hecho que Sabine, se había enamorado de él. Sin embargo, en su autobiografía "Recuerdo Sueños, Pensamientos" (Seix Barral), Págs. 149-150  Jung escribe lo siguiente: 
 
"Recuerdo muy bien el caso de una joven judía que había perdido la fe. Comenzó con un sueño que tuve donde se me presentaba una muchacha desconocida. Me expuso su caso y mientras hablaba pensé: no comprendo nada de lo que ella me dice ¡No comprendo de que se trata! Pero, de repente comprendí que ella tenía un extraño complejo paterno. Tal fue el sueño. 
 
Al día siguiente en mi agenda constaba: consulta, a las cuatro. Apareció una muchacha. 
Una judía, hija de un rico banquero, elegante bonita y muy inteligente. Se había sometido ya a un análisis, pero el médico se sintió atraído por ella y le rogó finalmente que no le visitara más, de lo contrario, peligraba su matrimonio."  
 
Jung, prosigue con estos recuerdos: 
 
"La noche siguiente tuve otro sueño. En mi casa se daba una fiesta y he aquí que la muchacha estaba también presente. Vino hacia mí y me preguntó: ¿Tiene usted paraguas? ¡Llueve tanto! 
Encontré efectivamente un paraguas, lo hice girar para abrirlo y quise dárselo. ¿Pero qué sucedió en lugar de esto? Se lo entregué de rodillas como si fuera una divinidad". 
 
Volviendo a la noche de la internación, Sabina ingresó como paciente con 47 kilos de peso. La decisión inicial de Jung fue darle de comer, lo cual presumiblemente, hizo él mismo. Esa noche bautizó el encuentro entre C. G. Jung y Sabina Spielrein.
 
En las primeras notas de la historia clínica, Jung describió así a la familia de su nueva paciente: "su padre: nervioso, agotado, neurasténico, irascible a más no poder. La madre es ¡histérica!, nerviosa (al igual que la paciente), el primer hermano tiene llantos histéricos, el segundo padece tics y es iracundo y el más joven sufre, es histérico y comete injusticias para sufrir". La relación de los padres con sus hijos aparece en la historia clínica como "tumultuosa" y "sadomasoquista".
 
Durante los nueve meses en los que estuvo internada, la evolución de Sabina tuvo altibajos; era agresiva, dejaba de hablar, solía cambiar bruscamente de humor y empeoraba cuando recibía noticias familiares, pero también empeoraba cuando, por algún motivo personal, Jung se ausentaba. El diagnóstico siempre fue el mismo: histeria. Jung ubicó los síntomas desde la primera infancia y señaló incluso que en la primera entrevista y en plena crisis de convulsiones, se destacaban "miradas seductoras".
 
Voy a detenerme en este punto para tratar de recapitular y organizar mis propias ideas. Es un hecho, del cual es muy fácil hablar a la distancia, que Sabina padecía, sin duda, de un cuadro histérico. Son fuertes y suficientes razones de peso, el núcleo familiar rígido y estricto, casi bizarro, en el cual vivía. Asimismo, es sabido que la Histeria posee, debido básicamente a lo que Jung posteriormente llamará “Hipertrofia del Yo”, rasgos seductores sumamente importantes, dado que trata de captar mediante ellos la atencionabilidad del medio ambiente, o, como diría J. Lacan de ejercer una “demanda de amor”, tal como el propio Jung consignara en la primera entrevista de su historia clínica. Su patología, la lleva incluso a un fuerte sentimiento de baja autoestima, traducido en pulsiones de tipo masoquista, que, posteriormente plasmará en sus escritos, pues es sabido que uno escribe siempre acerca de sus propias necesidades. 
 
Sin embargo, estos son hechos parciales y hacen falta dos para un tango. Jung, relata esta seriada de sueños, que culminan en la entrega del bastón-mando-falo, en una actitud reverente que semeja al cuadro L’Acollade de Burton. En estos sueños sincronísticos, sin lugar a dudas, se preanuncia el inminente surgimiento de la relación pasional. 
 
Es sabido el grado de importancia que el propio Jung adjudicaba a los sueños y como también podrían reconstruirse los hitos fundamentales de su vida, mediante los mismos. Efectivamente, fue un sueño el que le indicó la prosecución de sus estudios como médico y, también fue un sueño, el que le indicó la existencia del Inconsciente Colectivo. Es inadmisible, conociendo un tanto la psicología del personaje, que este no se hubiera dado cuenta o, que pasara esta seriada de sueños que culmina en el del paraguas, desapercibida. 
Muy por el contrario, creo que el haberlos consignado en su autobiografía, escrita hacia el final de su vida, es un indicio revelador, porque a los 84 años, no se está ya en condiciones de ocultar nada, ni tampoco se tienen ganas.
 
Hay otro sueño que considero importante. Aldo Carotenutto menciona el siguiente sueño de Jung, que fue el primero que le envió a Freud, pues es sabido el intercambio onírico que ambos sostuvieron. Jung hace una muy buena interpretación del mismo. El sueño en cuestión es el siguiente:
 
Veía que unos caballos eran izados a una grandísima altura mediante cables, me llamó especialmente la atención que uno de ellos, un vigoroso caballo obscuro, estaba atado con correas de cuero y lo izaban como un paquete. En cierto momento la cuerda se rompe y el caballo se precipita sobre la calle. Debía de estar muerto pero repentinamente se puso de pie y se alejó galopando. Observé que el caballo arrastraba un pesado tronco y me maraville, de que, a pesar de ello se alejara a tanta velocidad. Era evidente que iba desbocado y que podría provocar alguna desgracia…
 
El propio Jung interpreta este sueño como un deseo sexual, pasionalmente desbocado, fuera de su situación matrimonial. Jung sabía o, al menos intuía lo que habría de pasar con Sabina, aún antes de conocerla. El ya estaba enamorado y fascinado por su propia ánima, la cual se encarnaría en Sabina. 
 
            Jung coronó la expectativa del caso con un exitoso tratamiento; el propio Bleuler, su jefe en Burghölzi, le comenta al padre de Sabina en una carta que: "En la próxima primavera la señorita Spielrein ha decidido comenzar la carrera de Medicina en Zurich". Estaba formalmente curada.
 
Así fue; cuando Sabina recibió el alta y abandonó el hospital, comenzó a estudiar medicina en la Universidad de Zurich y continuó siendo paciente ambulatoria de Jung, La relación era cada vez más intensa. Jung se arrogó un papel paternal en la relación en varias ocasiones. Él, sin duda, fue el factor determinante del hecho de que Sabina se recibiera como médica y posteriormente ingresara como psicoterapeuta en el círculo freudiano. Como contracara, Sabina quería estudiar música y tenía una pasión por el piano, a la cual Jung se opuso, prohibiéndoselo, tal vez como un turbio recuerdo de una supuesta violación que el recibió por parte de su profesor de violín cuando era niño.
 
A esta altura del relato, seria ridículo pretender negar las implicancias sexuales de la relación.
 Es más que evidente que fueron amantes.
 
Sabina esconde su dolor en la intimidad de su diario: "Mi amor (...) me acarreó exclusivamente dolor; existieron tan sólo unos instantes en que descansé en tu pecho, en que podía olvidarlo todo". 
 
Por su parte Jung escribe: "¡Mi querida! Me arrepiento de muchas cosas, me arrepiento de mi debilidad y maldigo el destino que me amenaza"
10.12.2013 18:43

Unos fragmentos de Myterium Coniunctionis, uno de los últimos libros de Jung, sobre el simbolismo del gusano:
 


Es una antiquísima idea mítica que el héroe, una vez apagada la luz de su vida, sigue viviendo en forma de serpiente y es adorado como serpiente. La forma de serpiente de los espíritus de los muertos también está difundida en otros lugares como concepción primitiva. Parece haber sido el origen de la versión del gusano del mito del fenix.


 

En Amenti, el inframundo egipcio, vive la gran serpiente de siete cabezas, y en el infierno cristiano vive el gusano por excelencia, el Diablo, la "vieja serpiente". Propiamente es una pareja de hermanos que vive en el infierno, la muerte y el Diablo, aquélla representada por el gusano y éste por la serpiente. En alemán antiguo, los conceptos Wurm (lindwurm), Schlange y Drache están tan enrtremezclados como en latín sus equivalentes vermis, serpens y draco. El infierno significa Hades, inframundo, tumba. El gusano o la serpiente es la muerte que todo lo devora. Por eso, quien mata al dragón derrota también a la muerte. También en la mitología germánica el infierno va unido a la idea del gusano. En la Edda se dice:


 

 

 

Vi una sala
alejada del Sol,
en la playa de los muertos,
la puerta hacia el Norte:
gotas de veneno
caen del techo;
cuerpos de gusanos son
las paredes de la sala
.


 

En alemán antiguo se llama al infierno vyrmsele (alma de gusano) o wurmgarten(jardín de gusanos
 

Al que también le gustan los gusanos es H.R. Giger

09.12.2013 18:54

manuscrito_voynich3

.

El Santo Grial de la criptografía

Pocos manuscritos hay en la historia más misteriosos e intrigantes que elmanuscrito Voynich, un libro que fue escrito hace unos quinientos años en un extraño idioma (al que se le ha denominado como voynichés) y que a día de hoy todavía no ha podido ser descifrado por ninguno de los muchos expertos que lo han intentado. Si esto es poco, el libro está repleto de ilustraciones de diversa temática, que van desde la botánica, la astrología y la cosmología, hasta la biología y la farmacéutica.

Hasta aquí podría parecer un antiguo tratado sobre conocimientos varios de los muchos que existen de dicha época, a no ser porqué los dibujos del manuscrito Voynich nos muestran una serie de plantas, animales y situaciones cotidianas desconocidas en nuestro planeta. Se podría decir que es como un “manual de botánica y ciencia de otro planeta”. A parte, en el manuscrito se representan una serie de instrumentos que bien podrían ser microscopios y lentes de aumento rudimentarias, junto con ilustraciones de lo que podrían ser células y bacterias, algo bastante inusual si se tiene en cuenta que alguna de las teorías de su autoría lo sitúan en el siglo XIII.

microscopiosArriba, microscopios del siglo XVIII, abajo artefacto similar del Voynich que algunos dicen que eran tarros para guardar las hierbas.
voynich4

telescopio_antiguo

Arriba, ilustración del Voynich. Abajo, microscopio siglo XVII

microscopios_siglo_XVII

El Voynich está considerado por muchos como el Santo Grial de la criptografíahistórica. A lo largo de su existencia ha sido objeto de intensos estudios por criptógrafos profesionales y aficionados, pues todas sus páginas se están disponibles y se pueden estudiar en la red. Pero ninguno ha logrado descifrar ni una sola palabra del libro, en este punto son muchos los que opinan que el manuscrito es un engaño, un fake medieval que alguien escribió por motivos desconocidos y que todo su texto no es más que una secuencia azarosa sin ningún sentido.

Sin embargo, pese a que parece ser que en diversas páginas se repiten los mismos signos, todo el manuscrito cumple la ley de Zipf, que viene a decir que en todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición. Esto hace pensar que el texto está redactado en un lenguaje concreto y natural, ya que en lenguajes artificiales creados a propósito, como los élficos de Tolkien o el Klingon de Star Trek no se cumple esta regla.

Esto es debido a que la explicación a esta ley se basa en la economía lingüística: las palabras que más utilizamos son más cortas y así requieren menos energía, por ello es el uso de una lengua el que acaba por imponer esta ley. Es prácticamente imposible que el autor del manuscrito Voynich conociera la ley de Zipf, enunciada muchos siglos después, y por tanto que la aplicase a una lengua inventada por él.

el_manuscrito_voynich_1big

Ilustraciones de botánica de plantas de las que no se conoce su existencia.

libros_raros

En muchas de las ilustraciones se pueden observas baños conjuntos de mujeres desnudas en extrañas piscinas y tubos…

manuscrito_voynich

El manuscrito debe su nombre a Wilfrid M. Voynich, quien encontró el libro en 1912 en una biblioteca jesuita del colegio de Mondragón, cerca de Roma, donde parece ser había sido donado por Athanasius Kircher (criptólogo alemán) a finales del siglo XVII, quien a su vez lo habría conseguido de Johannes Marcus Marci, rector de la universidad de Praga en aquella época y que a su vez lo habría conseguido de Georgius Barchius, alquimista que trabajo en la corte deRodolfo II, el que ha su vez lo habría conseguido de Jacobus Horcicky de Tepenecz, también alquimista, quien se habría apoderado del manuscrito tras la muerte de Rodolfo II, a quien pertenecía el libro hasta el 1622. Es posible que el libro llegara hasta la biblioteca del sacro emperador romano de manos deJohannes Kepler, quien entre los años 1584 y 1588 vivió en la corte de Rodolfo. Kepler, gran aficionado a la alquimia, matemáticas, astrología y astronomía, era un gran admirador del trabajo de Roger Bacon y atesoraba muchos de sus manuscritos originales. Es por este motivo que el manuscrito Voynich se atribuye por muchos al tal Roger Bacon, quien supuestamente lo habría escrito casi cuatro siglos antes. Roger Bacon fue un monje franciscano y alquimista del que se dice habría creado un código para camuflar sus investigaciones sobre la piedra filosofal y el elixir de la vida.

Voynich

Extracto del texto de una página cualquiera

Como veis, el manuscrito Voynich se pierde en una marea de manos de personajes más que curiosos en el que es difícil seguir el hilo de su historia. Las teorías sobre su origen son muchas y variadas. Están los partidarios sobre la atribución real a Roger Bacon, quien fuera el inventor de la lupa y con el que se especula sobre la invención de microscopios y telescopios mucho antes de su invención reconocida. Están los que opinan que el manuscrito fue obra de Johannes Marcus Marci, que junto a Raphael Missowsky habrían creado el manuscrito para poner en ridículo a Athanasius Kircher, quien ya había sido estafado con un texto fraudulento por el orientalista Andreas Mueller.

Otra teoría pone en el tablero a dos nuevos personajes que también residieron en la corte de Rodolfo II (personalmente es la que más me convence). Estos personajes son Francis Bacon, escritor y aficionado a todos los temas ocultos y su buen amigo, Cornelis Drebbel, quien fuera jefe alquimista en la corte de Rodolfo II en la época en la que supuestamente aparece por allí el manuscrito. Curiosamente, Drebbel era un gran aficionado a los microscopios y telescopios y él mismo los fabricaba y vendía. Francis Bacon escribió un libro titulado “La nueva Atlántida” en 1626, donde los paisajes, lugares y costumbres descritas coinciden más que sorprendentemente con las ilustraciones del Voynich. Es más que probable que el manuscrito fuese escrito por Drebbel a modo de apoyo para el libro de Francis Bacon. Como una biblia de la nueva Atlántida que envolvería la obra de Bacon como algo real, no fictício, y que impulsaría su éxito.

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Supuestas ilustraciones de vida celular

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Resumiendo. No se tiene ni idea de quién fue el verdadero autor del manuscrito, no se sabe si su texto es falso o en realidad tiene algún sentido. No se sabe en qué época fue escrito ni por qué motivos… Interesante ¿Verdad?

Actualmente el manuscrito Voynich se encuentra en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale, catalogado como el ítem MS408.

Se utilizó pluma de ave para escribir el texto y dibujar las figuras con pintura de colores; según se puede apreciar, el texto es posterior a las figuras, ya que en numerosas ocasiones el texto aparece tocando el borde de las imágenes, algo que no ocurriría si éstas hubiesen sido añadidas posteriormente.

El libro tiene alrededor de 240 páginas de pergamino, con vacíos en la numeración de las mismas lo que sugiere que unas 28 páginas se habían extraviado ya antes de su compra por Voynich.

voynich2

Ilustraciones sobre astrología.

Tejido por Sinuhé.

Fuentes y más información:

The Voynich Gallery , en éste enlace está el libro al completo, página por página. (Por si alguien se atreve a descifrarlo)

santa-coloma.net ,aquí se puede leer con todo lujo de detalles la teoría sobre la atribución del manuscristo a Drebbel y la comparativa con el libro de Francis Bacon.

universoparalelo.blogspot.es ,un artículo más que interesante sobre el manuscrito Voynich

wikipedia.org ,información muy completa sobre el manuscrito y todos los personajes que entran en el juego.

 

09.12.2013 16:12

La imaginación y el arte en la infancia

Capítulo I

ARTE E IMAGINACIÓN

Llamamos tarea creadora a toda actividad humana generadora de algo nuevo, ya se trate de reflejos de algún objeto del mundo exterior, ya de determinadas construcciones del cerebro o del sentimiento que viven y se manifiestan únicamente en el ser humano. Si observamos la conducta del hombre, toda su actividad, percibiremos fácilmente que en ella cabe distinguir dos tipos fundamentales de impulsos. Uno de ellos podría llamarse reproductor o reproductivo; que suele estar estrechamente vinculado con nuestra memoria, y su esencia radica en que el hombre reproduce o repite normas de conducta creadas y elaboradas previamente o revive rastros de antiguas impresiones. Cuando rememoro la casa donde pasé mi infancia o países lejanos que visité hace tiempo estoy recreando huellas de impresiones vividas en la infancia o durante esos viajes. Con la misma exactitud, cuando dibujamos del natural, escribimos o realizamos algo con arreglo a una imagen dada, no hacemos más que reproducir algo que tenemos delante, que ha sido asimilado o creado con anterioridad. Todos estos casos tienen de común que nuestra actividad no crea nada nuevo, limitándose fundamentalmente a repetir con mayor o menor exactitud algo ya existente.

Es sencillo comprender la gran importancia que tiene, para toda la vida del hombre, la conservación de su experiencia anterior, hasta que punto eso le ayuda a conocer el mundo que le rodea, creando y promoviendo hábitos permanentes que se repiten en circunstancias idénticas.

Principio orgánico de esta actividad reproductora o memorizadora es la plasticidad de nuestra sustancia nerviosa, entendiendo por plasticidad la propiedad de una sustancia para adaptarse y conservar las huellas de sus cambios. Desde esta perspectiva, diremos que, la cera es más plástica que el agua o que el hierro, porque se adapta a los cambios mejor que el hierro y conserva mejor que el agua la huella de estos cambios. Sólo ambas propiedades, en su conjunto, crean la plasticidad de nuestra sustancia nerviosa. Nuestro cerebro y nuestros nervios, poseedores de enorme plasticidad, transforman fácilmente su finísima estructura bajo la influencia de diversas presiones, manteniendo la huella de estas modificaciones si las presiones son suficientemente fuertes o se repiten con suficiente frecuencia. Sucede en el cerebro algo parecido a lo que pasa en una hoja de papel si la doblamos por la mitad: en el lugar del doblez queda una raya como fruto del cambio realizado; raya que propicia la reiteración posterior de ese mismo cambio. Bastará con soplar el papel para que vuelva a doblarse por el mismo lugar en que quedó la huella.

Lo mismo ocurre con la huella dejada por una rueda sobre la tierra blanda; se forma una vía que fija los cambios producidos por la rueda al pasar y que sirve para facilitar su paso en el futuro. De igual modo, las excitaciones fuertes o frecuentemente repetidas abren en nuestro cerebro senderos semejantes.

Resulta ser que nuestro cerebro constituye el órgano que conserva experiencias vividas y facilita su reiteración. Pero si su actividad sólo se limitara a conservar experiencias anteriores, el hombre sería un ser capaz de ajustarse a las condiciones establecidas del medio que le rodea. Cualquier cambio nuevo, inesperado, en ese medio ambiente que no se hubiese producido con anterioridad en la experiencia vivida no podría despertar en el hombre la debida reacción adaptadora. Junto a esta función mantenedora de experiencias pasadas, el cerebro posee otra función no menos importante.

Además de la actividad reproductora, es fácil advertir en la conducta del hombre otra actividad que combina y crea. Cuando imaginamos cuadros del futuro, por ejemplo, la vida humana en el socialismo, o cuando pensamos en episodios antiquísimos de la vida y la lucha del hombre prehistórico, no nos limitamos a reproducir impresiones vividas por nosotros mismos. No nos limitamos a vivificar huellas de pretéritas excitaciones llegadas a nuestro cerebro; en realidad nunca hemos visto nada de ese pasado ni de ese futuro, y sin embargo, podemos imaginarIo, podemos formarnos una idea, una imagen.

Toda actividad humana que no se limite a reproducir hechos o impresiones vividas, sino que cree nuevas imágenes, nuevas acciones, pertenece a esta segunda función creadora o combinadora. El cerebro no sólo es un órgano capaz de conservar o reproducir nuestras pasadas experiencias, sino que también es un órgano combinador, creador; capaz de reelaborar y crear con elementos de experiencias pasadas nuevas normas y planteamientos. Si la actividad del hombre se limitara a reproducir el pasado, él sería un ser vuelto exclusivamente hacia el ayer e incapaz de adaptarse al mañana diferente. Es precisamente la actividad creadora del hombre la que hace de él un ser proyectado hacia el futuro, un ser que contribuye a crear y que modifica su presente.

A esta actividad creadora del cerebro humano, basada en la combinación, la psicología la llama imaginación o fantasía, dando a estas palabras, imaginación y fantasía, un sentido distinto al que científicamente les corresponde. En su acepción vulgar, suele entenderse por imaginación o fantasía a lo irreal, a lo que no se ajusta a la realidad y que, por lo tanto, carece de un valor práctico serio. Pero, a fin de cuentas, la imaginación, como base de toda actividad creadora, se manifiesta por igual en todos los aspectos de la vida cultural haciendo posible la creación artística, científica y técnica. En este sentido, absolutamente todo lo que nos rodea y ha sido creado por la mano del hombre, todo el mundo de la cultura, a diferencia del mundo de la naturaleza, es producto de la imaginación y de la creación humana, basado en la imaginación.

Toda invención -dice Ribot (1)- grande o pequeña, antes de realizarse en la práctica y consolidarse, estuvo unida en la imaginación como una estructura erigida en la mente mediante nuevas combinaciones o correlaciones, (...) Se ignora quién hizo la gran mayoría de las invenciones; sólo se conocen unos pocos nombres de grandes inventores. La imaginación siempre queda, por supuesto, cualquiera que sea el modo como se presente: en personalidades aisladas o en la colectividad. Para que el arado, que no era al principio más que un simple trozo de madera con la punta endurecida al fuego, se convirtiese de tan simple instrumento manual en lo que es ahora después de una larga serie de cambios descritos en obras especiales ¿quién sabe cuánta imaginación se habrá volcado en ello? De modo análogo, la débil llama de la astilla de madera resinosa, burda antorcha primitiva, nos lleva a través de larga serie de inventos hasta la iluminación por gas y por electricidad. Todos los objetos de la vida diaria, sin excluir los más simples y habituales, viene a ser algo así como la imaginación cristalizada.

De ahí se desprende fácilmente que nuestra habitual representación de la creación no encuadra plenamente con el sentido científico de la palabra. Para el vulgo la creación es privativa de unos cuantos seres selectos, genios, talentos, autores de grandes obras de arte, de magnos descubrimientos científicos o de importantes perfeccionamientos tecnológicos. Reconocemos y distiguimos con facilidad la creación en la obra de Tolstoi, Edison o Darwin, pero nos inclinamos a admitir que esa creación no existe en la vida del hombre del pueblo.

Pero, como ya hemos dicho, semejante concepto es totalmente injusto. Un gran sabio ruso decía que: así como la electricidad se manifiesta y actúa no sólo en la magnificencia de la tempestad y en la cegadora chispa del rayo sino también en la lamparilla de una linterna de bolsillo; del mismo modo, existe creación no sólo allí donde se originan los acontecimientos históricos, sino también donde el ser humano imagina, combina, modifica y crea algo nuevo, por insignificante que esta novedad parezca al compararse con las realizaciones de los grandes genios. Si agregamos a esto la existencia de la creación colectiva, que agrupa todas esas aportaciones insignificantes de por sí, de la creación individual, comprenderemos cuán inmensa es la parte que de todo lo creado por el género humano corresponde precisamente a la creación anónima colectiva de inventores anónimos.

Desconocemos el nombre de los autores de la gran mayoría de los descubrimientos, como justamente advierte Ribot, y la comprensión científica de esta cuestión nos hace ver en la función creadora más bien una regla que una excepción. Es cierto que las cotas más elevadas de la creación son, hoy por hoy, sólo accesibles para un pequeño grupo de grandes genios de la humanidad, pero en la vida que nos rodea, cada día existen todas las premisas necesarias para crear; y, todo lo que excede del marco de la rutina encerrando siquiera una mínima partícula de novedad tiene su origen en el proceso creador del ser humano.

Entendiendo de este modo la creación, vemos fácilmente que los procesos creadores se advierten ya con toda su intensidad desde la más temprana infancia.

Entre las cuestiones más importantes de la psicología infantil y la pedagogía figura la de la capacidad creadora en los niños, la del fomento de esta capacidad y su importancia para el desarrollo general y de la madurez del niño. Desde la temprana infancia encontramos procesos creadores que se aprecian, sobre todo, en sus juegos. El niño que cabalga sobre un palo y se imagina que monta a caballo, la niña que juega con su muñeca creyéndose madre, niños que juegan a los ladrones, a los soldados, a los marineros. Todos ellos muestran en sus juegos ejemplos de la más auténtica y verdadera creación. Verdad es que, en sus juegos, reproducen mucho de lo que ven, pero bien sabido es el inmenso papel que pertenece a la imitación en los juegos infantiles. Son éstos, frecuentemente, un mero reflejo de lo que ven y escuchan de los mayores, pero dichos elementos de experiencia ajena no son nunca llevados por los niños a sus juegos como eran en la realidad. No se limitan en sus juegos a recordar experiencias vividas, sino que las reelaboran creadoramente, combinándolas entre sí y edificando con ellas nuevas realidades acordes con las aficiones y necesidades del propio niño. El afán que sienten de fantasear las cosas es reflejo de su actividad imaginativa, como en los juegos.

Cuenta Ribot que cuando un niño de tres años y medio vio a un hombre cojeando en la calle, dijo a su mamá:
-¡Mira mamá, qué pierna tiene ese pobre hombre!
Luego empieza a novelar: cabalgaba sobre un caballo de gran alzada, se cayó sobre un peñasco rompiéndose una pierna; hay que encontrar unos polvos para curarle.

En este caso se ve claramente la actividad combinada de la imaginación. Tenemos ante nosotros, una situación creada por el niño, todos los elementos de su fabulación, son conocidos por los niños de su experiencia anterior: de otro modo no los habría podido inventar; pero, la combinación de estos elementos constituye algo nuevo, creador, que pertenece al niño, sin que sea simplemente la repetición de cosas vistas u oídas. Esta habilidad de componer un edificio con esos elementos, de combinar lo antiguo con lo nuevo, sienta las bases de la creación.

Con toda razón muchos autores afirman que las raíces de esta combinación creadora pueden verse hasta en los juegos de los animales. El juego del animal es también, con frecuencia, producto de la imaginación dinámica. Sin embargo, estos embriones de imaginación creadora en los animales no pueden lograr, dadas las condiciones de su existencia, un desarrollo firme y estable; y, sólo el hombre ha podido elevar esta forma de actividad hasta su actual y verdadera dimensión.

 

09.12.2013 03:20

La atracción sexual se dispara automáticamente – es instintiva – independientemente de lo que yo piense o crea. Lo que yo haga con esa atracción es otro asunto. 

* “De sólo verl@ se me disparan todas la hormonas.” 
* “Es una atracción superior a mi voluntad.” 
* “Nunca l@ hubiera escogido por sus características, pero la verdad, me atrae.” 

La atracción sexual es una energía que siento en el cuerpo y sucede antes que mi pensamiento. 

Inicialmente se percibe a través de los sentidos, especialmente la vista – apariencia y lenguaje corporal. También entra en juego la audición – tono de voz – y el olfato – olor corporal. 

La atracción sexual es independiente de lo que yo creo que me conviene y con frecuencia es diferente de lo que yo concientemente elijo. 
Puedo sentir atracción sexual hacia una persona e inmediatamente descartar el sexo con ella porque ya tengo todo lo que quiero. También puedo descartarla por razones culturales, de preferencias personales o por creencias específicas. 

Pero esa atracción sucede “a pesar de mí”, de manera similar a como siento hambre en el sentido de que se dispara automáticamente. 

Analizo aquí lo que sucede de manera instintiva. 

atractivo sexual 

atracción de pareja 


La atracción sexual en las mujeres 

En general la mujer se siente atraída hacia hombres seguros, divertidos, con la vida resuelta y que le significan un reto. 

Concientemente, una mujer puede querer encontrar a un hombre de ciertas características físicas, emocionales, financieras y culturales entre otras. A pesar de eso, de pronto se le acerca un “salvaje” que no calza con esas características pero que le dispara una atracción poderosa. 

atraccion física 
¿Qué pasó allí? 

Es posible que la energía de ese hombre le disparara esa clase de atracción sexual porque la toca en unos niveles instintivos de los que ni ella misma tiene conciencia. 

Puede ser que ese “salvaje” despierte respuestas de atracción que están muy ocultas en su inconsciente – patrones de pensamiento no concientes llamados arquetipos. 

Una forma de entenderlo es imaginando un posible comportamiento primitivo. En el tiempo de las cavernas, un hombre fuerte, capaz de moverse con seguridad y acierto entre las bestias salvajes era un hombre muy deseable.

Estas razones pueden ser más determinantes de lo que yo quiero aceptar ahora, pero las razones quedan para otro momento. 
¿Como es el hombre que más la atrae? 
Normalmente una mujer sentirá una fuerte atracción sexual hacia hombres que muestran una gran seguridad en sí mismos, que tienen su vida resuelta, que no necesitan de ella y que la tratan con humor. 

Un hombre conectado con su esencia – con lo mejor de sí – calza fenomenalmente en este esquema. 

Un hombre que fluye, que siente su fuerza interior, que es libre, inspirado y alegre, logrará generar una gran atracción sexual. 

Si ella sintió esa poderosa atracción y luego decide que no quiere empatar con él, eso es otro cuento. Pero que sintió atracción, la sintió. 

Por el contrario, una mujer no sentirá atracción sexual por un hombre necesitado que está atento a complacerla en todo lo que ella pida o que se tiende sobre el barrial para que ella no se ensucie los pies. Tampoco se verá atraída por uno que quiere que ella lo complazca y se tire en el barrial. 

Le atrae un hombre que no la necesita pero la desea. 

No será atractivo un hombre que no sabe hacia donde va o que es aburrido y le pide a ella que tome las decisiones. 

atracción sexual humana funciona a nivel del inconsciente.. 

El menos atractivo de todos es el que está necesitado de sexo y la mira a ella como objeto sexual a través del cual satisfacer su propia sexualidad. 

Atracción sexual 
Ese es el hombre menos atractivo – el más desconectado – y lamentablemente el más frecuente. 



La atracción sexual en los hombres 


El hombre normalmente siente atracción sexual hacia las mujeres sensuales, de buena autoestima, libres (no necesitadas) y alegres. 

De pronto pasa frente a un hombre una mujer que se mueve con gracia, con una mirada sensual y despierta, independiente y resuelta. Ella no necesita de nadie para vivir plena y alegre. 

De seguro a ese hombre se le moverá la energía por dentro y tendrá mucho interés en conocer a esta mujer tan feliz y segura de sí misma, y al mismo tiempo tan suave, sensual y femenina. 

Tal vez luego decida que ella no es quien le conviene, pero de que lo atrajo no hay duda. 

atractivo sexual 

¿Qué es lo que ahuyenta a los hombres? 
El hombre saldrá corriendo si encuentra una mujer seca, inexpresiva, rígida, que se siente fea y anda descuidada.

atracción de pareja 

Más allá de eso, resulta que empiezan a hablar y los temas que ella propone son quejas, críticas o chismes, o da muestras de mal genio o de frustración. El hombre conectado con su esencia de inmediato se retira con cortesía y sigue su camino. 

Finalmente, en una tercera etapa y suponiendo que todo marchó bien, salen juntos una noche. Si ella se le pega como una garrapata, lo llama continuamente durante los días siguientes y muestra su necesidad de atrapar una pareja, se acabó la fiesta. 

atraccion física 

Las personas conectadas generan más atracción sexual 
El hombre es libre por naturaleza. 

La mujer tonta lo cela abiertamente, la mujer inteligente lo calcula, la mujer conectada lo sabe y lo prefiere libre. 

La mujer conectada es igualmente libre. Es una naranja completa y no media naranja que necesita otra media para sentirse bien. 

Una mujer conectada con su esencia fluye en armonía, es libre y fuerte, no necesita de él ni de nadie para ser feliz. Esa mujer es inspirada, atractiva, despierta, amorosa y con una alta autoestima. 

Sigue su propia iniciativa y emprende sus propios proyectos. 

Es femenina, suave, dulce y sensual. Seductora irresistible cuando así lo elige. 

Esa mujer será capaz de ejercer una atracción incomparable. Logrará atraer a muchos hombres y de seguro encontrará lo que más quiere, si no es que ya lo tiene. 

El hombre conectado también será capaz de atraer poderosamente. 

¿Qué mujer no valora a un hombre vibrante, decidido, exitoso, divertido y sabio? 

Un hombre conectado se mueve con firmeza y seguridad, separado de la pequeñez humana. Es un líder y también es capaz de ser salvaje y arrasador porque nada lo detiene. 

Es divertido porque sabe manejar sus emociones y puede conversar con inteligencia. 

Su sola presencia - su lenguaje corporal y postura – son impactantes. Su autoestima es alta, se conoce a sí mismo e irradia confianza. 

Las personas conectadas normalmente generan una inevitable atracción sexual. 

En vez de jugar juegos y manipular a las personas con esas técnicas de atracción o seducción que abundan en Internet, mejor me conecto para que mi atracción sea legítima y transparente. Con eso, las otras personas no se decepcionarán de mí cuando me conozcan más profundamente. 

Investigo este tema más a fondo en la página La seducción de una mujer. 

atracción sexual humana funciona a nivel del inconsciente.. 


La atracción sexual es una reacción espontánea que se siente antes de que yo pueda pensar algo al respecto. 

Es buena, natural y deliciosa y nací con esa facultad - es parte del paquete de mi condición humana. 

Es instintiva pero no determinante. Ante esa atracción, soy yo quien elige.

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